quepasa. Esta semana “nació” Cuil en internet el buscador
creado por antiguos  ingenieros estrella de Google, que aspira a superar al
líder del sector. Lanzado con la promesa de mayor rapidez y mejores búsquedas
se enfrenta a una dura batalla por cambiar las costumbres de los usuarios. La teoría es simple: hubo una época en
la que encontrar algo en Internet requería pasar por Yahoo!. Google era
entonces una idea desconocida, un pequeño buscador fuera del radar de los
grandes jugadores de la red. Y sin embargo, poco a poco, comenzó a hacerse un
nombre y se transformó, de la noche a la mañana, en un gigante del que tiene
envidia hasta Microsoft. La historia siempre se repite, así que en algún lado
de la red, agazapado, debe estar el buscador que un día acabará con el reinado
de Google.Es sólo cuestión de tiempo, ¿no? Por  Ángel Jiménez de Luis

La
práctica es algo más compleja. Desde hace cinco años muchas empresas -desde la
propia Microsoft hasta pequeñas start-ups- han intentado robar un poco de
protagonismo en el mundo de los buscadores. No es fácil, Google tiene indizados
varios cientos de miles de millones de páginas web -en la web, según el
buscador, hay 1.000 billones de páginas- . Según sus responsables son “el
mejor índice disponible” para navegar. Tal vez sí o tal vez no. Lo cierto
es que nadie ha conseguido ponerse a la altura de Google. Hasta ahora. Esta
semana un pequeño buscador, creado por antiguos trabajadores de la compañía, se
ha convertido en noticia: Cuil -se pronuncia como la palabra inglesa
“cool”-.

Y
Cuil es “cool”, es decir, que está de moda hablar de él. Es una
victoria en el primer asalto. Por lo pronto, los medios de comunicación y
bloguers han considerado este buscador como una alternativa seria a Google, que
no es poco. ¿Cuánto hay de verdad? Cuil fue creado por Anna Patterson y Russell
Power. Ambos trabajaron en Google. Patterson entró en la compañía,
precisamente, tras venderles un buscador web -Recall- que aspiraba a hacerle
sombra al gigante. Esta vez, sin embargo, la idea no es vender, sino competir.
Cuil tiene un índice de 120.000 millones de páginas webs -Google nunca publica
las cifras de su índice- y puede escalarse de forma mucho más fácil que su
competidor. Esto es importante porque, a medida que la web crece (y no para de
crecer), resulta más difícil mantenerla organizada. Hoy en día Google dedica
una ingente cantidad de recursos a investigar qué hay en la red y clasificarlo,
una compleja red de ordenadores que está activa las 24 horas del día y que
requiere de una enorme capacidad de proceso.

Cuil
promete aligerar esa carga, lo que quiere decir que, a la larga, podría ser más
efectivo que Google. Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Ofrece Cuil algo que
no ofrezca Google? El nuevo buscador es claramente diferente a la hora de
mostrar los resultados. Mejor o peor, depende de cada usuario. En mi caso,
después de una semana probando ambos sistemas, he encontrado que Cuil elimina
de los resultados muchas páginas inútiles y que con las herramientas de
“búsquedas afines” y categorías se pueden localizar webs de forma
mucho más sencilla.

Pero
aun así, he vuelto a Google. Al igual que ocurría en la época de Yahoo!, usar
un buscador u otro no depende tanto de los resultados que se obtienen -siempre
y cuando sean útiles- sino de la costumbre. En mi caso escribir www.google.com en la barra del navegador es
tan natural que cambiar de buscador es casi tan pesado como cambiar de número
de teléfono. Es más, la mayoría de las veces mis búsquedas las hago
directamente desde la barra de búsqueda del navegador Firefox, que por defecto
viene asociado a Google, así que incluso si cambiase mis hábitos de escritura,
no cambiaría necesariamente el resultado.

Google
sigue siendo suficientemente bueno y, casi peor para Cuil, más famoso que una
estrella de rock. Salvo que Google meta la pata, como lo hizo Yahoo! a
principios de la década, convirtiéndose en un “portal”, las cosas no
van a cambiar. No es el tamaño, es la inercia.