Artículos de la categoría

emociones

Noticias Septiembre 27, 2007

Las redes sociales en la organización de la empresa

La organización de las empresas se tuvo que adaptar a Internet y ahora debe incorporar las ventajas de la Web 2.0

FRANCIS PISANIelpais

LA OLA WEB 2.0 ESTÁ GANANDO terreno en las empresas como lo dejó claro la excelente conferencia Office 2.0 que tuvo lugar en San Francisco a principios de mes. Estamos en una fase de transición con fuertes resistencias y modelos económicos inciertos. La tecnología avanza, la gente la usa, pero los negocios siguen encerrados en el modelo económico 1.0.

Frente a las más de 70 empresas que presentaron sus productos, la impresión dominante es que todas ofrecen lo mismo alrededor de dos ideas: herramientas para hacer on-line lo que se hace con el ordenador y una mayor facilidad de colaboración.

Las primeras siguen siendo los muy conocidos Google Docs, seguidos por Zoho y ThinkFree. Zoho.com ofrece a las pequeñas y medianas empresas un nivel de sofisticación comparable a la de un departamento informático tradicional, pero a mucho menor costo. Su nueva suite Business permite un control eficaz con la flexibilidad requerida cuando todo el mundo no trabaja en el mismo lugar.

En el caso de ThinkFree.com, se limita a los programas esenciales (texto, hoja de cálculo, presentación), pero apuesta por la sincronización entre lo que se hace on-line, ausente de otras ofertas.

La originalidad proviene en parte de las representantes europeas. La británica Huddle.net apuesta por "una mezcla de redes sociales, más herramientas, más seguridad" explica su director comercial, Alastair Mitchell. Cada usuario puede constituir equipos ad hoc (o redes sociales al estilo de Ning.com), pero agrega un gran cuidado en materia de seguridad. La belga ContactOffice.com tiene el paquete más completo, con wikis, foros y hasta mensajes SMS para agilizar la colaboración entre los empleados.

La premisa esencial de Office 2.0 es que va a cambiar la forma en que trabajamos. Hasta prometen -lo que no hay que creer ciegamente- que el trabajo va a ser "más divertido". El panel sobre El futuro del trabajo fue presentado por A. M. Malí, cuyos empleados trabajan desde su casa o desde un Starbucks y tienen todas sus aplicaciones y datos en Red. Todos estuvieron de acuerdo en que las tendencias esenciales son ahora movilidad, flexibilidad y, más que nada, colaboración.

Jonathan Rochelle, de Google, contó cómo sus ingenieros habían hecho posible la modificación de documentos en tiempo real sin prestarle mucha atención, pero que el público lo había convertido en una funcionalidad esencial. A veces se adelantan y "piden cosas antes de que seamos capaces de ofrecerlas", afirmó Danny Kolke, director general de la empresa Etelos.com.

Muchos empleados ya están involucrados en una cultura 2.0 que adquieren fuera y quieren introducir en las empresas. Cualquiera que haya utilizado Facebook o las mensajerías instantáneas en la universidad lo va a querer integrar en su trabajo. Huddle y ContactOffice no gastan dinero en marketing. Ganan terreno de manera viral sin tener que ir a buscar los responsables informáticos.

Tales cambios dan lugar a un verdadero choque cultural entre quienes conciben el trabajo de manera jerárquica y tradicional y quienes lo experimentan de manera más colaborativa, más horizontal, en Red.

La segunda batalla opone a esas empresas entre sí. Todo parece indicar que la tendencia se va a imponer, pero también que la gran mayoría de las que estuvieron representadas en la conferencia desaparecerán.

La mayoría de esas empresas que ofrecen herramientas 2.0 siguen operando en una lógica 1.0 de negocios. Piensan en su negociación con los responsables de empresas más que en los individuos que las van a introducir y que deben ganar con ofertas muy generosas.

Copiar lo que se hace con el ordenador para ofrecerlo en red sigue siendo la tendencia dominante. No es la solución. Todos los saben; pero la tecnología perturbadora que nos obligará a reconsiderar profundamente la forma en que trabajamos todavía no es evidente. Se intuye que facilitará la colaboración e integrará una buena dosis de redes sociales.

Noticias Abril 15, 2006

Emociones y Estados de Animo

La vida como Lámpara de Aladino



 

En los últimos años, ha
cobrado fuerza la percepción que para las personas y sus relaciones con otros,
en los negocio, en comunidad o en la familia, las emociones juegan un papel
principal.

Un salto importante en esta
percepción, aunque aún insuficientemente entendido, fue la publicación de la Inteligencia
Emocional
. Dio legitimidad a considerar como un ámbito pertinente e
importante al papel de las emociones, especialmente en la vida profesional,
pero la cultura predominante lo volvió a encasillar en la búsqueda y
prescripciones de recetarios formales, lógicos, continuando con el
entendimiento de la inteligencia y el aprendizaje basados en formalidades como
si se tratara de programar un ordenador.

Es cierto que se pueden modificar,
educar, transformar las emociones, pero siguiendo el camino del jardinero
cuidadoso, del artesano sutil, y no a través de manuales parecidos a los que
enseñan el uso de una licuadora.

