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Inversiones

Noticias Abril 25, 2007

Negocios en el Cambio Climático

Energías Alternativas

El País
Las oportunidades del cambio climático

El calentamiento global es una amenaza para la economía, pero brinda también ocasiones para las empresas. En los últimos meses el cambio climático se ha convertido en materia de estudio no sólo para economistas académicos, sino también para analistas financieros, firmas de inversión y compañías de seguros que tratan no sólo de medir el riesgo y el impacto de la amenaza, sino también de adivinar los ganadores y perdedores de la nueva situación. El cambio climático es también una gran oportunidad de inversión

Miguel Jiménez 15/04/2007

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Hasta hace bien poco, pocos podían imaginar conceptos como el cambio climático o el calentamiento global en los manuales de economía. Las herramientas clásicas para estudiar problemas como la contaminación u otras externalidades han quedado de repente desbordadas por una amenaza que cobra fuerza. En los últimos meses el cambio climático se ha convertido en materia de estudio no sólo para economistas académicos, sino también para analistas financieros, firmas de inversión y compañías de seguros que tratan no sólo de medir el riesgo y el impacto de la amenaza, sino también de adivinar los ganadores y perdedores de la nueva situación. El cambio climático es también una gran oportunidad de inversión.

El primer ministro británico Winston Churchill se quejaba de que cuando pedía consejo a dos economistas tenía dos opiniones contrapuestas, o tres, si uno de ellos era lord Keynes. Medio siglo más tarde, Tony Blair ha encargado un único estudio a sir Nicholas Stern sobre el impacto económico del cambio climático. Stern no se ha librado de las críticas de muchos otros economistas, pero su conclusión básica es ampliamente compartida: “Nadie puede predecir las consecuencias del cambio climático con absoluta certeza”, señala, “pero sabemos lo suficiente como para entender los riesgos que supone”.

En su opinión, si no se toman las medidas adecuadas, el cambio climático puede hacer retroceder hasta un 20% la economía mundial. Stern, con todo, califica su análisis de optimista, porque pone el énfasis en que aún se puede frenar el cambio climático. Tomar las medidas apropiadas para detener ese calentamiento costaría un 1% del PIB mundial.

Hay un consenso científico generalizado en que es la actuación humana la que a través de la emisión de gases con efecto invernadero está provocando un calentamiento del planeta que amenaza con tener consecuencias catastróficas, casi apocalípticas. Aumento del nivel del mar, sequías, pérdida de cultivos, desaparición de especies, hambrunas, deforestación, proliferación de fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, tormentas o huracanes…

Impacto económico

Aunque el calentamiento puede beneficiar tangencialmente a las regiones más frías del planeta, esos beneficios serían mínimos en comparación con los perjuicios que conllevaría incluso en esas zonas. Si las emisiones se controlan, concluyen los expertos, el calentamiento será moderado, aunque ya inevitable, y las consecuencias menos dramáticas. Si la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera se dispara, los impactos serán negativos en todas las regiones y sectores, según ha explicado hace una semana el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), dependiente de la ONU.

En paralelo al debate científico sobre el cambio climático, se ha ido abriendo una reflexión sobre su impacto económico.

Firmas de análisis bursátil, bancos de inversión, entidades aseguradoras y otras instituciones financieras se han sumado desde diferentes perspectivas al debate sobre el cambio climático y sus consecuencias económicas.

Identificar a los sectores más perjudicados por el cambio climático es una de las tareas de estos analistas. Pero también lo es encontrar a los ganadores. “El cambio climático también implica nuevas oportunidades de negocio, desde la participación en los mercados energéticos, el uso y desarrollo de nuevos recursos energéticos más limpios, hasta la mejora del posicionamiento, el aumento de la reputación, etcétera”, según un informe de Marsh, el principal intermediario mundial de seguros.

Hay varias empresas españolas entre las ganadoras del cambio climático. Iberdrola, Gamesa, Abengoa y Acciona han visto premiada en Bolsa su apuesta por la energía verde con fuertes revalorizaciones.

En general, las empresas favorecidas son aquellas que encajan con lo que se perciben como soluciones al problema.

El propio Stern proponía cuatro maneras de recortar las emisiones: reduciendo la demanda de bienes y servicios intensivos en emisiones, incrementando la eficiencia, actuando en emisiones no energéticas (como la deforestación) y promoviendo tecnologías limpias en electricidad, calefacción y transporte.

Una de las medidas en que casi todos coinciden es poner precio a las emisiones de carbono. Los derechos de emisión son la moneda del cambio climático. Limitar los permisos y permitir que se negocien esos derechos, permitirá que las emisiones se reduzcan del modo más barato posible, explica Chris Rogers, analista de JP Morgan. Poner precio a las emisiones supone que el que más contamina, más paga y eso conduce a la eficiencia a través del mercado.

“Mientras que los derechos de emisión dan una señal de mercado, las energías renovables aportan una solución tecnológica”, añade Rogers. JP Morgan sitúa entre las empresas favorecidas por el comercio de emisiones a FPL, Fortum y British Energy, y considera perjudicadas a RWE y Drax. En cuanto a las renovables, advierte del riesgo de sobrevaloraciones. Elige a FPL Group y recomienda vender los títulos de EDF Energies Nouvelles. Además, incluye a Enel y Edison entre potenciales beneficiarias por sus métodos de gestión de la demanda.

