Bolivia está muy conflictuada, “en empate” dice algún amigo, pero en un empate político beligerante que ha ido creciendo en tensión. De corazón, pienso que sería tan bueno buscar entidades que medien, como lo hizo la Iglesia Católica en Chile, para buscar caminos de encuentro. Si más allá de lo que está en disputa, hay un país que deberá seguir conviviendo y una parte no puede anular a la otra, cualquiera sea la que se imponga. Hay decisiones políticas del Gobierno que parecen poco comprensibles y también es evidente su descenso en las encuestas de un 80% a algo más que 50 % se aceptación. Mucha gente que lo votó le está quitando su confianza. En estos casos, los más radicales siempre recomiendan ir más rápido y los moderados más lento, confirmando ambos sus supuestos con las encuestan. Pero también es cierto que el Presidente Morales inicia su gobierno con muchos prejuicios de parte de los que no lo votaron. Para conocerlo mejor, aquí una entrevista de dos destacadas periodistas chilena que lo siguieron 21 días para hacer un libro:

Mujer

Elizabeth Subercaseaux y Malú Sierra

El Diario de Evo: 21 días con el Presidente de Bolivia

Estas dos periodistas y escritoras se internaron en la vida del Presidente de Bolivia durante 21 días. Recién llegadas de esa travesía, que será plasmada en un libro, relatan aquí trazos del viaje hacia el Evo Morales más íntimo que se conozca. Es su mirada del mandatario indígena que está remeciendo Bolivia.

Continúa:

“Siempre he seguido la historia de Bolivia. Escribí un libro sobre los aymaras hace años. Que un indígena llegara a la Presidencia de la República por las urnas era impensable. Es un tema apasionante no solo para Bolivia, sino para América Latina y el mundo. Esto no quiero perdérmelo, me dije, en el momento en que pensé en escribir sobre Evo”, cuenta Malú Sierra al explicar la génesis del proyecto que la llevó a trasladarse a La Paz junto a su colega y amiga de toda una vida Elizabeth Subercaseux. ¿El cometido? Acercarse tanto como pudieran a Evo Morales, entrevistándolo y siguiéndolo intensamente en sus actividades por tres semanas, para plasmar esa experiencia en un libro que se publicará en 2007. Allí retratarán al primer y único mandatario indígena del planeta. “Esto nace de la tremenda curiosidad de conocer lo que está pasando ahí y contarlo. Ese es nuestro deseo”, dice Elizabeth Subercaseux.

Ambas tienen “varias décadas de entrevistas y reportajes en el cuerpo”, como les gusta especificar con humor. El año pasado se aliaron para escribir “Michelle”, la biografía de la actual Presidenta de la República, libro que cruzó nuestras fronteras y se ha traducido a varias lenguas. Trabajar en dueto les resultó tan grato que no tardó en aflorar una nueva idea para volver a aliarse profesionalmente. Explica Malú: “Cuando terminé “El vuelo de Niyaz” -su último trabajo periodístico sobre un broker de la bolsa que se transformó en jardinero del maestro indio Osho-, pensé que me gustaría escribir sobre Evo Morales y Bolivia. Inmediatamente me dije que ese libro tenía que hacerlo con Elizabeth, porque si difícil era hacer uno sobre Michelle Bachelet, más complicado es un libro sobre Evo. Le escribí (a Estados Unidos, donde reside Subercaseaux), ella aceptó y comenzamos de inmediato a hacer los preparativos”. Elizabeth añade: “Me encantó la idea. También tenía mi lazo con Bolivia. Hace 30 años fui mucho a reportear e incluso me tocó vivir un golpe de Estado desde el interior del Palacio Quemado. Como cualquier latinoamericano, estaba con los ojos puestos en Evo”.

Estudiar sobre Bolivia, conocer de Evo y sus asesores y su manera de gobernar era prioritario antes de partir, por las características del personaje en cuestión. “No se puede andar a la loca con un señor como Evo, que es volátil, que va para allá y para acá. Que es tan ocupado, que no descansa”, comenta Malú. Aprovechando nexos estrechos que ella tiene con Bolivia, contactó a una amiga a quien Evo Morales tiene gran respeto y admiración, la ex defensora del pueblo Ana María Romero de Campero. Ella las acercó a Evo Morales.

La aventura comenzó el pasado 14 de agosto, cuando ambas llegaron a La Paz. Desde entonces, instaladas en un apart hotel cercano al palacio presidencial que se transformó en su centro de operaciones, fueron de sorpresa en sorpresa. La primera de ellas fue constatar, y en carne propia, que Evo casi no duerme. La cita inicial con él fue a las seis de la mañana. “Llegamos al palacio en taxi y ahí estaba Evo. Toda la gente soñolienta. Si Evo llega a las cinco, los que trabajan en el palacio con él llegan a las cuatro, desde los funcionarios a las secretarias y los soldados que están en la puerta con uniformes de la guerra del Pacífico”, cuentan. “Siempre tuvimos que ir a las cinco de la mañana para conversar con él, que es la hora en que comienza a trabajar a diario y sin parar hasta la una y media de la madrugada, hora en que se retira”, relatan. “No me sorprendió; sabía que cita hasta a los embajadores a esa hora -especifica Malú-. Se pasa bostezando el pobre, porque no ha dormido. Realmente sientes compasión, porque ese hombre está trabajando a matarse para sacar adelante un gobierno difícil por todos lados”.

