Gloria Letelier debe ser una de las mujeres que más admiro. Esposa de Fernando Flores, he conocido su grandeza y sencillez como directiva de su compañía internacional Business Design Associates, como experta en coaching de alta dirección, pero también como mentora y amiga de la mayoría de los consultores que nos formamos durante los noventa en México, Estados Unidos y Europa.

Tiene la sabiduría y la sensibilidad de las personas que están en contacto con las profundidades de los desvelos humanos, dónde llegó vía la literatura universal y la filosofía, pero especialmente a través de una intensa experiencia vital como compañera de un líder político, innovador y filósofo, como es Fernando.

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Con treinta años, y en plena dictadura, se hizo cargo de sus cinco hijos, acompañó el presidio político de su esposo y luchó por su liberación. En el exilio en Estados Unidos, fue un puntal familiar durante los estudios de doctorado de Fernando, la inserción de sus hijos en esa nueva cultura y la creación de sus empresas.

Dueña de una exquisita sensibilidad por la evolución de la cultura, literatura, pintura, moda y diseño, esta sofisticación no le impide tener los pies bien puestos en la tierra y estar atenta a toda su familia, que ya suma diez nietos repartidos por el mundo, y estar al tanto de las vivencias humanas, personales y colectivas que embargan a nuestro país.

Conozco pocas personas que encarnan en sí mismas esa sabiduría de la más profunda, de entendimiento más que de conocimientos, de rigor intelectual y sensibilidad humana para acoger, corregir, orientar y fortalecer la vida de quienes hemos tenido el privilegio de su amistad.

Es evidente el cariño que tengo por Gloria.

Aquí una breve pero iluminadora entrevista de El Mercurio a Gloria Letelier:

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GLORIA LETELIER DE FLORES

“Los que quieren hacer algo en Chile están llenos de enemigos”

La esposa del senador PPD Fernando Flores habla del terremoto que causó su marido al interior de su partido y critica la política chilena. También recuerda los duros años del exilio en Estados Unidos, de su familia dividida y de la infidelidad de su marido: “??l me lo dijo al primer minuto”.

Por Margarita Serrano

Es imposible imaginar esas manos delgadísimas, con dedos largos y anillos caros, cocinando un pescado en una casita mínima, con cinco hijos chicos alrededor, para llevarlo en una cajita de plástico, arriba de una micro, a su marido, preso en Tres Álamos.

Pero todo eso ya es historia; ella prefiere hablar de futuro. Prefiere contar que después de vivir 30 años en California, de dejar allá a sus hijos, todos casados, con hijos y con buenos trabajos llenos de posibilidades, decidieron volver a Chile a entregar aquí tanto aprendizaje que habían adquirido en el mundo. “Este es un proyecto de los dos: dedicarnos de forma no rentable a hacer que este país se invente y pueda situarse en el mapa desde la tecnología y la educación”.

Por eso asume como propio el acto de rebeldía de su marido en el PPD, que causó un terremoto político estas últimas semanas. Porque a pesar de que ella no es militante del partido, sí es fundadora y protagonista de la doctrina Flores. Aquella que parte de la filosofía del lenguaje, sigue en la ontología y termina en una construcción distinta de las relaciones humanas y empresariales. Los cursos y la forma de intervenir en el funcionamiento de las grandes empresas en el mundo es lo que Flores inventó y sigue inventando. Eso lo llevó a hacerse rico, en el país de los ricos. Y Gloria Letelier, cuando terminó sus estudios de Literatura en una universidad estatal de California, en lugar de hacer su doctorado allí, decidió hacerlo en la empresa de su marido. Trabajó por años haciendo los talleres y preparando líderes en empresas en Milán, Canadá, México, Estados Unidos.

???¿Cómo está el senador?

???Muy tranquilo con su conciencia. No se enreda en estas cosas, mira siempre el futuro. En todo caso, nadie nos puso una pistola al pecho para volver a Chile. Estamos aquí porque queremos hacer algo por este país. Así es que no nos vamos a quejar.

???Usted estará de acuerdo con que su marido es bastante arrogante…

???(Sonríe, como perdonando.) No, dicen que es arrogante, pero lo que pasa es que habla las cosas de frente. Siempre está por mirar al ser humano en el otro.

???¿Conversan de política? ¿Ha habido un terremoto también en esta casa?

???No, sólo ha habido más movimiento. Claro que conversamos algunas cosas, siempre que tenemos tiempo. Pero esto me recuerda un poema de la Premio Nobel Wistawa Szymborska que se llama “Going home”… ¿Te lo puedo leer? (Se para ágilmente y sube las escaleras del pent house. Baja con un libro gordo y subrayado. Con gran dominio del inglés, pero con mala pronunciación, lo lee emocionada). Bueno, en esta poesía hay un guerrero afuera de su casa, que cuando vuelve al hogar se acurruca como un feto y es un niño indefenso. Este poema me lo recuerda. Dejemos que nuestros defectos queden en el dormitorio (suplica, con humor).