Potenciales ganadores

Por su parte, Citigroup ha identificado las oportunidades que pueden surgir en los próximos tres a cinco años como reacción a la amenaza de calentamiento global. Edward Kerschner, su analista jefe de inversiones, clasifica las implicaciones para los inversores en tres grandes categorías (físicas, regulatorias y de conducta) y selecciona a los potenciales ganadores en un amplio informe que incluye a 74 compañías de 18 países.

El calentamiento, la sequía y los huracanes beneficiarán a empresas de sectores como el gas natural, el agua (cita a Aguas de Barcelona) y aseguradoras especializadas. Desde el punto de vista regulatorio, el foco hay que ponerlo, según Kerschner, en los sectores de generación eléctrica, transporte y construcción, grandes emisores de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Las eléctricas con mayor peso de las relativamente limpias tecnologías nuclear y de ciclos combinados de gas (EDF, Fortum, FPL) están mejor situadas a largo plazo que las sucias centrales térmicas (RWE), explica Kerschner.

Dentro de las implicaciones regulatorias está también el apoyo al uso de energías alternativas y fuentes de energía renovables. Entre ellas están las centradas en el etanol y el biocombustible, de un lado. De otro, las regulaciones gubernamentales “deben beneficiar a las compañías que aprovechen el poder del sol y del viento”, señala Kerschner, que incluye entre potenciales beneficiarios a Ebro Puleva (biocombustibles), Acciona, Iberdrola y Gamesa (energía eólica). Las implicaciones sobre la conducta de los diferentes agentes son más especulativas, pero pueden favorecer a empresas con una estrategia climática adecuada. Citigroup incluye a Ence en este grupo.

El propio cambio climático se ha mostrado como “el mayor fracaso del mercado”, según las conclusiones del informe de Stern. Entre las soluciones hay, sin embargo, mecanismos de oferta y demanda. Y en muchos casos el mercado ha ido por delante del análisis y las recomendaciones premiando por anticipado -quizá a veces en exceso- a las empresas mejor situadas para aprovechar las oportunidades del cambio climático.

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Noticias Abril 23, 2007

Convergencia voz, datos y video

Convergencia voz, datos y video

El País
Nuevos modelos de negocio para la convergencia de la voz, los datos y el vídeo

Marcel Coderch, vicepresidente de la CMT, cree que empresas y reguladores deben buscar una solución común para invertir en nuevas redes que hagan realidad la convergencia de las telecomunicaciones.

Fernando Puente – Barcelona – 18/04/2007

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La tercera sesión de las dedicadas al campo de la tecnología en el marco del 9º Internet Global Congress, que se celebra estos días en Barcelona, ha estado dedicada a examinar el futuro de las redes de telecomunicaciones, que como ha señalado Marcel Coderch, vicepresidente de la Comisión del Mercado de las telecomunicaciones, pasa por la convergencia de servicios como la telefonía, Internet y TV.

Coderch ha realizado un resumen de la situación actual del mercado, dominada por una influencia creciente de los protocolos de datos en el campo de las telecomunicaciones, que han hecho que las posibilidades de transmisión se multipliquen y que el peso de la voz, el negocio principal de las telecos, se reduzca.

Las operadoras, ¿como una eléctrica cualquiera?

En ese marco, y siempre según el responsable de la CMT, las operadoras miran de reojo a la posibilidad de terminar convertidas en lo que en el mundo anglosajón se denominan Utilities, empresas de suministro eléctrico o de agua. Y acabar facturando así no por los servicios que prestan, sino por el flujo de datos.

Ante ese panorama, Coderch asegura que las grandes operadoras miran hacia los servicios de valor añadido como el siguiente salto en su estrategia. Un salto que no puede limitarse a empaquetar servicios dislocados y que no tienen nada que ver entre sí (como las ofertas conjuntas de Telefonía fíja, movil, acceso a Internet e incluso televisión), sino que debe consistir en la integración total (y real) de esas posibilidades.

Eso significa, en ejemplo de Coderch, “que si una persona está viendo un programa en la televisión, pueda terminarlo de ver en otro dispositivo, como el móvil”, y que esto ocurra de forma fluida y sencilla. O que un sólo número sirva para contactar con ese ciudadano, independientemente del lugar y del dispositivo que esté usando.

Sin redes nuevas no hay convergencia

Pero para que esto se haga realidad, hacen falta redes nuevas, mucho más potentes, e inversiones de dimensiones gigantescas, que en muchos lugares no serían rentables y que en todo caso tendrían que abrirse a los competidores desde el primer momento, como impone la nueva situación de un mercado liberalizado. Es aquí donde, siempre según Coderch, está la principal reticencia de las principales operadoras a realizar nuevas inversiones, y que obliga a que empresas y los reguladores estatales busquen una solución común.

El vicepresidente de la CMT reconoce que no hay aún un modelo definido, aunque ha tomado como referencia los casos alemán y británico. Mientras que en el primero el Estado parece dispuesto a conceder un periodo de “vacaciones” a las telecos que tiendan nuevas redes, permitiéndoles que las exploten en exclusiva durante un periodo limitado de tiempo, en el segundo se ha optado -sólo para la red de cobre- por un esquema similar al de los ferrocarriles: la infraestructura pertenece a un gestor neutro, que garantiza la igualdad de acceso a todos los operadores, que son quienes dan el servicio.