Al principio Evo fue muy serio. “Casi como diciendo tengo que atenderlas porque son amigas de una amiga. Pero a la tercera sesión él se entregó y nos quiso ayudar. A cada rato nos decía: esto no se lo he dicho a nadie, esto jamás lo he contado. Nos trataba de `compañeras´. Y nosotros lo tratábamos de `Presidente´, hasta que a la cuarta cita fuimos decididas a decirle `compañero´ también a él, como nos compañereaba tanto. Después de varios encuentros él ya nos trató de `hermanas´. Evo tiene algo muy notable y que lo diferencia de cualquier político tradicional que uno haya entrevistado: él no sabe mentir, no tiene máscaras. No es político a la manera occidental. Es un luchador sindical, un peleador, un campesino que quiere recuperar Bolivia para los campesinos indígenas. Eso lo convierte en una persona muy diferente, transparente y con buena intención, que incluso puede meter la pata a ojos de Occidente. Es lo menos diplomático que pueda haber”, comenta Elizabeth.

-¿Cómo fue el primer encuentro?
-Elizabeth (E): Todo lo formales que pueden ser los encuentros con Evo, porque piensa que es un Presidente que se viste con una guayabera y jeans, que le da lo mismo que los sillones donde se sienta sean de paja o dorados. ??l no está ni ahí con la escala valórica formal de Occidente. Me impresionó lo amorosa de toda la gente que trabaja con él. Hay un ambiente contento y despatronado en el palacio. Todos vestidos más o menos igual. No ves a ese caballerito de corbata que entra y la secretaria se pone a temblar.
-Malú (M): El Presidente es un indio y el vicepresidente, Alvaro García Linera, es un hombre del renacimiento italiano, elegante. Viene del marxismo, hace muchos años comenzó a conocer a los indígenas, aprendió aymara. Es seguramente el freno e ideólogo de ese gobierno. Pero también es el acelerador. Un hombre claro en su cometido.

-¿Qué siente Evo al ocupar espacios tradicionales de poder?
-M: Le preguntamos más de una vez a Evo y a García Linera cómo se sentían en ese palacio que es colonial, pero con muebles franceses del imperio. Y no se habían dado ni cuenta. No sabían qué eran esos muebles dorados, no les importaba. Para ellos era una oficina no más. Así son ellos.

-¿Cómo es el posicionamiento indígena del palacio de gobierno?
-M: No se trata de un palacio tomado por los indígenas. No hay ese desorden que uno prejuiciadamente podría esperar; está cada uno trabajando con real pasión. Todo es organizado y eficiente. Lo que sí es nuevo son las ceremonias aymaras en el palacio: van los “yatiris”, los chamanes, y encienden fuego en la mitad de las baldosas del Palacio Quemado. Son ceremonias que hacen, por ejemplo, cuando él va a salir de viaje. Ellos saben que Evo se está jugando la vida. Lo trataron de matar dos veces mientras fue líder sindical.

-¿Temen por su vida?
-M: Uno de los grandes temores es que lo asesinen. ??l no quiere ser otro Che Guevara ni nada que se le parezca, quiere simplemente hacer un buen gobierno. Nos contó que viaja sin maletas, con las manos en los bolsillos, por temor a que le metan cocaína dentro de alguna bolsa. Como siempre le han dicho narcoterrorista y narcotraficante, nada más ideal para los que lo persiguen que encontrarle coca dentro de una maleta.

-¿Se cuida mucho?
-E: Sí. Vive en la residencia de San Jorge, la casa de los presidentes. Un domingo muy tempranito, como a las cinco de la mañana, nos recibió ahí, vestido de futbolista, porque juega fútbol dos veces a la semana. Al salir de ahí yo vi harta seguridad. Lo cuidan.

-¿Qué las sorprendió de Evo?
-M: Todo. Ya sabíamos que los indígenas tienen la cabeza al revés, piensan distinto que un occidental. La máxima de Evo es vivir bien, no vivir mejor, porque dice que si tú vives mejor, es porque estás viviendo en desmedro de alguien que vive peor. Es de un respeto tremendo por la naturaleza. Está renacionalizando los parques, poniendo guardias en las fronteras para que no se metan a sacar los árboles preciosos que tiene Bolivia.
-E: Es cautivador. Con mucho sentido del humor. Tiene un perfil fascinante de águila, una mirada penetrante, como que estuviera en el cielo, mirando desde ahí al fondo del mar.
-M: Es un habitante del techo del mundo. Y desde ahí creo que se ven las cosas distintas. Nació a 4 mil metros de altura en el departamento de Orinoca, en Isallaví, un poblado pequeñito enclavado en las montañas, en una choza de paja y barro, en la pobreza más grande. Cuatro de sus siete hermanos murieron antes del año, como mueren tantos niños bolivianos indígenas. Tuvo una vida dura y al mismo tiempo preciosa, de pastor de llamas y de ovejas en ese silencio de las alturas …Es muy atractivo, todas las mujeres de Bolivia están enamoradas de él, yo creo que hasta las blancas.

