emol. No se deje seducir por el mp3: su reproducción es
poco fiel al original, porque
modifica la dinámica y el timbre. Descubra el formato FLAC (deutschegrammophon.com), que
sí respeta la riqueza de la música docta.
El formato mp3
revolucionó el comercio musical después de su aparición, hace dos décadas, y
desde entonces ha permitido acceder a una cantidad impresionante de música,
gracias a su rapidez de transmisión y mayor capacidad de almacenamiento. La
música clásica no ha estado ajena a esto y hoy fácilmente se obtienen archivos
de audio de grandes obras en sitios online de sellos de música selecta y de
venta de discos. Por
José Oplustil

El mp3 es un formato de compresión que elige qué partes del
audio son más importantes y descarta las que no lo son. Por lo tanto, el
archivo final no es una fiel reproducción del original, aunque los archivos se
hayan codificado en el mejor “bitrate”. Este último se especifica en
cantidad de kbps. A mayor número, mejor es la calidad: un archivo en 320 supera
a uno en 256.

Al suprimir información, el mp3 afecta especialmente a la
música clásica. Ésta tiene rangos dinámicos amplios, pasando de momentos muy
suaves o de volumen muy bajo a otros muy fuertes o de volumen muy alto. Por
ello, una sinfonía de Mahler o de Bruckner puede sentirse “achatada”
en sus típicos contrastes de volumen.

Además, existe una serie de frecuencias, que aunque no las
escuchemos le otorgan al sonido un timbre particular. Ellas provocan que una
nota La en un violín no suene igual que la misma nota La en un oboe. Cuando
estas frecuencias son consideradas información poco relevante, pueden ser suprimidas
en el formato mp3, afectando el color del sonido. Ciertamente, una orquesta de
cuerdas no suena igual desde un archivo en mp3, mucho menos una ópera de
Wagner.

Una radical solución sería no escuchar música clásica en
mp3, pero la mayoría de los sitios online ofrecen sólo ese formato. La
excepción es Deutsche Grammophon, etiqueta alemana que ofrece sus discos en mp3
de 320 kbps (excelente calidad) y vende pistas o “tracks” en un
formato menos conocido, el FLAC (Free Lossless Audio Codec). A pesar de tener
un tamaño mayor que el mp3 (que ocupa más espacio y es de transmisión más
lenta), permite “recomponer” el archivo original (y recuperar toda la
información).

Sólo así “La Bohème”, de Puccini, con Villazón y
Netrebko, los conciertos en vivo realizados en el Walt Disney Concert Hall por
Dudamel, Maazel y Salonen, los últimos discos de Mutter y Boulez, y las
grabaciones históricas de Karajan, Bernstein, Richter o Rostropovich, todas
disponibles en FLAC en el sitio online del sello (deutschegrammophon.com),
suenan como realmente son.

FLAC

Õ Este formato permite “recomponer” el archivo
original y recuperar toda la información.