Cuerpo, Lenguaje e Historia

Como señalamos antes, nuestra interpretación de la capacidad emprendedora se basa en una nueva ???auto-comprensión??? de lo que es el ser humano basada en tres dimensiones básicas: cuerpo, lenguaje e historia (Educación y Transformación??? Pg. 11 a 13). Estas dimensiones han sido olvidadas por la tradición cultural en Occidente, con lo que las personas son educadas y crecen con una ceguera a estos dominios. Una intervención que busque producir resultados profundos y duraderos, enfocar su trabajo desde estas dimensiones.

El cuerpo: como en todos los seres vivos, el cuerpo es entendido como parte de la configuración que tenemos del mundo, el mundo no está separado de nuestro cuerpo y nuestra configuración corporal constituyen un mundo determinado para nosotros. Esto es importante a la hora de diseñar intervenciones porque incluye la dimensión de la corporalidad (por ejemplo predisposiciones emocionales y posturas corporales) como una dimensión que es central en la configuración de la realidad en que se desenvuelven las personas, y en este caso el emprendedor.

El lenguaje: otra dimensión que participa en la configuración del mundo es el lenguaje, dimensión específicamente humana, que ???genera las realidades que habitamos???. Esto sucede en la dimensión de compromisos como promesas y declaraciones, que constituyen la esencia de las relaciones sociales humanas entendidas como conversaciones. En otra dimensión, el lenguaje trae la temporalidad (el pasado y el futuro) revelando un sentido de las identidades, las tradiciones y los sentidos, incluida la identidad del sujeto individual ???Yo???, pero entendiendo por esto, un estilo de recurrencias transitorias en una red de conversaciones, antes que una esencia fija. El lenguaje entendido de este modo, nos abre la posibilidad de construir relaciones de comunicación centradas en la producción de acción efectiva entre las personas y no sólo en la justificación de lo que sucede. También permite entender que las situaciones y las personas no son fijas, que dependen de interpretaciones y conversaciones que son modificables.

La historia: debe ser entendida no como un tiempo exterior a las personas, como estudio de hechos y fechas, sino como el trasfondo de las prácticas sociales en que ya estamos insertos, con posibilidades que no escogemos. En similar sentido al que explicamos al hablar de estilo, entender de este modo la historia, nos permite sensibilizarnos a nuestra propia historia de prácticas y a las posibilidades que éstas determinan para nosotros, pero de la misma manera romper ese determinismo a romper la ceguera y comenzar a ver la posibilidad de inventar otras prácticas.

Sensibilizarse a estas dimensiones y adquirir competencias consiste en un ???saberes reflejos???, lo que se conoce como aprender a aprender o conocer cómo se conoce. No se trata de un conocimiento exterior sino de auto-comprenderse. Esto es relevante hoy porque nos permiten orientarnos en la incertidumbre de los cambios radicales que experimenta la humanidad en forma acelerada desde hace unas décadas.

Para Flores y Varela, estos saberes son claves en la investigación en torno de la capacidad emprendedora. Estos saberes ocurren como transformaciones, las cuales harán factible la aparición de actores sociales que se alinean con la historia, que ayude a hacer frente ???al desempleo, la obsolescencia y la perplejidad causados por la fragmentación social ??? abriremos un nuevo estilo de existencia donde el trabajo, el ser social y la necesidad de una vida significativa son preeminentes???.

En definitiva, estos saberes se enseñan y se aprenden como prácticas de transformación de las personas en comunidad, no se enseñan como entrega de contenidos ni de técnicas, sino como cultivo de sensibilidades y predisposiciones emocionales que afectan la forma básica en que las personas entienden las cosas, las situaciones y a sí mismos, siendo este entendimiento un entendimiento generativo antes que una adecuación a una realidad preestablecida:

???No entendemos las prácticas de transformación como una disciplina de conocimientos ni como la base de un ajuste tecnocrático de la educación para el futuro. Es una matriz de estilos nuevos en los cuales lo educacional aparece a todo nivel, y cuyas bases reúnen elementos de la filosofía, de las ciencias y de la historia … Es clave darse cuenta que no hablamos aquí de saberes tradicionales sino de cultivar un estilo. El estilo hace referencia a nuestro interés por traspasar una manera de ser, abierta y modificable a lo largo de la vida y en varios contextos que superan el ámbito habitual de las competencias disciplinarias (Educación y Transformación??? Pg. 14).

