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futuro

Noticias Junio 9, 2012

Fernando Flores – La era del cambio – Chile 1992

Fernando Flores en la Conferencia de Cierre del Programa de Diseño y Liderazgo, que la Fundación Mercator realizó en Enero 1992, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. Se han cumplido 20 años de esa charla y es francamente impresionante, lo actual de su discurso, del espíritu y de los horizontes que ahí plantea. Una verdadera joya de pensamiento, una convocatoria de unidad en una época en que Chile se esforzaba por rencontrarse como país y re-conectarse al mundo del que había estado marginado. Es un lujo verdadero que agradezco sinceramente haber sido testigo presencial de esa conversación histórica y de ese proceso para cientos de jóvenes chilenos que comenzábamos nuestra vida como ciudadanos y como profesionales. Quedará para la historia de Chile el aporte que hizo Fernando Flores y la Fundación Mercator al país y a esa generación de jóvenes.

Noticias Julio 30, 2011

Un Viaje al año 2036

Un excelente documental de Documentos TV: “Destino 2036” de @rtve sobre cómo viviremos en 2036 y los desafíos que deberemos enfrentar para llegar a esa fecha. La aceleración de los cambios de este tiempo hacen difícil de imaginar un futuro que seguro será tan diferente como si hubiesen pasado varios siglos: sobrevida de siglos, medioa ambiente, energía, convivencia, pobreza, ciencia y tecnología (una lástima que rtve no permita incrustar sus videos, como lo hacen las grandes cadenas de tv).

Noticias Febrero 25, 2009

Alvin Toffler: educación en el mundo que viene

emol. Un punto importante que también alcanza a Estados Unidos,
sería eliminar todos los sistemas educativos que preparan a los chicos para
trabajar en modelos industriales o de factorías. Nuestros sistemas educativos
hoy simulan el modelo de las fábricas, en las que los chicos siguen un horario
fijo de ingreso y salida, y una rutina al estilo de un trabajo cualquiera, lo
que estuvo bien mientras duró la sociedad de masas. Preparamos a los chicos
para trabajos que, en su esencia, serán una suerte de línea de ensamblaje aun
cuando esos empleos resultarán cada vez más escasos, y no avanzamos hacia una
economía basada en el conocimiento individual. Por tanto, es necesario
transformar este sistema masivo de educación, algo que será extremadamente
difícil de lograr. Es obvio que los sindicatos de profesores se resistirán a
estos cambios porque de manera comprensible buscarán proteger sus puestos de
trabajo, pero aun así debe darse un replanteo radical de la educación. ¡¿Cómo
se combina lo que hoy aprenden los chicos en la escuela con lo que aprenden en
internet o en la calle?! El modelo en
que se mueven los maestros es injusto para los chicos porque preparan a los
chicos para ayer, no para mañana
. La “escuela del mañana”, será
muy distinta de las actuales: debería funcionar las 24 horas del día, ofrecer
un servicio adaptado a las necesidades y los intereses de cada alumno y de las
empresas, y con un currículo interdisciplinario no sólo en cuanto contenidos,
sino también por sus exponentes. ¿Por qué las clases deberían darlas sólo los
maestros? Quienes a su vez deberían pasar parte de su tiempo en el mundo
empresarial y todos aquellos que tengan algo para dar ¿Por qué no sumar a las
aulas a quienes sin ser maestros, pueden ofrecerles otras perspectivas de
aprendizaje a los chicos? ¿Por qué no sentarlos durante media hora, una hora o
lo que fuere con un piloto de avión? ¿O con un cocinero, un empleado de oficina
o un empresario? Que se genere una ida y vuelta: ¿qué haces? ¿Cómo es tu vida
diaria? Y, más relevante aún, ¿cómo introducir a los estudiantes al mundo
actual, a la vanguardia de la tecnología de la información, cuando los maestros
conocen tanto o menos de ellas que los alumnos?




Contra lo que muchos aseguran, el futurólogo cree
que éste no será el siglo de China. Ni tampoco de India. También adelanta que
la crisis empeorará, critica la compra de armas de países latinoamericanos y
propone un cambio radical en el sistema educativo. Para él, el porvenir sólo
está asegurado para quienes desarrollen un pensamiento crítico y aprendan a
tomar decisiones veloces.
La hora
acordada pasó de largo. Por fortuna, el célebre escritor y
“futurista” Alvin Toffler se lo toma con calma, mientras prepara sus
maletas para volar junto a su mujer, Heidi, rumbo a otra ciudad y otros compromisos.

