Noticias Febrero 10, 2009

Presidenta Bachelet visita Cuba

Con la visita a Cuba de la
Presidenta Michelle Bachelet, acompañada de políticos, empresarios y artistas, se
manifiesta el doble y triple estándar de nuestra comunidad
nacional. Sin contar a la Democracia Cristiana, que es doble estándar mismo, la izquierda claramente
muestra que el exilio, la tortura, la prisión política y la censura de la
cultura son reprobables dependiendo del signo ideológico de quien lo imponga. Un
verdadero “Deja vu” a la Guerra Fría. En
el caso de la derecha, depende de los millones envueltos, porque los mismos que
critican y se restan de este viaje a Cuba han recorrido innumerables veces
China invitados por un gobierno igual y más dictatorial, incluso invasor de
otros pueblos. Claro, para qué ir tan lejos con esto de los principios democráticos con el principal cliente de negocios en el mundo. Volviendo
a la decisión de la Presidenta y viendo su responsable desempeño económico y
político en estos años, es difícil suponer que su visita a Cuba se trate de un
simple gusto ideológico, una especie de revancha con el pasado. Quizás, así
como la fotografía del Papa Juan Pablo II con Pinochet en el Palacio de Gobierno
chileno más que un espaldarazo significó el inicio del fin de la dictadura en Chile,
la Presidenta busque utilizar su prestigio político innegable para apoyar con
sutileza avances hacia la democracia en Cuba. Deberemos esperar sus gestos.

Les
comparto el audio en Radio Cooperativa de Yoani Sánchez, bloggera más famosa de Cuba, sobre este viaje



…y su artículo en El Mercurio:

Otro viajero y
la misma isla

Yoani Sánchez y la
visita de Bachelet a Cuba:

En
exclusiva para revista “Sábado”, la reconocida bloguera cubana
advierte a la Presidenta sobre el viaje oficial que realizará a la isla durante
febrero. Desde La Habana escribe: “Ella sólo podrá asomarse al pedazo
dorado que han preparado para los visitantes, pero el oscuro azogue de la
cotidianidad le estará vedado”.

Algo pasa por allá arriba, creemos la mayoría
de los cubanos, después de que varios presidentes latinoamericanos han decidido
visitarnos en tan corto espacio de tiempo. Sin embargo, la complicada
cotidianidad no nos permite estar atentos a lo que ocurre en los pasillos de
las cancillerías o en las cenas de protocolo. Nuestros ojos y oídos están
puestos en varios problemas, como el elevado costo de la vida, la esquizofrénica
dualidad monetaria y la obsesión por emigrar que manifiestan tantos jóvenes.

Sacar conclusiones sobre el repentino interés
de esos gobernantes por viajar a Cuba es un ejercicio que nos robaría demasiado
tiempo, sin resultados sobre nuestro plato o en nuestros bolsillos.

La dignataria chilena, que arriba en unos
días, encontrará un escenario compartido entre la verdad oficial y la realidad
de nuestras calles. Una nación que ha dejado de mirar por la ventana de las
posibles transformaciones y ya no conjuga ese dinámico verbo que es
“cambiar”.

Después de varios meses de espera, Raúl Castro
no ha podido impulsar el paquete de medidas aperturistas que esperaba la gran
mayoría. Aquel 31 de julio en que se anunció la enfermedad del
“invicto” comandante en jefe, muchos pensaron que le llegaba
finalmente el turno al pragmático hermano, que había aguardado largos años en
el segundo puesto. Sus primeros discursos contaron con frases como
“cambios estructurales”, “un vaso de leche al alcance de todos”
y hasta con la alusión de extender “un ramo de olivo” al gobierno
norteamericano. Confiados en sus palabras, muchos esperaron que asumiera el
poder aquel 24 de febrero de 2008 para imprimirle su sello personal a este
país, moldeado bajo el voluntarioso mandato de Fidel Castro.

Para cuando llegó el caliente verano, hasta
los más optimistas habían empezado a desconfiar de las supuestas aperturas que
la prensa extranjera tanto potenciaba. De las grandes demandas populares sólo
habían llegado a cumplirse un par de cosméticos deseos. Los cubanos podíamos,
finalmente, contratar una línea de celular a nuestro nombre y hospedarnos en la
habitación de un hotel. La esperada reforma agraria había zozobrado en un
ridículo usufructo de la tierra, que hasta el día de hoy parece estar empantanado
en la ineficiente burocracia estatal. Un par de traviesos huracanes ayudaron a
remarcar el naufragio nacional y a poner los ojos de la esperanza en otras
latitudes. El deteriorado fondo habitacional no pudo soportar los fuertes
vientos de Ike y Gustav, dejando cientos de miles de casas sin techo o tiradas
en el piso. El Estado tuvo que aceptar ayuda extranjera para lograr paliar la
crisis alimentaria que se nos venía encima.

