elpais. Los centros de
investigación valencianos dan lugar a muchos proyectos que podrían terminar
convertidos en empresas innovadoras: Software bioinformático; biosensores
microbianos; servicios de geoinformación vía satélite; alimentos funcionales…
Pero tarde o temprano todos llegan al mismo punto: o consiguen dinero o
renuncian a sacar la idea del laboratorio. Pasa en todo el mundo pero el
contexto económico valenciano, volcado durante años en el turismo y la
construcción, no ha ofrecido grandes oportunidades. El Parque Científico de la
Universitat de València, creado para acercar ambos mundos dio ayer un ejemplo
de cómo conectarlos. El primer Encuentro Capital y Ciencia reunió en la misma sala a
unos 60 científicos (con planes muy estudiados para poner en marcha empresas
innovadoras) e inversores. Los primeros tenían 15 minutos (antes de que sonase
una campana) para exponer la idea, el plan de negocio, el mercado potencial y
la necesidad de inversión. Los segundos escuchaban. En los descansos entre los
tres bloques temáticos (biotecnología; tecnología de la información y la
comunicación, y otros sectores emergentes), en un ambiente informal, con café y
cruasanes, tenían ocasión de cambiar impresiones y establecer principios de
acuerdo.
En total participaron 15 proyectos de empresas (o empresas que
funcionan de forma embrionaria) que solicitaban de 100.000 euros hasta un
millón a cambio de un porcentaje de participación en la sociedad. Parece que la
cosa funcionó. Y atentos: entre otras cosas por la crisis.
“Este es el mejor momento para invertir en empresas
innovadoras”, comentaba Raúl Aznar, que asistía al acto en calidad de
representante de la red autonómica de bussines angels CV BAN, y del
grupo inversor familiar Pandora Lys Holding; “las empresas innovadoras
tienen un proceso de maduración al menos de dos años. Si se invierte ahora, la
empresa saldrá al mercado cuando la crisis haya pasado o este en vías de
terminar”, añadía. “La biotecnología es un sector refugio”,
añadía Pedro Álava, del fondo de capital riesgo semipúblico Comval Emprende.
¿Qué les falta todavía a los investigadores?
“Subestiman el paso que hay que dar desde el prototipo hasta la producción
industrial, y se olvidan un poco de la comercialización”, responde Álava.
“Y más cultura financiera, en eso todavía están un poco cojos”,
agregaba Aznar. La parte buena es que todo eso se aprende.