Fernando Flores - Chile Primero - ricardoroman.cl

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Decidido a revolucionar la política chilena, el senador Fernando Flores lanza Chile Primero, un referente político-social que apuesta por romper los ejes de izquierda y derecha y poner el acento en los desafíos del futuro. Su plan es tener 100 mil adherentes de aquí a marzo y llevar candidatos para las municipales de 2008. En esta entrevista Flores entrega su diagnóstico del país: dice que no está entrando en el mejor pie al siglo XXI, que se necesita una nueva forma de hacer política y que Chile no puede seguir desconectado de las revoluciones que produjeron internet y el genoma humano.

Por Pelayo Bezanilla

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En sus ratos libres entre los viajes al Congreso y a la Primera Región, el senador Fernando Flores se adentra en las nuevas tecnologías. Instalado en el moderno computador que tiene en su departamento en Américo Vespucio con Presidente Riesco, en Las Condes, se conecta a la red e ingresa a World of Warcraft, un juego on line de ocho millones de personas que se trasladan a una suerte de Edad Media para asumir las características de distintos personajes que interactúan entre sí. A Flores no le interesa demasiado el juego en sí mismo. Su foco está puesto en las nuevas tendencias y el modo en que ellas, dice, están moldeando el futuro. En particular, las maneras de crear nuevas “asociatividades, tanto con extraños de diversas culturas como con antiguos y viejos amigos, todo simultáneamente”. ??l cree, además, que los juegos en línea “están tres o cuatro años adelantados a las prácticas de los negocios y 15 años por delante de las prácticas de la política que conocemos”.

Su gran preocupación es el el futuro. Muchos de los varios cientos de libros que tapizan los muros de su escritorio son de pensadores que reflexionan sobre los nuevos escenarios económicos, políticos y sociales. Ingeniero civil, doctor en Filosofía de Berkeley, ex ministro de Allende y exitoso empresario en Estados Unidos, Flores piensa que “en Chile ya nadie cree en la planificación. El horizonte político y de la prensa es la semana. Nadie mira los seis meses, el año que viene o los cinco años”, dice.

Confiado en que está adelantándose al futuro, mañana Flores constituirá -junto a varias otras personas, entre ellas Jorge Schaulsohn y el diputado Esteban Valenzuela- su nuevo referente político-social: Chile Primero. Su apuesta, y la idea detrás del movimiento, es que en Chile están emergiendo nuevas coordenadas que no pasan por ser de izquierda o de derecha, sino por responder a los grandes desafíos del siglo XXI a través de un movimiento transversal. “Necesitamos una nueva actitud y un nuevo cariño por Chile. Por eso le pusimos Chile Primero. El país primero, y el futuro de las nuevas generaciones primero. Necesitamos una nueva forma de hacer política”, asegura el senador.

Flores cree que Chile no está entrando en el mejor pie al nuevo siglo, en parte, dice, porque “los partidos se han transformado en clubes de operadores y de pegas que buscan mantenerse en el poder. Los políticos no son capaces de ponerse de acuerdo y, cuando lo hacen, es respecto de trivialidades. La gente no ve lo que se veía a principios de los ’90: metas, un país hacia el desarrollo, y dispuesto a arreglar sus problemas del pasado. Ahora hay enredos por todos lados. Y fuera de eso empiezan a aparecer los síntomas de corrupción, ineficiencia, Transantiago, EFE”.

Aunque Chile Primero partirá como un movimiento social que tendrá en la web una de sus plataformas, su meta es convertirse en una fuerza política que influya en las decisiones del país. “Pero no repartiremos pegas, ni cargos”, acota entre risas. Su desafío es ambicioso: reunir, de aquí a marzo, 100 mil adherentes y, además, gravitar en las elecciones municipales de 2008. “Creo que vamos a ser decisivos por lo menos en cuatro o cinco alcaldías en la próxima elección, sea porque vamos a llevar candidato propio o porque vamos a apoyar a un candidato que nos parezca como persona, independiente del partido”.

-¿Militen en la Concertación o en la Alianza?