¿Cuál es preferible? ¿Cuál es la respuesta a este problema de infraesttructuras? “No tengo la solución, nadie la tiene”, ha reconocido Coderch, para dejar entrever que, si no se resuelve, la extensión de las nuevas redes de telecomunicaciones será lenta y en todo caso limitada a las zonas más rentabes: los principales núcleos urbanos y los barrios habitados por los consumidores con más poder adquisitivo. Miles de islas en las que, además, la competencia sería muy reducida.

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Noticias Abril 21, 2007

Carlos Slim: el latino más rico

Una de las leyendas vivientes en México, que atraviesa todos los grupos de preferencias y creencias es Carlos Slim. Es un mito inevitable en México. Tiene aristas políticas progresistas, con amistades en la cultura y en la socialdemocracia, pero también es criticado por el dominio de sus monopolios. En cualquier caso, debe ser el empresario que más entiende en qué se va convirtiendo el mundo a manos de la era digital. Es como para conocerlo. El artículo no profundiza y parece refrito de comentarios de familiares de la periodista y antiguas visitas de Slim a Chile, pero vale la pena. De la autora me gustó su libro sobre Patricio Aylwin, me gustan menos algunas de sus entrevistas (no se puede ser periodista y protagonista al mismo tiempo y seguir en la no ficción).

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emol

CARLOS SLIM
Radiografía al latino más rico del mundo

La revista Forbes lo acaba de nombrar el segundo hombre más rico del planeta. Mexicano, con importantes nexos con Chile, poderoso y respetado desde George Bush a Fidel Castro es, sin embargo, un hombre austero, que vive en la misma casa hace 30 años, y que no usa computador ni autos de lujo. Apasionado por el futbol y el arte, el mayor dolor de su vida es la muerte de su mujer.

Por Margarita Serrano

En México lo tratan como a un héroe. Sienten que es el único que lo hizo, que lo logró, que llegó donde ninguno ha llegado. Que no solamente fue durante los últimos 10 años el tipo más rico de América Latina, sino que ahora llegó a ser el segundo más rico del mundo. Héroe nacional.

Los empresarios lo respetan. Saben que no pueden ser sus enemigos. Los Presidentes de todas las naciones de las Américas le dan el tratamiento que le darían a un par. Tiene tan buenas relaciones con George Bush como con Fidel Castro.

Los mexicanos y muchos americanos ya saben que cuando comen, cuando hablan por teléfono, cuando fuman, ven televisión o leen una revista, cuando van a una farmacia o a un banco, cuando se visten en Sacks Fith Avenue, cuando usan el celular o el internet…le están dando dinero a Carlos Slim.

Lo que no se sabe es que este magnate ni siquiera anda en un Mercedes. Cuando llega a un lugar, maneja él un auto de penúltimo modelo. Se viste sin elegancia alguna. Ni siquiera tiene sastre, porque le gusta caminar por las calles de los lugares donde va y mirar las tiendas, y si hay algo que le gusta, se lo compra. Y no estamos hablando de un anillo de brillantes, sino de una parca para el frío, como lo hizo en Punta Arenas cuando su amigo chileno, el senador Fernando Flores, lo convidó a conocer la Antártica, en 2002.

En Ciudad de México vive en un barrio exclusivo llamado Lomas de Chapultepec, pero su casa ???que por fuera se ve grande e imponente, pero igual a todas las de alrededor??? es muy sencilla por dentro. Las sillas del comedor, por ejemplo, son de oficina. Y es la misma casa que tiene hace 30 años, que arregló para vivir con su mujer y sus seis hijos ???tres hombres y tres mujeres???, antes de que todos se casaran y de que ella falleciera de un problema renal, en 1999.

“Se nota que allí falta una mujer”, cuenta una ejecutiva a quien él citó para conversar de trabajo. “Es como un bunker sencillo. Como él”, agrega.

Es cierto que su vida está marcada por la muerte de Soumaya Domit, su única esposa, a quien veneró siempre. Incluso antes de casarse formó su entonces pequeño holding al que nombró Carso, por Carlos y Soumaya. Prefiere no hablar de ella, porque cuando empieza, no puede evitar el llanto. “No te metas en ese tema”, me pidió con la voz quebrada y los ojos húmedos, hace algunos años, cuando me tocó entrevistarlo en Chile. Y se quedó en silencio, tranquilizando el puchero en la barbilla y cerrando los ojos para detener las lágrimas. Luego comentó que habían alcanzado a estar 33 años casados y que ella era su mayor alegría.

Ya han pasado varios años. Los nietos ya son más de diez, los hijos lo visitan mucho en esta casa donde ahora vive solo, y todos trabajan con él: los tres hijos, Carlos, Patricio y Tony, están a cargo de los tres brazos de sus empresas, el rubro inmobiliario, el de telecomunicaciones y retail, y el financiero. También sus yernos están en sus negocios.

Dicen, en todo caso, que no hay viuda ni divorciada que no esté lista para casarse con él. Pero esa es la oferta, que traspasa nacionalidades y edades. No se sabe cuál es la verdadera demanda.