Las últimas ilusiones se fueron a final del
año, cuando en la reunión del Parlamento se extendió la edad de jubilación en
cinco años y se habló de la eliminación de ciertas gratuidades. No se hizo
alusión alguna a la necesidad de terminar con el absurdo migratorio que obliga
a los cubanos a contar con una autorización de viaje para salir del país.
Precisamente ha sido la erradicación de ese permiso uno de los deseos más
compartidos por las familias cubanas, atrapadas en el drama de los hijos que
emigran. Tampoco dijeron, nuestros disciplinados parlamentarios, una palabra
sobre la posibilidad de abrir a la pequeña y mediana empresa privada, que
podría aliviar los pésimos servicios gastronómicos y la baja calidad de muchos
productos industriales. La legalización de la compra y venta de autos y casas
brilló por su ausencia en una Asamblea Nacional, que parecía más concentrada en
aplaudir que en plantear problemas.

El camino de los derechos ciudadanos

Atrapados en medio de dos monedas, los
ciudadanos de esta isla hemos aprendido que para sobrevivir hay que hacer justo
lo contrario a los que las vallas políticas exigen. El deporte nacional parece
ser robarle recursos al estado, y entre la población las labores ilegales se
nombran con el eufemismo de hacer algo “por la izquierda”. Muchos de
aquellos exiliados que fueron abucheados como “gusanos”, son hoy los
que sostienen miles de hogares en toda Cuba. Un joven trovador ya lo retrata en
uno de sus estribillos “los huevos que te tiramos cuando te fuiste con la
escoria, ahora me los comiera mi china, lo mismo pasados por agua que crudos
saben a gloria”. Hasta Pepito, el personaje pícaro de nuestros chistes
callejeros, ha optado por el silencio ante tanta desesperanza. La gente en la
calle ha terminado por decir que la última gran burla que nos hizo este eterno
niño de los cuentos, fue irse en una balsa a cruzar el estrecho de la Florida.

El camino por donde menos se ha avanzado
parece ser, no obstante, el de los derechos ciudadanos. El tercer milenio nos
ha encontrado con las mismas limitaciones para agruparnos, expresar ideas
políticas e influir en la toma de decisiones. El delito de “asociación
ilícita” paraliza a aquellos que quieren fundar un partido o una inocente
asociación de defensores del medio ambiente. Por su parte, la figura legal de
“propaganda enemiga” estigmatiza toda aquella forma de expresión,
impresa, radial o televisada que atente contra el gobierno. El control estatal
sobre los medios de difusión sigue igual de intacto, aunque el desarrollo
tecnológico ha ayudado a las personas a encontrar caminos paralelos para informarse.
Las antenas parabólicas ilegales, la controlada internet y los libros y
manuales que traen algunos turistas, han sacudido el monopolio del gobierno
sobre el suministro de noticias.

Son tiempos de alarmarse por el presente y de
poner el grito en el cielo ante el futuro, dada la baja natalidad que muestra
la envejecida población. La versión oficial enuncia que en Cuba las mujeres
están mejor preparadas profesionalmente y eso ha incidido en la reducción de
los nacimientos. Sin embargo, todos sabemos que las limitaciones
habitacionales, la prolongada crisis económica y el deseo de emigrar funcionan
como anticonceptivos más eficientes que los estudios alcanzados. Un “país
de viejos” parecen vaticinar quienes notan que al bajo número de nuevos bebés
se le suma el constante éxodo de gente joven y atrevida. Una sarcástica frase
popular advierte “el último que apague el Morro”, en referencia al
viejo faro que ilumina la salida de la bahía habanera. Nada de eso ha podido
ser visto o palpado por los gobernantes que han llovido en las últimas semanas,
pues para ellos existen sólo las sonrisas, la baja cifra de mortalidad infantil
o los pulcros laboratorios donde se fabrican sofisticadas vacunas.

La Presidenta Bachelet tampoco podrá apreciar
ningún cambio en marcha, sino las manos aferradas al timón de una generación
que pasa ya de los setenta. Escuchará el amplio repertorio de las conquistas y
poco o nada de esas estadísticas ocultas que nos colocan a la cabeza de los
abortos, los suicidios y los divorcios en Latinoamérica.

Si lograra distinguir alguna mancha en el
cuadro triunfalista que pintarán sólo para sus ojos, alguien se encargará de
aclararle que ha sido culpa del bloqueo y del vecino del norte. En su cargado
programa oficial, abundarán los centros científicos, los hospitales remozados y
no faltará un grupo de pioneritos recitando algún poema. Todo el que se le
acerque tendrá como objetivo mostrarle la cara hermosa de un país que necesita
de mucho maquillaje para esconder las arrugas y las cicatrices.

