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El presidente de Corma, José Ignacio Letamendi, lidera un proyecto genético inédito en el país: la producción de embriones para el ganado bovino y ovino. Con su empresa GNS Chile en la que participa junto a Rodrigo Navarro y Alejandro Pizarro, busca ser la base para transformar a Chile en un país exportador de carnes rojas. La próxima semana, a su vez, entrará en operación Syagra Chile, ligada a Andrés Allende, dueño del Frigorífico Lo Valledor, y a la argentina Goyaike.

Por Francisca Puga

En octubre de 2005 se embarcaron por primera vez desde Chile 500 embriones de bovinos a Colombia. Era la prueba de fuego para la empresa Genomica Natural Selection Chile (GNS Chile) de los socios José Ignacio Letamendi (59), Alejandro Pizarro y Rodrigo Navarro (39). Durante seis meses trabajaron arduamente para sortear los cientos de trámites que significó ese pedido y que iban desde una modificación a la reglamentación sanitaria de ambos países hasta la adecuación de protocolos internacionales.

En el aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez todo funcionó en orden pero bastó con aterrizar en suelo colombiano para que la aduana retuviera el embarque. En esa repartición no tenían información sobre el curioso cargamento porque la autoridad agrícola de ese país (similar al SAG) olvidó avisarles.

Una semana estuvieron los embriones, prolijamente embalados en un termo de 20 litros con nitrógeno líquido, detenidos en aduana. “Esos embriones se congelaron durante 6 meses y la contraparte había pagado por anticipado. Ellos estaban desesperados”, recuerda Letamendi.

Tras comprobar que podían ingresar al país sin causar problemas sanitarios, el alivio para los socios fue enorme. Pero sobre todo les abrió el apetito para repetir la prueba en Perú, Bolivia y México, siguiendo el espíritu que los inspiró a crear GNS. “Le pusimos un nombre en inglés pensando que nuestro gran negocio será el mundo”, explica Letamendi.

El también presidente de Corma (Corporación de la Madera, agrupación que reúne a las empresas forestales chilenas) está muy entusiasmado con esta iniciativa. No sólo porque representa su pasión por los temas relacionados con la innovación e investigación, sino también porque espera que permita a Chile dar un salto cualitativo y cuantitativo en la ganadería y lechería.

Creada hace dos años y medio en las cercanías de Frutillar, GNS Chile es pionera en la producción de embriones para el mercado lechero y cárnico. “Si una lechería quiere crecer en masa, lo recomendable es sacar los ovocitos de las vacas más lecheras y fertilizarlos con el mejor toro para luego implantar los embriones en el resto de las vacas”, dice el empresario, quien agrega que en la próxima generación el agricultor tendrá hijas de las mejores vacas, transformando su lechería en poco más de dos años.

Igual proceso se cumple para mejorar la calidad de la carne. Por ejemplo, los europeos prefieren carnes más bien magras con cubierta de grasa, que se da bien en las razas que actualmente hay en Chile como la Clavel. Los estadounidenses y japoneses, a su vez, gustan de un producto con infiltración de grasa que se consigue en las razas Angus y Wagyu. “Si quiero mejorar la carne, entonces, implanto embriones de Angus, Hereford y Wagyu en vacas normales (las blanco con negro). En tres años se puede cambiar completamente la base lechera y cárnica nacional, y en eso estamos trabajando”, añade su socio, el médico veterinario Rodrigo Navarro.

En el laboratorio, donde ya trabajan unas 18 personas, se han invertido unos US$ 2 millones y eso es sólo el comienzo de la “revolución genética que viene para la ganadería bovina y ovina”, dice Letamendi. De hecho, la próxima semana inaugura sus operaciones Syagra Chile en la IX Región comuna de Freire. Ligada en un 50% a Andrés Allende, dueño de AASA (Lo Valledor), y a la argentina Goyaike que desde los ’80 trabaja en genética de animales, se especializará en semen sexado, medición ecográfica de la carne, producción de embriones, entre otros, dice el gerente de biotecnología, Mariano Medina.

Las universidades, a su vez, no se han quedado atrás. Los laboratorios especializados de las universidades Austral, Católica de Temuco y de Concepción, ya trabajan en el manejo de embriones in vitro. En el caso de esta última administra, una serie de embriones para el ganado ovino, bovino y caprino. “Las tasas de crecimiento son atractivas”, afirma José Francisco Cox, doctor en Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción.

Actualmente, un embrión cuesta unos US$ 100, cifra que según Letamendi a largo plazo resulta más rentable para el agricultor. Sacando cálculos, explica que para lograr la preñez de una vaca se necesitan 2,5 embriones, a lo que se debe sumar la engorda y cría del recién nacido que suma un costo total de $ 450.000. “Con esa cifra puedes tener una hembra en condición de ser reproducida y es 30% más barato que comprar una vaquilla de lechería de buena calidad en el mercado”. La única desventaja, precisa, es que ese proceso demora dos años, en circunstancias que la vaquilla tiene efectos inmediatos.

