Conspiración Danesa
por Karen Lowry Miller
Newsweek

El secreto del éxito danés es el talento para crear nichos y un acuerdo laboral que difícilmente podrán imitar las grandes economías

En la Dinamarca rural, Bang & Olufsen arma a mano altavoces y televisores de punta, utilizando refacciones producidas en todo el mundo. El éxito de la compañía en uno de los estados de bienestar social más cómodos de Europa se debe a representantes obreros como Grethe Krabbe y a jefes de operaciones como John Bennett-Therkildsen, quienes a menudo están del mismo lado. ??l puede exigir semanas de hasta 40 horas, por ejemplo, a cambio de que logre un promedio de 37 horas a lo largo de un año. Para mayor flexibilidad en la época navideña. ???Quiero aumentar a 45 horas???, dice Bennett-Therkildsen, tomando té cerca de la fábrica de Struer. ???Ya tienes 43 con horas extras???, responde Krabbe, con una amplia sonrisa. Sin embargo, ahora que B&O está por mudar 200 plazas a la República Checa para ahorrarse 7 millones de Euros anuales, reconoce que seguramente un día tendrá que ceder. ???Si eso significa la supervivencia de la empresa, entonces lo haremos???, afirma Krabbe.

En toda Europa, los directores ejecutivos sueñan con esta clase de cooperación, por no mencionar el trato cortés con los sindicatos. Dinamarca ha creado una ventaja competitiva inexistente en el resto del continente ???una fuerza de trabajo flexible??? sin abandonar el muy europeo compromiso con el bienestar social. Los directores ejecutivos contratan y despiden fácilmente porque los trabajadores despedidos cobran generosos beneficios y muy pronto consiguen nuevos empleos. Y los sindicatos de trabajadores aceptan esta situación porque, a diferencia de la mayor parte de sus homólogos europeos, su objetivo es fortalecer el empleo en general, más que defender cada una de las plazas de trabajo.

Lo más importante del sistema es que reduce la carga del bienestar social para el negocio, señala Jorgen Sondergaard, director general del Instituto Nacional Danés de Investigación Social. El bienestar social se financia con impuestos, no con las grandes contribuciones empresariales exigidas en otras regiones de Europa, de modo que los administradores no consideran la contratación de nuevos empleados como un gran riesgo financiero. En consecuencia, la gente va adonde más falta hace. Cada año, alrededor del 30 por ciento de los obreros daneses cambia de empleo, tasa superada sólo por Estados Unidos y Gran Bretaña. Y la tasa actual de desempleo en Dinamarca es de un 4.7 por ciento, equivalente a escasamente la mitad del promedio de la eurozona (8.6 por ciento). ???No pensamos [conscientemente] en un modelo danés porque no hay alternativa???, dice Niels Jacobsen, director ejecutivo de Oticon, importante fabricante de aparatos para audición.

???Pero parece funcionar

Otros reflexionan mucho sobre el tema. El delicado equilibrio danés entre flexibilidad y seguridad en el mercado laboral ha captado la imaginación de los europeos que viven en economías más aletargadas. Se espera que Dinamarca tenga un crecimiento de un 2.7 durante 2006, contra un 1.2 por ciento en la eurozona. Equipos de la televisión francesa se han volcado en Copenhague y los estudiosos daneses tienen gran demanda durante las conferencias económicas de Bruselas, París y Berlín. Debido a que los gigantes europeos (Francia y Alemania) buscan un enfoque políticamente viable para implementar una reforma económica, newsweek analizó minuciosamente algunas de las compañías danesas más competitivas para identificar, precisamente, cómo funciona el sistema.

El éxito del modelo está en la comprensión realista de la situación de Dinamarca en el mundo. Y hoy, a la luz de la competencia salarial con Europa Oriental y China, los daneses versados en labor y administración conspiran ???por así decirlo??? para hallar una manera inteligente de conservar los empleos de mejor nivel en su país. Jacobsen dice que no tiene intención de producir en China debido a que quiere que sus trabajadores estén cerca de su centro de investigación y desarrollo de clase mundial, para así poder mantener la calidad de sus productos por arriba de los de su competencia (su modelo Syncro más reciente usa inteligencia artificial para interpretar sonidos). Mientras que los líderes sindicales de otros países se enfrascan en una lucha contra la globalización, Harald Borsting, secretario de la Confederación de Sindicatos Daneses, informa que prefiere visualizar ???un mundo de posibilidades???. Lo que impulsa dicha conspiración es un sólido fundamento de confianza, cosa difícil de reproducir en naciones más grandes en las que imperan relaciones laborales adversas, afirma Sondergaard.