El porqué de la visita de Bachelet

Una pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos
es si la dignataria chilena ha venido a la isla a dar un espaldarazo al
gobierno o a preocuparse por nuestra suerte. A los analistas y politólogos les
cuesta trabajo comprender que en Cuba hay dos agendas: la que emerge del poder
y la que muestra el pueblo. Si se deja llevar sólo por la primera, podrá
esperarse que la señora Bachelet haga enérgicas declaraciones reclamando la
libertad de los cinco espías cubanos que están presos en los Estados Unidos y
exija la extradición de Posada Carriles, acusado de hacer explotar un avión en
pleno vuelo en 1976. De creerse al dedillo la agenda oficial, declarará que no
basta con que el señor Obama haya cerrado la cárcel en la base de Guantánamo,
pues debe también devolverles ese territorio a los cubanos y – obviamente- se
pronunciará por el cese inmediato del bloqueo estadounidense.

Si abre el inventario de deseos populares,
podría ser una excelente interlocutora para preguntar por aquellas “reformas
estructurales” de las que se hablaba hace dos años. Sería mucho pedirle
que mencione el asunto de los presos políticos, pero viniendo de ella – y con
su historial en la época de Pinochet- sería algo natural.

Supongamos que no venga sola y uno de sus
acompañantes pueda saltarse el protocolo oficial y hacer lo que a ella le
impide su alta investidura. Algo tan osado como encontrarse con personas de la
oposición y de la emergente sociedad civil. Vayamos más allá y conjeturemos que
alguna pequeña porción de la delegación chilena pueda hablar con las Damas de
Blanco, con los periodistas independientes o con alguien que pueda ofrecer una
versión diferente a las explicaciones estatales. Podrían entonces sentir que
han puesto sus pies sobre terreno real y no en ese país de las maravillas, por
el que varias Alicias ya han hecho su ilusorio recorrido. De no hacerlo, los
cubanos sentiremos que no han venido a visitarnos a nosotros, sino a ese
reducido grupo de septuagenarios que ostenta el poder.

No alcanzaría, sin embargo, la breve visita de
la Presidenta chilena para lograr reconstruir ese espejo fragmentado que es la
Cuba actual. Ella sólo podrá asomarse al pedazo dorado que han preparado para
los visitantes, pero el oscuro azogue de la cotidianidad le estará vedado. No
nos verá hacer las largas colas para el pan, aguardar el retrasado ómnibus o
armar los improvisados artefactos con los que muchos se lanzan al mar. No le
mostrarán nada de eso, pero tengo la impresión de que lo intuye y lo presiente.
Sabe, de antemano, que más allá del blindado cristal de su auto, hay un país
que poco se parece al que le mostrarán.

Yoani Sánchez.

Noticias Febrero 4, 2009

Suze Orman: mujer, autoestima y riqueza

emol. La exitosa fórmula
de la reina de las finanzas Suze Orman. Sus consejos para enfrentar la crisis económica.
De camarera se transformó en aprendiz de finanzas del Banco Merril
Lynch, y luego en una consejera superventas que ha amasado una fortuna de 25
millones de dólares, y que invitan como panelista de CNN a hablar sobre la
crisis económica. Las recomendaciones de Suze Orman mezclan la sicología con la
economía, porque, como ella dice, “Tienes lo que eres”. Cualquier
mujer puede hacer dinero, asegura, si aprende a gobernar sus emociones
peligrosas: miedo, vergüenza y rabia. Aquí, sus secretos.

Era la típica ñiñita gringa de los 50. Pero en algo era diferente: a la
pequeña Suze las palabras no se le entendían. Creció con malas notas. Igual fue
aceptada en Servicio Social en la Universidad de Illinois, “la carrera más
simple que encontré porque no me dejaron postular para ser médico
neurocirujano”. Debió haberse recibido en 1973 pero jamás pasó el examen
de idiomas. Dejó la universidad sin su título. Terminó despejando de eucaliptus
las carreteras de Berkeley, California, por 3,50 dólares la hora. Así llegó a
su primer empleo serio: camarera en la Buttercup Bakery, donde estuvo seis
años. Y fue desde ahí que la menoscabada niñita de Chicago dio el gran salto.

Mientras servía mesas, se hizo amiga de un
empresario, quien le prestó 50 mil dólares para abrir su propio restaurant. Lo
invirtió en el Banco Merril Lynch y, al poco tiempo, perdió todo. Ese trauma
marcó el principio de su giro mental: Suze decidió que ésa era la última plata
que perdía en su vida. Se inscribió como aprendiz en Merril, logró un empleo y
en pocos años aprendió finanzas. Más y mejor que sus jefes.

