Quién lo iba a pensar, que a dos meses de iniciado uno de los gobiernos que parte con mayor esperanza de nuestra historia, con una admirable mujer de presidenta, con mayoría en el parlamento y con una inmejorable situación económica, tenemos huelga estudiantil.

Es un orgullo y esperanza por el futuro de Chile que los jóvenes ???incluso los niños??? estén tomando la iniciativa para exigir cambios políticos en Chile. Si hasta los empresarios y parte de la derecha han recomendado urgencia en hacer algo contra la concentración del ingreso en unos pocos, el peligro de promover consumo como modelo de vida y excluir a la mayoría.

Hay cuatro responsables del mantenimiento y aumento de la diferencia y la pobreza en Chile:

1). La prudencia ante una regresión autoritaria que cada vez se ve más fuera de lugar y hasta imposible. Los poderes fácticos se desvanecen como va desvaneciendo la presencia del anciano dictador retirado en nuestra vida ciudadana, más cerca de la ausencia plena cada día; necesitamos aprender a vivir con menos temor al lobo que ya no vino.

2). La ideología tan poco audaz como poco imaginativa del control de la economía. Es cierto lo de los equilibrios macro económico, pero se puede hacer mucho por invertir en futuro más allá de las infraestructuras, en apostar a mayor compromiso de las empresas y de los poderes económicos, y a exigir un ingreso a la globalización sin ceder en humanidad, soberanía y medio ambiente. Son puntos de diferencia en utilidades y costos, que una sociedad ordenada los vale para los inversionistas; qué decir de las condenas para quienes osamos hablar de estos sagrados temas sin ostentar títulos que avalen participar de tan sacra sabiduría.

3). La excesiva confianza en las políticas comunicacionales, de ver para creer a más bien creer en lo que se ve ???y hacer creer como si. Es fantástico ver a los estudiantes escurridizos a las maniobras de la autoridad por enredarlos en acuerdos administrativos y desgastarlos en su movimiento. Es hora de comenzar a decirle blanco a lo blanco y negro a lo negro, que los presidentes no son responsables de todas las debilidades de sus gobiernos si las reconocen y corrigen.

4). El más sutil de los responsables es la maquinaria pública que ya con dieciséis años se anquilosó, se cansó y se acomodó. De jóvenes luchadores que llegaron a ocupar los puestos para una gesta de recuperación de tantas cosas a inicios de los noventa, hoy encontramos adultos cansados, con poco horizonte, con temor a perder el empleo, comprometidos con evitar conflictos y tensiones, y respondiendo corporativamente, en la trasversalidad más absoluta, ante toda presión del entorno ciudadano. Es cierto que han cambiado muchos ministros y caras en estos cuatro gobiernos de la Concertación y que la mayoría de ellos son brillantes personas, pero las caras intermedias se han repetido ya demasiados años.

Lo hermoso es que los estudiantes se muestran inteligentes y maduros en sus reivindicaciones, incluso generosos más que sus pares parisinos de hace unas semanas. Ellos no quieren sólo pase gratis de transporte y derecho gratis a la prueba de selección de la universidad, quieren una mejora general de la educación para hacer equidad con la mayoría y con el futuro de Chile.

Quién lo iba a pensar, el gas lacrimógeno de esta mañana de profesional caminando por el centro de Santiago, me hizo sentirme más joven.