La wikipedia avanza, no sólo como instrumento de investigación, sino como espacio de encuentro y comunidad de aprendizaje. Es una cultura wiki, dicen los entendidos. A pesar de no tener mucho sentido estar confrontando la wikipedia con las enciclopedias tradicionales, es intertesante observar el fenómeno social que constituye la wikipedia en el mundo académico:

El Mercurio
Dios salve a la Britannica
POL??MICA La batalla de las enciclopedias: una controvertida comparación entre la muy joven Wikipedia y la muy venerable Britannica generó una enojada respuesta de los editores de la enciclopedia favorita de Borges. Y reflotó los 238 años de historia de esta clásica obra de referencia, que en Chile tiene lectores devotos.
Elena Irarrázabal Sánchez

El día en que el pequeño Jorge Luis acudió con su padre a la Biblioteca Nacional y sacó el volumnen de la D y luego lo abrió en la página de la Dr fue un momento esplendoroso para el futuro escritor. Pude leer una excelente biografía de Dryden, sobre el cual ha escrito un libro Eliot. Luego, un largo artículo sobre los druidas y otro sobre los drusos del Líbano, que creen en la transmigración de las almas. Claro, ese día tuve mucha suerte: Dryden, druidas y drusos y todo en el mismo volumen.

Mi cepillo de dientes

Borges fue un gran celebrador de la enciclopedia Britannica, como tambien lo son algunos chilenos. El ex diplomático José Miguel Barros cuenta que tras ver el comentado documental de National Geographic sobre el evangelio de Judas acudió a su colección de la Britannica para informarse con más detalle sobre San Ireneo de Lyon, quien combatió las herejías gnósticas. Como siempre, la información que encontré fue excelente.

Continúa:

El académico de la Universidad de Chile Miguel Orellana Benado también confiesa un uso frecuente de esta enciclopedia, en la que algún día colaboraron Bertrand Russell y Marie Curie. La uso mucho, igual que la escobilla de dientes.

Pero la Britannica no sólo está en boca de un puñado de intelectuales. Desde hace algunas semanas, artículos en la web y en la prensa en todo el mundo comentan la airada respuesta de 20 carillas con que los editores de la centenaria enciclopedia contestaron un estudio comparativo que realizó la revista Nature entre 42 artículos de Wikipedia (la encipledia gratuita en internet, armada por editores voluntarios) y la Britannica. Hasta The Economist se sumó a la controversia hace algunos días, en su sección de Ciencia y Tecnología.

Por el momento, la sabrosa polémica no da visos de terminar: Nature se negó a realizar la retractación pública que le pidió la Britannica, que calificó su informe como fatalmente erróneo.

Entre quienes siguen la controversia, pocos saben que la muy británica Britannica tiene sus oficinas centrales, desde hace casi 80 años, en la ciudad de Chicago. O que no nació ni en las eruditas aulas de Oxford o Cambridge o a la orilla del Támesis en la capital del imperio, sino en la más modesta Edimburgo.

Polleras escocesas

Seis peniques costaba el rústico fascículo que idearon un impresor y un grabador escocés, junto al estudioso Williamn Smellie, quien a sus 28 años actuó como editor. Los fascículos se imprimieron entre 1768 y 1771, hasta completar una obra de tres tomos en orden alfabético. La novel enciclopedia constaba de artículos cortos y otros más extensos, que buscaban reunir en tratados comprensibles determinadas áreas del saber, sin desmembrarlos en distintas definiciones. El tratado sobre cirugía, por ejemplo, sobrepasaba las 200 páginas.

El éxito inicial de la Britannica fue considerable. Tanto, que en 1790 se registra una edición pirata impresa en Filadelfia entre cuyos ilustres compradores habría estado nada menos que George Washington.

Ya para la tercera edición (1788-97), la enciclopedia constaba de 18 volúmenes y una fama bien cimentada. Ofrecía todo el conocimiento humano disponible para leer, en inglés y al alcance de los bolsillos de la clase media, según el historiador Roy Porter.

