Porque todo terrorismo, todo asesinato y toda dictadura, sean de izquierda o derecha, religiosos o ideológicos, son injustificados, inaceptables y repudiables, qué bueno que Ingrid Betancourt está libre. Nadie tiene derecho de imponerse sobre la libertad y la voluntad de otras personas, por justificadas que sean sus intenciones. Cuando en Chile y en muchos otros países la política está devaluada en la percepción de los ciudadanos y cuando abundan los bufones demagogos, es muy conveniente no olvidar lo valiosa e imprescindible que es la democracia, la libertad y el entendimiento pacífico, por sobre toda ideología y conflicto.
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