No tengo fundamento para estar de acuerdo o en contra de este artículo, pero ayuda a tener un sentido de las posibilidades que se abren en Chile para las empresas emergentes. Me gusta llamar “empresas emergentes” a las denominadas PYMEs o MYPEs. Lo considero más amigable y optimista.

Opinión: Nueva decepción para la pequeña empresa chilena

Juan José Mac Auliffe, 16 de julio de 2005

Las propuestas de capital de riesgo, contenidas en la dilatada Reforma del Mercado de Capitales II, ha sido absolutamente decepcionantes. No es posible que un país que tiene todos los elementos para desarrollar un mercado nuevo de capital para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) no logre concretarlo, cuando en muchos países más avanzados ha sido un gran factor de desarrollo económico, de mayor empleo y más equidad para todos.

Sorprende que en Chile todavía no hayamos logrado una relación sólida de la pyme con el mercado de capitales, siendo que éste ha tenido un desarrollo espectacular en los últimos 25 años.

En el país existen aproximadamente 800 empresas grandes, llamadas en jerga Corfo “corporaciones”; luego viene un nivel intermedio de aproximadamente 80.000 empresas medianas y pequeñas, y finalmente hay un grupo de 250.000 “microempresas” que constituye la base de la pirámide empresarial chilena.

La única teoría de este artículo es que sólo las 800 corporaciones tienen acceso al mercado formal de capital accionario. El resto, las 80.000 empresas chicas y medianas y las 250.000 microempresas, está absolutamente desconectado de las grandes platas del mercado de capitales chileno. Esto no incluye a miles de empresas potenciales que hoy no existen debido a esta lamentable carencia.

¿Endeudamiento barato?

¡Hoy día no es lo más relevante! El costo del crédito en Chile fue artificialmente bajo entre 1930 y 1973, lo cual conducía a un volumen total de préstamos bajísimo y asignaciones de crédito totalmente arbitrarias (había “colas” al igual que en los países comunistas).

Desde 1973 hasta más menos el año 2000 los créditos en Chile fueron muy caros: tasas de créditos hipotecarios a 20 años en 8%-10% sobre UF eran consideradas baratas.

En los últimos años -¡por fin!- los intereses han estado bajos y muy en línea con el costo de capital de los países desarrollados. El “riesgo país” chileno es hoy bajísimo. Muchos expertos coinciden en que la tasa de interés “riesgo Banco Central” no será mayor que un 4% real a 20 años (hoy es 2,9%).

Por esto, el entorno macro de la tasa de interés relevante para el crédito de las Pymes se ve óptimo. Lo anterior, en todo caso, no impide que el costo de crédito sea algo mayor para las empresas emergentes y pequeñas.

Ahora bien, si se quieren canalizar créditos subsidiados y/o financiar perdonazos a los morosos, es posible, pero sólo en casos de emergencia extrema y sin alterar los equilibrios de sanidad y competencia del mercado de capitales.

¿Subsidios tributarios?

Personalmente creo que no debieran existir. Todos sabemos que la tributación óptima debiera ser lo más pareja posible, ojalá sin excepciones.

Si por ejemplo las personas pagan en promedio un 35% de impuesto a la renta, las sociedades normales un 18% y ciertas Pymes un “cero por ciento”, lo único que lograremos es una máquina enorme de evasión tributaria. Un problema práctico es que muchas veces la línea divisoria entre las microempresas y las personas individuales es confusa.

¿Socios en el capital?

¡Aquí está la clave! Lo que falta en Chile es el acceso de las Pymes a fondos de capital provistos por las grandes instituciones del mercado: los bancos comerciales, AFP, compañías de seguros de vida y fondos mutuos.

Si sacamos a estas instituciones, el mercado de capitales prácticamente desaparecería. Para dar una idea del tamaño, sólo los activos de las AFP son aproximadamente US$ 62.000 millones y los de las compañías de seguros de vida son US$ 25.000 millones.

Si se destinara sólo un 1% de los activos de las AFP y compañías de seguros de vida para financiar capital de empresas no listadas, tendríamos US$ 870 millones potencialmente disponibles.

La cifra es relevante comparada con lo actual, pero sigue siendo modesta al lado de los alrededor de US$ 120.000 millones que suma la capitalización bursátil de las empresas listadas. Ahora bien, para listar en Bolsa hay que estar clasificada como empresa top, lo cual es por definición imposible para el 99% de las Pymes.

Causa extrañeza que frente a la proposición de permitir que las compañías de seguros de vida y las AFP destinen hasta un 1% de sus activos a la tenencia de acciones de empresas no listadas, la autoridad se niegue a incluirlo en el proyecto de Reforma del Mercado de Capitales II.

Estas instituciones no sólo tienen inmensos fondos disponibles, sino además la capacidad profesional de evaluar y seleccionar adecuadamente los riesgos involucrados en este tipo de inversiones.

Para evitar los conflictos de interés entre los administradores de fondos de capital y las Pymes, es conveniente aplicar la normativa de “operaciones relacionadas” actualmente vigente en la ley de valores chilena.