Sus sucesivas ediciones incorporaron colaboradores como Walter Scott, Thomas Malthus, David Ricardo y Thomas Young. La novena edición, conocida como la de los sabios acogió los cambios en la investigación científica y los nuevos métodos críticos, alentados por la influencia de Charles Darwin y su obra El origen de las especies.

La Britannica también recibió los aportes de Freud, Einsten y hasta de Henry Ford, aunque se sospecha que su artículo sobre la producción en serie fue escrito por su publicista. Cerca de un centenar de nobeles – Milton Friedman entre ellos- también han formado parte de sus cuadros de colaboradores.

Los wikis

¿Qué tiene la Britannica que no tenga (o haya tenido) la Espasa Calpe, la Brockhaus alemana o la Enciclopedia Italiana? Para algunos la forma de redactar sus tratados, sus buenas bibliografías – incorporadas desde la novena edición- , sus ilustres colaboradores y su rigurosidad. Para otros, la razón fundamental de su renombre internacional es más simple: su idioma inglés y la popularidad que alcanzó en Estados Unidos. La masificación y las excelentes ventas que tuvo la Britannica Estados Unidos a fines del XIX y en la primera mitad del XX han sido comparadas con la extraordinaria expansión que ha tenido Wikipedia (www.wikipedia .org) desde que partió en California en 2001. Hoy tiene entradas en 56 idiomas y en inglés cuenta con más de un millón de artículos sobre los tópicos más diversos. Tiene legiones de fanáticos y editores voluntarios de la información que se suben a la red, los llamados wikis. Y además de todo, es gratis.

Pero 2005 no fue un buen año para Wikipedia. A las críticas por falsificaciones de datos y acomodados en las biografías de políticos y académicos estadounidenses, se sumó un escándalo mayor. El prestigioso periodista John Seigenthaler figuró durante meses en la red como uno de los sospechosos de la muerte de Robert Kennedy, víctima de la broma de un navegante.

Por eso los wikis recibieron alborozados el reciente artículo de Nature, en el que un estudio comparativo establecía que la calidad de información de la Britannica era sólo ligeramente superior a Wikipedia.

¿Crotone o Crotona?

Cincuenta investigadores revisaron, sin conocer su origen, 42 artículos sobre distintos temas científicos – desde el Principio de Arquímedes hasta la oveja Dolly- sacados de Wikipedia y de la Britannica.

Según Nature, los resultados indicaron 162 errores en Wikipedia, versus 123 en la Britannica. Nada muy considerable, comparando la trayectoria de los dos medios. Y se desató la furia de la Britannica, que a pesar de reconocer no estar libre de errores, calificó el estudio de tan pobremente conducido y con hallazgos tan llenos de equivocaciones que carece completamente de validez.

Entre las fallas que alegó la Britannica está el hecho de que los textos que recibieron los expertos estaban previamente editados por el equipo de Nature y en ocasiones no correspondían a la enciclopedia, sino a su versión para niños o a los year books.

Además, se habrían considerado como errores juicios debatibles de los examinadores. De hecho, Britannica contesta 58 de los 123 errores registrados por Nature, partiendo por el nombre de la morada italiana de Pitágoras, que según Nature es Crotona y según la Britannica, respaldada por el U.S. Board of Geographic Names, está escrita correctamente como Crotone.

De acuerdo con The Economist, precisamente entre los problemas más serios del estudio está el hecho de que muchos errores son en realidad materias opinables. Además, no se pondera si un artículo está mal redactado, como suele ocurrir con algunos repetitivos textos de Wikipedia. También tiene importancia el hecho de que los errores de omisión son más posibles de encontrar en la Britannica, que es más sintética y menos extensa que Wikipedia (124 mil entradas versus un millón en inglés). Lo que se podría relacionar con el hecho de que, que para completar las comparaciones, Nature recurriera a los years books y a la versión para niños, como alega la Britannica.

