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Noticias Junio 9, 2012

Fernando Flores – La era del cambio – Chile 1992

Fernando Flores en la Conferencia de Cierre del Programa de Diseño y Liderazgo, que la Fundación Mercator realizó en Enero 1992, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. Se han cumplido 20 años de esa charla y es francamente impresionante, lo actual de su discurso, del espíritu y de los horizontes que ahí plantea. Una verdadera joya de pensamiento, una convocatoria de unidad en una época en que Chile se esforzaba por rencontrarse como país y re-conectarse al mundo del que había estado marginado. Es un lujo verdadero que agradezco sinceramente haber sido testigo presencial de esa conversación histórica y de ese proceso para cientos de jóvenes chilenos que comenzábamos nuestra vida como ciudadanos y como profesionales. Quedará para la historia de Chile el aporte que hizo Fernando Flores y la Fundación Mercator al país y a esa generación de jóvenes.

Noticias Mayo 23, 2009

Diseñar la moda con los clientes – moda crowdsourced

 

springwise. Las creaciones crowdsourced (construidas en conjunto con los usuarios masivamente) ya forman la base de zapatillas de
marca Ryz,
que vende gran parte superior con diseños gráficos creado y votado en la
producción por parte de los consumidores. Ahora, un concepto similar se
utiliza para crear Exuve,
una nueva línea de ropa “, donde el diseñador y el consumidor son una
misma cosa.”

Con sede en California Exuve es una nueva etiqueta de moda para la mujer y
el hombre que vende vestidos, tops, faldas, chaquetas y pantalones diseñados y
votado por la multitud. Los usuarios pueden enviar sus diseños para cualquiera
de los concursos mensuales del sitio usando cualquier combinación de imágenes,
ilustraciones, las palabras y las especificaciones.
Diseños presentados a
continuación, obtener la publicación de la crítica y la revisión por otros
miembros de la comunidad Exuve; los diseñadores, mientras tanto, se alienta a
promover su trabajo en sus propios blogs, redes sociales y páginas personales.

Los diseños de cada
categoría que se han puntuado más alto se pone en producción para su compra en
la tienda en línea de la empresa, y los ganadores son recompensados con 500
dólares en efectivo, 200 dólares Exuve un certificado de regalo (canjeables por
100 dólares en efectivo) y 5 por ciento de los ingresos netos ingresos de las
regalías de las ventas del tema a través de su filial Exuve.com y minoristas.

En la actualidad hay
unos 70 usuarios registrados en el sitio.

Con empresas como
Exuve, Ryz, infecciosas
y de rosca-entre
muchos otros-no es difícil imaginar un futuro en el que los diseñadores ya no
existen de por sí, en vez sustituye por el prolífico y creativo hordas de
ansiosos consumidores.
Comercialización, por supuesto, también está a cargo de
esas mismas masas socialmente conectado.
Afortunadamente, siempre habrá un lugar para ustedes,
los empresarios que inspiró hacer todo esto!

😉 (Relacionado con: etiqueta
de código abierto para la moda verde.)

Website: www.exuve.com
Sitio web: www.exuve.com


Contact: help@exuve.com
Contacto: help@exuve.com

Descubierto por James
Quemaduras

Noticias Febrero 3, 2009

Cecilia Echenique, diseñadora mitad chilena mitad brasileña

 

emol. Esta diseñadora, mitad chilena mitad brasileña, es uno de los talentos
más destacados de la nueva generación de creadores paulistas. Después de vivir
con una tribu en una isla perdida del Pacífico Sur y apostar por diseños que
además de ser femeninos comuniquen emociones, Cecilia Echenique está
involucrada en un proyecto social que une la costura con la moda.
Cecilia fija la cita en su atelier. Una casa
de dos pisos, de líneas simples, murallas blancas y una radiante vitrina donde
muestra algunos de sus diseños, los últimos que le quedan de la colección que
creó para el verano. La tienda, que además es el estudio donde delinea y arma
todas sus creaciones, está al final de Peixoto Gomide, una calle angosta que
cae en pendiente y que integra el circuito fashion de Baixo Jardins. Un área
que se ha convertido en el epicentro de la nueva generación de creadores
paulistas y que está pegada a Oscar Freire, el sector donde están las tiendas
más exclusivas de Sao Paulo.


