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Noticias Agosto 2, 2009

El Próximo Escenario Global – Kenichi Ohmae

El Próximo Escenario
Global

Capítulo
La Gira Mundial

Kenichi
Ohmae

Grupo Editorial Norma,
2005

 

Se levanta el telón

La Gran Sala del Pueblo en la Plaza Tiananmen de
Beijing está acostumbrada a la coreografía. Durante más de cuatro décadas, el
vasto auditorio se hizo eco de los bien ensayados discursos de los gobernantes
comunistas de China, que exhortaban a sus compatriotas a sacrificios cada vez
más grandes en nombre del socialismo. Allí
retumbaban también los aplausos al líder, el presidente Mao Tse­tung, el
Gran Timonel, cada una de cuyas comparecencias era saludada con atronadoras
ovaciones de miles de “parlamentarios” congregados desde todos los
confines de China para presenciar el espectáculo.

El
auditorio de la Sala
del Pueblo puede alojar a más de ocho mil personas sentadas. Sus dimensiones
simbolizaban el lugar donde se ponía de manifiesto la unidad de la nación.
Constituía la ubicación perfecta para la cultura de masas, como la puesta en
escena de la “ópera proletaria” — siempre que ello no interfiriera
con su función prominentemente política.

La
mayoría de los antiguos usos que se dieron a la Gran Sala han quedado en
el olvido. Cuando mucho, constituyen rarezas del pasado, excepto por el
gigantesco retrato del presidente Mao, el cual sigue ondeando en una de las
esquinas de Tiananmen. La
Gran Sala
del Pueblo sigue siendo la sede del Congreso
Nacional del Pueblo —el parlamento chino— pero su programa de actividades
extracurriculares ha cambiado de manera radical.

En
el otoño de 2003 se presentó allí el espectáculo de danza irlandés Riverdance, basado en la tradición
irlandesa del baile de tap. La
música, escrita por el irlandés Bill Whelan, combina la música folclórica
tradicio­nal irlandesa, los tambores japoneses, el baile flamenco y ritmos de
danza modernos. Dotados de una gran fuerza, los 70 miembros del grupo de danza
estuvieron en Beijing en respuesta a una invitación personal hecha por el
primer ministro Zhu Rongji durante una visita realizada a la República de Irlanda.

Riverdance comenzó
de manera bastante modesta, en un interme­dio en el Festival de la Canción de Eurovisión que
se llevó a cabo en Dublín en 1994. La canción ganadora fue olvidada hace
tiempo, pero Riverdance continúa
fortaleciéndose. Su éxito ha sido global. Se ha presentado en 27 países y se
estima que una cuarta parte de la población del planeta ha presenciado el
espectáculo por televisión. No obstante los grandiosos éxitos del show en locales como el Madison
Square Garden de Nueva York, el Foro Internacional de Tokio y el estadio Wembley
de Londres, el éxito en China había sido un sueño acariciado durante años por
los organizadores del espectáculo. La Gran Sala del Pueblo fue sólo un alto en medio de
una gira por el Lejano Oriente que incluyó 46 representaciones en Malaisia y
Hong Kong, así como en China.

La
respuesta fue asombrosa (como lo fue también cuando Riverdance estuvo en el Japón); los medios de comunicación
chinos le proporciona­ron una cobertura total durante la semana que precedió a
la primen representación. No obstante, había nerviosismo entre el elenco y

Organizadores
acerca de cómo respondería el público chino a algo tan novedoso y tan
diferente. Los chinos están acostumbrados a los especta culos de gran escala,
aunque generalmente éstos tienen un propósito ideológico muy distinto y obvio,
mientras que Riverdance no
plantea este tipo de exigencias a su público.

Los
temores fueron infundados. En cada una de las seis representaciones que el grupo ofreció en Beijing se
vendieron todos los boletos e incluir dos representaciones matutinas extras.

Además
de la gran Sala del Pueblo, el grupo de Riverdance
también montó el espectá­culo en un punto determinado en la Gran Muralla china.

Riverdance me
llama la atención porque, aun cuando sus raíces
pueden ser profundamente irlandesas, se trata también de un fenómeno
internacional. En un principio, sus estrellas fueron los bailarines
estadounidenses
Michael Flatley y Jeanne Butler. Su principal bailarín en la actualidad, Conor Hayes,
es australiano, y ahora el grupo de Riverdance
incluye
bailarines de los Estados Unidos, España, Rusia y Kazajstán,
además de Irlanda. El estilo de Riverdance
a tal punto internacional que ha
sido denostado por los puristas culturales en Irlanda.

Gran
parte del respaldo financiero para Riverdance
proviene de los Estados Unidos,
pero la experiencia y el entusiasmo generados por este grupo recorren todo el
mundo, poniendo de manifiesto lo insignificante que puede ser una frontera
nacional. El público que presenció el espectáculo de Riverdance en Beijing reaccionó con un entusiasmo mucho más
auténtico que con cualquiera de los lugares comunes que salían de los labios
del Gran Timonel.

El
simbolismo del espectáculo fue evidente para quienes participa­ban en él. Bill
Whelan comentó lo siguiente: “Riverdance
es algo tanto político como cultural”’.

La
presentación de Riverdance en la Gran Sala del Pueblo
constituye una metáfora apropiada para la economía global. Tuvo su origen en el
mundo occidental. Sus raíces en Irlanda, país que tiene una de las historias de
éxito más dinámicas de la economía global, son significativas. Combina
elementos de la cultura irlandesa con características de otras culturas y
ambientes, que a su vez están representados por personas de todo el mundo. En
sus orígenes, la coreografía fue de un estadounidense, y se representó en el
escenario más grande de una de las economías de más rápido crecimiento en el
mundo: China Riverdance no es
un hecho aislado, y nadie podría decir que es anodino.

El
mundo como un escenario

Entonces,
¿qué conexión tiene el grupo de Riverdance
con el trabajo de los ejecutivos? Cualquier ejecutivo de una corporación
global — ¿y qué corporación de tamaño decente no es global?— está involucrado en proyectos globales similares.
Estos proyectos son complejos, involucran a participantes de todo el mundo,
requieren sensibilidad cultural, financiamiento global y a menudo están
dirigidos a economías emergentes.

“El
mundo entero es un escenario, y todos los hombres y mujeres, simplemente
actores.”2 Esta frase fue para Shakespeare una metáfora
elegante, pero para nosotros no es una metáfora: es una realidad. El mundo es
un ruedo colosal para la actividad económica, que ha dejado de estar
fragmentado por fronteras u otro mobiliario de escena innecesario. Todos
formamos parte de una gigantesca troupe de actores y actrices interde­pendientes.
No declamamos las mismas líneas ni representamos obras de un repertorio
parecido, pero ninguno de nosotros es completamente independiente.

La
economía global, interconectada e interactiva, es una realidad. A menudo es
confusa y desorientadora: plantea un desafío tanto a la manera como vemos los
negocios como a la manera de hacerlos.

La
economía global se nos presenta de muy distintas formas, como un actor que se
pone máscaras y trajes diferentes. Por ejemplo, están los gigantescos flujos
globales de dinero. Está también la montaña creciente de compras con tarjetas
de crédito, un proceso incrementado por la Internet. Podemos
verla también en el déficit comercial entre los Estados Unidos y China. La
economía más grande del mundo ha incurrido en un colosal déficit comercial con
China, lo cual le está provocando un incesante preocupación —debería
preocuparse también por la posibili­dad de llegar a quebrar técnicamente. China
también tiene un déficit comercial creciente, pues parece engullir con gran
voracidad materias productos semiacabados, máquinas y robots en su economía.
Pero todas éstas son preocupaciones que pertenecen al viejo mundo de paradigmas
e indicadores económicos cada vez más obsoletos.

