Con entusiasmo, buena mano y mucho sabor

Luisa Báez, ejemplo de emprendimiento

Encontrar a doña Luisa con las manos en la masa es fàcil. Los pasteles son su especialidad.

Como un ejemplo de liderazgo emprendedor es presentada Luisa Báez, de 64 años de edad, quien luego de toda un vida trabajando como empleada doméstica, se independizó y ahora es una microempresaria que da trabajo a otras personas.

Su pequeña empresa se llama Trans Comidas Foodservice y se dedica a entregar comida a domicilio, especialmente en oficinas.

Con un tímido comienzo, su negocio está creciendo y ya piensa en comprar un vehículo para hacer el reparto. Su vida no fue nada fácil. Cuando tenía apenas un año de edad murió su madre, quedando a cargo de su papá al igual que sus seis hermanos.

Como era lógico, en esas condiciones la vida no era fácil y a los 13 años comenzó a trabajar como empleada particular puertas adentro, sin regresar nunca más al hogar paterno en Valparaíso.

Cuando tenía 19 años, sus patrones se vinieron desde ese puerto a Arica y la trajeron con ellos. Luisa pensó que estaría sólo algún tiempo en el norte, pero le gustó la ciudad y nunca más se fue. “Es que en ese tiempo Arica era más chico, pero tenía más movimiento y todo era muy barato. Aquí tenía la oportunidad de tener mi propia casa, lo que nunca habría conseguido en el sur”.

A lo largo de sus 43 años como asesora del hogar, fue tomando conciencia de la necesidad de que quienes cumplen esa labor se organizaran para perfeccionarse y también defender sus derechos laborales. Así se convirtió en fundadora y dirigente de la Agrupación de Trabajadoras de Casas Particulares de Arica.

Esta fue precisamente la motivación que tuvo para ir al Diplomado de Liderazgo Emprendedor, el deseo de ser mejor dirigente, ya que hace cinco años puso fin a su vida como empleada al jubilarse.

SABER VENDERSE

Sin embargo, sus expectativas se vieron superadas en el diplomado, ya que aunque no lo había pensado seriamente, se dio cuenta de que podía emprender algo nuevo, “no en lo técnico, porque yo toda la vida he cocinado, sino en cómo canalizar las cosas. Por ejemplo, yo no sabía cómo ofertar un servicio, ahí aprendí a buscar clientes, cómo pararme delante de una persona y cómo hacer un buen trato”.

De ahí salió su empresa, en la que entrega almuerzos a domicilio y fundamentalmente a trabajadores. “En algunos casos son las empresas las que me hacen los pedidos, pero lo habitual es que sean los propios trabajadores. La fortaleza de nosotros es que tenemos variedad, cosa que el cliente coma lo que él quiere y no lo que nosotros queramos preparar. Así que nos prefieren por eso, por la calidad y por el precio conveniente”, explicó.

Ella que recorre las empresas y domicilios donde tiene su clientela y le reparte un menú mensual con varias alternativas. Cada día los interesados llaman hasta las 11 de la mañana para encargar lo que quieran comer ese día y ella y sus ayudantes empiezan a preparar.

Aunque trabaja en su casa, con una cocina doméstica, dice que su problema en este momento no es la capacidad de producción, sino de distribución. “Cuando están repartiendo en el centro y hay otro pedido en la Once (Cardenal Raúl Silva Henríquez) tenemos que pagar un taxi y ahí se nos va la utilidad”.

Por eso, dijo, su plan, antes que ampliar la cocina, es comprar un vehículo para reforzar la entrega y así poder seguir creciendo, “porque si no la hora peak nos pilla”.

Publicada el: 31/10/2005 22:14:17