Las emociones se cultivan,
se entrenan, se desarrollan, porque se trata de hábitos, no de componentes
intercambiables. Se trata de hábitos en el modo de reaccionar físicamente ante
los eventos de la vida diaria, pero también de hábitos que condicionan una
actitud predominante ante la vida en general. Se manifiestan en las emociones
que emergen predominantemente ante un evento sorpresivo positivo o negativo,
como una buena noticia, un descubrimiento, un anuncio, un accidente o una
sorpresa.

Pero también se expresan en
lo que solemos llamar el carácter, ese perfil emocional que nos muestra
optimistas o melancólicos, perspicaces o reflexivos, acogedores o distantes. Como
un rasgo que nos caracteriza. Hacerse conscientes y observar estos rasgos que
predominan en nosotros, nos da alguna libertad para comenzar a modificar los
que nos causan dificultades o nos impiden vivir una vida más satisfactoria.

Otra dimensión de los
estados emocionales son los discursos que nos embargan también como hábitos que
operan sin nuestra decisión y que no vemos. Porque vivimos en comunidades que
tienen sus tradiciones, nos “contagiamos” sin darnos cuenta de los discursos
que predominan en ellas acerca de nuestro pasado, presente y futuro, y
repetimos inconscientemente explicaciones y expectativas como si fueran
nuestras y originales. Porqué tuvimos ciertos fracasos colectivos, en lo que
somos buenos, en cómo se ve el futuro. Un medio importante de contagiar estados
de ánimo colectivamente son los discursos, las conversaciones, especialmente de
las personas o instituciones con liderazgo, como los políticos, las iglesias,
los medios de comunicación.

Un experto contaba cómo en
una ciudad pequeña y alejada de la capital del país la gente estaba atemorizada
por la delincuencia que ocurría en la gran ciudad a cientos de kilómetros de su
pueblo, sólo porque era lo que veía en el telediario de la noche. Los discursos
de identificación colectiva como las ideologías políticas, la religión, el
nacionalismo e incluso el fútbol, traen aparejadas emociones.

Podemos distinguir entre la
manifestación física de las emociones y su expresión discursiva, pero estas
siempre están juntas y una condiciona a la otra. Para fortalecer un estado de
ánimo o para cambiarlo por otro, tanto la expresión física de las emociones,
como su dimensión discursiva son objeto de cambio, pero un cambio que es sutil
y pausado cuando ocurre por azar y no por diseño. Hay otras manifestaciones
humanas en que se manifiestan los estados de ánimo, que también al cambiar
ellas hacen inflexiones a estos hábitos que son imperceptibles para la mayoría,
como son en general manifestación estéticas, como la música, la moda o la
arquitectura.

Resentimiento: cuánta
vida perdida

Un estado de ánimo histórico,
predominante en nuestra cultura, tanto en emociones reactivas a eventos, como
manifestaciones de un carácter predominante y de discursos compartidos
socialmente es el resentimiento, el cual parte de la ilusión que vinimos al
mundo a ser satisfechos, y que no lograrlo es una injusticia o, por lo menos un
error. Es tan general y profundo, que atraviesa las situaciones objetivas de
cualquier persona de cualquier condición social, económica o de género.

Como la expectativa es que
debiera conseguir todo lo que me imagino y la imaginación es ilimitada, siempre
voy a estar insatisfecho, cosa de lo más común por lo demás, pero la
consecuencia es que lo vivo como un acto de agravio e injusticia de los otros y
de la vida. Lo que hace sufrir, sentirse incompleto en cualquier condición y
especialmente acusador de las malas intenciones y del descuido de los otros por
mi propia existencia.

Una persona resentida se
siente desilusionada de los otros, es incapaz de sentir agradecimiento por la
vida que tiene, no tiene la posibilidad de preguntarse por su propia
responsabilidad en lo que falta, desconfía de las intenciones de los otros, se
vuelve escéptica e irónica ante las esperanzas ajenas, acusa de los descuidos y
faltas a quien se deje, o a quien le quede.

Una persona resentida es
una persona solitaria porque no confía y porque es difícil de soportar para los
amigos, familiares, compañeros de trabajo o jefes.

Es un problema imaginar
que la vida es como una lámpara de Aladino en que uno espera que todo lo que
imagina se vuelve en un deseo que algún genio servicial debiera satisfacer.

No se trata de aceptar las
cosas así simplemente como se nos dan, de sumarnos a ese himno creciente de la
resignación “es lo que hay”. Sino que de ponerse desafíos, buscar más,
pero aceptando como parte de la vida lo que no se da y en cualquier caso
liberar a los otros de la obligación de darnos lo que a nosotros se nos ocurre.

Mejor es aceptar la
realidad de la vida y para lo que no nos guste, comprometernos en cambiarlo, y
entrar en un ciclo de aceptación y búsqueda de cambio que acompañe a la
infinita imaginación de una vida mejor. En ese camino, enojarse, descreerse,
acusar o alejarse, no ayudan a resolver las propias insatisfacciones.

Como aceptamos antes, que las emociones se manifiestan física y
narrativamente, que afectan nuestras reacciones ante las eventualidades de la
vida y también nuestra actitud más predominante ante la vida, pero que antes
que nada, se trata de hábitos, el esfuerzo que necesitamos es descubrir
cuando comienza a manifestarse el estado de ánimo de resentimiento y buscar
emociones que pongan la responsabilidad del cambio en mi mismo antes que en las
culpas de los otros. En otro momento en el futuro, podemos conversar de otros
estados de ánimo.

…Ver: El Monje en el Laboratorio