Por
Hugo Alconada Mon, Desde Fairfax, Virginia, EE.UU.

-Usted sabe cómo es el tráfico por estos días.

-(Se ríe) Oh, sí, todos sabemos cómo es.
¡Lamento que haya quedado estancado en ese problema propio de “la segunda
ola” en el camino!

Toffler regala una sonora carcajada que
refleja sus vigorosos 80 años. Es uno de los intelectuales más respetados del
mundo. Autor, entre otros libros, del ya legendario La Tercera Ola , Toffler
sostiene que la humanidad encara su tercer capítulo. El primero fue el pasaje de
la civilización nómada a la agraria; la segunda ola fue la Revolución
Industrial y la sociedad de masas, la burocracia y las corporaciones; y la
tercera es la que se desarrolla ante nuestros ojos, con el nacimiento de una
sociedad postindustrial.

Un parto que, claro está, no es homogéneo ni
simultáneo alrededor del planeta. O, como prefiere decir él, “el cambio no
es lineal; puede ir hacia atrás, hacia adelante o hacia los costados”,
pero para el que será necesario revolucionar el sistema educativo.

En estos tiempos de Barack Obama en la Casa
Blanca, pero también de una crisis financiera y económica, Toffler avizora
además un mundo multipolar y cambiante que no lo tendrá como protagonista, pero
que lo cobija como profeta desde que publicó El shock del futuro, allá por
1970.

Para ser el “futurólogo más famoso del
mundo”, como lo definió The Financial Times, Alvin Toffler no usa la
palabra “predicciones” y desconfía –casi detesta– de quienes las
lanzan. “Cualquiera que diga que puede predecir el futuro es probablemente
un miembro del club de los charlatanes, porque los eventos humanos están llenos
de sorpresas y hechos fortuitos, de conflictos, retrocesos y trastornos”,
dice.

–¿Pero es, al menos, optimista sobre el
futuro?

-Bueno, la pregunta es de qué período estamos
hablando. ¿Hablamos del futuro inmediato? Y en ese caso, ¿de qué región del
mundo? Este no es un buen momento para Estados Unidos. Afrontamos un declive
económico significativo que podría tornarse mucho peor antes de mejorar. Así
que éste no es el mejor de los momentos. Pero si miramos al largo plazo, diez o
quince años hacia adelante, es otra historia. Creo que Estados Unidos y otros
muchos países disfrutarán de grandes oportunidades para mejorar la calidad de
vida de sus ciudadanos.

–¿Cuáles son los grandes desafíos que anticipa
para Estados Unidos y otros países desarrollados?

–Por supuesto que el primero es el que
mencioné antes: el declive económico y cómo se le supera. También está el
desafío ambiental, y si seremos capaces de hallar los sustitutos energéticos.
Pero soy optimista y creo que superaremos esos problemas.

–Así como hoy se reafirma optimista, ¿cuánto
cambió su visión respecto de la que exponía antes del 11 de septiembre de 2001?

-Bueno… aquel día introdujo el concepto del
terrorismo en un nuevo nivel, aun cuando, si mira en nuestros libros, creo que
encontrará que aludimos a ese problema en prácticamente todos ellos, incluso en
El shock del futuro. Por supuesto que no nos enfocamos en ese problema, ni como
“terrorismo religioso”, pero sí nos referimos a otros tipos de
terrorismo. Y volvimos a citarlo en la mayoría de nuestros trabajos, así que no
es un problema completamente nuevo. Lo que sí es nuevo y realmente peligroso es
que ahora tenemos nuevos medios masivos de comunicación al servicio de los
gobiernos y los ciudadanos, pero que también les aportan ventajas a los
terroristas de las que antes carecían. A esto se suma que vivimos en un mundo
en el que ahora es posible acceder a armas de destrucción masiva, y eso cambia
la historia. No me gusta trazar comparaciones históricas, aun cuando se podría
repasar la historia griega y hallar similitudes con la actualidad. Pero nada
fue como hoy, porque nadie tenía estas armas, que generan otro
“juego”, otra dinámica, otro mundo. Todo lo que lo precede no es
comparable.

–Entonces se lo pregunto de nuevo: ¿Es usted
optimista sobre el futuro?