-No importa. Si el candidato pertenece a un partido, nosotros vamos a apoyarlo por su calidad. No vamos a exigirle que pertenezca a Chile Primero. Es una suerte de outsourcing político. Hay gente buena en todos lados: de izquierda, independientes y de derecha.

-Pero la realidad los va a obligar a ubicarse en algún punto del abanico ideológico.

-Esto me recuerda mucho la discusión que había antes con los mainframes de computadores. Tú eras IBM o anti IBM. Todos jodieron. Se metió Microsoft y Google y todos murieron, salvo IBM, que no es la misma compañía de antes. Ahora es un proveedor de servicios integrales a escala global, entre otros. Creo que hay un cambio de paradigma, y estoy apostando a que ese cambio de paradigma es bueno para nosotros. Me divierte hacer lo que llamo pequeñas empresas disruptivas.

-¿Chile Primero va a ser una “pequeña empresa disruptiva”?

-Partes siendo una pequeña empresa. Cuando estaba dentro de un partido, me di cuenta de que en una ciudad a veces con cincuenta personas buenas tienes más calidad de militantes que con 200 tipos “pencas”. Y eso lo voy a demostrar en la acción.

-¿Tampoco se plantean ante los ejes del mercado y el Estado?

-Creo que son discusiones inútiles. Primero, el mercado es global. No hay muchas decisiones que el Estado chileno pueda tomar en ese sentido. ¿Tiene alguna decisión en si Google entra o no a Chile? Ninguna. ¿Tiene alguna decisión sobre si entra o no Wikipedia? Ninguna. ¿Y pueden esas cuestiones cambiar el comercio o la educación? Totalmente. ¿El Estado es necesario para la defensa nacional? Por supuesto. ¿Y en ese tema somos de izquierda o derecha? Primeros somos de Chile, y después de izquierda o derecha. Yo no he visto ninguna gran distinción, por ejemplo, en la política con Perú.

-¿Y qué van a proponer en el terreno político?

-Un nuevo estilo de hacer las cosas, en que la gente vea que somos hermanos antes que políticos. Pero después se va a ir poniendo más “peludo”, con leyes para que los legisladores no se repitan en los cargos, que se reduzca el Parlamento y quizás haya una sola Cámara.

-¿Van a ser algo así como Expansiva?

-No, muy distintos. Ellos son un think tank.

-Pero son virtuales. No tienen oficina, pero sí cargos en el gobierno.

-Pero están llenos de economistas y de gente muy ligada a ciertos sectores. Nosotros no queremos hacer eso. Queremos ser un programa de lo que Chile debe ser, y vamos a meternos en proyectos de acción, de denuncia. Por ejemplo, quiero una nueva ley de comunicaciones, y pretendo tener de socia a Evelyn Matthei, a quien encuentro respetable, al igual que a Carlos Cantero y Alejandro Navarro, y buscar también un DC para que estudiemos a fondo y nos enseñemos unos a otros.

-¿Y Chile Primero va a ser virtual?

-Sólo internet no sirve. Lo virtual requiere mucha plata: un comando, una oficina, database, profesionalismo. Esto no puede ser una cuestión de cinco tipos que deciden el nombre del movimiento. Nosotros vamos a nombrar un equipo directivo, que va a ser profesional. Pero obviamente los fundadores estamos dispuestos a tomar el liderazgo. Y tan chicos no somos. Tenemos la mitad de los senadores del PPD: yo tengo uno y ellos dos.

Aunque no quiere adelantar nombres ni dar detalles sobre la recolección de firmas, Flores dice que hay mucha gente importante interesada en lo que están haciendo y dispuesta a poner recursos y dedicar tiempo a Chile Primero. Cada uno de los miembros del movimiento, dice, reunirá a personas de acuerdo a sus áreas de acción e interés. En su caso, a través de la tecnología, las nuevas tendencias y los temas de liderazgo.