En apenas siete años, desde 1980 hasta 1987,
Suze llegó a ser “la superpoderosa Suze Orman”, la mujer que
revolucionó el mundo de los consejos financieros en Estados Unidos, y que
lideró los rankings de best sellers con sus nueve libros traducidos en catorce
idiomas. Partió escribiéndolos quince años después de su debut y recopilan su
enorme experiencia como consejera de inversiones. Su superventas “Los
nueve pasos hacia la libertad económica”, de 2006, vendió tres millones de
copias. Durante once semanas encabezó la lista de best sellers del New York
Times, figuró en los rankings del Wall Street Journal, USA Today y Business
Week.

Al año siguiente, “Mujer y Dinero”
fue otro éxito: casi dos millones de libros vendidos. En 2008, durante el
programa de Oprah Winfrey, Suze anunció que durante 33 horas el texto se podría
bajar gratis de internet. Otro millón y medio de copias en inglés y 50 mil en
castellano aterrizaron en los computadores. Ahora, frente a la crisis mundial,
acaba de publicar “El plan de acción para 2009”, que ya es primero en
la lista de best sellers del New York Times.

La televisión la conoció durante los 90. No
sólo Larry King y Oprah la han invitado a sus célebres programas; desde 2002 Suze
Orman conduce su propio show. La sección estrella, inventada por ella, se llama
“¿Puedo comprármelo?”. Con el tono enérgico que la ha hecho famosa,
la consejera recibe llamadas al aire de telespectadores que exponen su
situación financiera y preguntan si es sensato para ellos invertir. Los casos
más recordados están en YouTube.

Suze Orman ya es una marca en otros países.
Tanto la aplaudieron en Sudáfrica – donde sus presentaciones reunieron a más de
doce mil personas- que terminó montando una filial de su empresa allí. Fue dos
veces a China, pero “no volví porque era frustrante, allá no existen
posibilidades de inversión”.

Desde su casa en San Francisco – tiene
propiedades además en Johannesburg, Fort Lauderdale y Nueva York por siete
millones de dólares- dio en exclusiva sus recomendaciones para enfrentar la
actual crisis. Ellas no son muy distintas a su discurso de los últimos veinte
años: la mujer, dice, tiene en sus manos la capacidad de asegurar su futuro
económico. Sólo que no se ha dado cuenta y una danza de emociones peligrosas le
nublan la mirada.

“Sácate la idea del fracaso de la
cabeza”

A los 58 años, Orman tiene una mirada muy de
avanzada. Vive en Florida desde hace casi diez años con su novia, Kathy Travis.
La pareja proyecta casarse: “Tenemos millones de dólares y nos preocupa,
en caso de muerte de una, que la otra pierda el 50% de esta fortuna en
impuestos. Por eso apoyamos la ley que permite el matrimonio entre personas del
mismo sexo”, ha dicho. Apoyó a Barack Obama y sus causas. No siendo
católica, cree en Dios. Lo homologa con la fuerza que guía las acciones
humanas. Por eso, desde San Francisco contesta simplemente a la pregunta sobre
qué aprendió en sus años de camarera: “Mi juventud fue mi lección de vida.
Si quieres que Dios te ayude, muéstrale tus planes. Yo quería abrir un
restaurante. Al perder mi único capital en Merril Lynch, la vida me apartó de
esa ruta y me arrojó en la correcta: mi carrera en inversiones financieras. No
era mi plan, pero era el plan maestro del universo. Aprendí que el fracaso no
existe. Sácate la idea del fracaso de la cabeza”.

Una de las leyes que enseña es entender que
cada tropiezo es un paso hacia el camino correcto. “Una frustración
necesaria. Si ese tropiezo no hubiera existido, estarías alejándote de tu
destino. Es una ley. Y aprender esta ley es uno de los pasos hacia la libertad
económica, además de ser la número ocho de uno de mis libros: ‘Todo lo que te
pasa es para mejor”‘.

En 1980 debutó como consejera financiera,
tenía 29 años y cientos de clientes. Visualizó que un patrón se repetía: con
sus mismos consejos en iguales circunstancias había gente a la que le iba
siempre bien y otra a la que siempre mal. Concluyó que algunos invertían
felices y seguros: los que ganaban. Y otros con miedo: los que perdían. Así
aprendió que las emociones son determinantes en la ley de hacer dinero.
“Son el obstáculo interno del ser humano para alcanzar la riqueza”.

Tres emociones peligrosas dominan a la mujer y
la alejan de la seguridad económica, asegura Suze: el miedo, la vergüenza y la
rabia. “No hay ninguna diferencia entre lo que tú tienes y lo que tú eres.
La plata es una extensión de tu propia energía: tanto existe a tu haber, tantos
pasos hacia tu libertad personal has dado en tu vida. Al dinero hay que respetarlo:
hasta hoy yo me agacho en Manhattan para recoger un centavo de dólar. No puedes
pretender ser rica si andas con los billetes todos arrugados, los bolsillos
repletos de monedas sueltas o si tienes una chequera en caos. Sé inmediatamente
cuando una persona tiene problemas en su tarjeta de crédito: basta mirar su
auto lleno de latas de bebida o su clóset desordenado. Una casa con la pintura
descascarada y las murallas sucias me revela mucho más de una cuenta bancaria
que la declaración de impuestos”.