La conclusión, para The Economist, es que Nature comparó peras con manzanas. Y que las personas no necesitan expertos que les digan que la Britannica es clara y confiable y Wikipedia, una fuente de información rápida y gratuita.

Sabios por santos

Aunque tradicionalmente tuvo un espíritu más conservador y sus sucesivas ediciones están dedicadas al monarca de turno, la enciclopedia Britannica – al igual que la iniciativa impulsada en Francia por Diderot y D’Alambert entre 1751-1765- se inscribe dentro del espíritu ilustrado, que buscaba reunir todo el saber existente, en el marco de una confianza casi ilimitada en la posibilidad de que el hombre, en la medida que utilizara más el conocimieto y la razón para comprender y dirigir la realidad, sería más feliz, explica el historiador Cristián Gazmuri.

La enciclopedia recoge el optimismo moderno en la capacidad del conocimiento humano y en la reproducción racional del mundo en las ciencias naturales, humanas y sociales, como un modo de contribuir al progreso de la humanidad, en un contexto en el que el sabio reemplaza al santo, agrega Javier Pinedo desde el Instituto de Estudios Humanísticos de la U de Talca.

Y hoy, a años luz de la Ilustración, ¿tiene algún sentido la existencia de la enciclopedia? No como aspiración a reunir la totalidad del saber, pero sí como una selección del conocimiento en medio de la anarquía y diversidad de la información, opinan algunos.

Los avatares vividos por la Britannica en las últimas décadas demuestran la complejidad de los tiempos que le tocan vivir. La compañía fue una de las primeras en hacer ediciones digitales, pero en las décadas de los 80 y 90 vivió momentos confusos, como el rechazo a una alianza con Microsoft o el anuncio de acceso gratuito online al material de la enciclopedia, que luego debió cancelar por falta de publicidad. Pero la Britannica no baja los brazos. Adquirida por el empresario Jacob safra, en los últimos años, la compañía ha reforzado sus ediciones impresas y ha diversificado sus productos hacia distintos tipos de público. A su enciclopedia dos veces centenaria hoy se puede llegar por tres vías: en la edición escrita, comprando el CD Rom o DVD Rom o pagando una suscripción mensual o anual – por cerca de 70 dólares- que permite acceder al material completo y actualizado (en www.bri tannica.com, en cambio se accede gratis sólo a extractos de cada término).

Actualmente el conspicuo consejo editorial – integrado, entre otros pesos pesados, por el Nobel de Economía Amartya Sen y el filósofo Thomas Nagel- ya trabaja en la mira de la XVI edición, cuya aparición está planificada para el período 2009-2011. Y aunque el fenómeno en torno a Wikipedia sigue creciendo, se piensa que son modelos diferentes y espacios compatibles.

Como escribió alguien en la red para averiguar sobre Paris Hilton, la reina de la farándula internacional, Wikipedia tiene entradas en 13 idiomas. Para buscar información sobre Paris, hijo de Príamo y causante de la guerra de Troya, la Britannica es sin duda una excelente opción.

XI edición: la leyenda

La undécima edición (1910-11, 29 tomos) de la Britannica es considerada legendaria, porque se preparó en el apogeo del optimismo eduardiano y del Imperio Britanico. Fue producida en cooperación con la Universidad de Cambridge y entre sus coloboradores figuran luminarias tales como Algernon Charles Swinburne, T. H Huxley, Ernest Ruthford y Bertrand Russell, más 34 mujeres que por primera vez se incorporan a la redacción. Aunque el contenido de algunas entradas ha sido considerado algo racista y las biografías de ciertos nobles y monarcas demasiado entusiastas, muchos consideran a esta edición el pináculo del estilo Britannica. De hecho, fue la última edición que se dirigió desde Londres (aunque alrededor de un 10 por ciento de sus colaboradores fueron americanos). Poco después, en 1920 la compañía fue adquirida por una firma de Chicago y los cuarteles centrales pasaron a instalarse en Estados Unidos.

