- la crítica implícita que el modelo de la web 2.0 incorpora a los modelos de organización y de producción de conocimiento y, en el caso de las organizaciones educativas, de eduación tradicionales, y
- la necesidad de mantener las cuotas de control y poder de los departamentos de tecnologías de la información, que en un “mundo 2.0” podrían ser considerados casi como irrelevantes, al menos con sus objetivos y modelo de funcionamiento actual. Quizás nos encontremos viviendo una versión distópica del cuento When Sysadmins Ruled the Earth de Cory Doctorow, tal como explican con ejemplos en Computer World (IT is a key barrier to corporate Web 2.0 adoption, users say).
Un informe reciente de Forrester Research, Web 2.0 Social Computing Dresses Up For Business (citado en Read/Write Web), se identifican los principales riesgos que las organizaciones (el informe se refiere específicamente a las empresas, pero podría aplicarse a instituciones de todo tipo) asocian con la web 2.0: fiabilidad, seguridad, gobernanza, conformidad y privacidad. Estos riesgos se deberían fundamentalmente a la entrada incontrolada y creciente de la web 2.0 en las organizaciones, lo que denominan “unsanctioned employee usage”, que genera algunas consecuencias indeseadas como las violaciones de la propiedad intelectual y/o contratos (por ejemplo, datos de clientes, o de estudiantes, que se almacenan fuera de los “cortafuegos” institucionales). El informe de Forrester propone como solución el establecimiento de políticas y reglas de uso de la web 2.0. Pero como el post de Read/Write Web comenta, esta estrategia podría acabar con las oportunidades que proporciona la web 2.0, que se deben principalmente a su modelo abierto, de modo que unas normas restrictivas podrían generar un efecto perverso al reducir la innovación por parte de los usuarios.
Otro informe de Forrester, Passionate Employees: The Gateway To Enterprise Web 2.0 Sales, analiza la importancia cuantitativa de los “passionate users”, aquella minoría de empleados de las empresas que usan la web 2.0 sin que les sea requerido por sus jefes. En las grandes empresas, y muchas universidades podrían incluirse en esta categoría, se ha estimado que este tipo de usuarios representan sólo un 15%. Desde el punto de vista de una organización convencional y jerárquica, el impacto de este 15% sería muy limitado. Pero, en una organización en red, un pequeño número de usuarios muy activo (bien conectados) puede inducir cambios radicales en las prácticas de trabajo de toda la organización.
Desde un punto de vista estratégico, los temores que generan la web 2.0 ilustran la confrontación entre las necesidad de confianza y de apertura (como discuten también en Read/Write Web). Las organizaciones tienen dos necesidades que entran en competencia y que son en buena medida incompatibles: 1) visibilidad, que provoca que la organización se abra al exterior (un ejemplo clásico es el márketing); y 2) la seguridad y confianza, que hacen que la mayor parte de los procedimientos de gestión se restrinjan al interior de la empresa.
Probablemente, los nuevos desarrollos de redes sociales basados en la web 2.0, como Facebook, podrían ser una solución potencial a este compromiso, dado que proporcionan herramientas de la web 2.0 propias (y una API para desarrollar o integrar herramientas externas) dentro de un entorno controlado. Este tipo de sistemas permite gestionar simultáneamente contenidos y usuarios. El éxito de Facebook origina una serie de peligros para el funcionamiento de las redes abiertas a que estamos acostumbrados hasta el momento, tal como discutían en Wired (Slap in the Facebook: It's Time for Social Networks to Open Up):
Facebook is on the wrong side of the open-network debate. Facebook is a sealed bubble. Facebook users are locked into Facebook, just as iTunes locks music fans to Apple’s iPod… Social networking should be based on open standards, just like e-mail.
Efectivamente Facebook “cierra las redes” (¿las transforma en comunidades?), lo cual es para muchos objetivos un problema grave. Pero desde el punto de vista de las organziaciones actuales, preocupadas (y hasta obsesionadas) con la seguridad y el control, puede ser la opción apropiada (o al menos la vía mejor aceptada para la entrada de la web 2.0).
Finalmente, la web 2.0 genera algunos retos en la gestión de las infraestructuras de las organizaciones, tal como Chris Anderson discutió en el blog The Long Tail. Esta es la versión infraestructural del debate entre seguridad y apertura. ¿Cómo proporcionar una red segura, esencial para muchos procesos claves de administración y de gestión, al tiempo que se permiten los usos exploratorios (y arriesgados) más rentables para usar la web 2.0? Anderson propuso la instalación de una red física doble: una cerrada y diseñada para la Internet 1.0 (para procesos críticos) y otra abierta àra la web 2.0 que permitiría el desarrollo de redes sociales y una dosis de experiementación muy elevada.