Comparada con sus vecinos nórdicos, Dinamarca (con una población total de 5.4 millones de habitantes) jamás engendró gigantes industriales en acero o autos lo suficientemente fuertes para sobrevivir a una recesión. Sus compañías familiares han recurrido a un fondo laboral ininterrumpido para subsistir a tiempos difíciles, y en el último siglo, surgió un peculiar sistema de negociación colectiva para satisfacer esa necesidad. Hoy día, con la sindicalización del 82 por ciento de los trabajadores (en Alemania es el 25 por ciento y el 10 por ciento en Francia), tanto sindicatos como patrones pueden trazar políticas críticas como el salario mínimo, las jornadas de trabajo y los beneficios. ???Tenemos diferentes intereses y hallamos soluciones cerca del punto en el que surgen los problemas???, dice Lars Rebien Sorensen, director ejecutivo de Novo Nordisk, un importante fabricante de insulina.

La llamada ???cláusula de paz??? del acuerdo colectivo se traduce en que no hay crisis como las huelgas generales que ocasionan cierres en Francia y Bélgica. No hay ???huelgas de advertencia??? al estilo alemán, diseñadas para lograr un mejor acuerdo durante las negociaciones. En la última década, los detalles en las reglas laborales para días de incapacidad y descansos se discuten cada vez más (en empresas y fábricas) entre representantes obreros y administradores, muchos de los cuales parecen más resignados que entusiasmados de vivir con el sistema danés.

El precio que las empresas pagan por el derecho de contratar y despedir con relativa facilidad es un elevado salario, que es un 73 por ciento superior al salario de manufactura por hora que promedian las 30 naciones desarrolladas de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico. De esa cantidad, el Estado recoge un 63 por ciento en impuestos para pagar la atención médica, los beneficios de desempleo y casi todo el monto de sus pensiones. Jorn Neergaard Larsen, director de la Confederación de Empleadores Daneses, tiene una advertencia para los extranjeros enamorados del modelo danés: ???Se tiene que trabajar en él ???cada año y cada día??? para mantenerlo en equilibrio???.

Y esa tarea se complicará pronto. Muchas compañías han debido cerrar fábricas porque sus productos no pueden competir con los salarios daneses y la estrechez de pensiones que genera la creciente población de ancianos en Europa es muy acentuada en Dinamarca, donde la vida productiva es particularmente corta. El danés promedio trabaja desde los 33 hasta los 61 años, debido al prolongado período escolar del país, así como a la opción de jubilación anticipada que fue heredada durante la década de 1970, cuando el país trataba de combatir el desempleo. Esto eleva el costo y reduce la afluencia de fondos hacia los fondos de pensión. ???El sistema nos causará muchas dificultades en los próximos años???, vaticina Larsen.

El resultado es que el país ha debido replantear el costo de su sistema, aunque sin las protestas masivas que han estallado en años recientes debido a los esfuerzos de reforma en Alemania y Francia. En la década de 1990, Dinamarca volvió más estrictos los requisitos para el mercado laboral. Por ejemplo, elevó las multas impuestas a los desempleados que rechazaran una oferta de trabajo. Ahora, la nación vuelve su atención al bienestar social debido a las recientes recomendaciones de una comisión especial que será publicada en marzo a la par con un informe de un Consejo de Globalización de alto nivel. El objetivo es encontrar la manera de mantener a los trabajadores de más edad en el mercado y ayudar a que la creciente minoría de inmigrantes (que hoy representa el 6.3 por ciento de la población) se integre a la fuerza de trabajo. Dan Boyter, el director de operaciones de Pressalit, fabricante de accesorios para baño de alto nivel superior, dirige una red nacional de compañías que trabaja en estrategias para integrar a los refugiados en las comunidades locales. ???Si no hacemos algo como empresas, pasaremos por los mismos problemas que experimenta Francia en estos momentos???, previene Boyter.

Irónicamente, recientes directivas de la Unión Europea, diseñadas para crear una fuerza de trabajo continental más competitiva, no ha ocasionado diferencia alguna en toda Dinamarca ni ???reducido nuestra flexibilidad???, se lamenta Larsen, de la Confederación de Empleadores. El sistema danés de negociación colectiva fija, de hecho, casi todas las reglas pertinentes al trabajo con el apoyo de las leyes generales de desempleo que se apegan a los acuerdos negociados. Directivas de la UE en temas tales como las condiciones para los trabajadores de medio tiempo requieren de nuevas y detalladas leyes (y de costosos honorarios legales) para crear lo que los daneses consideran un montón de papeleo y un desperdicio innecesario. La estrategia danesa para responder a la amenaza china está ejemplificada, en varios sentidos, por Novo. Los ingresos crecen con una tasa de 15 por ciento anual, principalmente fuera de Europa, y Sorensen considera que expandir la producción a China y Brasil es una forma de crear nuevos empleos basados en conocimientos para los daneses.

