En 1981, caminando con mis padres por los republicanos antecesores de la prehistoria de los malls, la Galería Imperio o el Pasaje Matte, alguno de ellos, escuché por primera vez esta canción de Pablo Milanés. Fue un encuetro fulminante. Conseguí, gracias a mis padres, hacerme del primer cassette de Pablo Milanés. Es curioso, que hoy tenga tanto que decir…


El tiempo, el implacable, el que pasó,
siempre una huella triste nos dejó,
qué violento cimiento se forjó
llevaremos sus marcas imborrables.

Aferrarse a las cosas detenidas
es ausentarse un poco de la vida.
La vida que es tan corta al parecer
cuando se han hecho cosas sin querer.

En este breve ciclo en que pasamos
cada paso se da porque se sienta.
Al hacer un recuento ya nos vamos
y la vida pasó sin darnos cuenta.

Cada paso anterior deja una huella
que lejos de borrarse se incorpora
a tu saco tan lleno de recuerdos
que cuando menos se imagina afloran.

Porque el tiempo, el implacable, el que pasó,
siempre una huella triste nos dejó.