– Esta zona es como el lado B, donde están las
marcas y diseñadores más jóvenes y arriesgados – dice Cecilia Echenique con voz
entusiasta, pero con cara de cansada. Anoche se quedó hasta tarde revisando los
últimos detalles de su línea de invierno y esta mañana le costó tomar un taxi
que la trajera desde su departamento en Iburapuera, un sector residencial que
queda a quince minutos de la tienda. Ahí vive con Guillermo, su novio y socio
comercial.

Se disculpa por su tardanza en un español
perfecto, acogedor, pero extraño. Aunque tiene acento chileno, el ritmo de sus
frases es brasileño. Algunas veces empieza hablar con un relajado o sea y
termina con un enérgico ta?, un típico modismo en portugués para afirmar algo.

Al igual que la mezcla que domina su forma de
hablar, Cecilia Echenique es chilena y brasileña al mismo tiempo.

– Me siento muy chilena, pero nací en Sao
Paulo y toda mi vida la he pasado acá. Mis papás, Cecilia y Juan, son chilenos
y mis hermanos, Felipe y Fernanda, nacieron en Santiago. Así que crecí en una
casa donde todos tienen cabeza de chilenos, donde nunca se perdieron los
modismos de allá y todos los veranos de infancia partíamos a la casa de mi
abuela en Algarrobo a comer barquillos en la playa. Esa dualidad me marca y me
gusta, porque siento que tengo lo mejor de dos países increíbles – explica esta
diseñadora industrial, que desde hace cinco años se dedica a la costura.

Hoy Cecilia es considerada como uno de los
talentos más fuertes del nuevo organigrama del estilo Made in Brasil. Además de
encontrar sus colecciones en su boutique, también tiene puntos de venta en Río
de Janeiro, Belo Horizonte y Salvador de Bahía. También algunas boutiques
exclusivas en Japón y Bélgica, y acaba de firmar un contrato con un
representante italiano, quien se encargará de ampliar su mercado dentro de
Europa.

Moda y emociones

Cecilia Echenique tiene 30 años, largo pelo
claro y sus ojos azules se convierten en líneas cuando sonríe. Siempre lleva
sus diseños, especialmente los amplios pantalones de tiro largo que se anudan a
la cintura. Los mismos que presentó cuatro temporadas atrás y que ahora están
en las últimas colecciones de sus colegas ya consagrados.

– Los voy a llevar siempre, incluso cuando los
demás dejen de hacerlo. Yo no busco imponer tendencias, lo mío es hacer ropa
que se acomode a la gente, que tenga mil vidas.

Cecilia medita cada uno de sus comentarios, se
toma su tiempo y cuando responde también gesticula con sus manos. Está sentada
en una de las sillas de una salita ubicada al final de su tienda y que enfrenta
a un pequeño jardín con un solitario árbol de ramas delgadas con pequeñas
flores que resplandecen, pese a que la mañana está nubosa y hace poco cayó una
ligera llovizna. En este espacio, cuenta la diseñadora, atiende a sus clientas
más cercanas. Las que compran sus vestidos envolventes, que bautizó como
libélulas, porque sus largas mangas imitan la forma de ese insecto y se pueden
usar de infinitas formas.

El vestido libélula fue lo primero que Cecilia
creó cuando empezó a hacer moda. Antes estaba centrada en la fabricación de sus
“Extensiones emocionales”, un trabajo que creó para su tesis en la
Universidad de Diseño Industrial de Sao Paulo. Una suerte de objetos de arte y
accesorios para vestir que imitan la forma del corazón, pero que tienen la
doble función de decorar un espacio o integrarse al look de cualquier mujer.