La
economía global es principalmente invisible. (Por eso, a mi libro lo intitulé The Invisible Continent.) Esto no
debe entenderse como una cuestión oscura, cerniéndose y moviéndose de manera
furtiva y amenazadora, lista para
atrapar y devorar a los incautos. Los efectos
de la economía global son perfectamente evidentes en todo el mundo.
Todos somos actores en el escenario global y todos sentimos sus efectos.

Una
Veloz gira global

De
hecho, preparar el montaje de la escena podría ser una buena idea para
emprender una gira relámpago por todo el mundo. Durante nuestro viaje
veremos ejemplos de la economía global
en acción. Así, puesto que unos este capítulo hablando de China, empecemos
también en esa parte del globo nuestro viaje alrededor del mundo.

La
ciudad de Dalian está situada cerca del extremo sur oriental de la Península
de Liaodong que desciende desde el extremo nororiental de la China, la región conocida antiguamente como Manchuria.
Aunque forma parte de
China, la región mira al Mar Amarillo, hacia Corea y el Japón.

Dado que el
clima garantiza que sus puertos naturales estén libres de durante todo el año,
Dalian y sus regiones vecinas han estado siempre destinadas a gozar de los
frutos del comercio — sea éste comunista o no. En la zona rural de Dalian, en
la península de Liaodong, predominan una hermosa línea costera y paisajes de
colinas, valles y bosques ricos en recursos naturales, como los yacimientos de
hulla y ti.. Por ello, la ciudad de Dalian ha sabido siempre que debe mirar hacia el exterior en busca de
su prosperidad.

El
puerto fue fundado por los rusos a fines del siglo XIX. Más tarde, los japoneses introdujeron allí la
industria pesada. Dalian adoptó el papel de centro de distribución para el
noreste de China. Pero en la década pasada, la ciudad, que tiene una población
de más de cinco millones de habitantes, pasó de ser un puerto prácticamente
inactivo a ser uno de lo centros industriales más dinámicos e importantes de
China. Dalian ha combinado su vieja base industrial en la provincia de
Liaoning, centrad en la producción de acero, productos químicos y fabricación
de parte para maquinaria, con nuevas empresas de servicios y otras relacionad
con la tecnología. Además cuenta con una buena reserva de personal bien
capacitado, abastecida por diversas universidades e institutos técnicos, su
demanda de mano de obra parece ser insaciable.

La
ciudad continúa creciendo en tamaño físico y en población. Recibe a inmigrantes
de todo el noreste de China, atraídos por el aliciente de los sueldos, los
cuales, aun cuando siguen siendo bajos si se comparan con los estándares
occidentales, están muy por encima de los que rigen en la China rural. Sus habitantes
viven en una ciudad que posee su propio sistema de trenes interurbanos, así
como buenas viviendas, muchos parques e instalaciones de recreo y, sobre todo,
agua y aire limpios.

Los
habitantes de Dalian tienen necesidades más refinadas que las que tuvieron sus
abuelos. En el apogeo de la ortodoxia maoísta, los trabajadores estaban mal
pagados, sus viviendas estaban en condiciones precarias, se alimentaban mal y
no tenían derecho a quejarse. Sus horas de ocio las pasaban asistiendo a
representaciones de películas sobre revolución o, en los meses más cálidos,
leyendo el Pequeño Libro Rojo presidente Mao.

Los empleados de hoy cuentan con instalaciones
mucho mejores más interesantes. Los comercios de Dalian están abasteciendo con
una gama internacional de bienes para el consumidor, desde ropa de los mejores
diseñadores hasta los aparatos reproductores de DVD más avanzados. Gracias a la
creciente prosperidad de la ciudad, mucha in gente puede comprar estos bienes.
En las salas de cine se exhiben últimos éxitos taquilleros, pero muchos
residentes prefieren ver las películas en DVD, disponibles en los numerosos
emporios de artículos eléctricos y electrónicos.

Dalian se ha beneficiado de la transformación
drástica que derribó al pensamiento oficial chino sobre economía a partir de
1992, cuando Deng Xiaoping propuso el plan de desarrollo “Un país, dos
sistemas”. Así, quedaron atrás los días de la planeación central. En su
lugar, los gobernadores regionales y los jefes de empresas son exhortados a
buscar su propio camino hacia el futuro. En ocasiones, esto puede implicar a
romper las reglas, pero mientras las excepciones permitidas por los
responsables locales permanezcan localizadas —y demuestren tener éxito ciertas
transgresiones no son tomadas en cuenta. Esto ocurrió de manera especial
después de las reformas aun más drásticas implementadas por el entonces primer
ministro Zhu Rongji en 1998. Asimismo, los alcaldes y otros jefes locales de empresas están
conscientes de que si no logran tasa de crecimiento anuales superiores al 7%
durante dos años consecutivos, serán removidos del puesto. Imagine por un
momento el lector que Michael Bloomberg en Nueva York, Shintaro Ishihara en
Tokio o Ken Livingstone en Londres estuvieran sujetos a este tipo de
restricciones.

En la persona del alcalde Bo Xilai, la ciudad de
Dalian tuvo a un extraordinario dirigente local. Bo destacaba entre la multitud
—literalmente- pues en un país donde la baja estatura es la regla, él medía mas
de dos metros. Era originario de las tierras limítrofes del occidente en la
provincia de Shanxi. Provenía de una familia con un respetado linaje político —
su padre había tomado parte en la penosa Gran Marcha a principios de 1930,
cuando Mao condujo a su pequeño grupo de seguidores a una evacuación forzosa a
pie, que duró dos años, desde el sur
hasta el norte de China. Bo Xilai cursó sus estudios en la universidad
de Beijing, reabierta recientemente después de que la furia “Revolución
Cultural” fuera testigo de cómo estudiantes y profesores fueran enviados a
la los campos de trabajo. Por otra parte era un político joven que asumió su cargo a fines de la cuarta
década de su vida en un país donde la
mayoría de lo general setenta años o más. Adhirió al partido comunista en 1980
y allí trabajó en sus diversas ramas.

Su diligencia y destreza fueron recompensadas al
ser nombrado alcalde Dalian en 1992. Al tiempo que la ciudad se abría al mundo
exterior, Bo y su equipo captaron inversión extranjera de todas partes del
mundo especialmente del Japón. Hoy día se estima que 3000 empresas japonesas
operan dentro de los límites de la ciudad de Dalian.

Bo redefinió la descripción de las funciones del
típico alcalde chino de una ciudad. No
contento con hacerse cargo del alcantarillado y vivienda, se convirtió en el
arquitecto jefe de la ciudad y responsable de marketing, y estableció estrechos
vínculos con lo más selecto de industria y los negocios del Japón. Pero su
labor no concluyó al establecer dichos negocios. Se reinventó a sí mismo como
el director de un hotel di cinco estrellas, entusiasta y solícitamente
interesado en el bienestar de sal huéspedes. Establecía contacto de manera
regular con los negocios extranjeros para averiguar cómo marchaban y si
encontraban alguna dificultad que pudiera remediarse.

Bo fue recompensado por su éxito en Dalian con un
ascenso en el poder. Fue
nombrado gobernador de toda la provincia de Liaoning. El momento de su salida
en febrero de 2001, grandes multitudes residentes de Dalian (particularmente
mujeres) salieron a la calle para verlo partir, demostrando una auténtica
tristeza. En un país muy acostumbrado a la coreografía de la histeria de masas,
esta reacción muy bien podría haberse pasado por alto, pero la tristeza era
evidentemente espontánea. El ascenso de Bo continúa: a principios de 2004 fue
nombrado Ministro de Comercio de la República Popular,
a la edad 53 años.

