Para los países de América Latina es muy positivo acercarse al entendimiento que han tenido del desarrollo otras naciones como Nueva Zelanda, porque partiendo de situaciones objetivas geográficas y económicas similares han logrado desarrollarse integralmente de un modo rápido, equitativo y cuidadoso del ambiente y las tradiciones. Seguramente que no debe ser perfecto todo lo que se ve, pero es un conveniente horizonte para los países que seguimos dependiendo en gran medida de vender y depender de materias primas.

El Mercurio
NUEVA ZELANDIA
La estrategia kiwi
El proyecto país que los puso en la senda del desarrollo y el crecimiento
María Cristina Silva M.

Biotecnología, ciencias del medio ambiente y nanotecnología. La dependencia exclusiva del sector agropecuario quedó atrás, y hoy el foco está en la investigación aplicada.

“Haere mai ki to mâtau kâinga” es la fórmula con que los maoríes dan la bienvenida a su tierra natal, Nueva Zelandia. Estos aborígenes -de tez morena, pelo negro y ojos rasgados- corresponden al 16 % de la población del país insular ubicado en el Pacífico Sur. Sus compatriotas, mayoritariamente de origen europeo, reciben a los extranjeros con un respetuoso “welcome”, que habla de su historia de influencia anglosajona.

Esto no es una mera formalidad, ya que el país de 4 millones de habitantes, que forma parte del Commonwealth, está interesado en acoger a investigadores de otras latitudes, recibir a profesionales y estudiantes foráneos y desarrollar proyectos de investigación en conjunto.

Como para tomar nota, ya que esta nación fundada en 1840, compuesta por dos islas ubicadas a 1.600 kilómetros al oriente de Australia, tiene varias lecciones que transmitir más allá de sus fronteras.

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Con un tercio del territorio de Chile y un cuarto de nuestra población, Nueva Zelandia cuenta con un ingreso per cápita cuatro veces mayor al nuestro. Prácticamente nadie vive bajo la línea de la pobreza, la tasa de desempleo alcanza apenas al 3,4% y tres de cada cuatro jefes de hogar son propietarios de sus casas.

Modernización radical

Tradicionalmente, el pilar de la economía neozelandesa ha sido la industria agropecuaria. Conocidas son su producción de kiwis y de manzanas, su ganadería ovina y bovina, así como su industria láctea, con Fonterra (dueña del 56% de Soprole) como principal exportador mundial de productos lácteos.

A principios de los ochenta, el país tomó consciencia de que la dependencia del sector agropecuario no le auguraba un buen futuro económico, y emprendió una modernización radical. En las dos décadas siguientes eliminó controles de precios, subsidios y aranceles, terminó con las restricciones a los movimientos de capitales, dejó flotar su tipo de cambio y privatizó muchas empresas estatales.

“La educación también recibió un gran impulso, principalmente a través del fomento de los talentos individuales”, asegura Carl Worker, director de la división de Las Américas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio de Nueva Zelandia. Por ejemplo, los niños entran al colegio el día que cumplen 5 años y se incorporan a un programa de actividades de acuerdo a su propio nivel de desarrollo. Según la última medición de la prueba internacional TIMSS (2003), Nueva Zelandia ocupa el lugar número 13 en el dominio de ciencias en octavo básico. Chile, en tanto, se ubica en el puesto 39 de un total de 45 países.

El gran énfasis de la nueva estrategia fue hacer de la investigación y la aplicación de la ciencia el foco del crecimiento. Para ello se crearon en 1992 los “Crown Research Institutes” (CRI), entidades estatales que trabajan en conjunto con la empresa privada y las ocho universidades del país (estatales) a favor del avance técnico de la economía.

Los nueve CRI se enfocan en áreas estratégicas para el país. Entre ellas están la investigación agrícola y ganadera, la tecnología aplicada a los alimentos y el estudio de los bosques. También figuran la investigación industrial, el cuidado de la tierra, las ciencias nucleares y biológicas, la salud pública y el agua y la atmósfera.

Si bien son entidades estatales, los CRI deben autofinanciarse. Se les exige ser eficientes y competir entre sí -y con las universidades y centros de investigación privados- para captar financiamiento de fondos estatales y de otras fuentes.

“Nuestro orgullo son las empresas que se han incubado al interior de estas entidades. Algunas ya se transan en la bolsa local o en la australiana”, dice Helen Anderson, gerente general del Ministerio de Investigación, Ciencia y Tecnología (MORST).

Un ejemplo de ellas es “Neuren”, empresa farmacéutica listada en la bolsa australiana, que se dedica al desarrollo de compuestos terapéuticos para lesiones cerebrales y neurodegeneración, incluyendo condiciones crónicas como Alzheimer y Parkinson.

“De las seis familias de compuestos que estamos desarrollando, dos ya están en fase clínica. Pronto saldrán al mercado”, asegura el director ejecutivo David Clarke.

Otras compañías que han nacido bajo el alero de estos entes de investigación son Synergenz Biosciences y Telemetry Research y Pacific GEM. La primera desarrolla tecnologías de diagnóstico para enfermedades crónicas de pulmón y la segunda, aparatos de monitoreo fisiológico remoto.

En Nueva Zelandia, innovar y emprender son la consigna. Cualquier empresario, empleado o funcionario público guía sus acciones en función del mismo objetivo: el desarrollo del país.

Las estadísticas revelan que hay 10 personas dedicadas a investigación y desarrollo cada 1.000 personas empleadas, cifra que es similar a la de Unión Europea, superior a la de Corea y levemente inferior a la de Alemania y Japón. El total de investigadores creció un 42% entre 1994 y 2004 y, de acuerdo con el Tercer Reporte Europeo de Ciencia y Tecnología, realizado en 2003, los investigadores neozelandeses -con 2,3 publicaciones cada uno- son más productivos que sus pares de Inglaterra, Japón, Estados Unidos y Alemania.