– La idea se me ocurrió en un sueño y hacerla
proyecto me costó mucho, porque mi idea era rescatar la esencia humana, pero al
mismo tiempo llevar el arte al cuerpo. En el fondo, imitar esa cosa tribal de
los indios, para quienes los accesorios forman una parte básica de su
vestimenta, pero al mismo tiempo tienen un enorme peso espiritual y protector –
cuenta Cecilia.

Pese a los temores de que sus profesores no
entendieran su concepto tan espiritual y abstracto, su tesis fue aprobada con
la más alta calificación. Y refrendó el consejo de su padre, el arquitecto Juan
Echenique, quien en los 70 integró el movimiento de la Ciudad Abierta en
Ritoque y más tarde desarrolló su carrera en Ilhabela, un exclusivo balneario
del Estado de Sao Paulo.

– Quería estudiar arquitectura, pero después
de una larga conversación, mi padre me convenció de que probara con el diseño
porque mi personalidad era más detallista y eso era más fácil de lograr creando
objetos – explica Cecilia, quien luego de egresar de la universidad colaboró
con el diseñador de iluminación francés Hervé Descottes y con el escenógrafo
Patrick Jouin, y con quienes coordinó la muestra “Parade”, del
diseñador Phillipe Starck en Sao Paulo.

Alma tribal

En 2000 decidió viajar a Nueva Zelanda para
convivir durante unos meses con una tribu de una isla del Pacífico Sur. Para
lograrlo armó un plan. Primero aceptó la invitación de su madrina chilena que
se había radicado en Auckland, y una vez allá comenzó a hacer los recorridos en
yate que se hacían por el archipiélago de Tonga. En la travesía se encontró con
un amigo de su hermano mayor, que acompañó a unos médicos de India en una
misión de ayuda a una tribu, y lo convenció de que la llevara ahí.

Al principio su amigo se negó, pero al final
le entregó una suerte de talismán que tenía que colgarse al cuello y presentar
ante los jefes de la tribu para que la aceptaran. Luego de cuatro días de
viaje, llegó a la isla con un bolso y fotos de su trabajo que presentó a los
isleños que la miraban como extraterrestre.

– Fue increíble. Me encontré con gente con una
visión de mundo que luchaba por no contaminarse con lo occidental. Durante dos
meses me quedé replicando las extensiones emocionales con los materiales que
ellos usaban en sus trabajos, semillas, fibras vegetales, maderas. Eso cambió
totalmente mi forma de ver la moda, me convenció de que tenía que llevar este
concepto a mi país.

A los meses después abrió su primer taller.
Sin publicidad, ganó popularidad entre los seguidores de tendencias brasileñas
y la invitaron a mostrar sus creaciones en un evento para creadores underground
llamado “Casa de los Creadores”. Como su trabajo sólo consistía en
accesorios, en veinte días inventó sus vestidos libélula como un complemento
para mostrarlos en la pasarela. El éxito fue inmediato. A la siguiente
temporada las extensiones emocionales perdieron protagonismo y su colección de
ropa ganó más personalidad.

Luego de sus desfiles alternativos llegó la
consagración cuando el director creativo de Sao Paulo Fashion Week, Paulo
Borges, la invitó a integrarse al selecto grupo de diseñadores jóvenes que
participaban en la jornada de desfiles Amni Hot Spot, la antesala de nuevos
nombres que a futuro desfilarán en la principal pasarela brasileña.

Cecilia ya no integra este grupo por dos
razones. La primera: su trabajo es más maduro en términos de diseño, y su
nombre ya es considerado un talento consolidado. La segunda: los desfiles de
moda le parecen impersonales. Por lo mismo ha rechazado presentarse en Sao
Paulo Fashion Week y prefiere realizar cortometrajes con cineastas para mostrar
sus colecciones.