Recetas contra la concentración económica

Pero el movimiento no apuntará sólo a la política. Flores piensa que hay varios problemas que el país debe enfrentar. “La estrategia de ser líder por el desarrollo de materias primas se empieza a agotar. Eso está disponible para Perú, pero los competidores de Chile van en otra etapa. ¿Qué nos ha salvado a nosotros? El precio del cobre, que depende de China”, afirma. “La gente ve que la clase media se está muriendo. Los pequeños comerciantes y empresarios están siendo comidos por las grandes cadenas. La gente ve a los empresarios como personas preocupadas de concentrar el capital. A este paso 10 familias van a gobernar Chile. La molestia se empieza a ver en el anarquismo”.

– ¿Y qué piensa hacer frente a la concentración económica?

-Hay que convencer a los híper ricos de que el peor negocio para ellos es que el país se transforme en un país anárquico. Van a tener que ponerse como Bill Gates, ser generosos. Tomar responsabilidad social por lo que hacen y apostar en serio por la educación y los científicos para el futuro.

Para el senador, Chile no ha enfrentado dos de los grandes temas que han cambiado el mundo: internet y el genoma humano. “Si analizamos todo de acuerdo al mercado y al Estado, es decir, un espacio de ofertas por un lado y un espacio de prohibiciones y sanciones por el otro, estamos equivocados. No vemos el conjunto. Internet cambió el mundo, y no fue decidido por el mercado chileno ni por las leyes. Fue una evolución de prácticas que surgieron del Ministerio de Defensa norteamericano, que las puso al servicio de las universidades y que fueron avanzando hasta crear, parafraseando a Saddam Hussein, ‘la madre de todas las batallas’. En un momento dado pasó de ser una instancia no comercial a un espacio para el comercio. Y cambió muchas industrias”.

Entusiasmado con su análisis, sigue: “El descubrimiento del genoma humano transformó totalmente la realidad. En diez o 15 años más la medicina va a ser personalizada: las personas van a ir a la farmacia, van a mostrar su ADN y les van a hacer drogas a su gusto, ajustadas a las necesidades de su cuerpo. Eso está produciendo nuevas industrias, competencias y posibilidades. Un país que no está conectado a eso puede quedar muy atrás”.

Flores piensa que la salud requiere un cambio de hábitos y de cultura, que “no pasa por decir que el mercado es libre de crear toda la comida chatarra del mundo, porque entonces vamos a crear más gasto en salud para tratar las enfermedades”. Tampoco tiene sentido, dice, legislar para impedir que “la gente coma churrascos o hamburguesas. Estaríamos locos. Está claro que no va por la prohibición ni por el mercado desatado. Hay que crear conciencia. En California hay cadenas de comida sana, tanto restaurantes como supermercados, donde pides una Coca Cola y te miran feo. Hay que insistir en cambiar el estilo de vida de la gente, pero dejándole grados de libertad”.

-Pero esos debates son lejanos para amplios sectores de Chile que no han podido adaptarse al desarrollo económico.

-Ese es un falso dilema. El otro día estuve en Arica. En los últimos cuatro años hice un curso de liderazgo, gratuito, y lo retomé. Había todo tipo de alumnos, desde empleadas domésticas hasta pastores evangélicos y ejecutivos. Entonces les dije: ¿Quién de ustedes sabe usar Skype? Cinco respondieron. ¿Quién en la sala sabe o ha oído hablar de Skype? El 30 %. ¿Quién no tiene idea de lo que es Skype? El 60 % de la sala. ¿Saben ustedes que con un computador podrían hablar por teléfono? No todos sabían. ¿Sabían que de un computador a otro la comunicación telefónica es gratis a cualquier parte del mundo? No sabían. ¿Sabían que por diez pesos la hora, usando el computador, ustedes pueden llamar a cualquier parte del mundo? ¿Les gustaría ahorrarse la plata? Entonces le pedí a un grupo de jóvenes que les enseñaran a usar Skype. Es simple. Tú no les pide nada, pero la gente agradece que les enseñes el acceso al futuro.

-¿Y si la gente no engancha con Chile Primero?

-Capaz que en un país tan conservador no podamos hacer esto. Bueno, entonces jugamos otro juego y aprenderemos de la experiencia. Mi compromiso con Chile es incondicional por nuestra propia decisión. Durante más de 25 años he tenido la posibilidad de adoptar la nacionalidad norteamericana. Habría sido más cómodo. Nunca lo hice.

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