Del monto total invertido en Investigación y Desarrollo, el gobierno es responsable del 43%. Esto es alto en relación a los países desarrollados, donde ese porcentaje suele fluctuar en torno al 20 y el 30%.

“Además de proveer los recursos, el gobierno apoya el desarrollo de vínculos entre la comunidad científica y la sociedad civil, la empresa privada y socios extranjeros”, explican en el MORST.

Nueva Zelandia está en el lugar número 16 del índice de competitividad 2005-2006, elaborado por el Foro Económico Mundial. Chile, que descendió un lugar respecto de la última medición, ocupa el lugar número 23. En el mismo período, el país de los maoríes avanzó dos puestos.

Más allá de la meta-país y de la estrategia para alcanzarla, en su idiosincrasia están varias de las claves de su progreso. Los neozelandeses combinan elementos propiamente británicos como la puntualidad y el respeto, con un estilo relajado que los hace caminar sin zapatos por el supermercado. Entre ellos casi no hay corrupción y existe una gran valoración de las diferencias, clave en circunstancias en que la inmigración de orientales crece con fuerza.

El sentido igualitario es otro rasgo sorprendente. No existen grandes diferencias entre el estilo de vida de un obrero de la construcción y el de un próspero empresario, y ostentar riqueza es mal visto.

“Esta es una economía mixta desde todo punto de vista. El gobierno actúa en sectores estratégicos”, plantea Gustavo Díaz, primer secretario de la Embajada de Chile en Nueva Zelandia.

En el país de los kiwis conviven el neoliberalismo y la socialdemocracia. Al igual como lo hace la tradición y la innovación, el formalismo y el relajo y la población maorí con los “tauiwi” o extranjeros.

Ojo con el cine

Junto a la biotecnología y las tecnologías de la información y de la comunicación, otro sector definido por el gobierno como “crucial para el futuro económico” es la industria creativa. En esta última, el trabajo realizado en Nueva Zelandia ha alcanzado reconocimiento internacional.

Los exitosos filmes “El Señor de los Anillos”, “King Kong” y “Narnia” fueron producidos por la empresa local de entretención Weta, ubicada en Wellington. Entre los proyectos actuales de Weta destaca la coproducción con una compañía canadiense de la serie de televisión animada para niños “Jane y el Dragón”, recientemente estrenada en Canadá y que superó los pronósticos de audiencia.

Richard Taylor, socio fundador de Weta, explica que por cada proyecto exitoso, desarrollan paralelamente otros siete que no llegan a concretarse. “Triunfar implica entrar al mercado norteamericano”.

Llama la atención la creciente presencia de latinos en la industria cinematográfica. Un breve paseo por las instalaciones de Weta lleva al encuentro con un chileno y un argentino, quienes desarrollan labores técnicas.

Algunos han llegado más lejos. Es el caso de la argentina Cristina Casares, quien llegó a dictar cursos de animación y hoy tiene su propio estudio, “Kelly Park Film Village”. Actualmente está trabajando en su película “Los zapatos mágicos”.

Aplicando la investigación

Biotecnología: Desde 1980, el país ha construido significativas fortalezas en esta área, basadas en sus 150 años de tradición agrícola. Destacable: La empresa HortResearch está trabajando en el desarrollo de manzanas de carne roja. “Esto se asocia con una alta presencia de antioxidantes, que son muy beneficiosos para la salud”, aseguró el ejecutivo Allan White. White participó activamente en el desarrollo de cinco variedades de manzanas, entre ellas Pacific Rose, Pacific Beauty y la exitosa Jazz.

Salud: Los trabajos van desde la investigación biomédica básica hasta la salud pública. Nueva Zelandia es reconocida por sus investigaciones en ciertas enfermedades cardiovasculares, diabetes, patologías óseas, asma y cáncer. Destacable: Descubrimiento de la “cool cap” (gorra fría) que reduce el daño cerebral en recién nacidos necesitados de oxígeno.

Alimentos y bebidas: Por décadas, los neozelandeses han producido y alimentos y vinos de calidad. Entre estos últimos, destacan el Sauvignon Blanc y Pinot Noir, y entre los alimentos, los productos lácteos. Actualmente la industria local está desarrollando una amplia gama de innovadores productos. Destacable: estudio sobre los efectos de la radiación UV en el envejecimiento atípico del Chardonnay.

Ciencias de los materiales: El país es líder en cerámicas superconductoras de alta temperatura, automatización flexible y nanotecnología. Destacable: la empresa Nano Cluster Devices, creada a principios de 2004, desarrolló un método original para tomar grupos de átomos y convertirlos en cables conductores de electricidad. Estos son tan pequeños que sólo se pueden ver con la ayuda de un microscopio electrónico.

Ciencias del medio ambiente: Con la cuarta mayor zona económica exclusiva del mundo, Nueva Zelandia realiza investigaciones desde el Pacífico Sur hasta la Antártica. Se han desarrollado técnicas pioneras para identificar cambios en las fuentes de gases de efecto invernadero, y se han realizado trabajos para la comprensión del agujero de la capa de ozono y los cambios de la radiación ultravioleta. Destacable: estudios sobre los efectos de la flatulencia ovina y bovina en el calentamiento global.

Catástrofes naturales: La isla del norte tiene numerosos volcanes activos y potencialmente activos, además de fallas geológicas en actividad, que derivarán en terremotos. Destacable: estudio de la probabilidad de ocurrencia de terremoto en la falla de Wellington.