– ¿Cómo se dominan estas emociones?

– Si pierdes tu trabajo o tu negocio, en lugar
de rebelarte, avergonzarte o caer en el pánico, lucha como guerrera para
conseguir otro. Si consigues uno que no está a tu altura, agradécelo. Trabaja
gratis si es necesario, pero sigue luchando. Saca de tu mente el fracaso y el
miedo. Los empleadores contratan a quienes se sienten poderosos y a los que no
tienen miedo de caerse de nuevo, no a los dueños de excelentes currículos.
Prefieren a los que se obsesionan y se enamoran de su meta. Si te sientes
poderoso, ese poder se nota. Yo soy poderosa. Sigue. Cada paso, aunque te
resbales cien veces, te acerca a tu meta. Es una ley indiscutible. Y agradece
siempre.

– Otro gran tema económico suyo es la
generosidad.

– La única manera para que una persona reciba
los dones que merece es abriendo su mano. Nos aferrarnos a lo que tenemos,
cerramos los puños. Si tú das, tu mano abierta recibirá la riqueza que te
mereces. Acostúmbrate a dar una vez al mes.

La riqueza de las mujeres

Para Suze Orman es importante que las mujeres
actuales no sigan entregando un mensaje equivocado sobre el dinero a las
generaciones que vienen. Porque esta experta financiera ve una disfuncionalidad
entre el mundo femenino y el dinero. “Los hombres no la sufren. Ellos
piden aumento de sueldo sin vergüenza, ganan millones sin culpa y gastan con
placer. Manejan sus emociones a la hora de generar riqueza. La mayoría de
nosotras no tiene idea”, dice Suze, quien aclara que no es ni será nunca
una feminista. “Por eso mis consejos los escuchan también cientos de
hombres’. El embarazarse y tener hijos marcó indeleblemente al sexo femenino y
le enseñó erradamente que su rol era sólo cuidar a los demás, asegura.
“Nunca antes en la historia tuvimos contacto directo con el dinero.
Entonces, cualquier riqueza que acumulemos, lo destinamos a nuestros hijos,
maridos, o padres. Hay mujeres de 65 años que dieron todo y el marido las deja.
Y todos sus ahorros se fueron en la familia”.

Orman convirtió su carrera en cruzada cuando
reflexionó que, si alguien no levantaba una voz, las mujeres seguirían
transmitiendo este mensaje disfuncional a sus hijas. “Hoy, en todo el
mundo las mujeres vivimos mucho más que los hombres. Si no empezamos a
relacionarnos sanamente con el dinero, envejeceremos y moriremos pobres”.

Ocho cualidades básicas se deben manejar para
lograr el equilibrio financiero, dice: armonía, equilibrio, valentía,
generosidad, felicidad, limpieza, sabiduría y belleza. Si falta alguna, no
tendremos riqueza “porque están interconectadas y ninguna funciona sin la
otra. Son cualidades simples. Hay que pensar en la vida como en una gran rueda
que gira y cada una de ellas es un palito de esa rueda. La vida consiste en
armarla sólidamente y después dejarla rodar. El dinero fluirá. Pero nada da
frutos en un ambiente caótico. Suena esotérico, pero es una verdad
aterrizada”. Y agrega una frase que, para ella, es vital: “Sin
autoestima, no hay valores netos”. En inglés es un juego de palabras: No
self worth, no net worth.

Los pasos para enfrentar la crisis

Y, al hablar de las maneras para enfrentar
este 2009 de crisis, Suze Orman es enfática. Para ella, la regla principal es
“Hacer lo correcto en lugar de hacer lo fácil”. Eso significa, dice,
renunciar a restaurantes, a cambiar el auto y a viajes en caso de necesidad.
“Si uno se casa, olvidarse de la gran fiesta. No renovar el vestuario y
prescindir de la segunda nana, pasarse al bando de los modestos en las
invitaciones y reemplazar los fines de semana en el spa de lujo por un asado
entre amigos. Endeudarse sería la solución fácil y de ella hay que
escapar”.

El segundo gran consejo de Orman es jamás
correr a hacer lo que los demás dicen. Sobre todo, si uno no entiende los
consejos, por muy simples que sean. “Es común realizar inversiones, mover
las platas de banco a banco o sacarlas de fondos mutuos y depósitos sólo porque
el papá, el marido o el amigo lo aconsejó. Las mujeres estamos entrenadas a
seguir consejos. Confía sólo en tu juicio y tu intuición’.