Hijo de la revolución

En muchas pequeñas cosas, Carlos Slim es un multimillonario atípico. Su historia no es la del inmigrante árabe que parte de cero. Esa es la historia de su padre. Julián Slim llegó a México a los 14 años, con mucha familia y ni un peso, en 1902. Antes de diez años, inaugura una tienda de telas, ropa y baratijas llamada Estrella de Oriente, en honor a su patria, el Líbano. Vende a muy bajo precio, incluso presta dinero a otros, y se construye una muy buena situación. En 1940 nace Carlos, el quinto de sus seis hijos. Estudia en escuela pública y acompaña a su padre a la tienda todos los días. Es el único de los Slim Helú que tiene desarrollado el olfato empresarial. A su padre le gusta mucho andar con él porque se comprenden. A los 12 años realizó sus primeras inversiones, en bonos y acciones, en el Bancomer.

Le pregunté aquella vez si lo hacía para complacer a papá. Me dijo que no. “Lo hacía porque me gustaba, porque había una vocación por hacer cosas, por inventar. Es como un pintor con vocación artística, cuyas pinturas se venden caras, sigue pintando no por venderlas más caras, sino porque le gusta pintar”.

Con esa mentalidad llegó a los 13 años, cuando muere su padre y les deja una herencia a cada uno. Esa es la que Carlos ha multiplicado ad infinitum, desde los 15 años invirtiendo en la Bolsa y luego armando el imperio, hasta llegar a los 53 mil 100 millones de dólares que son los que confiesa la revista Forbes estos días.

Estudió ingeniería civil en la UNAM, hizo un postgrado que no terminó en Ilades, en Santiago de Chile, y no paró nunca de invertir y comprar. Tal vez su paso más significativo fue haber comprado Telmex (Teléfonos de México) en tiempos de su privatización bajo el Presidente Salinas de Gortari. La adquirió en mil 700 millones de dólares y hoy se supone que vale más de 25 mil millones.

A sus 68 años, no usa computador. Pero hay algo más sorprendente, que lo hace ser atípico, y es que escucha con atención lo que otros dicen. Incluso con asombro, como si se le revelaran mundos nuevos en cada ser humano que toca. Por eso es la antítesis del Rey Midas, porque es un gozador.

Para el actual embajador en Argentina, Luis Maira, a quien le tocó recibirlo en su casa cuando era embajador en México en tiempos del Presidente Lagos, Slim es un tipo poco común en América Latina:

“Es un hijo de la revolución mexicana, que terminó con la vieja aristocracia y permitió la emergencia de todo tipo de personas nuevas sin ningún linaje. Después de la revolución, cualquier persona con esfuerzo e inteligencia pudo llegar muy arriba. Slim es una expresión de eso. Habla como si no fuera rico. Salvo cuando demuestra el gran conocimiento del mundo que tiene. Ahí se le nota que es un tipo universal, global”.

???Dicen que le tiene un gran aprecio al ex Presidente Lagos.

???Sí, por eso cuando viajó el Presidente Lagos a México le hicimos una cena íntima con personas como García Márquez, Carlos Fuentes, Aguilar Camín, Carlos Slim… Y él escuchó mucho a los demás, los disfrutaba en sus intervenciones, reconociendo la excelencia de los otros, y sólo hablaba lo justo, con gran naturalidad. Se le veía como una persona muy segura de sí misma, pero muy humilde y sencillo al mismo tiempo.

???¿Cuál es su relación con Chile?

???Otra vez comimos en casa de Jorge Castañeda (ex canciller mexicano), donde éramos cuatro personas. Me sorprendió la mucha simpatía que tiene por Chile. Estudió un posgrado en Santiago, ya siendo ingeniero, y tuvo un conocimiento muy cercano de la sociedad chilena. Tiene amigos y aprecia mucho nuestra mentalidad. Es una persona que trabaja muy activamente por la UNAM, apoya su club deportivo y todos los trabajos de la universidad. Eso es muy atípico. Es la universidad más grande de América Latina, muy pública, muy plebeya. ??l se identifica y se reconoce allí.

Efectivamente, siempre que Carlos Slim viene a Chile ve a Ricardo Lagos, a José Miguel Insulza, y a muchos amigos que tiene en la Concertación. Su gran “cuate” chileno es Fernando Flores, que lo ha traído a seminarios y a encuentros sobre innovación con su otro gran amigo, el español Felipe González. Sin embargo, aquí es más un lugar de encuentros y de aventura que de negocios. Hace unos años entró a Chile comprando Chilesat, peleó mucho por las regulaciones, las reglas del juego, y no logró conseguir que se modificaran las disposiciones vigentes en materia de telecomunicaciones así es que vendió pronto sus intereses. “Mientras haya que pagar una cantidad excesiva por interconexión a las otras empresas telefónicas en Chile nuestra participación en el mercado de las telecomunicaciones será marginal”, dijo en 2004 a El Mercurio.

CON DIOS Y CON EL DIABLO

Como es un tipo encantador y sobrio, además de muy poderoso, no es fácil encontrar a sus enemigos. Sin embargo, hubo una conferencia el 7 de noviembre del año pasado y luego un estudio del Banco Mundial y la Universidad de Harvard sobre desigualdad y crecimiento en México, que no lo dejan nada de bien. Con la asistencia de gente del gobierno y de especialistas se llevó a cabo este evento en el Distrito Federal que concluye que la desigualdad mexicana sí tiene un efecto importante sobre el crecimiento. Y que los monopolios y sus artimañas para saltarse las regulaciones vigentes son un factor determinante en este estancamiento. El sector telecomunicaciones, donde Telmex y América Móvil ???ambas de Slim, que controlan el 95 por ciento de la telefonía fija y móvil de México, con las tarifas más caras de América Latina??? fueron los principales blancos. La discusión fue enriquecida con muchas publicaciones y comentarios en la prensa local e internacional. Carlos Slim llamó a la autora del estudio ???Isabel Guerrero??? y le dijo que le habría gustado poder defenderse. Pero la verdad es que estaba invitado al seminario y no asistió.