Además de luchar por marcar un camino distinto
en la costura, también está involucrada en un proyecto que una la moda con la
ayuda social. Con el apoyo de la empresa textil Santa Constacia, una de las
poderosas de Brasil, inició un microproyecto para capacitar a prostitutas del
centro de Sao Paulo. La fábrica le entrega cortes de telas con que la
diseñadora les enseña a coser y los secretos de la técnica patchwork, que ella
misma aprendió con su abuela en Chile durante su infancia.

– La idea es que estas mujeres, que en la
calle ganan menos de diez reales diarios, puedan replicar el vestido libélula
de acuerdo a su propio estilo – cuenta Cecilia, quien les compra cada pieza por
un precio similar al que pagan las tiendas del sector y luego los vende en su
tienda sólo recargándole un 25%. Aunque durante un tiempo Cecilia mantuvo los
vestidos que compró guardados, en su bodega, esta Navidad exhibió uno de esos
diseños en la vitrina de su atelier.

– Se vendieron todos. Todavía llegan mujeres
pidiendo más. Tengo que explicarles que es un trabajo artesanal y que su
confección demora. Ésa es la gracia; el esfuerzo, la alegría que le dan mujeres
que sólo entienden de sufrimiento y falta de oportunidades. Eso es un lujo, uno
real más que cualquier diseño de última tendencia.


Juan Luis Salinas T..

 

Noticias Julio 21, 2008

Diseño e innovación: empaque de alimentos

 

El salto del empaque de alimentos – Empresas chilenas logran éxito internacional

emol. Un buen packaging permite elevar las ventas. Sin embargo, se requiere definir antes la “personalidad” del producto y en qué mercados se competirá. En 2006, viña Morandé estaba en un atolladero. A pesar de que sus vinos recibían buenos comentarios de los críticos, sus botellas distaban de llamar la atención de los consumidores en las góndolas de los supermercados. Los focus group que hizo la empresa decían que incluso quienes consumían los vinos de esa compañía, no podían identificar los envases. Por Eduardo Moraga V.


La decisión fue drástica, había que hacer un cambio rotundo de imagen. Hacia fines de 2006, los ejecutivos diseñaron un nuevo plan estratégico para la compañía, definieron qué querían lograr con sus diferentes líneas de vinos y decidieron contratar al diseñador Luis Piano para reinventar el etiquetado de sus productos.

Luego de cerca de una semana de trabajo, la propuesta de Piano obtuvo el visto bueno del directorio de la viña. Las muestras de la nueva presentación fueron enviadas a los distribuidores e importadores. La respuesta fue tal, que, a partir de marzo de 2007, tuvieron que hacer todos los despachos con las nuevas etiquetas, cajas y cápsulas.

La guinda de la torta vino este año, cuando la prestigiosa revista Wines & Spirits eligió a la etiqueta de la línea Pionero como la mejor del mundo en el segmento de los vinos varietales.

Nunca una viña chilena había recibido ese premio. Y lo que es mejor, la demanda por las botellas de Morandé tomó una velocidad más que interesante.

“El cambio de packaging fue vital. En la actualidad, si quieres mantener tu proyecto vinícola, tienes que tener una imagen que te destaque frente a la gran cantidad de competidores en la góndola del supermercado”, explica Claudio Germain, subgerente de marketing de Viña Morandé.

Y lo que pasó con ellos no es la excepción en el agro chileno. Todo lo contrario. Por estos días, la preocupación por la presentación del producto es una de las tendencias más dinámicas. Desde empresas lecheras hasta productores de merquén están poniendo buena parte de sus fichas en el empaque, o packaging, cómo forma de mejorar sus ingresos.

La importancia del empaque

Paulina Peñaloza, socia de la empresa Chilegourmet, que comercializa desde dulce de leche de cabra hasta avellanas tostadas, tiene clara la importancia que posee el empaque.

“Es una de las bases de sustentación de nuestra empresa y nos permite competir con los franceses y los italianos. Cuando partimos hace un par de años nos dimos cuenta de que la imagen era tan importante, que a pesar de ser chicos, contratamos a una diseñadora de planta para la empresa. Gracias a la preocupación por el empaque, ingresamos a 700 tiendas gourmet de Estados Unidos”, explica Peñaloza.