El tercero es aprender a leer las propias
emociones. “Antes de invertir, de pedir un empleo, de comprar una casa,
escúchate. Nadie más que tú sabe. Esa es otra ley. No nos damos crédito porque
llevamos siglos de escuchar a otros. Hemos sido como menores de edad en lo que
al dinero se refiere”.

El cuarto es no olvidar que se es poderosa.
“Ésta no es una cuestión de soberbia. La persona poderosa lo sabe en su
interior. Sabe que es el mejor candidato, el que mejor lo hará. Y los demás lo
perciben”.

– ¿Cómo tiene todo tan claro?

– Porque este año cumpliré 58 y sigo
aprendiendo. Cada vez que me he caído, me he recogido yo misma del suelo y
nunca he aceptado el fracaso. Hasta ahora sigo convencida de que cada desastre
personal es una oportunidad para la prosperidad y que cada contrariedad no es
más que la desviación hacia tu propio camino. No te olvides que, cuando era una
pobre camarera, perdí los únicos 50 mil dólares que me habían prestado y me
quedé con cero. Y hoy todos conocen mi fortuna.


María
Cristina Jurado..

Noticias Febrero 3, 2009

Google se sumerge en el océano

 

emol. Navegue por cielo,
mar y tierra.
La nueva versión de Google Earth incluye el relieve
oceánico, imágenes históricas para apreciar cómo ha variado el paisaje y
recorridos virtuales narrados.
Casi no quedan secretos
para Google Earth. La aventura que comenzó hace dos años y medio deleitó con
las vistas satelitales del relieve terrestre. Luego subió la vista a las
alturas para mostrarnos el cielo con Google Sky. Ni siquiera la Luna y Marte se
escaparon de la curiosa ambición de querer otear lo desconocido. Ayer fue el
turno de los océanos, que constituyen casi el 80% de la superficie terrestre.
La nueva versión de Google Earth (la 5.0) permite sumergirse en los mares y
conocer el relieve marino, en un esfuerzo que requirió dos años de trabajo y la
colaboración de 80 organismos. Alexis Ibarra

La nueva versión también ha añadido otras características
como la posibilidad de ver imágenes históricas de un mismo sitio y, así,
conocer los cambios que ha sufrido en el tiempo.

Además, se han añadido nuevas y mejores imágenes
tridimensionales de Marte y los usuarios ahora podrán grabar recorridos 3D por
los lugares que han visitado, ponerles su voz y guardarlos para ser vistos
posteriormente.

El nuevo Google Earth está disponible en 40 idiomas y se
descarga gratuitamente.

Recorridos virtuales

¿Viajó al desierto de Atacama y ahora quiere recordar cada
paso de su recorrido? ¡Hágalo con Google Earth!

Presione el icono de la cámara (llamado Touring) y
aparecerán unos controles de grabación. Con el botón rojo grabará el recorrido
que defina en el mapa, mientras que el icono de un micrófono le permitirá
añadir su voz.

El trayecto quedará grabado para que lo vea con sus amigos,
pero también podrá enviarlo por correo electrónico a sus contactos.

Buceando como Cousteau

Silvia Earle, una galardonada oceanógrafa ya en retiro, se
acercó al ideólogo de Google Earth, John Hanke y lo felicitó por su creación:
“Has hecho un excelente trabajo con lo seco, pero ¿qué pasa con el agua?”

Comenzaron a trabajar hombro con hombro para que la gente
sepa “que las montañas no se terminan en la playa”, dijo Earle a The
New York Time.

Así nació Ocean una característica que permite sumergirse
en las profundidades. Vaya a Google Earth y haga clic sobre la capa Ocean.
Luego, navegue bajo el mar. No todo está mapeado. Actualmente se puede ver el
5% de la superficie marina y el 1% de las áreas protegidas.

Además, aparecerá información de más de 20 instituciones
con fotografías y videos. Marcadas con iconos apreciará los lugares donde hay
barcos hundidos, videos de Jacques Cousteau, contenidos de National Geographic,
información de boyas marinas o de los mejores lugares para practicar deportes
acuáticos, entre otros.

¡Cómo has cambiado!

Navegue en Google Earth y deténgase en un lugar de su
interés. Presione el ícono de Imágenes Históricas (un reloj) y una línea de
tiempo le permitirá viajar en el tiempo. Lo hicimos con Costanera Center y
vimos cómo había avanzado la construcción: desde un sitio eriazo, pasando por
las primeras excavaciones, hasta llegar a la construcción. También es útil para
ver los cambios en glaciares o la destrucción de los bosques.