–Soy estadounidense y soy, por tanto, lo que
defino como un “optimista químico” (ríe). ¡Está en nuestra química
orgánica! Básicamente, sí, lo soy, aun cuando atravesamos tiempos difíciles,
dolorosos, antes de arribar a un futuro algo mejor.

–¿Cómo ve las perspectivas para América
Latina?

–Acabo de terminar una serie de reuniones con
mi equipo de consultores en las que discutimos sobre América Latina. Lo que me
choca, debo admitirle, es el hecho de que varios países de la región están
gastando más y más dinero en armas. Eso le añade más grados de incertidumbre y
preocupación al análisis sobre hacia dónde se dirige el continente. Sé, por
supuesto, que hay también una enorme demanda por mejorar la infraestructura de
los países, lo que está abriendo una oportunidad para que China y otras
potencias accedan a la región. Esa demanda de infraestructura refleja una gran
oportunidad, a la vez que puede causar potenciales conflictos sobre, por
ejemplo, qué puertos potenciar o el trazado de autopistas o gasoductos.

–¿Ve esos conflictos como algo serio?

–Veo que los países perciben, correctamente o
no, una amenaza velada y potenciales tensiones; pero lo último que necesita
América Latina es un conflicto militar. Eso me preocupa.

–Ya que mencionó a China, ¿será éste el siglo
chino?

–Éste no será el siglo de un país en
particular. Primero, porque los cambios se suceden cada vez más rápido. Así que
incluso si China se convierte en el “número uno”, puede que no dure
un siglo en ese lugar de prevalencia. Es demasiado sencillo afirmar que China
será la próxima superpotencia o que India lo será. Creo más bien que viviremos
una situación con una multiplicidad de superpotencias. No una, sino alianzas o
grupos cambiantes de países que, comparados con su pasado, serán
superpotencias.

–Dada esa dinámica, ¿qué deberían hacer
aquellas naciones que aún fluctúan entre la segunda y la tercera ola?

– (Suspira). Hasta el grado en que les sea
posible, un punto importante que también alcanza a Estados Unidos, sería
eliminar todos los sistemas educativos que preparan a los chicos para trabajar
en modelos industriales o de factorías. Nuestros sistemas educativos hoy
simulan el modelo de las fábricas, en las que los chicos siguen un horario fijo
de ingreso y salida, y una rutina al estilo de un trabajo cualquiera, lo que
estuvo bien mientras duró la sociedad de masas. Preparamos a los chicos para
trabajos que, en su esencia, serán una suerte de línea de ensamblaje aun cuando
esos empleos resultarán cada vez más escasos, y no avanzamos hacia una economía
basada en el conocimiento individual. Por tanto, es necesario transformar este
sistema masivo de educación, algo que será extremadamente difícil de lograr. Es
obvio que los sindicatos de profesores se resistirán a estos cambios porque de
manera comprensible buscarán proteger sus puestos de trabajo, pero aun así debe
darse un replanteo radical de la educación. ¡¿Cómo se combina lo que hoy aprenden
los chicos en la escuela con lo que aprenden en internet o en la calle?!

–¿Hay algún país que siga esta reforma
educativa que sugiere?

–No. No aún.

–¿Por qué?

– Bueno, para empezar, porque una de las metas
más preciadas de los países en vías de desarrollo es convertirse en sociedades
industrializadas. O, como decimos nosotros, pasar de la “primera ola”
a la “segunda ola”. Además, muchos de esos países tampoco se han
confrontado aún con las nuevas realidades globales. Y a esto se suma que los
docentes en casi todos los países están muy bien organizados en sindicatos para
proteger sus empleos. Lo comprendo. ¡Mi hermana es maestra! Pero el punto es
que el modelo en que se mueven es injusto para los chicos. Preparan a los
chicos para ayer, no para mañana.

LA NACIÓN / ARGENTINA / GDA /

LA ESCUELA DEL MAÑANA

Alvin y su mujer, Heidi, subrayan que el
futuro “será para aquellos que desarrollen habilidades o técnicas de
pensamiento crítico”. Es decir, aquellos que sepan asimilar información,
adaptarse a los cambios y tomar decisiones a una velocidad creciente, algo para
lo cual, afirman, no preparan las escuelas de hoy.