Con la ayuda del carismático Bo, Dalian, junto con
más de una doce de otras regiones en China, se ha convertido en un estado
regional de facto, estableciendo su propia agenda económica. Aun cuando sigue
forman parte de China, y en teoría sometido al gobierno de Beijing, es amplia
mente autónoma. La realidad es que sus vínculos con Beijing son más débiles que
sus vínculos con los centros de negocios de todo el mundo.

El éxito genera éxito, y las empresas que prosperan
en Dalian actúan como catalizadoras para atraer a otros negocios, que no
necesariamente
son del mismo sector. Al igual que en otras regiones
similares de China, se ha registrado una explosión de los servicios, ya sean
financieros o técnico. Dalian es una entidad económica prácticamente autosuficiente,
que ofrece multitud de servicios a los negocios y los residentes en su propia
puerta. Esta ciudad ha estado también a la vanguardia en cuanto provisión de
servicios de subcontratación externa para procesos administrativos en China, en
particular en áreas tales como el ingreso de datos para las empresas japonesas.
Estos últimos desarrollos han sido impulsados por el protegido de Bo, el
alcalde Xia Deren.

Los recuerdos históricos de los japoneses en esta
parte de China pueden no haber sido siempre positivos, pero se están quedando
en el pasado, que es a donde pertenecen. Los cursos de japonés gozan de gran
popularidad y por lo común están saturados. En consecuencia, se calcula que
alrededor de 50000 residentes de Dalian hablan de manera fluida el japonés.

Resulta curioso que Dalian, un moderno centro
económico y de negocios desfrute también de una vibrante industria
turística. Sus playas e instalaciones de deportes acuáticos han sido objeto de
protección y fomento. Se ha construido una zona turística especial, la Playa Guijarro
Dorado con embarcaderos, dos campos de
golf y alojamiento en hoteles para todos
los presupuestos. Muchos de los visitantes en Dalian vuelan desde
distintos puntos de toda China. Ellos
forman parte de la vasta todavía creciente clase de consumidores de China que
tiene dinero para gastar, no sólo en automóviles y aparatos electrónicos, sino
también en otros aspectos de la
“buena vida”, como el ocio y la educación privada para sus hijos.
Dalian también atrae a visitantes extranjeros. Muchos turistas coreanos y
japoneses prefieren ahora Dalian a Singapur.

El éxito de Dalian se debe a su voluntad de
comprometerse con la nueva economía, libre de fronteras y basada en la
cibernética. Se ha beneficiado do también al permitírsele seguir su propio
camino. Esta ciudad reacciona directamente con el resto del mundo: no a nivel y
como parte de un Estado-Nación, sino
instantánea y directamente como una región. Durante te muchas décadas, Dalian,
junto con la
República Popular
de China, le dio la espalda al mundo. El
resto de éste estaba controlado por los enemigos de China. Ahora Dalian y otras
regiones-Estado de China han abrazado con entusiasmo la economía mundial. Hay
otras 13 ciudades dentro de la provincia de Liaoning cuya población sobrepasa
el millón de habitantes, y todas buscan ocupar un lugar en el escenario global
o, como mínimo, entrar a formar parte de la Zona Económica del
Mar Amarillo. En sentido figurado, se asemejan a una bandada de gansos guiada
por Dalian.

China es probablemente el país que más se está
beneficiando de la economía global. Tiene la segunda reserva de divisas más
grande del mundo (432 000 millones de dólares; a la cabeza está el Japón, con
817000 millones de dólares), y posee ahorros internos de 2 500 billones de
dólares*. Más que cualquier otro país, China está marcando el paso dentro de la
economía global. En 2003, su producto interno bruto se calculó en 1 300
billones de dólares, y el Estado comunista figura como el séptimo en el mundo,
o el segundo en cuanto a poder adquisitivo.3 Su economía crece a una
tasa rara vez menor al 7% anual. Muy recientemen­te, ésta ha rebasado el 9%,
una cifra que corresponde a todo el país e incluye tanto a las áreas más ricas
como a las más pobres.

Si volvemos a la metáfora teatral, podemos imaginar
a China como si fuera un teatro alquilado. Es un lugar que está siendo usado
como estudio para ensayo, un terreno de pruebas para las realidades económicas
globales. Pero de manera un poco desconcertante, distintas partes del escenario
están siendo usadas para muy diversos tipos de obras teatrales. Éstas difieren
en cuanto a talento y experiencia y, por consiguiente, también en cuanto al
grado de aprobación del público.

Como iremos viendo a lo largo de este libro, es
preciso que intente­mos desprendernos de ideas obsoletas. Una de las más
abrumadoras es el concepto de Estado-nación. Por lo tanto, cuando pensamos en la China actual, no debemos
pensar en el Estado-nación que se extiende desde el Mar Amarillo al este hasta
las profundidades del Asia Central al oeste, sino en una amalgama de regiones
prósperas y florecientes, como Dalian, que se encuentran junto a otras que
pueden estar a años luz detrás de ellas en cuanto a desarrollo económico y
prosperidad se refiere.

Todas estas regiones varían en su extensión.
Teóricamente, pueden estar bajo el mismo Estado Soberano: la República Popular
China, pero una parte de prosperidad de China estriba en su capacidad de
olvidarse de esto en la práctica y permitir que sus regiones-Estado se labren
su propio camino. En realidad todas estas regiones están empeñadas en una
competencia casi maniáticas entre ellas por inversiones y recursos, no del
centro, como solía suceder en el pasado, sino del mundo exterior.

Mientras
tanto en Irlanda…

Comencé este
capítulo con la descripción de Riverdance. Veamos ahora el país
que inspiró a este grupo artístico:
Irlanda.

Para mucha gente, Irlanda evoca imágenes de verdes
campos y valles cubiertos por la bruma. No obstante, fuera de la industria
turística, un paisaje agradable no suele producir riqueza, de modo que este
tipo de vista solo pertenece a las páginas a todo color de los folletos de las
agencias de viajes.

Cuando Irlanda obtuvo su independencia como nación
en 1922, era un país emi
nentemente
rural.
Sus
gobernantes y ciudadanos miraban con codicia
hacia el cuadrante nororiental de la isla, el cual seguía perteneciendo
a Gran Bretaña. Esta región era más rica; era la única región de Irlanda había
presenciado una extensa industrialización. Así, el resto de la isla parecía
destinado a permanecer eternamente verde — y pobre; se mayo exportación era la
gente. Esto propició que la falta de autoestima creciera. Había un sentimiento
de que el país era víctima de fuerzas más allá que su control.

A partir de 1960 se realizaron intentos por atraer
industria manufacturera del extranjero. La Autoridad de Desarrollo Industrial (IDA, por su
sigla de ingles), una oficina gubernamental, construyó infraestructura e
instalaciones industriales, mientras que el gobierno ofrecía generosas
exhibiciones de impuestos, como una moratoria de diez años sobre pagos de
impuestos corporativos. Estas maniobras tuvieron éxito sólo en parte.

La competitividad irlandesa era baja. Y la
infraestructura (a pesar de los mejores esfuerzos de la IDA) en muchos sectores se
encontraba hundida en un abismo. Un ex director de la IDA contaba que, en cierta
ocasión, llevaron en helicóptero a un potencial inversionista a ver un lugar
par unas instalaciones — para que no sufriera por el espantoso estado de las
carreteras.

A fines de los años 70 y principios de los 80, la
geografía física todavía desempeñaba un papel importante en la economía
internacional, y la localización de Irlanda en la lejana periferia occidental
de Europa significaba que simplemente estaba demasiado lejos de los mercados
potenciales. A la mayoría de quienes se establecieron allí los atrajo la
posición de Irlanda como miembro de la Comunidad Europea.
La dependencia del país de las operaciones comerciales en el exterior, hizo al
sector industrial vulnerable a las tendencias en el ciclo global de los
negocios.

