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Noticias Julio 12, 2009

Una (extensa) reseña de FREE, by Chris Anderson

digitalismo./@hugopardo  Comencemos a hablar de Free. The future of a radical price, de Chris Anderson (2009, Hyperion) publicado sólo hace una semana. El antecedente es un artículo publicado en la revista Wired en marzo de 2008 y reseñado en digitalismo en su momento por Carlos Scolari (primera y segunda parte). Coherente con lo que se analiza, el libro se puede leer “free” (aunque no se puede descargar) en Scribd y en Google Books. Hyperion, la editorial que lo edita, ofrece una versión gratuita en audiobook. Hace dos días The New York Times hizo una reseña. En su blog, Anderson explica la cuidada estrategia de lanzamiento. Seguramente será best seller y se hablará de él por mucho tiempo, como ha sucedido con The Long Tail, el anterior trabajo del director de Wired Magazine, también reseñado por digitalismo.



La
investigación analiza en profundidad y cómo trabaja el mercado de la
gratuidad que existe de la mano de Internet. Explica que en todas las
economías donde su modelo de distribución está relacionado a Internet
disminuyen costes en forma drástica, debido a tres variables que
tienden a valer cero en términos de escalabilidad: el ancho de banda,
el poder de procesamiento y el cloud computing.
Anderson propone interesantes gráficos con los procesos y modelos de
ganancias alternativos derivados en cada industria. El libro comienza
con un buen ejemplo. Dado que todo el mundo se bajaba y consumía sus
contenidos en forma pirata y a baja calidad, los sobrevivientes de los Monty Phyton
ofrecieron gratis en su canal de YouTube contenidos originales y
pidieron a la gente -como un gesto de gratitud- que además comprarán
sus películas. En tres meses, sus DVDs pasaron al segundo puesto en
Amazon.com incrementado ventas en un 23.000 %. No hubo acción de
marketing premeditada, sino un gesto de generosidad anunciado
públicamente. La estrategia les salió gratis. YouTube y Amazon pagaron
el ancho de banda y los costes de almacenamiento.

Según Anderson, el modelo Free no es nuevo, pero está cambiando radicalmente en el siglo XXI.
La economía de la reputación, la confianza y el intercambio gratuito
tiene más historia que ninguna otra lógica económica en la historia,
siendo aún anterior a los mercados, sobretodo en las pequeñas
comunidades, donde la escala no era un problema. Pero en el siglo XX la
radio y la televisión crearon un ecosistema de masas basado en la
gratuidad de sus contenidos, a cambio del consumo de publicidad. Y la
industria audiovisual acentuó el crecimiento de las marcas, la
publicidad y los mercados nacionales. Pero lo que vivimos en la
actualidad es muy diferente a las promociones del siglo XX. Esta nueva
forma de gratuidad no es exactamente regalar un producto y cobrar por
otro. Los contenidos audiovisuales gratis soportados por la publicidad
fueron una estructura paradigmática en los últimos cien años. En este caso la gratuidad representa todo un modelo industrial, soportado por la habilidad de bajar los costes a casi cero.
Antes era una estrategia de marketing para vender átomos. Hoy es un
nuevo modelo basado en los bits. Según al autor, la economía de los
átomos es inflacionaria ya que moverlos es cada vez más costoso, en
cambio la economía de los bits es deflacionaria,
de la mano de la reducción de costes de las variables antes
mencionadas, más el abaratamiento de los propios dispositivos de acceso.

Anderson
analiza este modelo industrial desde la psicología del comprador, donde
la gratuidad es un intangible difícil de evaluar y mesurar. Por otra
parte, el penny gap
(la distancia entre un producto que vale un céntimo a uno que vale
cero) es muy importante, porque señala la enorme diferencia del coste
cognitivo de tener que decidir la compra. Por esto, los micropagos han
fallado y la gratuidad es todo un éxito. Entonces, para un creador más
interesado en atención y enlaces que en la recompensa económica,
ofrecer su producto en forma gratuita toma sentido. Darlo gratis da una
ventaja competitiva con respecto a los otros productos, por los que hay
que pagar.