Novo está en el trámite de cerrar una pequeña planta en Hillerod, en el norte de Copenhague, donde se fabrica Novo Pen 3, un cartucho que los diabéticos utilizan para inyectarse insulina sin necesidad de ayuda. Antes de embarcar la maquinaria a Tiankin, los obreros chinos viajaron a Dinamarca para recibir capacitación de las personas cuyos empleos iban a ocupar.

La mitad de los daneses despedidos serán los que conformen la nueva generación de Novo Pen 4, que permanecerá en Dinamarca durante un período de tres y cuatro años de duración: hasta perfeccionar la producción y enviarla a China, mientras que los daneses trabajan en el siguiente proyecto. La otra mitad de la fuerza de trabajo de Hillerod fue enviada al centro de capacitación laboral en la sede de Novo, donde reciben nuevos empleos según sus habilidades. ???Educación, educación, educación. Es la única forma de salvar empleos???, afirma el representante obrero Niels Eric Olsen. Los adultos daneses pasan alrededor de un 4.3 por ciento de sus horas productivas recibiendo capacitación directamente en el sitio de trabajo, lo que le ha dado a Dinamarca el promedio más alto de la OCDE.

Los consejos obreros daneses no tienen poder para rechazar planes como el cierre de una fábrica o la migración de empleos al extranjero; sin embargo, su influencia es tal que las compañías están deseosas siempre de mantenerlos contentos. Si las líneas de fabricación más antiguas se mudan a China, ???tendremos empleos más interesantes, crearemos nuevos programas pilotos, o aprenderemos nuevos procesos y usaremos nuevas máquinas???, dice Lise Schactschabel, representante obrera de Coloplast, fabricante de suministros médicos desechables. Esta empresa está trabajando en el diseño de una certificación interna para las destrezas que un empleado haya adquirido en su trabajo, de modo que tenga credenciales que mostrar si debe ???o decide??? salir de la empresa. Aunque la negociación colectiva permite que las compañías despidan a un obrero sindical con tres semanas de notificación previa ???en el sector de la construcción con tres días de anticipación??? las empresas ejercen este derecho con cautela. ???No queremos conservar a la gente inútil que no encaja en la operación???, dice Mads Kamp, director de la división de recursos humanos de Oticon. ???Pero éste es un sistema de honor. Si tratamos mal a alguien, no vendrán otros???.

La conspiración de cooperación puede horrorizar a los extraños. Cuando Sten Scheibye, director ejecutivo de Coloplast, tomó la decisión en el año 2000 de mudar parte de la producción a Hungría, la compañía de mil millones de dólares seguía creciendo a un ritmo del 10 por ciento anual. Sin embargo, se dio cuenta de que se avecinaban problemas con los costos de atención médica, así que convocó a unos 50 líderes sindicales para una reunión de dos días en la que decidirían la manera de dar la perturbadora noticia de que un total de 800 plazas migrarían a oriente, donde los costos salariales eran más bajos en un 80 por ciento.

Los jefes sindicales no vociferaron. ???Cuando el viento sopla, podemos levantar escudos o molinos???, comenta Schachtschabel, quien obtuvo la promesa de que cada danés despedido recibiría por lo menos una oferta de trabajo alternativa dentro de la empresa. Durante dos meses, los representantes obreros trazaron un plan en secreto para preparar a los trabajadores y darles la noticia. Cuando un reportero se comunicó con Schachtschabel poco después del anuncio, ella respondió de inmediato que no habría despido de daneses, y lo mismo hicieron los obreros acosados ante las rejas de la fábrica. ???El hombre dijo: ???Rayos, entonces no hay ningún reportaje??????, recuerda la mujer, con una sonrisa.

Por supuesto, lo relevante en este caso es la silenciosa evolución del modelo danés, a menudo tras bambalinas. Hace 20 años, dice Olsen de Novo, habría dicho que el modelo danés no es un buen sistema desde el punto de vista del trabajador, ya que en aquellos días no era tan evidente que la globalización obligaría al cierre de las empresas poco competitivas. Los sindicatos seguían enfocados en la seguridad laboral a largo plazo. Pero ahora han cambiado de parecer, porque el modelo permite que las compañías corran riesgos con contratos de corto plazo, que ayudan a su crecimiento y la creación de empleos reales. ???Hay períodos en los que las personas quedan desempleadas, pero el sistema danés no crea pobreza???, dice Olsen. La tasa de pobreza de Dinamarca se cuenta entre las más bajas de la UE.

Los daneses saben que su buena estrella puede apagarse rápidamente. Soren Kaj Andersen, profesor del Centro de Investigación en Relaciones Laborales de la Universidad de Copenhague, señala que los europeos pusieron sus esperanzas en el milagro alemán de la postguerra, en el boom holandés de la década de 1990 y en el muy propugnado modelo sueco. ???Nosotros no produjimos este modelo basados en un plan maestro y podría descarrilarse con facilidad???, previene Andersen. ???Quizás en cinco años estaremos hablando de un modelo húngaro o esloveno???.