La emigración de Irlanda aumentó de nuevo en la
década de 1980, pero a diferencia de muchos de los primeros emigrantes de ese
país, ahora solían ser personas con muy buen nivel de educación las que
abandona­ban la isla. Asimismo, a diferencia de los primeros emigrantes, con
frecuencia regresaban a Irlanda después de haber adquirido experiencia y buenos
contactos fuera de su país. Comenzó entonces a surgir entre los irlandeses un
nuevo sentimiento de autoestima y, con éste, una nueva actitud hacia el resto
del mundo. Irlanda ya no era un lugar de exilio sino uno de oportunidades y una
fuente de prosperidad.

El hecho de que el país no hubiera aprovechado la
oportunidad de emprender la industrialización se iba viendo, cada vez más, como
una bendición. Ello significaba que no existía allí una planta industrial
inactiva ni una fuerza de trabajo desempleada, nacida y criada para la
industria pesada. Significaba también que la economía del país podía aprovechar
las nuevas tendencias al otro lado de sus fronteras en la economía global. Irlanda
podía comenzar desde cero. A fines de los años 80, los desarrollos en la
tecnología cibernética dejaron bien en claro que los empleos y la prosperidad
podían encontrarse en el extremo de un cable de teléfono. El potencial de
Irlanda para desempeñar un papel trascendental en el sector de la tecnología de
la información se volvió una realidad. Se promovió una mayor preparación en el campo de la
información entre todos los sectores de
la población, y se mejoró la infraestructura de las telecomunicaciones. En 1992
surgió la visión de Irlanda como el “Centro Electrónico de Europa”. Europa
se encaminaba en dirección a un mercado único, así que ¿por qué no podía Irlanda encontrar un nicho
muy rentable como base para la penetración de las telecomunicaciones en ese
mercado? El país ya contaba con una gran
base de trabajadores jóvenes y bien preparados
podían satisfacer las demandas de mano de obra de los inversionistas.

La naturaleza visionaria y casi
profética del concepto de centro electrónico se hace evidente cuando se recuerda que fue
desarrollado en 1992, decir, antes de que Internet se integrara al mundo comercial. En el siguiente
capítulo explico cómo comenzó la
economía global en 1985, y cómo sitúo los acontecimientos en el tiempo,
conforme a mi propio
calendario, según sean “a. de G.” (Antes de le Gates)”d. de G”
(después de Gates). De esta manera, el desarrollo electrónico ocurrió relativamente temprano dentro de esta
Cronología- ¡en el año 8 d. de G!

En Dublín una
extensa zona portuaria no utilizada fue reestructurada a partir de 1987
como centro de servicios financieros. Esto atrajo los muchos proveedores de
estos servicios de estos servicios que
deseaban establecer las llamad­as “operaciones de segundo piso”. Irlanda
se convirtió también en un lugar atractivo
para los centros de atención de llamadas de empresas estadounidenses en
Europa. Esto se vio acompañado por un crecimiento significativo de las
compañías de software nativas. Como veremos, Irlanda es un país afortunado; es un
Estado-nación que tiene la misma
extensión que una región-Estado. Es por tanto capaz de aprovechar el
dinamismo de una región- estado. Veremos también que unas de las claves de
éxito de una región-estado consisten en ser capaz de crearse una buena imagen y
de ofrecer algo diferente, lo cual la distingue de la competencia. Irlanda ha
sido capaz de lograr esto de manera muy eficaz en los sectores de manejo de la
respuesta al consumidor y de las funciones administrativas. También ha sido
capa capitalizar su imagen como la de un país interesante para trabajar con una
vida social vibrante y abundantes instalaciones culturales y relativas.
Fenómenos como el de Riverdance, junto con el éxito internacional de los
grupos de rock irlandeses como U2 y The Corrs, han desempeti también un
papel significativo en la reinvención de la nación.

Durante décadas, los sucesivos gobiernos irlandeses
gastaron recursos en un intento por resucitar el idioma nativo, el gaélico. Se
pensaba que mientras el inglés siguiera siendo la lengua vernácula de la gran
mayoría el derecho del país a la independencia se veía abortado y carente sin
lengua propia. Pero en la nueva economía global, donde el inglés es por antonomasia la plataforma
lingüística de las comunicaciones, tener inglés como primer idioma constituye
una gran ventaja para los ciudad nos irlandeses.

Los centros de atención de llamadas irlandeses
están en condiciones de dar empleo a muchos de los graduados en lenguas
extranjeras que en Irlanda, pero no existe un número suficiente de
profesionales que hablen con fluidez el alemán, el italiano o el sueco, por
ejemplo, dentro de Irlanda. La apertura del país significa que las personas de
países idiomas distintos son atraídas y bien recibidas. La prosperidad
creciente ha atraído también a inmigrantes de todos los rincones de la Unión Europea, dentro de la cual
las barreras para una reubicación han sido prácticamente eliminadas. Ellos han
sumado sus conocimientos de la economía de Irlanda, y han contribuido a hacer a
la sociedad irlandesa más variada, colorida y sensible al mundo más amplio. En
virtud del disposición y el compromiso de Irlanda hacia la economía global, no
constituyó una sorpresa que el país fuera clasificado en primer lugar tanto en
2002 como en 2003, en el A. T. Kearney/Foreign Poli Globalización Indexo.

Irlanda tiene muchos puntos fuertes: su población,
aunque relativo mente pequeña, posee un alto nivel educativo; está situada en
la periferia de Europa, pero es la parte de Europa más cercana a América del
Norte.

En el pasado económico, dominado por la industria
manufacturera y las restricciones físicas de movimiento, su ubicación
constituía una desven­taja. Pero en la era de la economía global, la ubicación
física es mucho menos importante. Sin duda alguna, la mayor ventaja que Irlanda
posee ha sido su visión para ajustarse a las nuevas y siempre cambiantes
realidades económicas del siglo XXI. Esto le ha permitido a Irlanda crear más
de 300 000 nuevos puestos de trabajo en las áreas de subcontratación externa
transnacional de procesos administrativos, manejo de la relación con los
clientes (CRM) e investigación y desarrollo en poco más de diez años. En ese
lapso, su tradicional malestar social a causa del desempleo ha sido eliminado.

Una comparación entre Irlanda y otra nación
insular, Nueva Zelanda (país que en realidad está constituido por dos islas),
será de utilidad. Ambas naciones tienen economías que tradicionalmente estaban
basadas en la agricultura y el procesamiento de productos agrícolas. No
obstante, Irlanda ha pasado de ser un país con una base mayoritariamente
agrícola a uno con una fuerte base de tecnología de la información y la
comunicación. Por su parte, Nueva Zelanda aún sigue desempeñando en gran parte
su antiguo papel. Esta nación piensa que la desregulación es suficiente, aun
cuando ya no sea así. En consecuencia, Nueva Zelanda no ha logrado desarrollar
nuevos tipos de industrias. Apoyarse sobre una base. Agrícola y sobre las
industrias relacionadas con la agricultura, y aplicar el estilo de Ronald
Reagan de la desregulación, especialmente bajo la premisa de la
“rogernomía”*, no es suficiente. Es preciso hacer lo que los
irlandeses, los finlandeses y los chinos están haciendo.

Dejemos ahora la isla esmeralda para dirigirnos
hacia el norte, a la extremidad nororiental de la península escandinava,
Finlandia.

Finlandia:
desde el frío

Finlandia se encuentra
también en la periferia de Europa, pero en la contraparte de Irlanda. Mientras
que ésta, al oeste, mira hacia el mar inmenso, los habitantes de Finlandia
pueden mirar hacia un paisaje ligeramente mas seco, aunque igualmente hostil:
kilómetros y kilómetros de bosques impenetrables y de tundra helada,
interrumpida únicamente por lagos cubiertos de huelo e interminables ríos de
aguas rápidas. De hecho, durante mucho tiempo Finlandia se encontró lo más
alejada que se podía estar de la trillada ruta de los negocios y el comercio.

