rtveMAYTE PASCUAL – MADRID – Conozco a médicos y epidemiólogos que trabajan para mejorar la
sanidad pública en Andalucía y aplican los criterios recomendados por
la UNESCO para mejorar las políticas públicas de salud, basados en la obra de Castells.
He conversado en Barcelona con estudiantes que formaban parte de redes
del mal llamado movimiento anti-globalización, que tenían como
referencia muchos de sus trabajos. He dialogado con los máximos
responsables de empresas de nuevas tecnologías que esperan los
resultados de sus estudios empíricos.


La primera opinión sobre
el libro que escribí con él hace tres años, la recibí mientras hacía un
reportaje en Irlanda del Norte, por correo electrónico, el mismo día en
el que el libro llegó a las librerías. Era un bloger, lo había
encontrado, lo había leído y me aportaba sus comentarios en menos de
veinticuatro horas. Además de las Universidades, los organismos de todo
el mundo, los sindicatos y las organizaciones de base de cualquier tipo
que le tienen como referencia y reclaman su opinión… no encuentro una repercusión similar en el mundo de ningún otro científico social en este momento.

Uno de los científicos sociales más relevantes

He tenido el privilegio de seguir muy de cerca, en los últimos años, su trabajo. Castells no es sólo, como muchos reconocen, uno de los científicos sociales más relevantes del mundo ahora
mismo, es el único que se aventura en la osadía de explicar en que
mundo vivimos, con un enfoque empírico, interdisciplinar, que combina
lo local y lo global al mismo tiempo, el rigor metodológico y una
abrumadora dosis de investigación de campo.

Castells no es solo una de las mentes científicas más influyentes del planeta hoy,
es además, para muchas personas, un auténtico talismán. Su trabajo, su
enorme esfuerzo, en el que sigue empeñado día a día, -y esto es muy
reconfortante-, es una auténtica piedra preciosa de la Sociología que
tiene la facultad de abrirnos de manera especial las puertas de la
comprensión de lo que sucede en el mundo actual.

Hay muchos
otros autores, sin duda extraordinarios. A todos, a los mejores, los
cita en sus trabajos. Manuel Castells es respetuoso con todo lo que se
ha hecho, pero nadie como él lo articula de forma que adquiere un
sentido nuevo y lo convierte en el sustrato de su propia investigación
original, rigurosa e incisiva. Creo que lo primero que hay que
agradecerle es precisamente esto, que siga investigando sin descanso. Que continúe creando productos intelectuales con esa pasión intensa que le caracteriza.

Comunicación y Poder: Un salvavidas intelectual

No sé que sentirán la gran mayoría de sus lectores, no se que pensarán cuando vayan desgranando sus páginas, en ellas hay contenidos útiles para todos los ámbitos de la vida pública,
de la universidad, de la política, de la empresa, de la administración.
Cada uno encontrará, seguro, muchas aportaciones para su día a día.
Para mí como para muchos periodistas y profesionales que estamos en el
fragor de la batalla diaria de la comunicación, la obra de Manuel
Castells, y de manera especial su última investigación: Comunicación y Poder,
es un verdadero salvavidas intelectual. Algo a lo que agarrarnos para
comprender qué nos está pasando, con qué podemos soñar y quizá hasta
donde podemos llegar.

Para cuantos viven en el ojo de todos los
huracanes mediáticos. Para quienes, a pesar de estar rodeados de luces
y focos sienten con frecuencia, la dureza de estar recorriendo una
oscura travesía en el desierto. Para quienes perciben, a veces, que en
la Era de la Información tenemos grandes dificultades para
comunicarnos, sus páginas son un lugar reconfortante, porque en ellas
está la respuesta a la cuestión que obsesiona a las gentes del mundo de
la comunicación como a muchas otras personas. Y es una respuesta
optimista.