Existe, por lo tanto, una contradicción profunda entre su pensamiento progresista y su afán por ganar y seguir ganando. En eso se parece a George Soros en sus críticas al sistema, pero no teme usarlo para llegar donde está. Lo que hace Slim para compensar entre estas dos fuerzas es predicar un capitalismo comprometido con el progreso y la creación de empleo.

La otra arma importante con la que Slim blanquea su monopolio es a través del arte. Y esto es profundo y genuino en él. Dicen que tiene esculturas de Rodin en su casa y oficina. Que creó un museo con obras europeas que los mexicanos no tenían opción de ver allí. Su Fundación Telmex se dedica a restaurar obras en el centro histórico: emitió bonos a cinco años por 39 millones de dólares para financiar el Zócalo de Ciudad de México; se ha comprado muchos edificios para restaurar y, respetando su arquitectura histórica, los ha transformado en cines y en casas. El cine es otra de sus grandes pasiones y apoya todas las películas mexicanas que llegan al mercado internacional, como Amores Perros.

Su otra pasión es el fútbol. Ahora está apoyando a los Pumas de la UNAM, el equipo al que amó desde su primera juventud.

Le gusta fumar puros y tiene una visión sobre el hecho de fumar cigarrillos que es tan políticamente incorrecta que resulta fascinante. Le pregunté aquella vez si no le daba remordimiento ser dueño de la Philip Morris y respondió que no, mientras saboreaba el humo de su puro. “Hace muy bien fumarse unos pocos cigarrillos. Te relajan, te impiden engordar. Es una estupidez creer que son un vicio, en poca cantidad. Lo que pasa es que el cigarro es el nuevo enemigo público gringo. Como ya se acabó el comunismo y fracasaron con el narcotráfico, el enemigo es el cigarro”. Y luego sonrió, alineando los ojos negros.

SLIM EN NúMEROS

??? Tiene 250 mil empleados en México.
??? Paga más de 5 mil millones de dólares en impuestos.

Entre sus empresas, que incluyen el área financiera, telecomunicaciones, inmobiliaria y retail, se encuentran:
??? Telmex
??? América Móvil
??? Cadena Sanborns (con restorán, farmacia, discos, regalos)
??? Televisa
??? Sacks Fith Avenue
??? Philip Morris

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Noticias Abril 20, 2007

Invertir en filantropía

Stephan Schmidheiny

Stephan Schmidheiny es interesante por quién es y también porque es otro desmentido a la doctrina neoliberal, en que los mercados (y las personas) sólo se mueven buscando su interés. Debe ser inexplicable dentro de la lógica económica el tipo de labor que ejerce tamaño millonario, pero aquí lo tenemos preocupado de la pobreza, del desarrollo y del ambiente:

“Mi filantropía no es una filantropía en el sentido clásico, de caridad, de regalos a los pobrecitos para que coman, no es misericordia. Yo lo veo como una inversión en procesos sociales. Una inversión en el futuro de la sociedad de la cual dependo y en la que quiero hacer buenos negocios. Es como una inversión en mantenimiento de un sistema del que formo parte. Cuanto mejor funcione el sistema, mejor para mí es la condición para hacer negocios”

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La Tercera
El magnate que donó una fortuna a Latinoamérica

“La filantropía es una inversión”, dice en esta entrevista Stephan Schmidheiny, el hombre que realizó la mayor donación privada conocida en la región. Estará en Chile la próxima semana para exponer sobre los desafíos empresariales que conlleva el calentamiento global. El magnate suizo, cuya fortuna Forbes estima en US$3.600 millones, fue uno de los primeros en el mundo en hablar de desarrollo sustentable y ecoeficiencia. En Chile, la empresa Masisa pertenece al trust de beneficencia que él creo el 2003.

Por Francisca Skoknic

Stephan Schmidheiny (59) es el particular que ha hecho la mayor donación conocida en América Latina. Sucedió hace cuatro años, cuando creó un fondo -el VIVA Trust– con parte importante de su fortuna: US$ 1.000 millones, que son administrados con el objetivo de “contribuir de manera sostenible al desarrollo económico, ecológico y social” de la región.

Pero lo de Schmidheiny, como él precisa, no es la caridad sino la filantropía: esto es, según su definición, una inversión que creará un mejor ambiente para hacer negocios. Y de eso sí que sabe.

Hijo de un gran magnate suizo ligado a la fabricación de materiales de construcción, Schmidheiny estudió leyes porque no pensaba dedicarse a los negocios, pero en 1984 asumió la propiedad de uno de los holdings familiares, el Grupo Eternit. Fue al mando de esa compañía que se vio enfrentado a su primer dilema empresarial, cuando en los 80 empezó a hablarse de que el asbesto -que constituía parte importante de la producción de Eternit- era dañino para la salud. Decidió cortar por lo sano y eliminarlo. Lo tildaron de loco, pero dejar el asbesto lo obligó a diversificarse. Si bien la crisis fue fuerte, no sólo salió adelante, sino que multiplicó su fortuna.

