Carlos Scolari – digitalistas. Hace un mes aproximadamente amenacé con reseñar el texto de Clay Shirky titulado “Here comes everybody. The power of organizing without organizations”
Ya desde el nombre el libro delata por dónde vienen los tiros: el texto
de Shirky dialoga a distancia con otros libros, autores y temas, por
ejemplo el poder de las multitudes inteligentes (Howard Rheingold) o la sabiduría de las multitudes (James Surowiecki). A
lo largo del texto Shirky nunca pierde su capacidad de asombro ante la
facilidad que tenemos hoy en día para crear comunidades, muchas de
ellas efímeras pero con un grado de eficiencia muy grande. Shirky
comienza hablando de un caso en particular: a una joven le roban el
teléfono, un amigo arma una campaña descomunal en la web para
recuperarlo, se detecta al ladrón, la comunidad crece hasta que la
presión es inmensa y el aparatito vuelve a su legítima propietaria.
Claro, estas cosas pasan en NYC, donde las redes WiFi se entrecruzan en
cada esquina y existe una base social online para nada despreciable…
pero no por eso debemos dejar de prestar atención a estos fenómenos que
ya están tocando a nuestras puertas.

Algunas enseñanzas que provienen de las experiencias de este tipo:


Cualquiera puede armar una red y adoptar roles que, antes de la web
2.0, estaban destinados a profesionales. Al hacer un blog todos somos
periodistas, al colgar una imagen en Flickr todos somos fotógrafos,
etc. En la segunda parte de esta reseña volveremos a este tema que Tim O’Reilly llama “arquitectura de la participación” y que, según Shirkly, marca un cambio profundo en nuestra sociedad:

“La
transferencia de las capacidades de varios grupos profesionales al
público general es epocal… Al cambiar las formas de comunicarnos,
cambiamos la sociedad.”

– El costo que implica crear un
grupo ha caído de manera estrepitosa. Tanto el tiempo, dinero y
esfuerzo necesario para crear una comunidad se han reducido hasta
alcanzar cantidades muy bajas. Hoy tenemos tecnologías -que en su
momento definí como tecnologías conversacionales– que facilitan y reducen el esfuerzo necesario para crear y mantener un grupo en vida. Las tecnologías conocidas como software social,
entre otras cosas, permiten mantener bajo control la complejidad de
estos grupos a un costo bajo y permitiendo la aparición de procesos
sociales emergentes.

– Las nuevas tecnologías reducen también el
costo organizativo y de coordinación. Flickr, al abrir un espacio
participativo gratuito y con tecnologías de uso público, permitió que
emergieran grupos de fotógrafos amateurs que existían en potencia. Con
tecnologías tradicionales este proceso hubiera sido imposible.

“La gente siempre quiso compartir, y los obstáculos que impedían el compartir a escala global han desaparecido”.

A
pesar de tocar un tema del cual se ha hablado bastante, el libro de
Shirky es muy bueno porque abre perspectivas de análisis nuevas y deja
caer algunas polémicas que desmenuzaremos en la continuación de esta
reseña que recién acaba de comenzar…

Seguimos con esta reseña del libro de Clay ShirkyHere comes everybody. The power of organizing withouht organizations”. La obra, como ya dijimos, es interesante a pesar de tocar un tema bastante examinado en los últimos años: las redes sociales.
Sin embargo, el libro de Shirky abre unas cuantas líneas de reflexión
(algunas de ellas muy polémicas) que estamos tratando de resumir en
esta serie de posts.

Uno de los conceptos claves de Shirky es el de “excedente cognitivo” (o “cognitive surplus,”, una idea que ya anticipamos
en Digitalismo. Según Shirky las miles de horas dedicadas al consumo
televisivo fueron horas perdidas. Las nuevas generaciones están
invirtiendo ese tiempo en actividades productivas, ya sea
intercambiando información en comunidades virtuales, compartiendo fotos
o música o actualizando artículos en la Wikipedia.

Shirky, como buen hijo arrepentido de la televisión, reflexiona en voz alta:

Did
you ever see that episode of Gilligan’s Island where they almost get
off the island and then Gilligan messes up and then they don’t? I saw
that one. I saw that one a lot when I was growing up. And every
half-hour that I watched that was a half an hour I wasn’t posting at my
blog or editing Wikipedia or contributing to a mailing list.

El
planteo de Shirky me recuerda ciertas utopías militantes. Durante
muchos años, sobre todo después de la crisis de los grandes proyectos
colectivos en los 70 y la llegada de la niebla posmoderna, los
militantes políticos se preguntaban: ¿Por qué “la gente” no participa?
¿Cómo se pueden recuperar los niveles de militancia y compromiso de los
años 60 y 70? En cierta forma los militantes soñaban con un estado de
movilización permanente con millones de personas involucradas en
actividades sociales y políticas. Un militante full-time, dedicado a
tiempo pleno a la organización.

Me parece que Shirky sueña con
algo parecido: en vez de mirar televisión, todos trabajando a destajo
en la Wikipedia o escribiendo blogs… Creo que cada actividad tiene su
lugar y su tiempo. El ocio admite diferentes formas y no todas tienen o
deben tener un carácter “productivo”. En otras palabras, reivindico mi
derecho a estar tirado en el sillón mirando “La isla de Guilligan” o,
mucho mejor, “The Simpsons” como así también la posibilidad de mantener
al día Digitalismo o participar en una ONG. El ocio, por suerte, puede
ser ocupado con muchos tipos de consumos culturales o actividades
socialmente productivas.

