Hoy he tomado tres artículos del periódico El Mercurio con el fin de compartir las oportunidades que trae, tanto para emprendedores que se inspiran a comenzar sus propios negocios, como para profesores comprometidos con mejorar los resultados de la educación. Este artículo es un buen mapa para comenzar -o continuar- la investigación en torno de la mente y la capacidad humana de aprender. Cuestión central en una reflexión de fondo en torno a los actuales límites y a la necesidad de innovación en la educación. Lo ofrezco en especial a los profesores del programa Unicef en Conchalí y los académicos de la Universidad Domingo Savio en Bolivia:

El Mercurio
Educación:
La destrucción de los mitos conduce a una mejor enseñanza

Dos científicos chilenos dan elementos básicos de la neurobiología para su aplicación correcta en la educación.

Lilian Duery A.

La capacidad de aprender no se pierde nunca. A ésta la determina la experiencia, cuando a través del conocer se deciden los genes que se expresan; o sea, una multiplicidad de proteínas claves que forman y dan vida a una red activa de 100 mil millones de neuronas que hay en el cerebro.

Con la práctica se va seleccionando y elaborando un amplio repertorio de proteínas de esa red neuronal.

Conexiones claves

Hay proteínas receptoras de las neuronas, proteínas que constituyen los más de 20 neurotransmisores que comunican a neuronas y proteínas para crear nuevas conexiones nerviosas que construyen la memoria.

Continúa:

La inteligencia no radica sólo en los genes.

No importa tanto la mayor o menor cantidad de células nerviosas, sino que el número de conexiones entre ellas (sinapsis), normalmente mil veces mayor.

Con la experiencia, las sinapsis pueden aumentar o atrofiarse cuando se dejan de usar.

Mantener una red neuronal organizada y activa preserva el aprendizaje. Ello exige cambios en su estructura.

Sin cambios en el cerebro no hay aprendizaje. Sin memoria no se almacena esa información. Sin sueño, ni el aprendizaje ni la memoria se graban en el tiempo. “Así de simple”, destacan los doctores María de la Luz Aylwin y Pedro Maldonado.

“Es el circuito más básico del aprendizaje”, agregan estos neurobiólogos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y del Centro de Neurociencias Integradas de la Iniciativa Científica Milenio.

La neurobiología ha avanzado tanto, que ésta misma puede entregar herramientas útiles para mejorar la enseñanza en los colegios y derribar muchos mitos que la entorpecen.

Tal es la inquietud que plantean ambos neurobiólogos, también esposos.

Pero advierten que la neurobiología no tiene las soluciones. Un grupo interdisciplinario de expertos debe averiguar cómo ejecutar los nuevos conceptos en la educación para no repetir experiencias erróneas u ofrecer programas falsos.

??stos son sus consejos:

No existen dos personalidades en un mismo cerebro, un ying o un yang.

Los dos hemisferios cerebrales tienden a priorizar funciones, pero trabajan complementariamente. A no ser que el cuerpo calloso, que los une, esté lesionado. El derecho no se encarga de la creatividad y el izquierdo del intelecto. Más bien, un lado se encarga del grueso de la información y el otro, del detalle. Uno hace un zoom y el otro, un gran angular.

Sin cambios en la estructura del cerebro no hay aprendizaje.

Aprender implica la formación de nuevas conexiones entre las neuronas del cerebro y la elaboración de proteínas para que esto se realice. Estos cambios se reflejan en un aumento del número de conexiones o en el reforzamiento de las conexiones establecidas. En esto son importantes la nutrición y el buen dormir para retener y consolidar lo aprendido. Lo peor que se puede hacer es pasar la noche estudiando antes de un examen. No sirve.

Las personas usan todas las modalidades sensoriales.

No hay mayores o menores capacidades visual, auditiva o de escritura. Son elementos del aprendizaje que se integran de manera distinta. En algunos colegios de EE.UU., por ejemplo, se llegó a clasificar a los alumnos -con etiquetas- según modalidades únicas. La idea es que el profesor pueda “enganchar” al alumno con diferentes modalidades para tener éxito en el aprendizaje.

La plasticidad cerebral transcurre durante toda la vida.

El cerebro siempre está construyendo nuevas conexiones nerviosas. Incluso, ahora se sabe que el hipocampo, zona asociada con el aprendizaje y la memoria a corto plazo, puede generar nuevas neuronas. En esta área del cerebro se forma la nueva memoria, la que permite que haya aprendizaje. Si se daña, la persona, al igual que el filme, queda pegada en el momento.

Según el concepto de plasticidad, no hay un período crítico, como en el estrabismo, que se extienda al aprendizaje. Aunque con menor velocidad, a medida que pasa el tiempo se puede aprender, lo que se extiende al lenguaje. Un niño que tiene dificultades con su propia lengua, podrá aprender otra.

No todas las personas perciben igual frente a una misma situación.

Cada uno construye su mundo según sus experiencias previas. El conocimiento no es absoluto. Depende de la historia de la persona que lo recibe. Se requiere flexibilidad. El aprendizaje es perceptual. Si a un niño lo llevan con frecuencia a un museo de artes, distinguirá pinturas o esculturas. De lo contrario, verá sólo cuadros y estatuas.

La práctica constituye un eje impostergable del aprendizaje.

Un ambiente enriquecido, lleno de estímulos externos y afectivos, aumenta el aprendizaje. Es capaz de transformar a un cerebro empobrecido, como un árbol podado a uno frondoso.

La práctica activa los circuitos neuronales. Mientras más se practica, se crean más nuevas conexiones nerviosas, más síntesis de proteínas y más aprendizaje. Sólo la práctica continua modifica la expresión de genes y, por tanto, la fabricación de nuevas proteínas.

El pizarrón sólo sirve para cierto tipo de aprendizaje. El mejor ejemplo es que para aprender a andar en bicicleta o escribir hay que practicar. La enseñanza no puede quedar limitada a la sala de clases. Captar la atención y la emoción del alumno es vital. Un poco de estrés es útil; el exceso interfiere en las conexiones. No es suficiente sólo una forma de enseñar.

El cerebro no filtra cuando no participa en la información que recibe.

La atención escoge lo que se aprende. Aprender un idioma mientras se duerme es imposible. No se puede estar atento por más de dos horas seguidas. El rendimiento baja hasta perderse.

No hay distinción de género sobre las supuestas capacidades visuoespaciales en el hombre y verbales en la mujer.

Cuando existe un entrenamiento común, la diferencia estadística desaparece. Se cree que estas ventajas respectivas surgen de los juegos distintos según género desde la niñez.

El déficit atencional no tiene relación con la inteligencia.

Los niños con este problema más bien dividen su atención en todas las modalidades sensoriales en vez de centrarse en una. Por eso, destacan en los video-juegos. Según un estudio, en ellos hay una alteración en el metabolismo de la glucosa.