Tras esto además se dedicó a invertir en empresas en crisis, que vendía una vez reestructuradas. Ha dicho que, en promedio, su rentabilidad fue de entre 5 ó 7 veces lo invertido. El caso más famoso es el de Swatch, firma que se formó cuando él concurrió al rescate de la deprimida industria relojera suiza. También fue director de Nestlé y de la Unión de Bancos Suizos.

Siempre atraído por América Latina, donde su familia tenía negocios, creó en Panamá su primera obra filantrópica a través de Fundes, dedicada al fomento de las pymes. En 1982 vino de vacaciones a Chile y terminó invirtiendo en el área forestal, interesado en lo que llama “plantación sostenible de bosques”. Apostó a que la crisis que remecía el país pasaría y con los años y, tras una asociación con el grupo Pathfinder, llegó a controlar, el 2002, lo que hoy es la firma Masisa, líderes regionales en la producción de tableros.

Su aterrizaje de lleno al mundo ambiental se produjo en el período previo a la Cumbre de Río de 1992, cuando le encargaron formar el Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible, que introdujo a los más importantes hombres de negocios en un terreno que hasta entonces les era ajeno. Schmidheiny se transformó en un pionero en la promoción del desarrollo sustentable entre los privados y empezó a ser reconocido como un “empresario verde”, un calificativo que según él ya no corre: “Hoy el mundo es verde”.

Esta evolución llegó a su peak en 2003, cuando creó su trust VIVA (Visión Valores). A él se transfirieron todos los activos de su holding, Grupo Nueva, que hoy incluye a la empresa de sistemas de construcción Plycen y el 53% de Masisa. El 2006 el Grupo Nueva tuvo ventas por US$ 1.700 millones. Se maneja por lo que Schmidheiny llama el triple bottom line o filosofía del triple resultado, que considera el éxito en términos económicos, sociales y ambientales. Los dividendos del grupo pertenecen a VIVA Trust, que los reinvierte en actividades filantrópicas y especialmente en la Fundación Avina, dedicada a la promoción de líderes sociales. Desde que el empresario suizo la fundó en 1994, Avina ha invertido US$ 340 millones.

Pese a su intensa actividad filantrópica, Schmidheiny no parece haberse empobrecido. Si antes de crear el VIVA Trust el ranking de billonarios de Forbes le atribuía una fortuna de US$ 2.500 millones, en su edición de marzo pasado le adjudica US$ 3.600 millones. ??l se ríe. Comenta que no sabe cómo hacen esos cálculos ni menos si en su caso la cifra es mayor o menor, pues dice que no cuenta cuánto dinero tiene. “El monto varía según cómo ande la Bolsa. Pero me va bien y aún después de haber donado todo mi grupo de América Latina tengo mucho más de lo que pueda comer o comprar razonablemente”, afirma en entrevista con Qué Pasa. Desde que donó parte de su patrimonio invierte el resto en acciones, bonos o private equity manejados por expertos.

??l permanece alejado de funciones ejecutivas. Actualmente dedica parte de su tiempo a desarrollar la visión de VIVA Trust. Al momento de esta entrevista estaba en España realizando, según él, “trabajo filosófico”. Se traslada tanto que no es capaz de decir exactamente dónde vive (“en Europa y viajando mucho”), aunque sus casas se sitúan en Suiza y Costa Rica. También es presidente honorario del Grupo Nueva -“con voz pero sin voto”- y se aprestaba a viajar a Chile, donde el lunes 23 de abril participará en la reunión anual del grupo y en un seminario organizado por Icare sobre el calentamiento global, una de sus grandes preocupaciones hoy.

Filantropía, una inversión

-¿Por qué optó por el camino de la filantropía? ¿Qué rol debiera jugar en el desarrollo económico?

-Mi filantropía no es una filantropía en el sentido clásico, de caridad, de regalos a los pobrecitos para que coman, no es misericordia. Yo lo veo como una inversión en procesos sociales. Una inversión en el futuro de la sociedad de la cual dependo y en la que quiero hacer buenos negocios. Es como una inversión en mantenimiento de un sistema del que formo parte. Cuanto mejor funcione el sistema, mejor para mí es la condición para hacer negocios.

-¿Cree que los empresarios la valoran suficientemente?

-Si vemos la filantropía más bien como una inversión en un sistema del cual yo soy parte y no una limosna a los pobres, entonces creo que tiene mucho sentido que ellos se involucren en eso, ojalá más que en el pasado, y que se metan con la misma creatividad y espíritu empresariales que les han permitido tener éxito en sus negocios. Eso es lo que yo busco, eso es lo que todavía me parece que hace falta: que la gente entienda que la filantropía no es sólo algo moral, hasta religioso con la iglesia, sino un campo que requiere de mucha creatividad para participar en procesos sociales. Ojalá un número creciente de empresarios lo vean así y entonces les provocará participar.

-Se enlaza un poco con la afirmación suya de que no puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas?

-Ese es mi lema, a la larga no existen empresas exitosas en sociedades fracasadas.

-¿Eso se puede aplicar de alguna forma a la experiencia de América Latina?

-Hay de todo. Un caso bueno es Chile, quizás un par de otros países pequeños como Panamá y Costa Rica. Pero hay cosas muy preocupantes, como la gran pregunta de qué va a pasar con el chavismo y hasta qué punto éste será contagioso hacia otros países. Lo que pretende hacer Chávez, mucho más allá de Venezuela, es una gran interrogante.

-¿Qué le preocupa del chavismo?

