elpais. La crisis va a
afectar a la infinidad de redes sociales, pero tanto no a las empresas de
tecnología.
De repente, abundan las referencias a la muerte de la Web
2.0. Como si la crisis, además de ser financiera primero y luego económica,
fuera también el fin de cierta era de la tecnología. Como siempre en Silicon
Valley, todo el mundo tiende a correr en la misma dirección antes de pensar. Las
señales provienen de las mejores fuentes. Sequoia Caipital, una de las mayores
empresas de capital riesgo, reunió a las empresas de Silicon Valley en las
cuales tiene dinero para decirles que se preparen para una crisis mucho más
grave que de costumbre: las empresas gastarán menos en tecnología. Los
consumidores serán más cautelosos en sus compras. Comercio electrónico y
publicidad van a encoger. Hay que gastar cada dólar como si fuera el último.
Hay que aguantar. Francis Pisani

Las start-ups,
cuya estrategia era ser adquiridas por empresas generosas, tienen que salir de
su sueño, bajar a la tierra y prepararse para tiempos difíciles. Hasta el mes
pasado buscar tráfico bastaba como modelo de negocio. Ahora las que no tienen
ingresos lo van a pasar mal.

“Estamos hablando
de supervivencia, métanse esto en la cabeza”, dijo simple y llanamente el
maestro de ceremonias, Mike Moritz, uno de los principales de Sequoia
(descubridor de Yahoo! y Google, entre otras muchas). La competencia está de
acuerdo. Benchmark Capital, otra empresa de capital riesgo, y el inversionista
Ron Conway avisaron a sus clientes con textos del mismo calado: hagan durar el
dinero.

Dos días después,
Seesmic.com, una start-up prometedora que ofrece un servicio de vídeo
basado en las redes sociales, anunció el despido de siete personas, la tercera
parte de su plantilla. Las empresas más serias están empezando a tomar medidas.
Michael Arrington, de Tech Crunch, escribe: “Adiós a la Web 2.0”.

La Web 2.0 es el
Internet participativo, gracias a la popularización de la banda ancha y la
capacidad de manejar inmensas cantidades de datos. En este contexto, las
empresas vieron que lo más económico era dejar que la gente pusiera en línea
contenidos que ellas no podían proporcionar a un precio aceptable.

Llevadas por esta
lógica, se han preocupado por generar el mayor tráfico y la mayor participación
posible sin prestarle suficiente atención (con contadas excepciones) a la
generación de ingresos.

Resultado: hoy muchas
de las más conocidas están en una posición débil. News.com, un sitio
especializado en las TIC, ofrece, por ejemplo, una lista de 11 empresas en el
filo de la navaja entre las cuales encontramos a Twitter 2 (microblogging),
Skype (comunicaciones telefónicas por Internet), Netvibes (organizador de los
flujos RSS) y Meebo (un espacio muy útil para comunicarse con múltiples
programas de chat). Son de las empresas más innovadoras, simpáticas y
hasta prácticas, pero no generan suficientes ingresos para vivir ni son
adquiridas por un jugador mayor.

No cabe duda de que
habrá muertos, en particular entre empresas de la onda Web 2.0, lo que no
siempre quiere decir que las tecnologías o los principios sobre los cuales se
han desarrollado desaparecerán. Es más, es muy posible que el sector de las TIC
salga bien parado de la crisis.

Esta afirmación
provocadora la encontramos, por ejemplo, en escritos recientes del analista y
director del Strategic News Service, Mark Anderson, quien vislumbraba en
marzo de este año una “economía partida” en dos sectores: el de los
bienes materiales y el de las TIC. “Bienes raíces, construcción, finanzas
y otras industrias relacionadas con el crédito van a entrar en una depresión de
varios años (los bienes raíces acaban de tener su peor año desde 1993) mientras
las compañías tecnológicas globales tienen años récords”. No cabe duda,
para Anderson, de que estas dos economías están despegadas una de la otra.
“Están casi totalmente desconectadas”.

En medio de la crisis
escribe: “Las multinacionales de la tecnología se ven fuertes. Estamos en
medio de la división a la que aludía, pero sigo pensando que los actores
globales más fuertes en el sector tecnológico estarán entre los primeros en
rebotar”.