Cuando el equipo pide información a sus líderes, ¿Qué pide realmente?

No pide información, pide orientación, pide algo de certidumbre, pide consideración, reconocimiento. La información como datos y decisiones no es suficiente (ni necesaria) para orientar. La orientación se encuentra en el discurso, en la narrativa de horizonte, que se cultiva y corrige periódicamente.

Es necesario que los líderes se conecten con las emociones de sus equipos para coordinarlos y movilizarlos. No basta que las personan sepan lo que tienen que hacer, es necesario que lo quieran hacer, que le encuentren sentido, que lo sientan como desafíos y oportunidades propias, y que eso es importante para sus jefes. Esto ocurre en el plano emocional, en gran parte vía narrativas que construyen los líderes, escuchando al equipo, validándolo, reconociéndolo y corrigiendo lo que sea necesario.

Como casi todo en la vida, las emociones se educan, se orientan, lo que no significa que se puedan controlar. Es tarea de los líderes participar en la modulación de las emociones de los equipos.

Orientar: los equipos necesitan sentir que se dirigen hacia alguna dirección, necesitan una dosis de certidumbre acerca de lo que hacen, que tiene sentido, que importa y de los posibles cambios que se avecinan. Los equipos con frecuencia enfrentan los cambios con temor.

Las emociones de los equipos se contagian con facilidad. Una conversación de posibles cambios, de ingreso de nuevos integrantes, de nuevos focos, si no es pública, se transforma en un rumor que atrapa la atención de los equipos. Lo importante aquí no es la “información” que circula, sino las posibilidades futuras que el equipo no controla, no sabe como adaptarse ni a qué atenerse.

Aunque sutil, es diferente preocuparse de la información requerida por el equipo y su preocupación por el futuro. Lo que trae emociones negativas es la incertidumbre y ella se supera con narrativas de futuro que traen confianza y una certidumbre razonable, más que informar de todos los cambios posibles, cuando ellos no son dominados por los líderes o no pueden ser informados.

Empoderar: es la capacidad para inventarse propias posibilidades y aprender a vivir en la emoción de incertidumbre es lo que hace fuertes a los equipos. La incertidumbre es un hecho inevitable del presente, es mejor aceptarlo. Todo plan, toda expectativa debe ser puesta en cuestión por los cambios vertiginosos de todo orden.

Abrir posibilidades: lo que necesitan los equipos es que les ofrezcan interpretaciones de posibilidades, como oportunidades y amenazas a las que se enfrentan, donde la “información” o los “datos” pueden servir para fundamentar las narrativas pero no son un fin. Esto orienta, enfoca las prioridades y urgencias. Es lo que se llama “producir un contexto”.

Hacer ofertas: antídoto a la incertidumbre: pero las narrativas de posibilidades no son para tranquilizar al equipo sino para enfocarlos y para que tomen acción a partir de ellas. La incertidumbre, el temor y la confusión, se superan finalmente en la acción y no basta dedicarse al análisis y a construir planes. Los líderes les presentan narrativas de posibilidades para que los equipos les ofrezcan cursos de acción concreta.

La demanda de información que hacen los equipos, debiera ser escuchada como una demanda de participar en la invención del futuro del equipo, más que en la espera de datos, análisis y decisiones. Se trata de entregar espacio de invención al equipo y empoderarlos a que lo asuman, con los beneficios y costo que tenga.

La emoción de temor ante la incertidumbre convive con la expectativa que la información la resuelva, la emoción de resolución y apertura pone la atención en la acción y la responsabilidad, haciendo más llevaderos el temor y la incertidumbre.

Finalmente, sólo el tiempo convierte en certezas las incertidumbres, cuando los hechos ocurren. El desafío es participar en la construcción de esos hechos y no en esperar con pasividad su llegada. Ante cada situación que se consuma, nuevas preguntas, dudas, confusiones y temores pueden aparecer ante el nuevo futuro que se aparece.