Con lo único que topan los nuevos aspirantes a bloggers, dado el precio gratuito y la facilidad tecnológica, es con este inevitable influjo de buscar resolverlo y alcanzarlo todo en el instante más breve, como queriendo que existieran píldoras para aprender a bailar ahora, hablar en público, vender, pintar, meditar, programar computadores, tomar fotografías, cocinar, catar vino, y ahora publicar en un blog. Con garantía de éxito y fama inmediatas aseguradas, claro. La predominante manía de ir muy rápido a ninguna parte.

El blog, como las cosas sencillas, pero valiosas de la vida, es algo fácil, como cuidar una huerta, que sólo requiere de paciencia, cuidado, algo de dedicación y modestia, para aceptar que las primeras experiencias no le cambien aún la vida a la humanidad. Cosas técnicas como la redacción, la gráfica y el foco del blog, se resuelven haciéndolo, escribiendo y reflexionando. No hay mago ni científico que elimine ese vacío entre sembrar y esperar el florecimiento y cosecha. Salvo que quiera tener un blog por encargo, para que también parezca que tiene blog, como muchos otros pareceres.

Desde la literatura, Gonzalo Garcés parece que viniera de otro mundo, con su propia y ambigua selección de blogs, y su diferente mirada del fenómeno Blog:

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Cultura La Tercera

Esplendores y miserias del Blog

Nacieron como diarios íntimos y se convirtieron en referentes de opinión. Hay quienes plantean que están generando una revolución. He aquí una mirada a los blogs que se ocupan de las letras en Chile.

Gonzalo Garcés, escritor 1974

Empecemos con una constatación: el blog sirve, sobre todo para hacer política, por cierto: los primeros blogs, como el que creó el norteamericano Justin Hall en 1994, eran diarios íntimos. Pero se puede argumentar que el blog empezó a importar, a cambiarnos de verdad la vida, cuando aparecieron los blogs políticos. Hay razones para esto. Los recursos del blog ???hipervínculo, trackback, permalink- apuntan naturalmente a la discusión en tiempo real, la búsqueda y la confrontación de datos. Fueron estas ventajas, junto con ingentes dosis de inconformismo y talento, las que hicieron que blogs como el de Andrew Sullivan o el DailyKos, de Morkos Moulitsas Zúñiga, emergieran a partir de 2001 como referentes cruciales de opinión. Frente al lenguaje de los diarios, a menudo trabado por la navaja del editor y por la razón corporativa. El blog aparecía más independiente e incomparablemente más eficaz. Hoy no sólo se acepta su influencia, sino que diarios tradicionales y personalidades públicas ???sus primeras víctimas- procuran emplearlo, con resultados dispares.

Tal vez era inevitable qua al amparo de este ascenso surgiera un discurso beato, que proclama la excelencia del blog en todos los ámbitos. Para estos exaltados, el blog ya ha cambiado la vida privada, así como la literatura y el arte en general. Argumentan en número: cada segundo un nuevo blog es creado. ???Así como hoy todos tiene un correo electrónico???, se entusiasma Sabaar Bhatia, el creador de Hotmail, ???en cinco años todos tendrán blog???. Pero uso general no equivale a influencia durable. También el cassette, los Tamagochi, las polainas o el cubo de Rubik fueron alguna vez masivos. La pregunta sería: si las bitácoras políticas revolucionaron el modo en que nos informamos y más de una vez torcieron el curso de las cosas, ¿qué logros equivalentes presenta el blog personal o literario? La respuesta obvia sería: la democracia. En vez de pasar por el filtro de una editorial, en vez de las sucias bambalinas de la exaltación mediática, el blogger sólo escribe y postea. La ecuánime red lo equipara al escritor más reputado. Esto es cierto en teoría, pero los blogs reales ofrecen un cuadro menos refulgente. Hay un tipo básico de blog ???literario???, un medio pelo de la escritura online: enlaces lánguidos e ironía adolescente se combinan para asegurar el tedio. Típicamente, carece de reflexiones o intentos narrativos, aunque rebosa de amagos de ambas cosas. Pero si el blogger abúlico escribe así, ¿qué pasa con los inteligentes y talentosos?

Veamos el caso de Chile. Pese a alguna tentativa admirable, como Teléfono Rojo, creado a fines de 2005 para cubrir la elección presidencial y prolongado hasta junio de 2006, los blogs políticos no tienen presencia aquí. Entre los más activos, seguramente dos de los más activos le pertenecen a Alberto Fuguet: Escritor/lector incluye comentarios de libros, reflexiones y algunas confidencias. El otro, Las Películas de mi vida, mantiene el estilo cordial que ameniza las entrevistas de Fuguet; más cortante es Busco algo barato (que parezca raro), un blog en la honrosa tradición de la actualidad comentada por una lengua viperina y explícitamente gay. En un post reciente regala este aforismo: ???no puedes ser dominatrix si usas zapatos deportivos. Nada como una gran verdad antes de un fin de semana largo???. Otros dos blogs que se disputan la palma del fanatismo por: el de Francisco Ortega (Fortegaverso) y el de Alvaro Bisama (Comelibros). Ortega rapsodia sobre el Star Wars, Stephen King o Pink Floyd, y suele ser obsceno; Bisana, más teórico, en general se limita a reproducir su columna semanal de la Revista de Libros. Algo similar hace Gonzalo Saavedra en el blog, siempre interesante que lleva su nombre. Pepi Viera Gallo (El desquite de Agata B) cuelga notables cuentos policiales; Analízame es otro blog de cine.

Pero si tuviera que quedarme con uno, sería seguramente con El Medio Blog, que lleva Angélica Bulnes. Esta profesora de periodismo ejerce, en forma tan coloquial como aguda, la crítica de los medios, y la refuerza con links sorprendentes. Es capaz (como lo hace en un post del pasado 12 de Septiembre) de empezar denigrando la pretensión de los ???pastelitos??? que reclaman para Chile una revista estilo The Economist y termina analizando el futuro del periodismo mundial. Lo que suele desmoralizarme en los blogs es la impresión (a veces corroborada por la experiencia) de que sus autores darían más en un artículo o en un libro; el de Bulnes, junto a unos pocos más, habla de posibilidades inexploradas y obliga a seguir buscando.

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