Capacidad Emprendedora como ???hacer-historia???

La noción unificadora de los tres actores (emprendedor, ciudadano comprometido y agente cultural) es central en el entendimiento de la capacidad emprendedora con la complejidad que requiere su manifestación en tres ámbitos distintos como son la empresa, la política y la cultura. En la empresa lo que importa es la producción de innovaciones radicales, en la política producir participación, apropiación y sentido, y en la cultura se trata de producir solidaridad, entendida como identificación y compromiso con el destino de la comunidad.

En general, ???hacer-historia??? debe ser entendido en los tres ámbitos del modo siguiente:

Sólo cuando algo cambia el modo en que nos entendemos a nosotros mismos y nuestro vínculo con las cosas, surge lo que denominamos hacer-historia ??? En esto consiste un cambio cultural, pues modifica nuestras emociones fundamentales no reflexivas ??? A ese cambio se llega a través de un ciclo que se inicia a partir de una emoción no reflexiva que, luego, se enfrenta a una serie de acciones, hechos y discusiones públicas y por in, deriva en una nueva visión del mundo compartida por mucha gente. A este cambio medular de percepción lo llamamos hacer-historia (Abrir nuevos mundos??? Pg. 25).

Pero hay tres prácticas que son propias del hacer historia en cada ámbito, que sólo mencionamos en esta oportunidad: articulación en la cultura, prácticas cruzadas en la política y reconfiguración en la empresa. Estas prácticas son otra dimensión del emprendedor que considera la especificidad de cada ámbito y permite poner el acento en las preocupaciones que cada uno cubre.

El ???hacer-historia??? se hace posible como práctica en personas que han sido expuestas a un espacio de prácticas de transformación como las descritas en el ???agente de transformación???. No son técnicas opcionales, sino que aspectos del estilo que es necesario cultivar en el espacio en que se busque intervenir para desarrollar capacidad emprendedora. La capacidad emprendedora (???hacer-historia??? o ???agente de tranformación???) es más bien el desarrollo de un saber como un modo de ser (???estilo???) más que como un contenido que recordar o técnicas que aplicar, más ???ser algo??? que ???saber algo???.

5. Desafíos para las políticas públicas:

Con esta interpretación de la capacidad emprendedora y los primeros esbozos de observaciones y destrezas que deberían ser desarrollas estamos respondiendo al problema particular de la juventud, pero al mismo tiempo, estamos abriendo la posibilidad de ir desarrollando personas adultas que nos permite esperar un país más habitable.

Como casi todo el mundo en la actualidad, Chile necesita mejorar su democracia, requiere emprendedores que ayuden a posicionar nuestra identidad en el mundo y requiere de artistas y líderes culturales que fortalezcan el sentido de comunidad nacional. Necesitamos personas que aprenden a vivir en la incertidumbre del mundo globalizado y conectado, con serenidad, ambición, resolución y responsabilidad. Serenidad para aceptar que la incertidumbre no es un ???error??? sino una realidad que parece que seguirá presente en el futuro, ambición para sacar partido de las oportunidades que junto a las amenazas trae la nueva realidad del mundo, resolución para actuar y no dejar escapar esas oportunidades y responsabilidad para apropiarse tanto de los éxitos como de los fracasos, como únicos responsables de nuestro destino.

Los jóvenes de 15 a 27 años en 1990, hoy tienen 27 y 39 años, los jóvenes con 15 a 27 años en 1995, hoy tienen 22 a 34. No sabemos que ocurrió con las personas que fueron intervenidas por las políticas juveniles desde 1990 cuando pasaron a ser considerados adultos. Se podría pensar que las políticas suplen ciertas carencias durante la juventud, pero que los verdaderos problemas de la juventud se quitan con el paso del tiempo a medida que ganan en años: quizás el desempleo esté entre éstos. ¿habrá tenido mayores posibilidades como adulto un joven que fue beneficiado por las políticas públicas? ¿Más allá de los ciclos regulares de educación, cuál es la proyección de las políticas públicas para los jóvenes en relación a su paso hacia la vida adulta?