-La intervención del Estado en lo económico es para mí lo más preocupante. Los derechos humanos y la libertad de expresión, hasta la fecha, parecen manejarse de manera aceptable en Venezuela; sin embargo si crece el enorme peso del Estado en la economía en países que no tienen el petróleo que posee Chávez, será un problema que hemos vivido en tantos casos, todos fracasados.

-Usted mencionó a Chile como una de las excepciones, ¿por qué lo distingue?

-Es un país que ha tenido éxito porque ha invertido en instituciones políticas y sociales. Para organizar el bien público hacen falta instituciones que trabajen bien, sin corrupción y con el apoyo de los ciudadanos. Es clave un Estado de Derecho en que el sentimiento general de los ciudadanos es que el derecho es para todos. Chile tiene un Estado de Derecho mucho más desarrollado que el de los demás países. Lo otro fundamental son las instituciones sociales, que en Chile funcionan. Es un país ordenado -que inspira confianza a los inversionistas- y creativo, que al ser pequeño y no tener un mercado interno, tuvo que probarse en la competitividad global desde hace años.

El modelo Schmidheiny

-En su documento “Mi visión, mi trayectoria”, usted se preguntaba por el supuesto conflicto de intereses que existiría entre empresa y fundación, pues una intenta ganar dinero y la otra invierte sin buscar beneficios, ¿qué responde ahora que su modelo lleva cuatro años funcionando sobre la base de una empresa cuyos dividendos se invierten en una fundación?
-En ambos niveles de la empresa y de la fundación tenemos una visión compartida: lo llamamos desarrollo sostenible. Hemos encontrado más aspectos comunes que conflictos, en el sentido de manejo de herramientas, formación de gente profesional, hasta en el sentido de competencia, porque en la fundación también nos medimos con benchmark, para ver cómo es nuestro desempeño comparándolo con otros.

-¿Cuál es el lugar de colaboración de ambas estructuras?

-En proyectos concretos. Por ejemplo, la fundación encuentra un líder social que trabaja con pequeños campesinos que nunca tenían dinero para comprar tubos para el riego de campos; entonces la empresa interviene organizando créditos blandos para ellos.

-¿Y la estrategia del Grupo Nueva cambió con la nueva estructura societaria?

-En lo que no ha cambiado es que sigue con el compromiso en el triple bottom line y ya no tengo que predicar nada a esta gente: lo han internalizado, están convencidos y lo están practicando.

-¿Cómo nace el concepto de triple bottom line y cómo lo ve en funcionamiento?

-Hace 6 ó 7 años sonaba como algo exótico, pero hoy tantas empresas lo practican con éxito que uno ya no se puede considerar como superprogresista. Es una fórmula que responde a cambios en el mundo, en la sociedad, cambios que son evidentes, como los factores ambientales y ahora la energía con el cambio climático. A su vez la globalización tiene como efecto que consumidores en EE.UU. o en Europa tienen influencia en lo que puede vender y producir una empresa chilena. La comunicación hoy existe a nivel global, hay un nivel de transparencia inmediata que en el pasado no existía y que ya no permite esconder. Es decir, las empresas tienen que responder al público, a los empleados, a los clientes. Responder a estos tres niveles no es más que responder a tres tendencias que son evidentes.

-¿En un comienzo fue incomprendido? ¿Se creía que su sistema era impracticable?

-Sí, claro (risas). Los pioneros siempre se ven como sujetos fuera de lugar. Cuando uno ve las tendencias antes de que se produzcan masivamente no te entienden y piensan en un visionario soñador, excéntrico… no sé qué más me han llamado.

-¿Cree que las empresas son conscientes de la necesidad de respetar el medio ambiente o lo ven como una necesidad para protegerse de las posibles consecuencias de malas prácticas en su imagen?

-Ya no somos unos pocos excéntricos, es un movimiento cada vez más importante. Esa es una buena noticia. Aprendemos como individuos o como empresas de varias fuentes: una de éstas es la visión, una idea en el futuro; luego la competencia nos enseña cómo mejorar; con la propia creatividad, buscamos mejoras y encontramos; y también aprendemos de los daños que nos hacen a nivel material o de reputación. Creo que el aprendizaje incluye todos estos factores y no sólo el riesgo de daño moral.

-¿Cuáles son los desafíos que quedan pendientes en estos ámbitos para el sector privado en América Latina?

-Cuesta generalizar en América Latina porque en algunos países las cosas son muy difíciles y otras naciones sí van bien. En general diría que los empresarios deberían comprometerse más con el desarrollo social para mejorar y fortalecer la sociedad de la cual forman parte y el dinamismo del cual depende, por lo menos en parte, el éxito propio. Mantener el sistema del cual yo formo parte: eso para mí es lo más importante.

Preocupación global

-¿Qué tan grave cree usted que es el problema del calentamiento global? Hasta hace poco algunos países como EE.UU. lo negaban, ¿cuál es la responsabilidad y desafío de los privados y de los estados?