El tsunami que vive nuestro entorno, como tantos
otros, tiene consecuencias trágicas y terribles para miles y miles de
personas que pierden sus empleos, y para muchos medios en particular.
Desaparecen periódicos, se hunden cadenas. Para el propio concepto de
información tal como lo conocemos. Cada vez se cubren menos noticias internacionales, culturales, minoritarias, sencillamente porque no hay presupuesto.
Pero este terremoto que está recorriendo el globo, también ofrece la
oportunidad que encierra toda crisis, una apasionante ocasión de
cambio. Puede que, por primera vez en la historia de la humanidad, nos
estemos acercando a la posibilidad de que la información no tenga
dueños.

La información ya no tiene dueños

La información ya no tiene dueños.
O al menos está cambiando de manos. Manuel Castells lo argumenta como
nadie. El poder de la comunicación está ya en la gente. La forma
esencial de poder está en la capacidad para modelar la mente – dice
Castells-. Tal vez, esa industria de las conciencias empieza a dejar de
pertenecer a las fuentes hasta ahora conocidas.

Las hipótesis
que él desarrolla en este su último libro para demostrarlo son
apasionantes. Empieza definiendo lo que entiende por Poder. Continúa
con una operación analítica similar en el caso de la Comunicación. Y
cambia después la perspectiva de su investigación para poner el foco en como nuestras mentes humanas procesan los mensajes.
Y cuales son los mecanismos, por ejemplo, por los que pueden ser
víctimas de engaños masivos, como el proceso de desinformación en el
caso de la guerra de Irak. Aborda más tarde como la política se
convierte, sobre todo hoy, en una política mediática y desarrolla el
análisis que ya inició en La Era de la Información sobre la política del escándalo.

Al final, explora de que forma los movimientos sociales y los agentes de cambio social avanzan en nuestra sociedad mediante
la reprogramación de las redes de comunicación. Las personas, -dice él-
todos nosotros, somos ángeles y demonios al mismo tiempo. Cada uno
puede elegir. Lo mejor de Castells es que no da recetas. Ni doctrina.
No le dice a nadie lo que tiene que hacer. Ni lo que tiene que pensar.
Ni siquiera pide apoyo. Se limita a exponer lo que investiga y a
desafiar al poder, a los poderes, simplemente relatando como se cuelan
en nuestras mentes.

“Las relaciones de poder han sido las
relaciones fundamentales en la sociedad a lo largo de la historia y en
todos los países y culturas, y si las relaciones de poder se construyen
en la mente a través de los procesos de comunicación, como intenta
demostrar este libro, esas conexiones ocultas muy bien pudieran ser el código fuente de la condición humana“. Esta es la clave capaz de mover nuestras sociedades, en este momento de la historia.

Juego
con ventaja. Disfruto del privilegio, por mi profesión, de poder ser
testigo en primera fila de acontecimientos que corroboran las tesis de
Manuel Castells. Ya me ocurrió con su trilogía, la Era de la Información.
Por eso escribimos un libro de conversaciones. Entre otras cosas, para
relatar de que manera lo que el había identificado como tendencias se
iba materializando en la realidad.

Hace unas semanas, cubría una
cumbre de premios Nobel en el aniversario de la caída del muro de
Berlín. Allí encontré muchas referencias que confirman su análisis,
contenido en su trilogía, sobre la caída de la Unión Soviética, un
proceso, en gran parte provocado por la opacidad y la inflexibilidad en
materia de información y comunicación. Espero, con toda sinceridad, que
todos tengamos la oportunidad de ver materializadas las posibilidades
que se avanzan en las hipótesis de su libro Comunicación y poder.

Autocomunicación de masas

Espero que lo que el denomina autocomunicación de masas
cuyo contenido se autogenera, cuya emisión se autodirige, y cuya
recepción se autoselecciona por todos aquellos que se comunican, de
realmente vía libre a un futuro aun más libre y creativo en la
Comunicación.