La “escuela del mañana”, tal como la
entienden los Toffler, resulta ser muy distinta de las actuales. Para empezar,
porque debería funcionar las 24 horas del día, ofrecer un servicio adaptado a
las necesidades y los intereses de cada alumno y de las empresas, y con un
currículo interdisciplinario no sólo en cuanto contenidos, sino también por sus
exponentes. ¿Por qué? Porque las clases deberían darlas no sólo los maestros
?quienes a su vez deberían pasar parte de su tiempo en el mundo empresarial?,
sino todos aquellos que tengan algo para dar.

-¿En qué piensa, en concreto?

-¿Por qué no sumar a las aulas a quienes sin
ser maestros, pueden ofrecerles otras perspectivas de aprendizaje a los chicos?
¿Por qué no sentarlos durante media hora, una hora o lo que fuere con un piloto
de avión? ¿O con un cocinero, un empleado de oficina o un empresario? Que se
genere un ida y vuelta: ¿qué haces? ¿Cómo es tu vida diaria? Y, más relevante
aún, ¿cómo introducir a los estudiantes al mundo actual, a la vanguardia de la
tecnología de la información, cuando los maestros conocen tanto o menos de
ellas que los alumnos?


Noticias Septiembre 21, 2008

El Futuro del Teléfono Móvil

Googleblog. Internet ha tenido un enorme impacto en la vida de las personas en todo el mundo en los diez años transcurridos desde la fundación de Google. Se han transformado la política, el entretenimiento, la cultura, los negocios, la atención de la salud, el medio ambiente y casi todos los temas que se pueda imaginar. ¿En qué consiste esta fundamental evolución de la tecnología? ¿cómo la vamos a adaptar, y (más importante) cómo nosotros mismos nos vamos a adaptar a esa evolución? Le pedimos a diez de nuestros mejores expertos en esta cuestión, durante el mes de septiembre (nuestro mes de celebración del 10 º aniversario) que nos ofrezcan sus respuestas. Como la famosa observación que hizo el científico de computación Alan Kay, “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”, por lo que estaremos haciendo nuestro mejor esfuerzo para hacer valer las palabras de nuestros expertos. – los editores de la serie son Karen Wickre y Alan Eagle.


En la actualidad hay unos 3,2 mil millones de teléfonos móviles abonados, y ese número se espera que crezca por lo menos en mil millones más durante los próximos años. En la actualidad, hay más teléfonos móviles que automóviles (unos 800 millones de vehículos matriculados en el mundo) y tarjetas de crédito (sólo el 1,4 mil millones). Si bien, tomó 100 años para los teléfonos fijos su propagación a más del 80% de los países del mundo, su descendiente inalámbrico lo hizo en 16 años. Y ahora los adolescentes utilizan menos los relojes porque usan sus teléfonos para llegar a tiempo a su lugar (en algún lugar Chester Gould se pregunta cómo se llegó a esto). Por lo tanto, es seguro decir que el teléfono móvil puede ser el más prolífico de los productos de consumo jamás inventado.

Sin embargo, aún no se asume que estos dispositivos móviles son ubicuos. El teléfono que usted tiene en su bolsillo o cartera es, probablemente, diez veces más potente que el PC que tenía en su escritorio sólo 8 o 9 años atrás (y estamos suponiendo que tendría un PC, porque la mayoría de los usuarios de móviles no lo tienen). Tienen tal gama de sensores como para hacer un aterrizaje de Marte orgulloso: un reloj, un sensor de potencia (¿cómo es que baja la batería?), un termómetro (para que cargue las pilas de a poco, a bajas temperaturas), un medidor de luz (para determinar la retroiluminación de pantalla). Otros más sofisticados cuentan con sensores de ubicación, acelerómetro (detecta vector y la velocidad de movimiento), y hasta una brújula en los más avanzados. Y lo más importante, por su propia naturaleza, nos tienen siempre conectados.

Proyectando estas tendencias otros diez años, llevaremos un aparato conectado 24×7 (todas las horas de todos los días) (un estudio reciente de los clientes de móvil chinos evidenció que la mayoría duerme a no más de un metro de sus teléfonos), muy poderoso, conectado en todo momento y rico en sensores. Entonces, ¿Qué haremos con el teléfono que aún no hacemos? Aquí hay algunas posibilidades:

Alertas inteligentes: el teléfono inteligente está pendiente de su situación y le alerta cuando algo necesita su atención. Esto ya está ocurriendo hoy en día, con mensajes de textos de eBay para enviarle una oferta de su interés o los servicios de alerta (como Google News) que ofrecen noticias, deportes, acciones o cambios. En el futuro, estas aplicaciones serán más inteligentes, monitorearán pacientemente sus preferencias personalizadas (que se almacenan en la nube de redes) y sólo entregarán la información que usted desea. Un escenario muy útil: el teléfono sabe que usted está saliendo a una cena en el centro de la ciudad y le avisa de las condiciones de tránsito o los mejores lugares para estacionar.