Finlandia se extiende
sobre el borde nororiental del Báltico, el cual, aunque es un mar, parece más
bien un lago de grandes dimensiones. En el pasado lejano, el Báltico era la vía
de acceso a productos primarios como pieles, madera y ámbar, pero Finlandia
estaba en realidad demasiado al norte para beneficiarse de ello. Sus puertos
sólo pueden estar abiertos durante todo el año gracias a la acción de los
rompehielos. Sin embargo, las gélidas temperaturas constituyen una bendición.
En el invierno, la capa congelada de muchos lagos y ríos llega a ser tan gruesa
que es posible que circulen camiones sobre ella, de manera que se añade una
modalidad de transporte de temporada, casi sin costo, a la infraestructura.

La industria
finlandesa se ha basado tradicionalmente en el procesamiento de los recursos
naturales, en especial de las abundantes regiones boscosas. El país posee
también cierto volumen de ingeniería mecánica de alta calidad. Pero la
industria en Finlandia nunca ha sido estática. A lo largo del siglo XX invirtió
cantidades considerables en investigación y desarrollo, y mantuvo una
innovación constante en la producción.

En la última mitad del
siglo pasado, el país quedó atrapado entre las esferas de influencia de las
superpotencias rivales: los Estados Unidos y la OTAN al norte y al oeste, y la Unión Soviética y
el Pacto de Varsovia al este y al sur. Mientras que la sociedad y el gobierno
finlandeses eran libres y pluralistas, todos en el país (y también en el
exterior) reconocían que eso tenía que pagarse con un compromiso con la
“neutralidad”. La “finlandización” pasó
a formar parte del vocabulario político como un término despectivo: ningún país
quería ser como Finlandia.

Este país también
desarrollo un estado de bienestar de estilo escandinavo, a cambio de un fuerte
endeudamiento y uno de los niveles de impuestos directos e indirectos más altos
del mundo. Ello también supuso la introducción de un sistema educativo de muy
alta calidad.

En medio de todo esto,
fueron surgiendo empresas como Nokia y Sonera (que ahora se llama Telia en
2002), pioneras globales en telecomunicaciones. También surgieron importantes
desarrollos en ingeniería de software – como el especialista en seguridad de
datos SSH y el sistema operativo Linux (inventado por el finlandés Linus
Torvalds).

En consecuencia,
Finlandia ha alcanzado niveles de productividad y de competitividad que
despiertan la envidia de otros actores económicos más establecidos. El Foro
Económico Mundial con sede en Ginebra declaró en 2003 a Finlandia como el
país más competitivo del mundo, y así continuó en 2004. Alcanzó este lugar después de superar a los Estados Unidos y
Singapur. También llegó a clasificarse entre los primeros lugares de
conectividad y compatibilidad de redes, y fue considerado el país que mejor
respuesta ofrece la tecnología de la información y a las oportunidades de
negocios por vía electrónica.

¿Cómo un país aislado,
con altas tasas impositivas, pudo sortear la marea económica? En primer lugar,
este país siempre ha reconocido que su prosperidad radica en mirar hacia fuera,
al resto del mundo. Esto solía ser una especie de maldición en el pasado
dominado por las actividades de manifactura. Al tener pocos recursos naturales,
el país era vulnerable a las oscilaciones de los precios de la energía.
Finlandia fue también una de las pocas regiones, fuera del antiguo bloque
soviético, en derramar una lágrima, aunque quizá fuese de cocodrilo, por el
derrumbe de la Unión
Soviética.
La
URSS
era uno de los socios comerciales más importantes de
Finlandia. Las visitas al otro lado de sus fronteras contribuían a la buena
marcha del sector turístico finlandés. El colapso del gigante comunista supuso
que las cifras de la balanza de pagos de Finlandia sufrieran una caída
drástica. Finlandia se enfrentó al ambiente internacional despojada de sus
antiguas certezas, y a una economía interna que mostraba todos los signos de
encontrarse en fase Terminal. Los finlandeses son un pueblo con ingenio, y
comprendieron con resolución que la salvación sólo podía llegar a través de la
apertura hacia el resto del mundo.

Además de ser un
pueblo con mentalidad abierta, su nivel educativo es muy alto. Al igual que en
otras partes de la península escandinava, el dominio del inglés es
generalizado, aunque para los finlandeses esta destreza lingüística constituye
una necesidad básica. Los finlandeses se enorgullecen de su lengua vernácula,
el fines, pero son lo suficientemente sabios como para entender que sólo los
finlandeses (y los estonios) pueden aprenderlo. El fines es un idioma muy
complejo, sin ninguna relación con las lenguas indoeuropeas como el sueco y el
ruso. Son pocos los extranjeros que se atreven a aprender a fondo este idioma.
Desde hace mucho, los finlandeses se han visto forzados a comunicarse con el
resto del mundo por medio de la plataforma lingüística del inglés. El
conocimiento del inglés es necesario en Finlandia para avanzar en la formación
educativa, puesto que muchos libros de texto ingleses y estadounidenses para
los grados de preparatoria y universitarios no se traducen a fines.

Además, el inglés es
el idioma que se habla en las reuniones de alta dirección en empresas como
Nokia (la empresa más grande de Finlandia). Así, el inglés no se percibe como
una amenaza, si no como una oportunidad. La instrucción en este idioma comienza
desde las edades muy tempranas en las escuelas finlandesas, y cada vez son más
las materias académicas que se imparten usando el ingles como puente. Esta es
una de las razones por las cuales las universidades finlandesas reciben
contingentes excepcionalmente grandes de estudiantes extranjeros.

Con amplitud de las
miras y el dominio del inglés, los líderes y directores finlandeses adquieren
una perspectiva nacional y global casi de manera automática. Los altos
ejecutivos en el sector corporativo finlandes también tienen una mentalidad
abierta y buscan contratar y aprovechar a los mejores talentos, venga de donde
vengan. Por ejemplo, dos de los directores de mas alto nivel de Nokia son
extranjeros, uno Noruego y otro estadounidense, y la bolsa de valores finlandesa
esta dirigida por una empresa sueca, OM.

El ingrediente final
de esta historia de éxitos es el apetito insaciable de los finlandeses por la
tecnología. La Internet
fue adoptada con entusiasmo a mediados de la década de 1990. Cada departamento
del gobierno local y oficina de turismo tuvieron presencia en la red des un
principio la mayoría de sus páginas web están Finés, pero prácticamente todas
ofrecen traducciones al inglés en otra parte del sitio. En todas las escuelas,
bibliotecas públicas y muchos otros lugares públicos se han promocionado
terminales para navegar en la red. En 2002, Finlandia tuvo una de las tasas de
conexión a Internet más altas del mundo: 230 conexiones por cada 1000 personas.
Finlandia registró en términos de porcentaje, más personas en línea de
cualquier otro país: 1.5 millones de personas, de una población de cinco
millones, usaron la Red
en al menos cinco días a la semana.

Finlandia es propensa
a ocupar los primeros puestos en los cuadros de competencias (véase la figura
1.1). Se mantiene como primer lugar en el uso de teléfonos celulares. A finales
de 2002, más del 87% de los finlandeses tenía un teléfono móvil. Ello hizo que
se excediera con mucho el número de líneas, pero esto no es de sorprender en el
hogar de Nokia, que actualmente posee una tercera parte de la participación del
mercado global. Aunque la empresa está muy orgullosa de sus raíces y de su sede
finlandesas, sabe también que sus operaciones en el mercado interno
corresponden a menos del 1% de sus ventas globales.