-¿Cuál es su atractivo?
-M: Es muy viril, un hombre sin aspavientos.

-¿Y qué dicen de su ropa, que ha llamado tanto la atención?
-E: Con toda la falta de pose que lo caracteriza, nos contó que una buena costurera boliviana le había regalado esa ropa. ??l la encontró bonita, se la puso y punto.

-¿No hay nadie que actualmente vista a Evo?
-E y M: ¡Nooo! ??l es muy sencillo, vestirse no es su preocupación. Ahora, la chompa que se puso para viajar, con esas rayitas, está en todas las tiendas de La Paz. Pero era el sweater que él tenía no más, nunca pensó que iba a hacerse famoso.

-¿Cómo es una jornada de Evo?
-M: Es puro trabajo todo el día, de lunes a jueves, y los viernes viaja a terreno. Se traslada en su “Evocóptero”, que le prestó el Presidente Hugo Chávez, porque la presidencia no contaba con helicóptero. “Mi hermano”, le dice él a Chávez. El modesto departamento en el que vivía, en el que recibió al Presidente Lagos, lo tiene actualmente prestado a una compañera, la presidenta de la Asamblea Constituyente. No tiene pareja, pero sí dos hijas fuera del matrimonio. Dice que su familia es el movimiento que lo ha llevado arriba. Se bajó el sueldo a menos de la mitad y le bajó la remuneración a todos sus ministros. Va a ser más idolatrado que el Che Guevara.
-E: Sabe que si no lo hace bien, se acabó, que debe hacerlo muy bien, y como efectivamente tiene menos preparación que un abogado, trabaja el doble para ponerse al día, para entender los grandes temas internacionales, los problemas de la economía, los temas de cualquier gobernante, pero en un país corrupto y explotado. Lee mucho.

-¿Se pasearon con él por todos los temas?
-E: ¡Por todos! Es muy poco titubeante. Es un orador genial, nunca lo vi leer un discurso. Y tiene una manera de razonar muy distinta de la nuestra, no lineal, parte de una idea y la redondea completa y ahí recién pasa a la otra. No acepta que lo interrumpas. Todas las preguntas son siempre muy bien respondidas. Y además tiene una memoria increíble. ¡Es un gran entrevistado!

-¿Cómo viven los bolivianos la experiencia de tener este presidente indio?
-E: La mayoría está feliz, porque es el primer presidente indígena de su historia, pero por otra parte están aquellos que se lo llevan haciéndole paros y bloqueos. Una oposición tremenda, que tiene el dinero y los medios de comunicación. Hay dos Bolivia: está la de Tarija, Pando, Beni y Santa Cruz, que son las zonas más ricas del país, donde está el dinero y en estos días están haciendo un paro total; son empresarios, latifundistas. Y está el país de Evo, el de la ministra de Justicia Casimira Rodríguez, que es una indígena que era una empleada doméstica.

-Evo es un líder cocalero. ¿Hasta dónde llegará su batalla por la coca?
-M: Es completamente legal en Bolivia, la hoja de coca la venden en las calles. Evo está tratando ahora de industrializarla y exportarla, quiere abrirse mercado, pero necesita que las Naciones Unidas quite a la hoja de coca de la lista de productos venenosos.
-E: ¡Está claro que el ideal sería que no necesitaran la coca, porque no es un alimento como el huevo! Pero también es claro que la consumen mucho porque les ayuda a soportar el hambre, la altura. Evo es cocalero, así es que va a defenderla por sobre todo.

-¿Hay un Evo íntimo y uno público?
-E: No hay Evo íntimo. La única vez que le hicimos preguntas sobre su vida personal, él dijo que no contestaba preguntas sobre su vida privada. ??l es muy privado y yo creo que eso es bien propio de los indígenas. Es antifarándula, muy serio, está con un tremendo cometido sobre sus espaldas. Dice que está casado con Bolivia.
Nosotros le preguntamos de todo y contestó todo. Pero él no está ni ahí con satisfacer curiosidades vanas. Te cuenta cómo era su relación con su padre, con sus hermanos, con su infancia, con las montañas, y no puede haber nada más íntimo. Tiene un contacto muy estrecho con la naturaleza, donde están los espíritus de sus abuelos, según sus creencias, porque ellos viven muy conectados con los antepasados. El pasado está siempre adelante para su cultura, es lo que tiene al frente, mientras el futuro está atrás, porque no sabemos lo que es. El dato de que el pasado está adelante es central para comprender la magnitud de esta revolución. Porque al mirar hacia adelante ellos están viendo todo el día 500 años de opresión. Evo se refiere siempre al pasado, a lo que les hicieron, a cómo los discriminaron, a los recursos que se perdieron. Esa es una constante en él. \\

Volver inicio ricardoroman.cl