Conviene adentrarse en como funciona el mundo económico más allá de nuestra obseción por Estados Unidos. El siguiente artículo aporta a entender como se reconfigura el comercio y los nuevos horizontes de competencias y clientes que aparecen en Asia:

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Sus exportaciones a Estados Unidos crecen más rápido que las de China:

El rugido de Vietnam

Es la segunda economía de más rápido crecimiento de Asia, con un 8,4 % el año pasado, superada sólo por China.

Keith Bradsher

Hace cuatro décadas, los líderes vietnamitas desplegaban sus planes de batalla en el palacio presidencial en la ciudad de Ho Chi Minh. Cuando perdieron la guerra, el palacio se convirtió en el cuartel del Comité Central del Pueblo, cuyo trabajo era imponer el duro control comunista.

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Pero en septiembre pasado, fue escenario de algo completamente distinto: la reunión del directorio del Hongkong and Shangai Bank.

En los últimas 30 años Vietnam ha transitado desde el comunismo hacia una peculiar forma de capitalismo. Es la segunda economía de más rápido crecimiento de Asia, con un 8,4 % el año pasado. Sólo China la superó, pero su tasa dejó atrás a la de Tailandia, Malasia, Taiwán y Corea del Sur. Además, sus exportaciones a Estados Unidos crecen más rápido que las chinas.

Otro signo de vitalidad es que tras 10 años de negociaciones, está a punto de ingresar a la Organización Mundial de Comercio. Y los presidentes de Estados Unidos, de China y Rusia, llegarán a Hanoi el 12 de noviembre para la reunión de APEC.

Este encuentro será como un estreno en sociedad para los vietnamitas. “Creo que será la próxima China”, señala Michael R.P. Smith, alto ejecutivo del HSBC.

El más nuevo de los tigres asiáticos, hoy produce y consume más acero que Francia, su ex colonizador. El índice principal de la bolsa de las ciudades de Ho Chi Mihn, y Hanoi, casi ha doblado su valor este año. Y está atrayendo inversión.

El veloz crecimiento está provocando escasez de mano de obra calificada, como en India y China. Los ejecutivos de multinacionales como el Grupo Lafarge de Francia y Prudential de Inglaterra dicen que los contadores y gerentes de recursos humanos son tan escasos que los salarios han subido entre 30% y 50% al año.

Los caminos y los puertos en el país están crecientemente colapsados con autos y barcos y la congestión es peor que en China, pero no tanto como en India.

Las políticas de liberalización económica empezaron en los 90 cuando los malas cosechas dejaron a millones de vietnamitas sumidos en la desnutrición. El país ha reducido el número de gente viviendo bajo la línea de pobreza -menos de un dólar por día- desde un 51% en 1990 a 8% hoy.

Entre los arquitectos de este cambio, se destaca un puñado de brillantes economistas como Le Dang Doah, un alto asesor del gobierno y del Partido Comunista que estudió en la ex URSS y Alemania del Este.

“La reforma es irreversible”, señala Doah. “Cualquier intento de volver a un sistema centralmente planificado es económicamente irracional e ineficiente “.

Vietnam se ha inclinado en otra dirección. El ministro de Finanzas espera aprobar en enero una reforma tributaria que ofrece disminuir impuestos a los más ricos, a niveles incluso inferiores que en Estados Unidos. Otro ejemplo, la herencia entre los miembros de la familia inmediata va a estar exenta de impuestos y hay un fiero debate respecto a si las ganancias de capital deben pagar tributo.

Como China e India, Vietnam también se ha beneficiado mucho del regreso de la diáspora que emigró del país. Miles de vietnamitas han vuelvo después de aprender inglés, ganar experiencia empresarial y adquirir habilidades técnicas.

Los norteamericanos están recién tomando posiciones, pero van bastante por detrás de Taiwán y Singapur, que son los principales inversionistas extranjeros.

El atractivo de Vietnam está en la joven fuerza de trabajo. Tres quintos de sus 84 millones de habitantes tienen menos de 27 años. Y con la política de limitar los nacimientos a dos niños, a diferencia de China que sólo permite uno, Vietnam seguirá teniendo por muchos años una gran proporción de trabajadores de baja calificación.

Pero las autoridades vietnamitas se esfuerzan por garantizar a los inversionistas que no van a perder esta vez. “Esta gente sufrió mucho por la guerra y no queremos que lo hagan de nuevo”, señala Nguyen Ahn Tuan, vicedirector de la Agencia de Inversión Extranjera.

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