Nokia
no alcanzó su posicionamiento global por casualidad. Esta compañía tiene sus
orígenes en una empresa maderera fundada en el suroeste de Finlandia a mediados
del siglo XIX. En la década, la empresa cambió de giro para dedicarse a la
electrónica de consumo, pero sufrió una grave derrota por parte de la
competencia japonesa. De hecho, la empresa estuvo a punto de quebrar a
principios de la década de 1990. sin embargo, logró recuperarse gracias a la
innovación y al establecimiento de agresivas estrategias de investigación y
desarrollo. Pero no se duerme en los laureles. En 1994, Jorma Ollila, director
ejecutivo de Nokia, tomó una decisión
verdaderamente histórica: el futuro
de Nokia
estaría desde entonces en las telecomunicaciones móviles. A partir de ese año, la empresa ha ido logrando
implacablemente un éxito tras otro
en
este mercado. Además, se ha desprendido de su participación en las
muchas
otras áreas en las cuales estaba involucrada.



Clasificación
del crecimiento
Clasificación del IMD de la

de
la competitividad en 2003

competitividad mundial en 2004

1

Finlandia

1

Estados Unidos

2

Estados Unidos

2

Singapur

3

Suecia

3

Canadá

4

Dinamarca

4

Australia

5

Taiwán

5

Islandia

6

Singapur

6

Hong Kong

7

Suiza

7

Dinamarca

8

Islandia

8

Finlandia

9

Noruega

9

Luxemburgo

10

Australia

10

Irlanda

11

Japón

11

Suecia

12

Canadá

13

Holanda

22

Reino Unido

14

Alemania

23

Japón

15

Nueva Zelanda

24

Chino

Fuente: World
Economic Forum

Fuente: IMD
(International Institute for

Management
Development)

Figura 1.1 Clasificaciones de competitividad.

Finlandia ha comprobado los beneficios de una
economía basada
en el
conocimiento. Gran parte de ello fue consecuencia de un compro­
miso de innovación que ya existía. Cuando surgen los
problemas es preciso resolverlos. Las soluciones pueden luego comercializarse
en el extranjero.

Los finlandeses siempre han sido realistas. Saben
que no pueden permanecer ocultos entre los
bosques de su país, en la cima de Europa:
deben ser participativos. Han demostrado que una total participación en la economía global puede cambiar el lugar que una
nación ocupa en el
mundo y poner en
evidencia que el resto del mundo es un espacio del cual
no debe sentirse temor. Esta apertura a la
economía global ha estimulado
a varios
inversionistas, como los fondos de pensión estadounidenses, a
adquirir acciones corporativas finlandesas. En la
actualidad, más del 60%
del capital
finlandés está en manos de extranjeros. A medida que las
empresas
finlandesas se apoderan con dinamismo del escenario global, los estudiantes y
los turistas acuden en masa a la tierra de los suomi*.

Finlandia no es el único país
de la península escandinava que ha
adherido a la economía global, en especial a través del canal de la
tecnología.
Su vecina Suecia
es la sede de Ericsson, otro líder en la provisión de
tecnología móvil y en el desarrollo de numerosas
plataformas técnicas.

¿Qué
es la economía global?

¿Cuáles son las características
de esta nueva economía global que se
disfruta
en lugares tan distintos como Dalian, Dublín y Helsinki? La terminología es
siempre una ciencia inexacta. Cada término es un colador lingüístico. Entonces, antes de intentar
definirla, digamos desde el
principio qué no es la economía global.

Lo que puede decirse es que la economía global debe
diferenciarse de
la noción de la “nueva
economía” que comenzó a extenderse a fines de la década de 1990. Esto anunciaba un magnífico nuevo orden económico basado
en los fantásticos avances tecnológicos liberados a través de la Internet.
Era
un modelo que de
manera equivocada vio un ascenso
paralelo e incontenible en
productividad. Las ruedas se desprendieron de este vagón conceptual en abril de
2000, con el declive repentino de las existencias
de tecnología.

Aparte de sus debilidades intelectuales manifiestas,
esta “nueva economía” tiene muy poco en común con aquello de lo que
vamos a hablar. La economía global está
basada en un mundo en el cual la ausencia
de fronteras ha dejado de ser un sueño, o una opción, para convertirse
en
una realidad. Esto se ha visto favorecido por la revolución
cibernética, pero no es el mismo fenómeno
que la propia revolución cibernética en sí.
Los múltiplos de los valores bursátiles, así como los instrumentos derivados
y los productos de ingeniería financiera, tienen también
mucho más peso
en la economía global.

La economía global tiene su propia dinámica y su
propia lógica. Ha dejado de ser teoría para
convertirse en una realidad. Cada vez se
fortalecerá más, pues se
alimentará de sus propios puntos fuertes. Es irresistible
y está destinada a ejercer un impacto en cada uno de nosotros
— empresarios, políticos y burócratas, pero sobre
todo en los ciudadanos
corrientes. No tiene sentido quejarse de su
presencia o desear que desaparezca. La gente tendrá que aprender a vivir con
ella.

Aquí, el énfasis se pone en el
aprendizaje, porque el éxito e incluso la
supervivencia
dependerán de la adquisición de nuevas perspectivas y relaciones con el resto
del mundo.

Tengo la esperanza de que este libro sirva para
señalar una ruta hacia esas nuevas perspectivas y relaciones.

Algunas personas y países pueden estar determinados
a luchar contra
la realidad de la economía
global, utilizando mapas anticuados y viejos paradigmas.
Sin embargo, el costo en términos económicos, y especialmen­
te humanos, será enorme. El progreso es algo tan
inevitable como la muerte
y los impuestos. Estados-nación y gobiernos
nacionales tradicionales se enfrentan a un
reto gigantesco. Algunos parecen querer aproximarse a este
nuevo mundo con un pie atorado obstinadamente en
la orilla del pasado,
mientras que
con toda cautela tocan el agua con los dedos del otro pie.

Algunos están mejor situados para aprovechar las
oportunidades de la economía global. La historia favoreció a los Estados Unidos
al proporcionarles una forma de gobierno verdaderamente federal. En
consecuencia, estados como Carolina del Norte y Carolina del Sur, conocidos
como las Carolinas, pueden seguir una agenda económica innovadora sin el riesgo de que el gobierno central les ponga
obstáculos.
Las batallas entre los
estados y el centro se libraron hace tiempo y
quedaron resueltas. Todos los estados constitutivos están bien
posicionados
para beneficiarse de la economía global, pero esto no
significa que los cincuenta estados lo
hagan. Algunos de ellos parecen seguir aferrados a un
pasado cimentado
en una necia protección de los sectores económicos “estratégicos”.

Hay otros estados federales en el mundo que no
permiten a sus miembros constitutivos nada que se parezca a una autonomía real,
y donde el gobierno central mantiene un férreo control sobre los desarro­llos regionales. Como ejemplo de éstos se
incluyen la India
y el Brasil, dos
países del grupo
BRIC (Brasil, Rusia, India y China), según la nueva jerga
de
Morgan-Stanley para las nuevas economías prometedoras. En térmi­nos de la
economía global, estas naciones aún siguen dormidas como si fueran una sola
nación. No obstante, algunas de sus regiones han comenzado a ocupar sus lugares en el escenario global. China adopta una política en cierto modo esquizofrénica; en teoría,
sigue una fórmula
política rígida, centralizada. En la práctica, a
determinadas regiones y ciudades les ha
permitido una autonomía económica sin precedentes, en
especial a partir
de la reforma de Zhu Rongji en 1998.

Pero
en el extremo opuesto, hay estados como el Japón, Rusia e Indonesia que
mantienen el centralismo en la toma de decisiones tanto en la teoría como en la
práctica. Ninguna región sobresale porque a ninguna se le permite sobresalir de
manera independiente del resto del Estado.
Sus gobiernos centrales no permiten que ninguna función
directiva se le
escape al centro. Están nadando a contracorriente en una marea que aún los
puede anegar. De todos los BRIC, sólo China posee la estructura gubernativa
para ayudar a sus regiones a que trabajen de manera
interactiva con la economía global. Los demás aún tienen un
largo camino por recorrer antes de que sus
gobiernos centrales respondan
verdaderamente a las llamadas del resto
del mundo.