En este entorno complejo, se trata también de comprender el dilema pirata, como señala Matt Mason.
La industria cultural aún no ha encontrado el equilibrio entre
regulación y libertad para samplear. En muchos casos, la gente piratea
porque considera que los precios del mercado son excesivos para tal
producto y además valora negativamente que estos precios no los decida
el realizador o artista (sólo obtiene un pequeño porcentaje), sino la
cadena de intermediación. Los consumidores creen que el valor del producto es mucho menor al que impone el mercado.
Con esta actitud de consumo en el mercado digital, la gratuidad es una
elección que el autor tiene que evaluar obligatoriamente. Sino, lo
harán otros por él y ya no será lo mismo. Muchas veces la gratuidad se
torna inevitable.

Claro que hay excepciones. Si eres un adulto y
consideras que el tiempo que debes emplear para consumir un producto
cultural vale más que el dinero que te ahorrarías por una copia de baja
calidad, compras el producto. Si eres joven, te sobra tiempo y no
tienes dinero, te bajas el contenido de la red en forma ilegal. Free es
el precio correcto para ti, aunque pierdas calidad. Son dos mercados
paralelos y hay que actuar en forma diferenciada con ambos, sin
criminalizar. Por esto la gratuidad y los contenidos de pago conviven y se complementan.

El
discurso victimista de algunas empresas (las periodísticas, por
ejemplo) no vale para continuar con el anacronismo de un modelo de
negocio que tiene más de un siglo. Estas corporaciones pierden recursos
y se quejan porque así también se pierden puestos de trabajo. Ver post Confundiendo el negocio de los medios con el de la impresión
en digitalismo. Pero nadie señala que el ahorro de los ciudadanos (que
no gastan en anuncios pagos en periódicos y lo hacen gratis en
Craigslist.org), es liquidez y más recursos para que los consumidores
puedan gastarlo en mejores decisiones de consumo.

(Foto portada de la edición en el Reino Unido). Uno de los ejes de la economía Free es el cross-subsidy,
o sea que un producto es gratis para el consumidor pero alguien paga
por eso, porque le beneficia de alguna manera. Es un pago indirecto.
Los medios gratuitos insertan publicidad y el consumidor paga la
publicidad comprando productos más caros que lo que saldrían sin esos
costes añadidos. Según Anderson, cuatro son las taxonomías del modelo
de cross-subsidies y en algunos casos existen híbridos: 1) Direct cross-subsidies (ofrecer
productos por debajo del coste, para ganar clientes y cobrrar más caro
por otros productos, como la telefonía móvil); 2) The three-party market (el clásico modelo de los medios, que ofrecen a los usuarios contenidos gratis, pero venden publicidad); 3) Freemium (el modelo de la Web donde el 5% de usuarios que pagan servicios extra subsidia al resto); 4) Non-monetary markets (como la economía del regalo, el intercambio de trabajo o la economía del link).

El
tándem impresoras/cartuchos; teléfonos móviles/abono de consumo,
máquinas de café/sachets; o sea gratuidad de un producto/tarifas
excesivas en otro necesario para que funcione el anterior, es un modelo
del siglo XX con enormes resistencias. Esto lo demuestra las constantes
quejas de los usuarios en este tipo de dinámicas de consumo poco
transparentes.

El ejemplo de los Monte Python es sólo uno entre cientos de la economía Free del siglo XXI. Veamos otros:

Radiohead lanzó In Rainbows a fines de 2007 en forma gratuita en su Web. Ya lo explicamos en su momento. Leer también el post La transformación del modelo de la música.

• El ecosistema Linux
es una industria de 30 billones de dólares, y todo a pesar de la
salvaje competencia del gigante Microsoft. La principal norma jurídica
que regula el software open source es la licencia GPL (General Public License),
que permite que cualquier programador pueda modificar código y
ofrecerlo gratis o venderlo si desea, pero no puede tomar derechos de
copyright sobre esto, o sea no puede licenciarlo. Debido a la filosofía
open source, los costes de servidores en las empresas se han reducido drásticamente, aunque queda margen para reducirlos aún más.