Por otra parte, “mirar la televisión”
–como ya lo demostraron la semiótica y los estudios culturales
británicos y latinoamericanos- también implica un trabajo cognitivo de
interpretación (de “producción” de sentido). Shirky, en este aspecto,
cae en la teoría de la caja boba y del consumo pasivo para acentuar la
importancia del consumo productivo de las redes sociales.

Más
allá de estas aristas poco trabajadas, me parece bien que Shirky llame
la atención sobre lo que hacemos en los momentos de ocio. Respecto a
otras épocas, y esto sí es una diferencia notable y está bien que
Shirky lo remarque, las posibilidades que brinda el tiempo libre son
ahora mucho más grandes. Pero el dato más destacado es que la división
entre ocio y producción cada día se disuelve más: nos llevamos trabajo
a casa, miramos cada tanto algún video de Youtube en la oficina,
ocupamos parte del tiempo libre en actividades socialmente productivas,
dedicamos horas de trabajo a proyectos colaborativos, etc.

Si en la Dialéctica del Iluminismo (1947) Adorno y Horkheimer marcaban
una continuidad alienante que comenzaba en la cadena de montaje
(producción) y terminaba el consumo hogareño de bienes culturales
estándar (ocio), hoy estamos obligados a reencuadrar estos fenómenos.
El postfordismo tiene
una pata en la producción pero otra en el tiempo libre, y las
plataformas colaborativas están transformando la dinámica de ambos
sectores.

En la tercera y última parte de esta reseña hablaremos
de los medios de comunicación y el auge del amateurismo. Shirky tiene
algunas posiciones muy polémicas al respecto –alineadas con algunas
cosas dichas por Kevin Kelly durante la eWeek 2007- que interesarán a
mis colegas y amigos que estudian el periodismo ciudadano o 3.0.

Continuará.
Con esta tercera parte terminamos la reseña del libro de Clay Shirky Here comes everybody. The power of organizing withouht organizations”.
Quedan muchos temas en el tintero, pero las derivas mentales nos llevan
de forma veloz a otros ámbitos y cuestiones. Además, lo mejor sería que
cada lector lo pudiera leer y elaborar sus propias líneas de
pensamiento a partir de un texto tan sugerente. Esperemos que lo
traduzcan al castellano antes del 2015…

Las redes sociales
están reconfigurando la práctica informativa de los medios
tradicionales. La gente, dice Shirky, no quiere sólo consumir:

Media
in the 20th century was run as a single race–consumption. How much can
we produce? How much can you consume? Can we produce more and you’ll
consume more? And the answer to that question has generally been yes.
But media is actually a triathlon, it ‘s three different events. People
like to consume, but they also like to produce, and they like to share.

Gracias
a los blogs, wikis y plataformas colaborativas millones de usuarios
dejaron de ser meros consumidores para convertirse en productores y
distribuidores de información. Hasta ahora la publicación de “noticias”
estaba en manos de profesionales que decidían qué publicar (y qué no
publicar). Según Shirky ahora llegó la hora del amateurismo de masas:
no es necesario ser un periodista profesional para poder filtrar y
publicar una noticia. Si la información es reconocida como valiosa por
la comunidad, el efecto viral la llevará a ocupar un lugar destacado en la red, tal como si la hubiera publicado la CNN o el New York Times.

The
individual weblogs are note merely alternate sites of publishing; they
are alternatives to publishing itself, in the sense of publishers as a
minority and professional class.

En esta parte de su libro Shirky pisa el acelerador a fondo y más de un colega periodista aprieta los dientes…

If
anyone can be a publisher, then anyone can be a journalist… As with
the printing press, the loss of professional control will be bad for
many of society’s core institutions, but it’s happening anyway.

Seguro que mis colegas Ramón Salaverría y Javier Díaz Noci encontrarán en estas frases de Shirky un buen tema para debatir.

Además de los periodistas, Shirky dedica algunas páginas a la amateurización de la fotografía profesional –Flickr y iStockPhoto de
por medio-. Estos procesos de transferencia de saberes y prácticas que
van desde los profesionales a la masa siguen el modelo del alfabetismo,
una tecnología intelectual al comienzo reservada a una minoría (los
escribas, los copistas medievales, etc.) pero luego difundida a lo
largo de la sociedad hasta volverse casi ubicua.

Resumamos el planteo de Shirky: la comunicación personal (communication media) y la publicación (broadcasting media)
se han fusionado, poniendo en crisis a las figuras profesionales
encargadas de filtrar la información antes de publicarla. Ahora la
situación ha cambiado: el filtraje es posterior a la producción. En la era del amateurismo de masas primero se publica y después se filtra por medio del tagging, enlaces, etc. En flor de debate nos hemos metido…

Lo bueno de cualquier obra no se encuentra tanto en su contenido como en las conversaciones que puede activar. “Here comes everybody. The power of organizing withouht organizations
de Clay Shirky (un texto que apenas hemos sobrevolado en esta triple
reseña) tiene unas cuantas cosas más para charlar. Entre otros
conceptos e ideas Shirky habla de co-evolución entre
sociedad-tecnología y deja caer el concepto de “conversational tools”
que alguna vez trabajamos en Digitalismo.
Pero como dijimos al comienzo de este post, lo mejor es que cada lector
lo lea (o siga los planteos de Shirky en su blog) y pueda elaborar y
abrir sus propias líneas interpretativas.

Otras reseñas del libro
Future majority
Alejandro Piscitelli