La tarea de describir qué es
este nuevo mundo puede ser difícil. Si se
juntan todas las noticias y recortes de periódico
acerca de la globalización,
la
imagen que se logre estará distorsionada. No todas las partes de que se
compone encajarán perfectamente entre sí; más que un
rompecabezas, será un mosaico desordenado y abstracto.

Pero olvidemos las historias
alarmistas y a quienes comercian con las
malas noticias, y tratemos de ver qué podemos decir,
de manera positiva
y
con certeza, acerca de las características de la economía global: ésta posee
unas características innatas
que paso a enumerar sin considerar un orden
de
importancia.

No
tiene
fronteras

En primer lugar, desde hace tiempo he argumentado
que las fronteras nacionales son muchísimo
menos restrictivas que antes, lo cual se debe en parte a la tecnología y en
parte a los acuerdos internacionales y bilaterales,
especialmente en el área del comercio. Cada día
que pasa, el mundo tiene
menos fronteras. Los aranceles están desapareciendo
a medida que los países’ comprenden que se
necesitan unos a otros para sobrevivir econó­
micamente.

El mundo todavía no está
completamente libre de fronteras, pues
los
Estados-nación aún tienen razones para mantener controlados los movimientos de las personas y los productos, en un
interés por la
seguridad y la protección del público. Pero en cuanto a
cuatro factores clave en la vida de los
negocios, el mundo ya ha alcanzado la posibilidad
de mantenerse
efectivamente libre de fronteras. A estos factores de negocios los he llamado
las 4C
comunicaciones, capital, corporacio­nes y consumidores.6

Las comunicaciones eficaces siempre dependen de la
no existencia de
fronteras.
Una cosa muy diferente era cuando la comunicación consistía en
algo predominantemente físico.
Si una persona quería ir de A a B o enviar
algo
hasta allá, ya fuera una carta o un producto, la fuerza inerte de la gravedad a menudo desaceleraba el proceso. A la
lentitud de movimiento había que añadir después los puntos de inspección den la
frontera, la
necesidad de visados y
control de pasaportes, sin mencionar la inspección
de aduanas y el
impuesto al consumo. La gente veía todo esto como obstáculos y como elementos de disuasión. Pero la tecnología
desencadenó
una mejora. Las líneas telefónicas permitieron a una persona
hablar directamente con alguien al otro lado
del mundo, sin tener que pasar por
un sinnúmero de intercambios con
intermediarios. Cuando aparecieron estas
líneas de telecomunicación, pudieron usarse para la transferencia de
datos.

También surgieron mejoras en la producción de cables
con el uso de
la
tecnología de fibra óptica. Sin embargo, aún quedaba una barrera para
las comunicaciones, pues los
conductos para éstas todavía tenían que pasar
por cables, los cuales, a su vez, debían extenderse
a través de montañas y
océanos. Los últimos
avances tecnológicos eliminan por completo los cables, así como su instalación y mantenimiento, tan costosos. Cuando la
información se transmite por
frecuencias de radio, resulta absurdo creer que las líneas trazadas en los
mapas puedan tener algún impacto en sus movimientos.

Las telecomunicaciones se beneficiaron de un proceso
de desregulación en la década de 1980 y muchos antiguos monopolios estatales
fueron privatizados, aumentándose así la competencia y bajando los costos para
los consumidores. Los mercados internos que antes habían estado en las garras
de los monopolios de las comunicaciones nacionales se abrieron.

Muchas empresas de comunicación cooperaron y
formaron alianzas, mientras que otras se fusionaron, con el fin de que el mundo
de las telecomunicaciones pasara de ser una mezcolanza de monopolios estatales
a un calidoscopio mucho mas dinámico y colorido que no respetaba fronteras
nacionales. Muchas operadoras de telecomunicaciones, incluidas Telia Sonera,
Vodafone y Telefónica, se han convertido en empresas verdaderamente
globales. Pero tal vez el desarrollo de la Internet, a partir de
mediados de la década de 1990 en adelante, lo que ha tenido el mayor impacto en
lograr que el mundo de las comunicaciones se convierta en un mundo
verdaderamente sin fronteras. Ésta es una tecnología ampliamente disponible,
accesible desde cualquier computador personal en cualquier parte
donde se encuentre. El tráfico
viaja a través de ella sin tener en cuenta las
fronteras.

La segunda C, el capital, es
igualmente un beneficiario del mundo sin
fronteras.
Esto también ha sido facilitado por la desregulación de los mercados
financieros. Asimismo, ha estado apoyado por la posición del dólar estadounidense como plataforma monetaria.
El dólar no sólo es la principal moneda para el comercio y los contratos, sino
que es, también, la moneda que muchos ahorradores prefieren en todo el mundo.
En los países más desarrollados, la población de mayor edad ahorra dinero para
su
jubilación. El problema está en que ningún país miembro de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OECD, por su sigla en
inglés) ofrece los réditos adecuados para una inversión en
el propio país. A esto se debe, en gran parte, la
masiva migración de capital
a través de las fronteras, tanto a corto
como a largo plazo.

Algunas corporaciones han
respondido con éxito a la economía sin
fronteras,
desprendiéndose de la parafernalia del Estado-nación que obstaculizaba el conocimiento
de sí mismas. En el pasado, era extrema­damente común que una corporación
próspera se identificara estrecha­mente con una “casa central”,
oficinas centrales de la empresa, o una “ciudad
sede” corporativa, “donde todo había comenzado”. Parte de esto
podía tener una connotación sentimental, pero pasaba a ser obsoleto si la
corporación
veía el mundo como su mercado. Los avances en las telecomunicaciones significan que las empresas no se sienten atadas a
una
sede corporativa que se halla en
determinada ciudad. Si las circunstancias
lo exigen, pueden incluso prescindir de los vínculos legales con sus
casas
centrales y registrarse en otro lugar más favorable.

Las
dos últimas décadas han sido testigos de una notable descom­posición de las
funciones corporativas, desde investigación y desarrollo y manufactura, hasta
ventas y/o marketing y finanzas.

Ahora
es común que una empresa lleve a cabo estas funciones fuera de las fronteras
nacionales – investigación y desarrollo en Suiza, ingeniería en la India, manufactura en China, finanzas en Londres,
mientras que la función de marketing y las oficinas centrales pueden permanecer
en los Estados Unidos. Más recientemente, el trabajo indirecto ha
pasado a depender de la subcon-tratación externa — observe el lector el aumento
en el número
de centros de atención de
llamadas en la India
y en otras partes del
mundo, así como la subcontratación externa de la
logística para especia­listas como FedEx, DHL y UPS.

Es en lo relacionado con la última C —consumidores—
que el elemento sin fronteras de la economía global se ha hecho sentir más
profundamente. Los consumidores tienen la capacidad de hacer aquello a lo que
se han sentido impulsados muchas veces: comprar. La Internet proporciona a los consumidores la posibilidad de
comparar productos y
precios y hacer con mayor facilidad una elección
mucho mejor informa­da. Entonces, las
plataformas de pago mediante tarjeta de crédito
permiten realizar la compra, procesarla y entregarla. Puede haber
todavía
algunos que se sientan emocionalmente vinculados a la idea del
Estado-nación, y que quizás apoyen a
demagogos que buscan una mayor
protección
de los negocios y empleos nacionales, pero cuando se encuen­
tran ante
una opción entre dos productos similares, uno (producto A) disponible
localmente a un precio considerablemente más alto que el producto B, cuyo
origen proviene de otro lado, y cuando el producto B sigue ofreciendo una
ventaja en cuanto al precio, incluso sumándole los cargos por entrega, sólo el partidario más intransigente del
Estado-nación
optará por el producto
A.

