A partir del artículo de Fernando Villegas que publiqué hace unos días, un lector (cuyo comentario llegó a mi correo pero no al blog ???misterios de la tecnología amateur) me consultó sobre algún artículo de este periodista acerca de educación. Cuando más me gusta Villegas es cuando despotrica en contra de los dueños del fundo de este Chile (a quienes conoce de cerca) y cuando hace lo propio con el izquierdismo nostálgico de la libertad hippie.

Entre muchas otras curiosidades, predomina en Chile un discurso políticamente correcto que confunde la libertad creadora con el libertinaje indisciplinado que, oh coincidencia, es bastante más cómodo para esos padres y maestros que tener que lidiar para que niños y jóvenes adquieran hábitos de estudio, sociabilidad y cultura, de los cuales muchas veces estos mismos adultos no pueden dar el ejemplo. Una de las desgracias que esta liviandad produce son jóvenes sin espíritu ni horizonte, presas fáciles de la depresión, las drogas y cosas peores. Agradezco la claridad conceptual y el ánimo que trae aquí Fernando Villegas en este artículo que publicó hace tres años:

Oh tú, madre de todas las virtudes

En Chile, lejos de considerar la disciplina como una virtud “preliminar”, tendemos a equipararla con represión, carencia de creatividad e imposición brutal de reglamentos. Pero la disciplina es la que hace a los genios, a los realizadores, a los que obtienen medallas olímpicas, a quienes terminan lo que empiezan.

Por Fernando Villegas

Se me ha antojado, en esta ocasión, espetar una homilía acerca de la más fundamental de todas las virtudes, único cimiento sobre el cual las demás pueden llegar a apoyarse y desarrollarse: la disciplina. O para decirlo de otro modo: se me ha antojado hacer una descripción de la que en Chile es la más desconocida y menos practicada de las virtudes e incluso ni siquiera considerada como digna de ese nombre.

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