Aunque con errores, el contenido de esta edición está disponible en htpp://1911encyclope dia.org

Viene fresquita

Dos años y medio trabajó en Santiago un grupo de más de veinte traductores para llevar al español la Britannica Concise Encyclopedia, veinte tomos (más un atlas) con más de 27 mil entradas que abordan desde cine hasta ciencias físicas. La colección ilustrada, al alcance de los estudiantes y sus familias, fue elaborada con toda la experiencia de los equipos de la Encyclopedia Britannica. Fue publicada en inglés por primera vez el año 2002. La traducción al español es la primera del mundo y está disponible sólo para los lectores de El Mercurio. Actualizada hasta el 2006 , está tan fresquita que incluye la elección de Michelle Bachelet. Aparece todos los miércoles y tiene precios especiales en el Club de Lectores.

Tres chilenos y su experiencia con la enciclopedia Britannica

En su atestada biblioteca – que reune cerca de diez mil volúmenes- , el historiador Alfredo Jocelyn Holt no tiene una colección de la enciclopedia Britannica. ¡Tiene dos! Una de ellas es la edición de 1985, que complementa con los year books que se imprimen todos los años, y la otra es la famosa XI edición (1910-1911), que compró hace más de veinte años donde el librero Gustavo Bartolini, en la calle Lastarria. Cuenta que la pretendió durante más de año. Recuerdo que la tenía en la vitrina, muy a la vista. Muchas veces la fui a hojear, hasta que me decidí, pese a su precio considerable. Luego supe que días después fue a comprarla un conocido escritor chileno. Fue un doble gusto.

El historiador, doctorado en Oxford, aclara que compra los libros para usarlos. No ando buscando ejemplares inmaculados. De hecho, mi XI edición está en muy buen estado, pero sobre algunas de sus tapas de cuero negro hay unos orificios muy curiosos, que parecen señas de perdigones. Particularmente la utiliza para todo lo que tenga que ver con el mundo clásico e historia británica y europea. No así para cultura hispánica y latinoaméricana, materias que le parecen más débiles.

En general son textos esenciales, profundos y respaldados. Con el tiempo me he vuelto muy conservador en materia de conocimiento. A falta de buenas bibliotecas y librerías en Chile, leo clásicos. Tal vez no encuentro lo último del Imperio Romano, pero puedo leer a Gibbons. En el mismo sentido, una enciclopedia confiable me sirve más que Wikipedia, con demasiada información y no suficientemente filtrada.

Los artículos de humanidades, todo el mundo de los classics, son los blancos preferidos del profesor de la Universidad de Chile Miguel Orellana Benado, en la enciclopedia Britannica. El amor por el mundo antiguo se refleja en el contenido de la enciclopedia, en su forma de entender los autores griegos y latinos.

La estructura y redacción clara de los artículos de la Britannica, según Orellana, es reflejo de su idiosincrasia anglosajona y del sistema educacional basado en tutorías. Es una forma de aproximarse a la erudición, de hacerla accesible, de escribir informes comprensible en términos prácticos. Recordemos que es una cultura en la cual lo intelectual es mirado con suspicacia, y no idolatrado, como va a pasar en Francia. La sociedad quiere un conocimiento para producir bienes. No es un detalle que la Britannica haya nacido en el marco de la ilustración escocesa, en el contexto de una sociedad pobre que buscaba progresar. La historiadora Ximena Cruzat sí que sabe de bibliotecas: es la jefa de la división de bibliotecas de la Dibam y actualmente realiza un doctorado en Bibliotecas Digitales. Mi experiencia con la Britannica es que en ella encuentro una relación completa, confiable y redondeada. A través de su contenido y de sus bibliografías entrega derroteros, luces de por dónde seguir la investigación.

A juicio de Cruzat Wikipedia es un fenómeno distinto, el aparato crítico de los pares todavía está bastante ausente.

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