Espero que lo que Castells llama campos de
exterminio semántico en la política mediática, sean cada vez más
contestados por multitudes inteligentes, y espero que dirigentes
innovadores sean capaces de comprender el papel de las emociones en el
comportamiento social y aprovechar, en el mejor de los sentidos, que,
como recoge Castells,  nuestro cerebro político es un cerebro emocional.

El
explica por qué la gente tiende a creer lo que quiere creer. Quizá ha
llegado el momento de que empiece a pensar que todo está en sus manos.
Al fin y al cabo , “Somos redes conectadas a un mundo de redes”. Y “El poder en la sociedad red es el poder de la comunicación.”

Vivimos
sobre un polvorín, sobre muchos polvorines, puede que si no la
aprovechamos ahora, la Historia no nos de otra oportunidad. No hace
mucho, la mayoría de la población no sabía lo que era un teléfono
móvil. Hoy, como recuerda Castells, tienen acceso a él cuatro mil
doscientos millones de personas.

Algún día, no muy lejano, estoy
segura de que muchos recordarán como el Presidente de la primera
superpotencia mundial, Barack Obama, hablaba en público de los beneficios de la Comunicación
en la segunda superpotencia mundial, China, que casualmente como
recuerda Castells, es el país con mas personas conectadas a Internet.

Uno
de los más prestigiosos sociólogos españoles aseguraba hace unas
semanas que un día, quizá no muy lejano, alguien recordará que un
investigador social español, como hizo Ortega con las masas, o Weber
con el capitalismo, desentrañó la estructura fundamental de este mundo
por primera vez globalizado, y que esa estructura era la Comunicación.

Es
posible que a algunos les parezca algo exagerado tanto elogio. Creo
sinceramente, que cuando no reconocemos la excelencia, y la
inteligencia, tenemos un problema de comunicación. Que cuando nos
resistimos a cambiar nuestros esquemas mentales, y a rendirnos al
análisis, tenemos un problema de comunicación. Que cuando repetimos
ideas preconcebidas, tenemos un problema de comunicación. Y cuando, como sociedad, tenemos un problema de comunicación, tenemos un problema de supervivencia.

Puede
que -como se desprende de esta la obra de Castells- la imaginación de
la gente, gracias a las nuevas tecnologías, por fin esté en condiciones
de tomar el poder. ¿Quién podía aventurar hace solo unos años que esto
iba a suceder?. Ni siquiera lo hubiera podido hacer él -a quién no le
gusta nada entregarse a la prospectiva de futuro- cuando hace algo más
de cuatro décadas daba clases, entre otros, a Daniel Cohn-Bendit. Ese
fue el comienzo de una larga serie de exilios que le llevaron a ser
quien es. Y que le condujeron, ahora con todos los argumentos, a
demostrar que aquel grito: “¡La imaginación al poder!” garabateado en
los muros de una universidad parisina, no era simplemente un sueño.

Del
extracto de la entrevista que concedió a Televisión Española y que
publicamos en esta página web, cada uno puede extraer la conclusión que
lo confirma.

El sábado 28 de noviembre el programa Informe Semanal emitio un reportaje que contiene parte de su entrevista,
entre otras . Se titula: “Y otros muros tienen que caer”. En el se
escuchan las voces de personalidades y Premios Nobel de la Paz, como Muhammad Yunus, Lech Walesa, Mariead Maguire y Plácido Domingo.
El tenor español protagonizó una actuación sorpresa en el espectáculo
global con el que se conmemoró la caída del muro. Fue el momento mas
calido en una noche humeda y gélida… cuando todos, los máximos
representantes de mas de treinta países y el público asistente…
corearon al unisono las notas del “Berliner Luft”.
Aquella fue una mirada al pasado, con un mensaje para el futuro: los
Premios Nobel de la Paz, reunidos en Berlín, hicieron un llamamiento
para luchar por un mundo sin violencia, sin injusticias, donde se
reduzca la brecha entre pobres y ricos y se elimen las discriminaciones
culturales, étnicas o religiosas. Era el colofón, habían sido citados
bajo un lema: “Derribando muros, por un mundo sin violencia”