Pero como reconocen las empresas agrícolas pioneras en el diseño, no es cosa de pedirle a un diseñador “enchular” un envoltorio y quedarse sentado esperando a que mejore el precio del producto.

Por el contrario, en la era del empaque agropecuario es necesario hacer un gran trabajo interno, incluso antes de contactarse con un diseñador.

El primer paso es tener claro cuál es la “personalidad” del producto y qué es lo que quiere transmitir.

Por ejemplo, es muy distinto que un pote de miel apele a un entorno puro, que tenga una carga étnica o que apunte a la diversión. Siendo el mismo producto, el diseño correrá por carriles muy distintos.

Sin embargo, junto con decidirse por una línea, hay que ver si el producto realmente es coherente con lo que se promete. De lo contrario, todo gasto en imagen se transformará en un boomerang.

“Es un error pensar que es cosa de entregarle la decisión del empaque o la etiqueta 100 por ciento al diseñador. En nuestro caso, escribimos un completo informe sobre cuáles eran nuestros objetivos, describimos el producto y quiénes eran nuestros competidores. Con ese insumo recién fuimos donde el diseñador. Lo bueno es que, además, ahorramos tiempo y en cerca de un mes ya teníamos todas las líneas de vino con nuevo diseño”, explica Claudio Germain.

Conocer el mercado

Otro punto relevante es tener claro el segmento de mercado en que se espera vender el producto agropecuario. Con ese horizonte es el momento de calcular la inversión en empaque.

“Hay que ser realista. En el nivel de precios más barato, el envase es menos relevante en las decisiones de compra. Cuando los precios empiezan a subir, el tema del diseño se vuelve relevante. Eso sí, hay que medir bien los costos, para que vayan en concordancia con el segmento de precio en que peleará y el tema del packaging no se transforme, al final, en una carga para la empresa”, señala André Beaujanot, profesor del Departamento de Economía Agraria de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica.

Según Beaujanot, estudios en Australia, en los que él participó, demostraron que en segmentos como las papas, el diseño no necesariamente aumentaba las ventas.

Finalmente, también es clave resistir la tentación de apuntar a un diseño visualmente impecable, pero que deje fríos a los posibles clientes. Aquí es importante recordar que el diseño debe estar en función de los consumidores.

“No se trata de que el packaging sea un volón artístico. Tiene que transmitir un mensaje respecto del producto y generar atracción para la primera compra. Además, debe ayudar a la recordación por parte de los consumidores. Esto exige que los diseñadores sean un poco sociólogos. Tienen que entender qué quieren las personas y cuáles son los códigos visuales que para ellos son más atractivos”, resume Luis Piano, diseñador de Piano y Piano y con clientes como Concha y Toro y Morandé.

Cómo se ve, la tarea del empaque viene en tamaño grande.

Lo que la lleva en diseño

 

 

Grosso modo son dos las principales tendencias emergentes en el packaging de alimentos:

1. Por un lado está el estilo minimalista, aquel que apunta a líneas simples, con mucho espacio libre en el envase o en la etiqueta. Uno de sus ejes es reforzar la sensación de sofisticación que buscan los consumidores.

2. Un segundo eje es la apelación al terroir del producto, que se puede representar tanto geográfica, como culturalmente. “la gente quiere consumir alimentos que sean únicos, que representen un lugar determinado. Eso hay que representarlo claramente en el envase”, afirma paulina peñaloza, de chilegourmet, exportadora del dulce de leche de cabra miski.

Noticias Mayo 28, 2008

TED, difundir buenas ideas vale la pena

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En canal Vía X reseñaron este magnífico sitio TED.COM con una infinidadde videos de conferencias desde 1989 sobre tecnología, entretenimiento, diseño, negocios, ciencias, cultura, artes y preocupaciones globales como medio ambiente. Imperdible.