Boom de las carnes rojas

Chile quiere ser un país ganadero. Esa fue por lo menos una de las promesas del Plan Nacional Ganadero que formuló el gobierno de Ricardo Lagos hace tres años. Uno de sus objetivos era aumentar la masa bovina y mejorar la calidad genética de los animales. Todo para estar a la altura de los requerimientos de los tratados de libre comercio. Ya han pasado un par de años y la promesa se ha ido cumpliendo. Por lo menos así lo avalan las cifras. En 2002, fecha en que se inició el proceso exportador de carnes rojas, los retornos alcanzaron a US$ 7 millones. Para 2005 las proyecciones más optimistas dicen que se habrían exportado unos US$ 60 millones. Estas cifras, en todo caso, son pequeñas dentro de las exportaciones pecuarias que ya se empinan a los US$ 800 millones, siendo la carne de cerdo la que más aporta al total, al sobrepasar los US$ 270 millones.

Este auge exportador bovino despertó el apetito de los empresarios. En 2004, Eliodoro Matte (familia dueña de Empresas CMPC) compró tierras agrícolas cerca de Futrono que sumó a la producción ovina que ya tiene en Los Vilos; el vicepresidente de Falabella, Juan Cúneo, adquirió fundos ganaderos y lecheros en la X Región; Liliana Solari estuvo interesada en comprar la Hacienda Rupanco, pero finalmente optó por otros fundos y potenciar la ganadería y lechería. Los inversionistas Luis Enrique Yarur, Jorge Matetic y el fondo Moneda Asset compraron Carnes ??uble y el presidente de Corma, José Ignacio Letamendi, ya comenzó el manejo genético de embriones.

Cuando se habla de manejo genético lo primero que viene a la mente es la transgenia, pero Letamendi se apura en aclarar que no es así. “El concepto de fondo es la producción de proteína animal que en Chile comenzó hace muchos años con la generación a modo industrial de pollos, luego salmones, pavos y cerdos. Ahora le tocó el turno al bovino y a futuro será el ovino”, advierte.

El manejo genético de embriones ha sido todo un éxito en países con tradición ganadera como Nueva Zelanda, Australia, EE.UU. y Alemania. Incluso, es de uso común en Brasil y Argentina. Este dato no es menor porque justamente uno de los objetivos del Plan Nacional Ganadero es también aumentar la masa bovina en Chile. No basta con tener tres millones de cabezas de ganado frente a los 180 millones y 50 millones que hay en Brasil y Argentina respectivamente, o los ocho millones que hay en Bolivia. Para que Chile sea un país exportador de carnes rojas lo mínimo sería duplicar la masa ganadera y con ello la fortaleza fitosanitaria (libre de la fiebre aftosa y del mal de las vacas locas) sería mejor aprovechada, dicen analistas. A ello se suma que en 2007 ya no habrá cuotas para exportar a Estados Unidos con lo que se abre un mercado de 300 millones de personas. “Para duplicar la masa ganadera hay que acerlo con especialidad, esto es genética y alimentación” afirma el ingeniero forestal José Ignacio Letamendi, quien además es director de Forestal Mininco, realiza asesorías tributarias y financieras y maneja un fundo de 400 hectáreas en Mulchén.

Durante 2005, GNS Chile alcanzó su maduración. En diciembre, por ejemplo, se produjeron alrededor de 900 embriones, siendo sus principales clientes las grandes lecherías locales. Es en este sector donde, a juicio de Letamendi, hay más aceptación de los beneficios que tiene el manejo genético. Por ejemplo, en el país se venden 600.000 dosis de semen al año de las cuales entre el 70% y 80% es para la lechería.

Próximo paso: el mundo

La puesta en marcha de GNS Chile ha sido un proceso largo y agotador, dice Letamendi. “Pero ése es el costo que se debe pagar cuando se innova, aunque al final el precio que se consigue es también mayor y gratificante”, advierte. Lo más difícil ha sido cambiar la mentalidad del agricultor quien aún cree que comprar más y más animales puede traerle más beneficios. No obstante, con la actual tecnología se pueden conseguir resultados muy específicos. Es el caso de los marcadores moleculares en que se descifra el DNA del animal y se obtiene su perfil productivo. “Por ejemplo, hay vacas que tienen proteínas ideales para la producción de quesos. Se seleccionan y se producen embriones ideales para esa producción”, cuenta Navarro.

Otra tecnología que estará disponible en GNS Chile a partir de marzo será el semen sexado, esto es, separar las X y las Y para producir hembras o machos a gusto del cliente.

Todo lo anterior es sólo una muestra de lo que pretenden los dueños de GNS. En sus planes está extender esta tecnología al ganado ovino y quizás repetir la experiencia de Nueva Zelanda, que aumentó sustantivamente su producción con sólo la mitad de los 70 millones de cabezas que había hace 25 años y con menos contenido graso. “Eso es genética pura”, dice Letamendi.

Quepasa.cl 14-01-06