Realidad aumentada: El teléfono utiliza su arsenal de sensores para entender su situación y proporcionar información que pueda ser útil. Por ejemplo, ¿quiere realmente saber el precio del perrito en el escaparate? El teléfono, con GPS y brújula, sabe lo que usted está viendo, se podría decir, incluso antes que usted pregunte. Además, ¿qué raza es y la mejor manera de entrenarlo?

Crowd sourcing se hace central: su teléfono es su omnipresente micrófono para el mundo, una forma de publicar imágenes, mensajes de correo electrónico, textos, twitters y entradas en el blog. Cuando todo el mundo está haciendo lo mismo, tienes un mundo donde la gente de todos los rincones del planeta están cubriendo sus experiencias en tiempo real. Esa enorme cantidad de contenido se archiv, ordena, y vuelve a desplegarse a otras personas en nuevas e interesantes maneras. Pregunte a la web sobre los sitios más interesantes en los alrededores, y su teléfono le mostrará imágenes y comentarios que han publicado otras personas sobre los lugares de interés cercanos. ¿Le gusta lo que ve? Le enviarán instrucciones de cómo llegar a esos lugares.

Sensores en todos los lugares: el teléfono sabrá mucho sobre el mundo que a usted le rodea. Si combina esta inteligencia y la nube de datos proveniente de todos los otros teléfonos, conseguirá una increíble fotografía de lo que está sucediendo en el mundo ahora mismo. Las actualizaciones del informe del tiempo no se hará sobre la base de cientos de sensores, sino de cientos de millones de sensores en los móviles de las personas. Los informes de tráfico no se basarán en helicópteros ni sensores de carretera, sino en la densidad, velocidad y dirección de los teléfonos (y personas) atascados en el tráfico.

Herramienta para el desarrollo: su teléfono puede ser algo más que algo útil, puede ser su sustento. Ya, esto es cierto para personas en muchas partes del mundo: en el sur de la India, los pescadores utilizan mensajes de texto para encontrar los mejores mercados para su pesca diarias, en el sur de África, los agricultores del azúcar pueden recibir mensajes de texto para informarles sobre cuánto regar sus cultivos, y en todo el África subsahariana los empresarios con teléfonos móviles pueden convertirse en operadores de telefonía, para mantener comunicadas a sus aldeas. Estas innovaciones no harán sino aumentar en el futuro, con los teléfonos móviles convertidos en el eje de mayor desarrollo económico.

El futuro a prueba de dispositivos: el teléfono móvil es abierto, igual como la Internet, por lo que será fácil para los desarrolladores crear o mejorar aplicaciones y contenidos. Aquienes les interesa obtener instalado automáticamente en su teléfono. Digamos que usted tiene una pieza de software en el teléfono para mejorar la administración de energía (y por lo tanto la duración de la batería). Digamos que un desarrollador hace una mejora para el software. La actualización se instala automáticamente en el teléfono, sin que usted deba mover un dedo. El teléfono realmente mejora con el tiempo.

Software más seguro a través de la confianza y comprobación: El teléfono proporcionará las herramientas y la información que le ayuden a decidir lo que hay que descargar, lo que hay que ver, y lo que hay que compartir. La confianza es la moneda más importante en el mundo siempre conectado, su teléfono le ayudará mantener el control de su información. Usted puede elegir compartir nada en absoluto (el modo por defecto) o simplemente compartir ciertas cosas con ciertas personas -su círculo de amigos de confianza y de la familia. Podrá tomar estas decisiones sobre la base de la información que tiene de los servicios y proveedores de software, y la calificación colectiva de la comunidad. Su teléfono es su cámara de confianza: sabe mucho acerca de usted, y no revelará nada sin que usted lo acepte.
Traducción: traductor Google y mía
Recomendado por Pol Navarro
Noticias Septiembre 17, 2008

