Ritina

Operar: la interpretación del trabajo como operar, hacer o producir, y no como inventar y producir satisfacción, hace que las personas caigan en la rutina del trabajo operativo, no vean al cliente en el centro de su trabajo, la industria y la necesidad de innovar, y tampoco ven la fertilidad de la vida cuando el trabajo es invención. Terminan aceptando el trabajo como una desgracia necesaria para financiar la verdadera vida humana de aficiones y familia, después del trabajo. Si la paga es buena, el trabajo no demasiado exigente y parece estable, ahí nos quedamos. Se trata de no estresarse.


Futuro: el trabajo, para la empresa e individuos, puede y debe ser apropiación de los compromisos, pero al mismo tiempo apertura al futuro de reinvención de su oferta. Es más saludable para la competitividad de la empresa y la empleabilidad de los individuos, y también es más entretenido que vivir en la rutina perpetua de repetir actividades indefinidamente.

Sopor: hay personas que prefieren no pensar mucho, no hacerse problemas, y flotar, ¡el que nada hace nada teme! Agréguele algunos estudios, títulos y postgrados, bueno qué más se puede pedir.

Meterse en problemas: se trata de hacerse problemas, de buscar lo que no funciona, de curiosear con compromiso en las insatisfacciones propias y de los otros, dónde nos critican por la espalda, donde nuestro trabajo está cambiando o perdiendo relevancia. Pero ¿para qué hacerse problemas? Porque ahí está la fuente de la invención de nuevas ofertas, la raíz de la imaginación, y no en las estadísticas exactas pero frías, y en la información, sino en el compromiso con la exploración y el inconformismo.

Adaptarse: ahí está la fuente de seguir siendo competitivos (individual y colectivamente), estando al día en las innovaciones de la industria y apropiándolas en corto plazo, en estar conectados y abiertos. ¡Hay vida más allá de la empresa! ¿externalidad positiva? Los problemas adquieren perspectiva en el contexto más grande del mercado y la vida real fuera de nuestro escondite/empresa.

Anticiparse: mejor todavía es anticiparse en las innovaciones a los competidores (individuales y colectivos). Se trata de hacer el camino propio, de exploración, invención, experimentos, y mucho ensayo y error. Los productos exitosos siempre son juicios a posteriori. Pero sorprender a la industria o la comunidad inmediata con ofertas nuevas que nadie pedía, pero es como si lo soñaban, porque viene como anillo al dedo. La fuente es la misma, la intersección entre las necesidades actuales, las preocupaciones futuras y el entorno histórico de cambio de prácticas y herramientas. Es mucho más sutil, pero fecundo. Inconformismo comprometido es la clave: siempre hay espacios de cambio escuchando a los clientes (internos y externos).

Ofertas: no morir en el intento. El inconformismo es con los logros, con lo acomodado, con la rutina estándar. Pero también es necesario foco y capacidad de seducir. Foco en alguna de las posibles fuentes de exploración de lo que puede ser mejorado o transformado (al interior de la empresa o como “productos” al cliente). Seducción para vender las nuevas posibilidades. Que yo diga que son buena sposibilidades no basta, sino que la el desafío ahora es vender, es colocar la nueva posibilidad para su desarrollo. La línea está en quedarse en el inconformismo y crear fama de quejoso.

Riesgo, fracasos y satisfacción: nadie puede asegurar el éxito, ni los planes, ni la investigación ni la información. Demasiada ingeniería de planes termina en paralización temerosa, esperando la certeza para actuar. Eso no es innovar. Necesitamos asumir un espacio de riesgo (que asume la compañía, pero el innovador también, si quiere participar luego de los beneficios de su invento). Quien no se moja no atraviesa el río, y hay que estar dispuesto a mojarse y a que el equipo se moje, a no tener todo bajo control que es mortifero para la creatividad, a revisar todo antes. La alternativa son los experimentos y proyectos piloto, para acotar los riesgos de fracaso. El indicador de éxito es la satisfacción del cliente, el valor creado.

El trabajo apropiado de este modo en la práctica cotidiana de los individuos, equipos y compañías, es mucho más entretenido, más competitivo, más riesgoso, pero más creativo y más satisfactorio para la vida que soñar toda la semana con el hobby de fin de semana. Y sí, es cierto, al mismo tiempo hay que seguir cumpliendo con el trabajo rutinario.