Noticias Febrero 3, 2009

Cecilia Echenique, diseñadora mitad chilena mitad brasileña

 

emol. Esta diseñadora, mitad chilena mitad brasileña, es uno de los talentos
más destacados de la nueva generación de creadores paulistas. Después de vivir
con una tribu en una isla perdida del Pacífico Sur y apostar por diseños que
además de ser femeninos comuniquen emociones, Cecilia Echenique está
involucrada en un proyecto social que une la costura con la moda.
Cecilia fija la cita en su atelier. Una casa
de dos pisos, de líneas simples, murallas blancas y una radiante vitrina donde
muestra algunos de sus diseños, los últimos que le quedan de la colección que
creó para el verano. La tienda, que además es el estudio donde delinea y arma
todas sus creaciones, está al final de Peixoto Gomide, una calle angosta que
cae en pendiente y que integra el circuito fashion de Baixo Jardins. Un área
que se ha convertido en el epicentro de la nueva generación de creadores
paulistas y que está pegada a Oscar Freire, el sector donde están las tiendas
más exclusivas de Sao Paulo.


– Esta zona es como el lado B, donde están las
marcas y diseñadores más jóvenes y arriesgados – dice Cecilia Echenique con voz
entusiasta, pero con cara de cansada. Anoche se quedó hasta tarde revisando los
últimos detalles de su línea de invierno y esta mañana le costó tomar un taxi
que la trajera desde su departamento en Iburapuera, un sector residencial que
queda a quince minutos de la tienda. Ahí vive con Guillermo, su novio y socio
comercial.

Se disculpa por su tardanza en un español
perfecto, acogedor, pero extraño. Aunque tiene acento chileno, el ritmo de sus
frases es brasileño. Algunas veces empieza hablar con un relajado o sea y
termina con un enérgico ta?, un típico modismo en portugués para afirmar algo.

Al igual que la mezcla que domina su forma de
hablar, Cecilia Echenique es chilena y brasileña al mismo tiempo.

– Me siento muy chilena, pero nací en Sao
Paulo y toda mi vida la he pasado acá. Mis papás, Cecilia y Juan, son chilenos
y mis hermanos, Felipe y Fernanda, nacieron en Santiago. Así que crecí en una
casa donde todos tienen cabeza de chilenos, donde nunca se perdieron los
modismos de allá y todos los veranos de infancia partíamos a la casa de mi
abuela en Algarrobo a comer barquillos en la playa. Esa dualidad me marca y me
gusta, porque siento que tengo lo mejor de dos países increíbles – explica esta
diseñadora industrial, que desde hace cinco años se dedica a la costura.

Hoy Cecilia es considerada como uno de los
talentos más fuertes del nuevo organigrama del estilo Made in Brasil. Además de
encontrar sus colecciones en su boutique, también tiene puntos de venta en Río
de Janeiro, Belo Horizonte y Salvador de Bahía. También algunas boutiques
exclusivas en Japón y Bélgica, y acaba de firmar un contrato con un
representante italiano, quien se encargará de ampliar su mercado dentro de
Europa.

Moda y emociones

Cecilia Echenique tiene 30 años, largo pelo
claro y sus ojos azules se convierten en líneas cuando sonríe. Siempre lleva
sus diseños, especialmente los amplios pantalones de tiro largo que se anudan a
la cintura. Los mismos que presentó cuatro temporadas atrás y que ahora están
en las últimas colecciones de sus colegas ya consagrados.

– Los voy a llevar siempre, incluso cuando los
demás dejen de hacerlo. Yo no busco imponer tendencias, lo mío es hacer ropa
que se acomode a la gente, que tenga mil vidas.

Cecilia medita cada uno de sus comentarios, se
toma su tiempo y cuando responde también gesticula con sus manos. Está sentada
en una de las sillas de una salita ubicada al final de su tienda y que enfrenta
a un pequeño jardín con un solitario árbol de ramas delgadas con pequeñas
flores que resplandecen, pese a que la mañana está nubosa y hace poco cayó una
ligera llovizna. En este espacio, cuenta la diseñadora, atiende a sus clientas
más cercanas. Las que compran sus vestidos envolventes, que bautizó como
libélulas, porque sus largas mangas imitan la forma de ese insecto y se pueden
usar de infinitas formas.

El vestido libélula fue lo primero que Cecilia
creó cuando empezó a hacer moda. Antes estaba centrada en la fabricación de sus
“Extensiones emocionales”, un trabajo que creó para su tesis en la
Universidad de Diseño Industrial de Sao Paulo. Una suerte de objetos de arte y
accesorios para vestir que imitan la forma del corazón, pero que tienen la
doble función de decorar un espacio o integrarse al look de cualquier mujer.

– La idea se me ocurrió en un sueño y hacerla
proyecto me costó mucho, porque mi idea era rescatar la esencia humana, pero al
mismo tiempo llevar el arte al cuerpo. En el fondo, imitar esa cosa tribal de
los indios, para quienes los accesorios forman una parte básica de su
vestimenta, pero al mismo tiempo tienen un enorme peso espiritual y protector –
cuenta Cecilia.