La realidad es que resulta casi
imposible
comprar una camisa que verdaderamente
sea “Made in USA”. La tela quizá
proceda de Egipto, el hilo del Japón y los botones de las Filipinas.
Si únicamente el proceso de costura se lleva a
cabo en los Estados Unidos,
¿qué tan estadounidense será la camisa ya
terminada?

Es invisible

Los observadores podrían quedar
disculpados por no comprender a
fondo el
potencial y el predominio de la economía global. Ésta es ampliamente invisible.
Sería mejor decir que no es totalmente visible a simple vista. Esto no debe
entenderse como que es secreta o privada. Es invisible porque las acciones que
realiza a menudo tienen lugar no en las calles o en los salones de debate de
los parlamentos de una nación, sino en
terminales de computador. Uno de los mecanismos cuyo desarrollo ha
permitido
la transferencia rápida de efectivo es un pedazo de plástico —la tarjeta de crédito. Para cientos de millones de
consumidores, es el
medio preferido de llevar dinero consigo y gastarlo.
Con todo, el dinero que los propietarios de la tarjeta de crédito gastan nunca
es visible. En ocasiones, se gasta tan rápidamente que ni siquiera la cámara
más sofisticada, con un obturador que funcionara a una velocidad increíble­mente
alta, podría registrarlo.

Algunos de los avances más importantes son
verdaderamente trepidantes en cuanto a su potencial, pero sus implicaciones no
se comprenden cabalmente fuera de un pequeño círculo de actores. En
consecuencia, no ocupan los titulares en las noticias más destacadas; si tienen
suerte, se habla de ellos de pasada en algunas noticias. En cuanto a los medios
impresos, estos avances pueden aparecer enterrados muy discretamente en las
páginas de negocios.

Consideremos unos cuantos
aspectos de este mundo invisible. En la
actualidad,
las transacciones de dinero y los pagos se llevan a cabo principalmente en y a través de los computadores.
Algunos productos se
adquieren
también en las plazas conocidas como intercambios comerciales
B2B (negocio a negocio) y B2C (negocio a
consumidor) o como subastas
C2C
(consumidor a consumidor). La mayoría de los cajeros automáticos
en todo el mundo arrojan moneda local si uno usa
la tarjeta de efectivo o
de crédito
de su propio país con membresía Plus o Cirrus. No existe manera
alguna
como el gobierno pueda saber cuánto efectivo ha retirado una persona en el
extranjero o cuanto ha gastado con una tarjeta de crédito para comprar bienes y
servicios fuera de las fronteras nacionales.

Está cibernéticamente conectada

La economía global no sería posible, ni siquiera
comprensible, sin la tecnología cibernética que permite la transferencia
increíblemente rápida de grandes cantidades de información. Esto tampoco sería
posible sin el correspondiente descenso en los precios de la tecnología. La Internet es sólo la parte
más pública de esto. Hoy, el protocolo de Internet (IP) es capaz de manejar la
transmisión no sólo de datos, sino también de imágenes, voz, música y vídeos.
La voz por IP (VoIP) se está abriendo camino rápidamente en el mundo de los
proveedores tradicionales de telecomunicaciones,
pero la música y las películas se descargan a través de
las fronteras
nacionales siempre que exista una línea con enruteadores para IP. Todo y todos
se conectan.

La subcontratación, por
ejemplo, se basa en la capacidad de modelar nuevos procesos y entregar al
instante componentes de software críticos
— todo en el curso de unos cuantos minutos de
conversación. El éxito de
las casas de
software de la India,
como Infosys, WiPro, HCL, Tata Información Services y otras, subraya el hecho
de que un desarrollo que esté activo las 24
horas del día, los siete días de la semana, ya no es un deseo
sino una
realidad.

Se mide en múltiplos

El
dinero mueve al mundo. Y por eso la función del dinero en una economía global debe ser importante. El dinero ha
dejado de considerarse únicamente como una unidad de valor en el corto plazo.
Los últimos años
de la década de 1990 y los primeros del nuevo siglo han
sido testigos de un gran número de adquisiciones corporativas y de
reestructuraciones que hubieran sido
consideradas como propias del surrealismo veinte años
atrás, cuando una
empresa que acababa de surgir y que quizá no era rentable, adquiría una parte
mucho más grande, establecida desde más tiempo y aparentemente sólida, del
paisaje corporativo. Nada de esto hubiera sido posible sin aquéllos que al
calcular el valor corporativo contemplaron un panorama mucho más amplio, y no
uno basado únicamente en el aquí y el ahora, o en el precio en el momento según
el índice bursátil elegido, sino en cómo sería probablemente la situación al
cabo de diez o veinte años, y en cómo se reflejaba esto en la relación precio/utilidades.

Los múltiplos son signos que los accionistas
transmiten a la dirección de la empresa con el fin de que apunte a las
oportunidades de negocios en el horizonte. Si
la empresa no hace otra cosa sino los negocios de
costumbre, entonces el múltiplo se vendrá abajo,
reflejando así la
decepción de los que
proveyeron las municiones. Los múltiplos son
ficticios, en el sentido
de que a menudo no reflejan el valor corporativo, sino que expresan una expectativa. Ésta puede volverse realidad si se adquiere una empresa o se realiza una nueva
inversión con el fin de utilizar
a fondo los múltiplos.

Vemos, pues, que la economía global carece de
fronteras, es invisible, está cibernéticamente conectada y se mide en
múltiplos. Muchos de estos elementos se nutren a sí mismos. Se alimentan unos a
otros. Todos ellos implican sumergirse, al
menos en una zambullida intelectual al principio,
en aguas desconocidas.

Esta economía global se
encuentra todavía en pañales. Lamentable­
mente,
esta descripción encierra una analogía con el desarrollo humano, aludiendo al estado del infante, del niño y del que
no tiene conocimien­
tos. Sería mejor decir que la economía global se
encuentra en sus primeras etapas de
desarrollo, pero no tiene nada de infantil o de falta de
conocimientos. No ha surgido como un
extraterrestre que viniera a bordo
de
un meteorito. Ha llegado al mundo a través de las acciones y el
intelecto de seres humanos. No ha sido introducida
en el mundo por
ninguna red con
propósitos mezquinos y nefastos de dominar el mundo.
Se ha desarrollado colectivamente. Y, como
veremos, promete ser útil
para todo el mundo.

El
capital excesivo de los países desarrollados está buscando oportu­nidades para dar frutos. Si usted comprende la
lógica de la economía
global, podrá
atraer a las empresas, a los clientes y al capital a su región
o a su compañía, desde cualquier parte del mundo.
Para prosperar, no
tiene usted que
haber nacido rico o haber nacido en un país rico. Cada
una de las 4C puede —y así lo hará— llegar
hasta usted si tiene la receta adecuada. Por el contrario, si su lógica o sus
sistemas no están en sintonía con la
economía global, las 4C
se evaporarán, y usted perderá la
oportunidad de ser un actor en el
escenario global.

Para cosechar los beneficios de la economía global,
acompáñeme a comprender mejor cómo se
desenvuelve el argumento. Comencemos con
la noche de estreno.

Notas

Riverdance in China,
documental transmitido por Raidio
Telefis Eirinn, canal 1, 9 de abril de 2004.

Shakespeare, William, Como
gustéis,
II: vii, 139-40.

“Se espera que
el PIB de China sobrepase los 11 000 billones de yuans”, People’s
Daily,
27 de noviembre de 2003; www.nationmaster.com.

www.atkearney.com.

www.weforum.org.

El concepto de
las 4C lo
exploré por primera vez en mi libro The End of the Nation State (Nueva
York, Simon & Schuster, 1994)