• Otro ejemplo son las exquisitas TED Conferences
que se realizan desde 1999 en California. Después de años de
exclusividad, en 2006 comenzaron a ofrecer las ponencias gratis en
Internet, con un pequeño retraso entre el tiempo en que se celebraban y
el que se subían a la red. Hoy las TED Conferences se han convertido en un medio mainstream
educativo, muy utilizado en el mundo universitario. Su creciente
popularidad dada su difusión masiva, hizo que el coste de los tickets
creciera un 10% todos los años, pasando de 3000 dólares en 1999 a 6000
en 2009, doblando además la capacidad del recinto y por ende la venta
de entradas. Vivir la experiencia TED en directo posee un valor añadido
de networking que la conferencia on-line no ofrece (esto me hace pensar
mucho en las universidades a distancia). Además, ofrecen al selecto
grupo espacios conversacionales muy atractivos y contenidos exclusivos.
El modelo de gratuidad les ha significado un gran éxito económico y de
popularidad.

Google
hace de la gratuidad su filosofía central. Ofrece cerca de 100
productos gratuitos. Su eje financiero y de pago está exclusivamente
centrado en el AdSense para sitios web de terceros y en el AdWords para resultados de búsqueda de su buscador. Este post da algunas pistas sobre su estrategia distribuida.

Ni
los Monty Phyton ni Radiohead, ni TED, ni los desarrolladores Linux ni
Google van contra sus propios intereses. Todo lo contrario.
Comprendieron la dinámica de consumo de sus usuarios y les ofrecieron
una alternativa más acorde con sus expectativas de pago. Ganaron
economía de atención, enlaces y reputación. Ofrecieron gratis un
contenido para crear demanda sobre el producto “empresa”. Anderson de
otro ejemplo muy significativo. Village Voice pasó de periódico de pago a gratuito y a pesar de ese profundo cambio, sufrió una profunda crisis. The Onion nació gratuito y hoy es todo un conglomerado de medios muy rentable.

El
auto de este post ha vivido la experiencia Free en carne propia. En
septiembre de 2007, junto a Cristóbal Cobo -conscientes de todo este
fenómeno- publicamos Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food, en forma gratuita en la Web. A junio de 2009, el libro ya supera las 130.000 descargas en su sitio oficial, más allá de las miles de copias pdf que circularon sin nuestro control. En el libro Los piratas son los padres. Historia en los albores de la era digital, ambos explicamos ese proceso bajo el título de Un speaker corner en pdf:

“(…)
Una semana después de haber terminado el trabajo, lo liberamos en forma
gratuita y bajo formato pdf. No tuvimos que esperar meses entre la
entrega del trabajo a la editorial y la limitada distribución del libro
en las librerías. Sólo pocos días después de hacer la última
corrección, el libro ya estaba siendo bajado y leído en toda
Iberoamérica. La decisión de liberar el texto bajo licencia Creative
Commons fue fundamental para su repercusión. (…) Para saber cuántas
personas “comprarían” el libro, pusimos un contador de descargas. A 36
horas de su lanzamiento, las descargas alcanzaron las 25.000. (….) la
combinación entre blogósfera y marketing viral habían potenciado el tan
ansiado valor de la atención. Luego la comunidad digital se apropió de
nuestro trabajo. Se publicó en Google Books, sus 900 enlaces se
indexaron en del.icio.us, algunos capítulos se tradujeron al italiano y
al portugués, se exportó a diversos formatos (slideshare, scribd,
podcast, youtube), se incluyó en Wikipedia y, lo que es mejor, se
convirtió en lectura obligatoria en licenciaturas y posgrados de la
región. La divulgación superó con creces nuestras expectativas.”

Y para terminar este extenso post, me quedo con un polémico y creativo análisis de Anderson. El autor señala que vivimos una era de abundancia y que esto contribuye aún más a la freeconomics.
Aunque se nos haga creer que faltan recursos, cita como ejemplo que el
coste de los alimentos en EEUU ha bajado de un tercio del salario
promedio en 1955 a menos de un 15 % del salario actual. El efecto de
sustitución de los bienes escasos también juega un papel trascendente.
El ingenio humano y la curva de
aprendizaje de la ciencia y la tecnología tienden a encontrar recursos
naturales más rápido que lo que podemos utilizarlos
. Además,
cuando un producto se vuelve muy escaso, genera un incentivo para
sustituirlo por otro que sea abundante en la naturaleza y /o fácil de
elaborar. Esto produce un efecto de aumento de la oferta más rápido que
la demanda, bajan los precios y genera abundancia. Sucede con todos los
productos: la comida, la ropa, los bienes materiales, la tecnología. El
autor afirma que tenemos en nuestros genes insertos el miedo a la
escasez, pero vivimos una época de abundancia. Una vez las ideas se
crean, se propagan por la sociedad convirtiéndose en memes y su coste
tiende a cero por la comoditización. Excepto cuando las ideas son
patentadas y las empresas crean entonces una escasez artificial.

