New Zealand

emol

"Las exigencias ambientales son un tema comercial"

Harry Clark, gerente de Cambio Climático y Medio ambiente de Agresearch, de Nueva Zelandia (mapa)

La demanda de los supermercados para certificar y restringir la emisión de gases de efecto invernadero en la producción de alimentos obligará al agro chileno a avanzar en el tema, afirma el científico.

Eduardo Moraga Vásquez

A simple vista, para un agricultor chileno, el tema del calentamiento global -tan en boga en el último tiempo- no debería pasar de ser una preocupación ambientalista del primer mundo. Algo tan desconectado de su negocio como la protección a las ballenas azules.

Sin embargo, para el científico neocelandés Harry Clark, el impacto puede ser mayúsculo.

La razón está en el interés de los gobiernos por ampliar las exigencias del Protocolo de Kioto, destinado a cortar las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, y por las demandas de las empresas de retail que pondrán presión a los productores chilenos de alimentos en los mercados de destino.

Clark, que visitó Chile la semana pasada, es una de las voces más autorizadas en el mundo para hablar sobre ese tema.

Entre 2000 y 2004 fue uno de los jefes del proyecto del gobierno de Nueva Zelandia que cuantificó la producción de gases de invernadero –como el metano, el dióxido de carbono y el óxido nitroso– generados en el proceso digestivo de vacas, corderos y ciervos.

Lo interesante de esa iniciativa es que fue la primera vez en el mundo en que se estableció un modelo para definir el impacto de toda la actividad agropecuaria de un país.

La experiencia acumulada por Clark le permitió asumir como gerente de AgResearch, la entidad de investigaciones agropecuarias de su país, a cargo del área de cambio climático y medio ambiente. Bajo su mando trabajan nada menos que 60 investigadores.

"Nuestro país es bastante distinto respecto del resto de las naciones desarrolladas. La mitad de nuestras emisiones de gases de invernadero provienen de actividades agropecuarias, mientras que en el resto es menos del diez por ciento. Como el gobierno neocelandés está obligado por el Protocolo de Kioto a disminuir sus emisiones, fuimos los pioneros en investigar el tema", afirma Clark.

Los agricultores deben preocuparse

– Nueva Zelandia tiene mayores exigencias dentro del Protocolo de Kioto que Chile. ¿Por qué los agricultores locales deberían preocuparse por la emisión de gases de invernadero?

– Efectivamente los países en vías de desarrollo tienen exigencias más simples. Sin embargo, en el futuro cercano es probable que eso cambie.

El sentimiento actual es mover a todos los países hacia un mayor control de esas emisiones. El horizonte está puesto en 2012. Si Chile va a participar de ese acuerdo, algo muy probable, van a tener que tener un modelo para calcular cuáles son sus emisiones y las metas para limitarlas.

Sin embargo, en el caso de los países en que su sector agropecuario está fuertemente orientado a las exportaciones, hay otro tema tanto o más importante. En gran medida, las exigencias ambientales hoy son un tema comercial.

Por ejemplo, en Europa hay un movimiento cada vez más fuerte a examinar el impacto, en términos de emisión de gases de invernadero de la producción de alimentos.

Debido a la preocupación de los consumidores, las cadenas de supermercado inglesas les están exigiendo cada vez más a sus proveedores de alimentos saber cuánta emisión de gases de invernadero se generó en la producción. Por ejemplo, el supermercado Marks & Spencer recientemente interrogó a los proveedores de carne de cordero de Nueva Zelandia al respecto. Para esos productores la preocupación ambiental pasó a ser un tema comercial.

Local versus larga distancia


– En EE.UU. y Europa se promueve el consumo de productos locales, porque en el transporte se emiten gases de invernadero. ¿Qué conclusiones arrojan sus estudios?

– Con los datos científicos recabados podemos afirmar que no es así. A pesar de la distancia que hay desde cualquier país del hemisferio sur a EE.UU. o Europa, una manzana o un litro de leche proveniente de Nueva Zelandia o Chile tiene menos impacto en el calentamiento global. La razón es que, por un tema climático y de estilo de producción, en el hemisferio norte se requiere de un uso más intensivo de energía.

Por ejemplo, en EE.UU. hay que cosechar con máquinas y despacharlo por camión a los feedlot ganaderos y así convertirlos en leche o carne. En cambio, en nuestros países se produce en base a praderas.

Red internacional


– Chile quiere ser un exportador de carnes y lácteos. ¿Existe algún método para aminorar la producción de gases de invernadero?

– En el caso de las carnes blancas hay tecnologías disponibles, básicamente gracias a que los animales crecen en recintos cerrados. Sin embargo, con la ganadería en praderas no hay ninguna herramienta en la actualidad. En todo caso, estamos trabajando en eso.

– ¿Qué hacen en Nueva Zelandia al respecto?


– Recientemente se formó un consorcio de investigación entre la industria de la carne y la leche y el gobierno. Por cada dólar que ponen los privados el Estado aporta otro. Los privados lo ven como una oportunidad de hacer negocios, pues esperan que las nuevas tecnologías que se desarrollen puedan ser vendidas a otros países.

Adicionalmente, estamos embarcados en crear una red internacional abocada a estudiar y mitigar las emisiones de origen agropecuario. Para ese fin, el Gobierno de Nueva Zelandia destinará US$ 650 mil anualmente. En ese sentido, nos interesa mucho que Chile participe, pues debido a las exigencias comerciales necesita mejorar fuertemente en ese tema y no tiene sentido replicar investigaciones.

Actuando en conjunto los países exportadores de alimentos nos podemos beneficiar mucho.

Internet
www.pggrc.co.nzs ww.confer.co.nz:443/ggaa2007