Intel imagina el futuro en movilidad y salud

elpais. Máquinas que analicen el contexto y
que sean capaces de anticipar servicios, eso imagina Intel. Intel quiere que
usemos más microprocesadores y, por si nos faltara imaginación, encarga a sus
laboratorio inventar el futuro. No quiere decir que mañana será lo que nos
digan pero, cuando muestran sus proyectos como lo hicieron el 11 de junio en el
Computer History Museum, cerca de San Francisco, vale la pena echarle un
vistazo a lo que nos proponen, particularmente en dos áreas tan esenciales como
la movilidad y la salud. “Hoy la movilidad es definida más por la
capacidad de los aparatos que por lo que quisiéramos que hagan”, afirma
Kevin Khan, director del laboratorio de comunicación Intel. “Queremos que
sean más poderosos, más personales y más conscientes de lo que los rodea”.
Un
teléfono celular tiene que ser capaz de darse cuenta del contexto en el cual se
encuentra. Una cámara, por ejemplo debería poder entender que monumento está
fotografiando y sacar automáticamente información sobre dicho monumento. Por Francis Pisani

 

 

Lester
Memmott, uno de los ingenieros presentes, me explicó que “el contexto no
se limita al lugar. Mi teléfono puede saber que estoy en un concierto gracias
al calendario y ponerse en modo vibración. Dotado de un acelerómetro, puede
detectar también si estoy caminando o sentado”.

Para
integrar todo esto está desarrollando un context engine, un motor que
agrega todos los datos relativos al contexto, los analiza y permite que
diferentes aplicaciones tengan acceso al resultado. Con esto dice Memmott,
“si está en cierta parte de la ciudad en una cita a las 11h, con otra cita
en un barrio lejano a las 12h, si surge un accidente en la carretera o si hay
mucho tráfico, le puede avisar que tiene que salir ya o llamar a la persona que
lo espera para decirle que va a llegar algo tarde”.

El
context engine podría estar listo relativamente pronto. La dificultad,
según Khan, reside en hacer converger todas las tecnologías implicadas (los
aparatos) y, sobre todo en conseguir la cooperación de las distintas industrias
implicadas y la adopción de los estándares.

Otro
campo de mucha atención es la salud. “No tenemos los recursos para seguir
soportando el sistema hospitalario como funciona hoy”, explica Eric
Dishman, un sociólogo responsable de la innovación en el campo de la salud.
“Sobre todo si consideramos que el número de personas mayores de 60 años
va a triplicar en los próximos años”. En vez de atenderlos en el hospital,
la respuesta consiste en monitorizarlos en su casa gracias a instrumentos
capaces de enviar datos a los médicos.

La
atención puede ser hasta mejor explica Bill DeLeeuw. En el caso de la
enfermedad de Parkinson, por ejemplo: “En vez de hacer tests cada seis
meses para modificar la dosis de medicamentos, el aparato que hemos
desarrollado permite hacerlos cada semana y mandarlos directamente al
médico”.

El
aparato existe y ha sido instalado en casa de un grupo piloto de 50 pacientes
voluntarios. Lo pueden instalar solos y es muy discreto “porque la mayoría
de las personas no quiere llamar la atención sobre el hecho que está enferma”.
Los datos son bajados a una clave USB que se puede luego conectar a una
computadora, o llevar al médico.

Esos
ejemplos son apenas elementos de una visión más ambiciosa que se llama
“computación esencial”. Se trata de concebir máquinas
“intuitivas y conscientes del contexto gracias a múltiples sensores.
Constituirán una clase totalmente nueva de aparatos más allá de los PC y de los
móviles”, explica Andrew Chien, director de investigación. Para él,
“pasamos mucho tiempo riendo, aprendiendo, tocando o moviéndonos” y
quiere hacer computadoras capaces de percibir la física de las cosas
gracias a datos cogidos por biosensores, de “enriquecer todos los aspectos
de la vida cotidiana”, de ayudarnos “con el 90% de éxito durante el
90% del día”.

Además
de ser inteligentes, serán capaces de sentir y de comunicar. El
reto consiste en “transformar esta capacidad de comprensión en reacciones
en tiempo real”.

No
todas esas fascinantes visiones se volverán realidad, o no lo harán tan pronto
como quisieran los ingenieros. En la era de la web, start-ups y
usuarios cuentan más que los laboratorios de las grandes empresas.