DE TALCA A CALIFORNIA

Era la niña bonita de Talca. La mayor de tres hermanas, hijas de papá radical, inspector de Impuestos Internos. Estudiaba en el único Liceo de Niñas de Talca. Y tenían tierras en la zona, donde veraneaban. “Yo sentí que lo teníamos todo, pero después con el tiempo me di cuenta de que lo único que no se hacía era viajar. Mi mirada de mundo me la daban los libros, siempre me gustó mucho leer”.

A los 13 años empezó a ver a un niño delgado y con una cara extraña, que venía a la casa de su vecino a estudiar. Y algo le pasó con él. Desde entonces hasta ahora ???cumplieron 44 años casados???, “porque todavía, a pesar de tantas embarradas en tantos años, cuando lo veo aparecer por la puerta, me emociono”.

La familia Letelier se trasladó a Santiago cuando la niña terminó el Liceo y decidió estudiar Castellano en el Pedagógico de la U. de Chile. También el pololo Fernando se había venido a estudiar Ingeniería en la Católica. A poco andar, quedó embarazada y se casaron, ella de 18 y él de 19 años. Vivieron un tiempo en casa de sus padres. Luego en casa de su suegra, mientras seguían naciendo niños. Hasta que un día, una empresa inglesa contrató al todavía estudiante y, si ganaban 100, pasaron a ganar 1.000. “Me acuerdo que corrí como loca a la casa de una vecina que tenía teléfono para contarle a mi papá…”.

Vino el año 70 y esta joven promesa de la incipiente computación militaba en el Mapu y fue nombrado ministro de Economía y Hacienda de Salvador Allende. Para el golpe militar del 73, cuando lo llevaron a la Isla Dawson, ya habían nacido los cinco hijos: Rodrigo, Pablo, Gloria, Javiera y María Fernanda.

Durante los tres años que su marido estuvo preso, Gloria Letelier vivió de los calcetines que tejía y de la ayuda de sus padres. Después de un año, pudo verlo por primera vez, cuando se lo llevaron a Ritoque y después a Tres Álamos. Le resultaba caro hasta ir a verlo por los pasajes de micro, así es que llevaba a los niños de a uno.

???Era la juventud la que nos salvaba, había mucha inconsciencia, suponíamos que las cosas se iban a arreglar.

???¿Qué le hizo falta en esos 3 años?

???Su compañía. Claro, había una gran familia que me acompañaba, pero había una soledad del alma. Eso lo viví ahí, eso de caminar sola por la vida.

EL DESGARRO MÁS FUERTE

Era el último día de julio de 1976, cuando ella fue a visitarlo. Le había cocinado pescado. Les abrieron el portón y entraron todas las mujeres. Los presos las esperaban ahí, al aire libre, con mucho frío. “Me acaban de dejar en libertad… Pero no en Chile”, le dijo al oído mientras la abrazaba.

El 5 de agosto se encontraron en el aeropuerto de Pudahuel los cinco niños con su madre y su padre. A él lo habían contratado para dar clases en Stanford.

???Ahí comenzó una experiencia que si no se tiene, no se puede ni expresar. Claro, la gente nos dice se fueron a estudiar a Estados Unidos y vivieron allá… Pero no es un paseo. El exilio es un desgarro del alma.

???¿Por la idea del no-regreso?

???No. Después de mis estudios de Filosofía y de Literatura y de todo mi trabajo allá, he podido elaborar lo que es esta experiencia. Cuando me preguntaban si echaba de menos las empanadas o la cordillera, yo decía, sí, claro que las echo de menos, pero hay algo más. El desgarro es de otro tipo: el ser que uno es tiene sentido en el entorno en que uno vive. Eres tú y la calle, tú y la oficina, tú y el que te saluda… Y en 17 horas de vuelo, ese ser que tiene un sentido aquí se para arriba de otro contexto y deja de tener sentido. Y anda a choques y a empujones. Ese es el dolor. Y este es un viaje sin vuelta. Sin vuelta.

???¿Tampoco hablaba inglés?

???Ninguno hablaba inglés. Fernando lo leía solamente. Entonces es como ser sorda y tonta. Uno está disminuida por mucho tiempo. Pero empecé a ser parte del otro cuando entendí los chistes y la poesía. Eso a mí me costó años. Ahora ya leo a Walt Wittman y a Emily Dickinson, se me abrió un mundo enorme.

la familia partida en dos

En California estudiaba ???salían los siete de la casa temprano a clases???, trabajaba, hacía una olla de tallarines al jugo, corría a la universidad… “Te vas a matar”, le dijo su padre cuando los visitó. Pero ella lo encontraba normal. Y las camas se hacían al regresar.

Cuando se les acabaron las becas, tuvieron carné de indigentes. Pagaban el supermercado con estampillas. Eso lo recuerda como una de las grandes humillaciones que tuvo que pasar.