Y
lo más importante. La información era un bien escaso en el pasado, pero
pasó a ser un bien abundante. Una reflexión personal al respecto. Los
trabajadores del conocimiento de hoy son los obreros del siglo XX.
Todos los emprendedores nos movemos hacia adelante en procura de ideas
innovadoras, en busca de la nueva escasez. Hasta que el ciclo vuelve a
empezar. Me pregunto cual es el rol de los docentes que se encargaban
de distribuir un bien escaso como la información. Si no innovan, se
tornarán invisibles y poco valiosos como trabajadores, porque lo que
ofrecen dejo hace tiempo de ser un bien escaso. Anderson cita la famosa
frase de Stewart Brand “Information Wants To Be Free. Information also wants to be expensive” y la reconfigura. La información (abundante) quiere ser libre. La información (escasa) quiere ser costosa. En eso estamos quienes nos dedicamos a la emprendeduría, a la investigación y a la educación universitaria.

Noticias Octubre 8, 2008

Chris Anderson en Chile – autor de Long Tail

 

Escucha
el audio de la entrevista en Radio Duna a Chris Anderson, Editor Jefe de la
mítica revista Wired y autor del libro The Long Tail. En la actualidad termina
su próximo libro Free. The Long Tail, además de ser un super ventas donde
explica el cambio de la economía con internet, tuvo la gracia de haber sido
escrito en colaboración con los miles de lectores de su blog.

 

Artículos
Wired: The Long Tail
(traducir) y Free (traducir)

Chris
Anderson en Second Life

Audio
Radio Duna Chris Anderson en Chile

 

 

Noticias Febrero 18, 2008

Crowdsourcing: la web 2.0 en la elección demócrata

Los candidatos en las primarias americanas se han servido de todas las herramientas de Internet y la web 2.0 para ganar la voluntad de los electores: YouTube, MySpace, facebook, emails. El repunte de Hilary Clinton al inicio del proceso y la inédita capacidad de movilización de voluntades y recursos de parte de electores, incluso primerisos votantes, que ha hecho Obama, responden a este fenómeno de masificación de Internet. Ahora le toca a los ciudadanos, que están utilizando el crowdsourcing para cuidar que sus representantes a la Convención del Partido Demócrata, en  Agosto, mantengan la voluntad para la que fueron electos y voten por Obama o Clinton, resistiendo las presiones de los comandos por modificar su voto. Aquí un artículo de Wired: Crowdsourcing pone a los superdelegados bajo el microscopio

Crowdsourcing pone a los superdelegados bajo el microscopio

Por Sarah Lai StirlandWired

En una apretada carrera para la elección del candidato presidencial del Partido Demócrata, en Estados Unidos, podría ser decidida por superdelegados –parte de las 795 personas internas que son libres de votar a favor de cualquier persona que quieran en la Convención Nacional del Partido. Los candidatos hacen un feroz lobby, en un proceso que siempre se desarrolló entre bastidores.

Pero ahora, gracias a Internet y el software wiki, los votantes pueden ver exactamente lo que sus superdelegados comprometen, e incluso puede tratar de aplicarles un poco de presión.

Activistas de partidos temerosos de un golpe de Hillary Clinton, han creado varios sitios web que usan el software de colaboración para centrar la atención en los superdelegados, con la esperanza de que una vez bajo un microscopio, se resisten a señuelos como contribuciones financieras y políticas quid pro quos que ofrece los comandos de campaña.

"Existe un nivel sin precedentes de interés en los superdelegados, y con esta información hay una oportunidad sin precedentes para presionar a los que sin embargo superdelegados [votantes] que quieren dicha presión", dice Chris Bowers, co-fundador de OpenLeft, y uno de los organizadores del Superdelegate Transparency Project.

El Proyecto Transparencia permite a un elector hacer clic en el mapa para ver superdelegados que provienen de su propio estado, y que en la actualidad apoyan a Obama o Clinton. Al mismo tiempo, cada miembro demócrata del Congreso es un superdelegate automáticamente, y este sitio más esclarecedor permite a los electores comparar a faor de quien están por apoyar sus mandantes.