Pese a los temores de que sus profesores no
entendieran su concepto tan espiritual y abstracto, su tesis fue aprobada con
la más alta calificación. Y refrendó el consejo de su padre, el arquitecto Juan
Echenique, quien en los 70 integró el movimiento de la Ciudad Abierta en
Ritoque y más tarde desarrolló su carrera en Ilhabela, un exclusivo balneario
del Estado de Sao Paulo.

– Quería estudiar arquitectura, pero después
de una larga conversación, mi padre me convenció de que probara con el diseño
porque mi personalidad era más detallista y eso era más fácil de lograr creando
objetos – explica Cecilia, quien luego de egresar de la universidad colaboró
con el diseñador de iluminación francés Hervé Descottes y con el escenógrafo
Patrick Jouin, y con quienes coordinó la muestra “Parade”, del
diseñador Phillipe Starck en Sao Paulo.

Alma tribal

En 2000 decidió viajar a Nueva Zelanda para
convivir durante unos meses con una tribu de una isla del Pacífico Sur. Para
lograrlo armó un plan. Primero aceptó la invitación de su madrina chilena que
se había radicado en Auckland, y una vez allá comenzó a hacer los recorridos en
yate que se hacían por el archipiélago de Tonga. En la travesía se encontró con
un amigo de su hermano mayor, que acompañó a unos médicos de India en una
misión de ayuda a una tribu, y lo convenció de que la llevara ahí.

Al principio su amigo se negó, pero al final
le entregó una suerte de talismán que tenía que colgarse al cuello y presentar
ante los jefes de la tribu para que la aceptaran. Luego de cuatro días de
viaje, llegó a la isla con un bolso y fotos de su trabajo que presentó a los
isleños que la miraban como extraterrestre.

– Fue increíble. Me encontré con gente con una
visión de mundo que luchaba por no contaminarse con lo occidental. Durante dos
meses me quedé replicando las extensiones emocionales con los materiales que
ellos usaban en sus trabajos, semillas, fibras vegetales, maderas. Eso cambió
totalmente mi forma de ver la moda, me convenció de que tenía que llevar este
concepto a mi país.

A los meses después abrió su primer taller.
Sin publicidad, ganó popularidad entre los seguidores de tendencias brasileñas
y la invitaron a mostrar sus creaciones en un evento para creadores underground
llamado “Casa de los Creadores”. Como su trabajo sólo consistía en
accesorios, en veinte días inventó sus vestidos libélula como un complemento
para mostrarlos en la pasarela. El éxito fue inmediato. A la siguiente
temporada las extensiones emocionales perdieron protagonismo y su colección de
ropa ganó más personalidad.

Luego de sus desfiles alternativos llegó la
consagración cuando el director creativo de Sao Paulo Fashion Week, Paulo
Borges, la invitó a integrarse al selecto grupo de diseñadores jóvenes que
participaban en la jornada de desfiles Amni Hot Spot, la antesala de nuevos
nombres que a futuro desfilarán en la principal pasarela brasileña.

Cecilia ya no integra este grupo por dos
razones. La primera: su trabajo es más maduro en términos de diseño, y su
nombre ya es considerado un talento consolidado. La segunda: los desfiles de
moda le parecen impersonales. Por lo mismo ha rechazado presentarse en Sao
Paulo Fashion Week y prefiere realizar cortometrajes con cineastas para mostrar
sus colecciones.

Además de luchar por marcar un camino distinto
en la costura, también está involucrada en un proyecto que una la moda con la
ayuda social. Con el apoyo de la empresa textil Santa Constacia, una de las
poderosas de Brasil, inició un microproyecto para capacitar a prostitutas del
centro de Sao Paulo. La fábrica le entrega cortes de telas con que la
diseñadora les enseña a coser y los secretos de la técnica patchwork, que ella
misma aprendió con su abuela en Chile durante su infancia.

– La idea es que estas mujeres, que en la
calle ganan menos de diez reales diarios, puedan replicar el vestido libélula
de acuerdo a su propio estilo – cuenta Cecilia, quien les compra cada pieza por
un precio similar al que pagan las tiendas del sector y luego los vende en su
tienda sólo recargándole un 25%. Aunque durante un tiempo Cecilia mantuvo los
vestidos que compró guardados, en su bodega, esta Navidad exhibió uno de esos
diseños en la vitrina de su atelier.

– Se vendieron todos. Todavía llegan mujeres
pidiendo más. Tengo que explicarles que es un trabajo artesanal y que su
confección demora. Ésa es la gracia; el esfuerzo, la alegría que le dan mujeres
que sólo entienden de sufrimiento y falta de oportunidades. Eso es un lujo, uno
real más que cualquier diseño de última tendencia.


Juan Luis Salinas T..