Pensamos que las políticas para los jóvenes debieran contar con definiciones e intervenciones explícitas que se proyecten al desarrollo de personas adultas competentes, íntegras y comprometidas, en el contexto que aquí señalamos. Las distinciones de edad, genero u otra condición son menos relevantes al ser miradas desde la óptica de producir personas con capacidad de ???hacer-historia??? o de producir grandes transformaciones culturales, cuidar la democracia, la pertenencia comunitaria y producir innovaciones radicales.

Pero, al mismo tiempo, para producir ese tipo de personas, en las políticas estatales es necesario pasar de definir el fenómeno de la capacidad emprendedora desde los ???resultados??? (síntomas) a los componentes ontológicos como aquí hicimos. Es insuficiente definir la capacidad emprendedora como creatividad e innovación, porque no llega a mostrar los fenómenos que permiten expresar esos ???talentos???, y más bien nos quedamos entre términos que se definen unos a otros impidiendo observar el fenómeno y producir intervenciones relevantes.

De la misma manera, es necesario reflexionar en torno del rol pertinente del ???Estado??? en la ejecución de programas de promoción de capacidad emprendedora. Se requiere un Estado que ???aparece??? y ???desaparece??? de la escena con el propósito de promover, provocar o abrir espacios, pero que luego deja hacer, correr riesgos, experimentar, fracasar. Habrá ???capacidad emprendedora??? sólo cuando se observe autonomía y continuidad en las iniciativas. Es necesario construir un estilo abierto y tolerante a dichas posibilidades. ¿Cómo el Estado provee ???recursos??? de capacidad emprendedora y al mismo tiempo deja hacer y producir la tensión de aprendizaje?

El estilo de intervención debe centrarse en la generación de liderazgos y proveer ???espacios de apertura??? (iniciales) en que los jóvenes aprendan haciendo. ¿Cuál es el lugar para intervenir en la búsqueda de capacidad emprendedora en los jóvenes? Quizás el colegio y el ???centro cultural??? sean lugares que puedan ser utilizados como incubadoras de estas destrezas, pero sólo si se asegura que se configuren como un espacio en que se viven las prácticas, las emociones y las relaciones que constituyen un espacio con estilo emprendedor.

7. Conclusión

Esta manera de entender la capacidad emprendedora incluye transformar el observador de la educación y de toda intervención social, pero también el observador y las prácticas de los diseñadores y ejecutores. En este tipo de trabajo no es posible producir en otros lo que no hemos producidos en nosotros antes, o por lo menos simultáneamente. Son enseñanzas que se aprenden más por ejemplo o contagio que por explicaciones, definiciones o argumentos.

Este entendimiento de la capacidad emprendedora es una manera poderosa de responder a los cambios que han ocurrido durante los últimos años, los cuales han traído confusión, resignación y muchas veces desespero. Los jóvenes son las principales víctimas de las consecuencias negativas de los cambios económicos, políticos y tecnológicos en el mundo. Pero también son los que tienen mayor posibilidad de adaptarse a ese nuevo mundo a partir de las destrezas que señalamos.

El desarrollo de espacios marcados por el estilo descrito pueden ser un antídoto realmente efectivo que permita prevenir o recuperar a los jóvenes de la realidad del desempleo, las drogas, la indiferencia política y la desilusión vital.

La capacidad de experimentar de otra manera las emociones y su corporalidad, la sensibilidad a las tradiciones, la competencia para articular narrativas de sentido y de coordinar acciones en sus compromisos, puede entregar al país seres humanos más íntegros, flexibles y comprometidos, ciudadanos que lideran cambios democráticos, artistas que hacen reencontrarse a su país en un sentido compartido (un ???nosotros??? fuerte pero abierto e inclusivo), empresarios innovadores con capacidad para producir una identidad propia y colectiva que comienza a diferenciarnos en el mundo.

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