La representante Dennis Cardoza, del Distrito 18 de California, por ejemplo, se ha comprometido su voto a Hillary Clinton, mientras que los votantes de su distrito estuvieron a favor de Barack Obama por 3-2 en la primaria 5 de Febrero. El sitio muestra los resultados de casos similares en los que los representantes están en contradicción con la voluntad de sus mandantes, tanto en superdelegados de Clinton y Obama.

Esta tendencia es lo que preocupa a Rick Klau, de 36 años de edad, que comenzó un sitio similar llamado Superdelegates.org, que explica el proceso de votación primeria bizantina, y todos los mapas geográficos de los superdelegados.

"Como un defensor Obama, me parecería terriblemente angustiante si habiendo ganado más estados y más votos y ha prometido más delegados, y que termine no siendo el candidato del partido", dice Klau, director de Google.

Los 795 superdelegados representan el 20 por ciento de los más de 3000 delegados del Partido Demócrata: la necesidad de los contendientes presidenciales para ganar es conseguir 2025. A partir del jueves por la tarde, Clinton ha prometido 985 delegados, como resultado de los votantes en elecciones primarias y en los grupos, y los refrendos de 259 superdelegados. Obama ha prometido 1116 delegados y 181 superdelegate endosos, lo cual le da una ligera ventaja, de acuerdo con NBC.

No es que los superdelegados desprecien la voluntad de sus mandantes, es que no tienen ninguna obligación de votar de acuerdo con el voto popular para la candidata demócrata. Y pueden cambiar de opinión en cualquier momento hasta la Convención Nacional en Agosto.

El jueves, El Centro Respuesta No partidista para la Política publicó un report mostrando que Obama y Clinton juntos han contribuido con más de US$ 900.000 a las campañas electorales de los superdelegados en los últimos tres años. El informe mostró que el comité de acción política de Obama ha sobrepasado con creces en donaciones al de Clinton. Su CAP donó casi US$ 700.000, mientras que el suyo ha donado casi US$ 200.000.

MoveOn.org y el comando de Obama sostienen que los delegados electos deberían votar en consonancia con la voluntad de sus mandantes. A principios de esta semana, MoveOn envió una nota a sus 3,2 millones de miembros pidiéndoles que firmen una petición en ese sentido. Es la primera vez que el público ha presionado a los superdelegados a una convención, dice Larry Sabato, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Virginia. "El público nunca ha tenido razón para presionarlos antes".

Algunos representantes del Congreso se sienten divididos entre la votar según sus propias opiniones como políticos profesionales, y votar como representantes de sus distritos. El viernes por ejemplo, el New York Times reveló que el líder de los derechos civiles y endoso de Clinton, el congresista John Lewis de Georgia, reconsideró su apoyo a Clinton, porque Obama había ganado su distrito.

el filudo margen entre Obama y Clinton en la competencia hasta el momento ha hecho la que la influencia de los superdelegados sea objeto de un intenso interés público, pero hasta hace poco, los votantes no podían encontrar fácilmente la información pertinente.

El blog DemConWatch, Observatorio de las Convención Demócrata, fue el primero en empezar a poner en observación a los superdelegados. Allí, bloggers anónimos se esmeran en publicar una lista de los comunicados de prensa y declaraciones en artículos de noticias de los superdelegados. Las estadísticas del sitio indican que había 172.000 visitas de esta semana. Uno de los administradores del sitio dice que los visitantes provienen del gobierno y de agencias de noticias.

El viernes, DemConWatch anunció que está asociándose con las STP, un proyecto de blogs progresivos de OpenLeft y The Literary Outpost, y el personal en una fundación sin fines de lucro de Washington DC, llamado Fundación de la Sunlight Foundation. Cerca de 50 voluntarios están contribuyendo a la wiki, dice Avelino Maestas, un editor en la esta última.

Pero William Galston, un antiguo compañero en la Brookings Institution y de un veterano de la campaña presidencial del demócrata Walter Mondale, cree que gran parte de la alarma sobre la independencia de los superdelegados es injustificada.

"Si un candidato tiene una clara y significativa mayoría de los delegados electos, los superdelegados no actuarán para anular esa mayoría", dice. "No tienen que hacerlo porque son políticos profesionales y son conscientes de la acritud y la división que se crearía en el seno del Partido Demócrata."

Tradución de Google y mía. – Original Wired