-Es un gran tema. A mí francamente me asusta lo que veo: la situación de los glaciares, los polos… Es peor de lo que había pensado hace 5 ó 10 años. A mí -que me he preocupado desde hace mucho por el medio ambiente- si me hubieran preguntado hace siete años qué opino del calentamiento global, habría dicho “será un problema para la generación de mi hijo, pero no será un problema terrible para mí”. Sin embargo, hoy el problema lo vemos de manera muy concreta y es más alarmante de lo que yo había creído. Creo que en general y con muy pocas excepciones los gobiernos todavía no saben cómo manejar el tema. Faltan instituciones para la toma de conciencia y para diseñar decisiones políticas colectivas, porque éste es el prototipo de un problema global y no tenemos las instituciones para tomar decisiones a nivel global. Debemos negociar, pero en la mesa de negociación hay un gorila y hay algunos perritos y muchos ratoncitos. En el caso de la empresa sí puede hacer bastante más aún en el marco actual de las cosas.

-Son los grandes emisores?

-Los más grandes son el transporte y la vivienda. Creo que la industria a nivel global es la tercera. Y bueno, son importantes en el sentido de que fabrican autos o construyen viviendas. Muchas empresas han hecho enormes progresos en el sentido de la ecoeficiencia, la que nosotros propusimos en 1992 en el libro “Cambiando el rumbo”. Sin embargo, hoy muchas iniciativas posibles y eficientes no se pueden realizar por políticas públicas equivocadas, que ponen incentivos 180 grados al otro lado. Fueron políticas diseñadas cuando todavía pensábamos que energía y petróleo habría para siempre y el aire, la atmósfera terrestre, podía recibir cualquier cantidad de CO2. Hoy tenemos que trabajar conjuntamente entre política y empresa. La primera para dar incentivos en la dirección correcta; la empresa para innovar y para ser más ecoeficientes. Pero ojo: será un proceso de décadas, no de pocos años. Sustituir el petróleo será el desafío más grande que la humanidad ha conocido desde que empezamos con la era industrial.

-¿Qué políticas deberían generarse para avanzar en ese rumbo?

-Debería fomentarse la investigación y la inversión en todo lo que es ahorro de energía y energías renovables. Eso todavía no se da. A nivel internacional todavía existen muchos más subsidios para energía nuclear o para petróleo que para las cosas que hacen falta. Y sobre todo hay que insistir en el uso eficiente de la energía, porque mientras el petróleo era barato y abundante, nos acostumbramos a un uso muy ineficiente a muchos niveles, como, por ejemplo, lo usamos en los edificios para calentar o en los autos y en las fábricas, que podrían ser mucho más eficientes.

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Noticias Abril 3, 2007

Comercio Electrónico: oportunidades

Comercio electronico Chile

Un mirada al avance en penetración en equipamiento y utilización en chile de equipamiento digital (computadores, teléfono celular, internet banda ancha y wifi), evidencia las potencialidades de negocio en Chile y América Latina. Lo interesante es que se trata de muchos “océanos azules” (W. Chan Kim y Renee Mauborgne), porque son negocios nuevos sin competidores. Quienes se sumen a este nuevo juego tienen todas las oportundiades de ganar. Al contrario de la canción “no hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar”, aquí también se trata de llegar primeros:

Continúa:

El comercio electrónico en Chile, crece veloz e imparablemente. En 2006, hubo compras por US$ 250 millones, 44% más que 2005, y se esperan US$ 300 millones para este año. El grupo que más crece es el de 20 a 30 años, que creció utilizando internet con naturalidad. El 90% de las transacciones se hacen con tarjeta de crédito.

Este fenómeno avanza en paralelo al masivo aumento de usuarios en internet y las conexiones de banda ancha en Chile. Los usuarios de internet superan los 7 millones, cerca del 43 % de la población y llegará en un par de años al 60 % como los países desarrollados. La penetración de banda ancha es la mayor de América Latina, con un 6,5% de la población. Al tercer trimestre del 2006 sumaba 985.015 conexiones banda ancha, un 52,4 % de crecimiento comparado con igual período de 2005, se esperaba superar el millón de conexiones para fines de 2006. A nivel de telefonía, los celulares cuadruplican a las conexiones fijas, con el consiguiente potencial de navegación y transacciones electrónicas.

El potencial de crecimiento es inmenso, porque 1,6 millones de usuarios de internet realizan compras en la red, poco más del 20% (10% de la población del país), sólo el 20 % de las viviendas tiene banda ancha, y según cifras a nivel regional, el 80% de las transacciones se hacen a través de banda ancha. [1]

El fenómeno de crecimiento del comercio electrónico es una tendencia fuerte

Como se observa en América Latina, con compras de US$ 4.300 millones en la red durante 2005, y perspectivas de US$ 20.000 millones en 2010. El 83% de los usuarios utiliza tarjeta de crédito para pagos por internet. En 2005, Visa registró un volumen de comercio electrónico de US$ 2.100 millones, 67%, más que 2004 y esperaba crecer cerca de 50% para superar los US$ 3.000 millones en 2006 y US$ 11.000 millones en el 2010. Además, hay un potencial de más de 200 millones de tarjetas de débito disponibles en la región, que comienzan a ser utilizadas para realizar sus pagos en internet.

El principal desafío no es hacerse de una parte de la torta de un mercado que ya existe, sino capturar los nuevos clientes que sucesiva, rápida y masivamente se incorporan al comercio electrónico, tener ofertas para ese nuevo mercado y para esos nuevos segmentos de jóvenes. También es necesario promover la masificación de medios de pago como tarjetas de crédito, que es utilizada en el 90% de las transacciones electrónicas (en Chile, existen 15 millones de tarjetas activas), y promover la masificación de la banda ancha.

Datos americaeconomia-Visa, SBIF, CCS, Barómetro Cisco

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