???Sus hijos no se alcanzaron a formar en la abundancia…

???Lo único importante es que mis hijos son todos muy decentes. Y lo digo porque, como estudiaron en colegios públicos del barrio, tenían más del 50 por ciento de posibilidades de haber abandonado en primaria o en secundaria. Pero estos niños siguieron y terminaron high school y son todos profesionales… Pero yo, que nunca me metí en nada, porque como confiaba en ellos y no conocía esta sociedad, no supe los peligros tampoco. Y ahora ellos se ríen de mí, porque vivían en medio de los peligros. La María Fernanda iba a un colegio en Berkeley, y sólo porque ella era brillante pudo cambiarse de colegio, pero ahí se mataban con pistola dos o tres por año, y la droga corría. Y yo estaba feliz con los colegios, ¡como si hubiesen estado en Talca! (se ríe). Hoy temo por mis nietos… Son diez.

???¿Por qué dice que el exilio continúa en Chile?

???Porque la vida quedó para siempre dividida. Ya no hay una familia en un mismo lugar. Los hijos quedaron en otro lugar, ya no pertenecen aquí, nada les hace mucho sentido en Chile. Entonces, se acabó la familia Flores Letelier chilena. Para los nietos es una anécdota que sus abuelos llegaron de Chile… Es como cuando nosotros miramos a aquellos chilenos que hablan de sus abuelos que llegaron en el Winnipeg. No hay vuelta atrás. Ellos ya son de allá. La vida mía está escindida entre vivir allá y vivir acá. Viajo mucho y tengo mi casa instalada en Berkeley.

???Eso también se puede ver como un privilegio…

???Es una manera de mirarlo, tengo acceso a dos culturas, y así me cuento la historia para poder sobrevivir bien. Porque echo de menos tenerlos aquí los sábados y domingos.

Nunca, en estos 30 años, han dejado de tener la mirada puesta en Chile. Han hecho cursos, asesorado a jóvenes en sus capacidades de liderazgo. Pero un día se reunió toda la familia en la gran casa de allá, que tiene óleos, muebles y esculturas tan bellas y originales como las que tiene este departamento de Américo Vespucio, y plantearon la posibilidad de volver a Chile. El hijo mayor, de 43 años, fue el único que resintió la propuesta de sus padres: “Mis hijos también se van a criar sin abuelos, como nosotros”. A Gloria le afectó esta frase y por eso está siempre viajando y juntando hijos y nietos por el mundo.

Ella misma saca a colación la presencia, para esta Navidad, de Nicolás Flores, el hijo menor de Fernando, concebido fuera del matrimonio.

???Vive en Londres y trabaja para la BBC.

???¿Fue muy duro para usted aceptar el hecho, en ese momento?

???Sí, fue tremendo para todos. No para mis niños que eran muy chicos, y para quienes Nicolás es otro hermano adorado más. Pero para Fernando y para mí, sí. ??l me lo dijo al primer minuto, al primer minuto…

???Y usted fue bien generosa de perdonar…

???No, no fui generosa. Aquí nadie puede tirar la primera piedra. Las responsabilidades son de los dos…

Está claro que no va a hablar más del tema. Se toma el café con leche calmadamente. Cruza las piernas largas y juega con la chala puntuda. No se asoman en su aspecto los dolores que debe haber tenido, como si la seguridad y el amor se encargaran de protegerla.

“Bachelet lo autorizó”

???¿Está de acuerdo con su marido en la declaración tajante con respecto a limpiar la corrupción en el partido?

???Sí. Sí. Porque por todas partes se escucha que los políticos son todos ladrones. Y uno piensa, nosotros dejamos familia, vendimos la compañía, cuando todavía podríamos estar ganando dinero, pero optamos por no ganarlo para venir a hacer cosas a Chile… Entonces no puede ser, no puede ser.

???¿Están desilusionados del nivel de la política chilena?

???Afecta esto de estar tantos años ausentes del país… El Chile que yo tenía en la cabeza y en mi alma no es el mismo Chile. Son otras las costumbres y las prácticas. Hay un tremendo individualismo, no hay comunidad. Pero Fernando es un tipo que apechuga para adelante. Yo me vine para acá para hacer que pasaran cosas en Chile, da lo mismo desde dónde. Eso supongo que también es política, porque todo es política y es respetable que así sea. Pero se requiere un trabajo y un compromiso enormes. Y los que quieren hacer algo en Chile están llenos de enemigos. Los que no hacen nada no tienen ninguno. Nadie que sea ético para hacer sus cosas puede aceptar la corrupción.

???¿Qué le pareció la levantada de manos de Flores y Girardi con Bitar de por medio?

???Una ridiculez. Es una imagen que no tiene ninguna importancia. Hay que remitirse a la palabra y Fernando ha sido muy claro.

???¿Le pareció un error o una ingenuidad haber contado públicamente que la Presidenta Bachelet vino a esta casa, en medio de la crisis?

???No, no fue un error. Porque yo estaba aquí cuando Fernando le preguntó si podía hablar de esta reunión y ella se lo autorizó.

???¿Cómo sigue el asunto ahora, cuando se ven tan rotos los lazos con Girardi y con Bitar?

???Fernando tiene 4 años para seguir siendo senador y seguir con su compromiso con Chile. ??l vive lo que enseña, las cosas van saliendo de las conversaciones, no es que tenga un plan. Y está por verse el desenlace.

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