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Noticias Septiembre 21, 2008

125 millones de europeos navegarán en el móvil en 2013

e-comunicacion. La
empresa de estudios Forrester Research ha realizado un
estudio
en el que prevé que 125 millones de europeos se conectarán de forma
habitual a Internet a través de dispositivos móviles en 2013. Además, apunta a
que en este período las operadoras pasarán de redes 3G a redes 3,5G y
comenzarán a ofrecer tarifa plana para acceder a Internet móvil. Para el 2010
las redes 3G seguirán estando levemente por encima de las GSM y GPRS. A su vez,
indican que en 2013 un 38% de los dispositivos contarán con tecnología 3,5G y
un cuarto del total de usuarios se conectarán a Internet con su móvil al menos
una vez al mes. La irrupción de Internet móvil vendrá de la mano del acceso a
dispositivos capaces de brindar conexiones estables a Internet móvil como el
Iphone o el teléfono móvil que prepara Google para ser usado con su sistema
operativo Android.

Noticias Septiembre 21, 2008

Levantar dinero para tu start-up

digitalec. Este
artículo de Paul
Graham
sobre consejos y tips para ayudar a levantar dinero -sufriendo lo
menos posible- me pareció muy bueno y por eso lo traduje y lo comento acá
abajo. Son consejos de Paul & (y muchos son míos también según mi
experiencia) sobre qué hacer y qué no hacer para conseguir dinero para tu
proyecto. Ojalá te sean útiles ;)Recaudar
dinero es la segunda parte más difícil de iniciar un startup. Lo más difícil es
hacer algo que las personas quieran: la mayoría de los startup mueren. Y mueren
porque no hicieron eso: ayudar a satisfacer alguna necesidad de alguien. La
segunda causa de muerte más importante probablemente sea la dificultad para
recaudar dinero. La recaudación de fondos es un proceso cruel.

Un
motivo por el cual es tan cruel es sencillamente por la crueldad de los
clientes y los mercados de capitales. Es posible que quienes pasaron la mayor
parte de sus vidas estudiando en la facultad o trabajando para grandes empresas
nunca se hayan expuesto a esto. Los profesores y los jefes por lo general
sienten algo de responsabilidad hacia tu persona; si haces un esfuerzo valeroso
y fracasas, te dan otra oportunidad. Los mercados son mucho menos comprensivos.
A los clientes no les importa cuán duro hayas trabajado, sólo les importa si
has resuelto sus problemas.

Los
inversores evalúan los startups tal como los clientes evalúan los productos, no
de la forma en que los jefes evalúan a sus empleados. Si haces un esfuerzo
valeroso y fracasas, puede ser que inviertan en tu próximo startup, pero no en
este.

Recaudar
dinero de los inversores es más difícil que vender a los clientes, y eso es
porque hay pocos inversores. No hay nada como un mercado eficiente. Es poco
probable que encuentres más de 10 interesados; es difícil hablar con más. Por
lo que la aleatoriedad de la conducta de cualquiera de los inversores puede
afectarte mucho.

Problema
número 3: los inversores se comportan en forma aleatoria. Por norma común,
todos los inversores, hasta nosotros mismos, somos incompetentes. En todo
momento nos encontramos tomando decisiones sobre cuestiones que no
comprendemos, y nos equivocamos bastante seguido.

Y
aún así, hay mucho en juego. Las sumas invertidas por diferentes tipos de
inversores pueden variar desde cinco mil dólares hasta cincuenta millones, pero
la suma invertida suele parecer grande sin importar el tipo de inversor del que
se trate. Las decisiones de inversión son grandes decisiones.

Esa
combinación- tomar grandes decisiones sobre cosas que no comprenden – tiende a
hacer que los inversores sean muy asustadizos. Los VC (Inversores de Capitales
de Riesgo) se destacan por engañar a los fundadores. Algunos de los más
inescrupulosos lo hacen adrede. Pero incluso los inversores con las mejores
intenciones se pueden comportar de una forma que parecería loca en la vida
cotidiana. Un día están llenos de entusiasmo y parecen listos para emitirte un
cheque al día; al día siguiente no te devuelven tus llamados. No juegan
contigo. El problema es simplemente que no pueden decidirse.

Por
si eso no fuera lo suficientemente malo, estos nodos de fluctuación salvaje se
encuentran conectados entre sí. Los inversores en startups se conocen todos y
(a pesar de que odien admitirlo) el factor más importante en su opinión sobre
tu persona es la opinión que los demás inversores tengan de tu persona. Esta es
sin duda una receta para un sistema inestable. Recibes lo contrario de la
amortiguación que el saldo entre temor/codicia suele generar en los mercados. A
nadie le interesa un startup que es una “ganga” porque todos los demás lo
odian.

Entonces,
el mercado ineficaz que recibes porque hay tan pocos jugadores se exacerba por
el hecho que ellos actúan con poca independencia. El resultado es un sistema
parecido a una criatura primitiva, multicelular en donde si molestas a una de
las extremidades, el cuerpo entero se contrae violentamente.

Nosotros
trabajamos para resolver este problema. Buscamos aumentar la cantidad de
inversores a medida que aumentamos la cantidad de startups. Esperamos que a
medida que la cantidad de ambos aumenta nosotros obtengamos algo más parecido a
un mercado eficiente. A medida que “t” se acerca a infinito, Demo Day se acerca
a una subasta.

Desafortunadamente,
“t” todavía está muy lejos de infinito. ¿Qué hace un startup hoy, en el mundo
imperfecto en que vivimos? Lo más importante es no dejar que el proceso de
recaudación de fondos te desanime. Muchos startups viven o mueren por la moral.
Si dejas que la dificultad de juntar el dinero te desanime, se convertirá en
una profecía autocumplida.

Autofinanciamiento
(“Bootstrapping”) (= Consultoría)

Algunos
potenciales fundadores a esta altura deben preguntarse, ¿por qué negociar con
los inversores entonces? Si recaudar fondos es algo tan desagradable, ¿por qué
hacerlo?

La
respuesta a esa pregunta es obvia: porque necesitas dinero para vivir. En
principio es una buena idea financiar tu startup con tus propios ingresos, pero
no puedes crear clientes instantáneos. No importa lo que hagas, debes vender
cierta cantidad para llegar al punto de equilibrio. Llevará un tiempo hasta que
tus ventas lleguen a ese punto, y, hasta que no lo intentas, es difícil
predecir cuánto será ese tiempo.

No
hubiéramos podido autofinanciar Viaweb, por ejemplo: cobramos bastante por
nuestro software –alrededor de USD140 por mes por usuario – pero pasó como
mínimo un año hasta que nuestros ingresos llegaron a cubrir siquiera nuestros
míseros costos. No teníamos ahorrado lo suficiente como para vivir un año.

Si
no tomamos en cuenta las empresas que de hecho fueron autofinanciadas
(“bootstrapped”) por sus fundadores con sus ahorros o con su trabajo diario, el
resto de las empresas o bien, (a) tuvo mucha suerte, que es algo difícil de
lograr a pedido, o (b) al comienzo de su existencia era una consultora y
gradualmente se transformó en una empresa de productos.

La
consultoría es la única opción en la que puedes confiar. Pero la consultoría
lejos está de la idea de dinero gratis. No es tan tremendo como recaudar dinero
de los inversores, puede ser, pero el sufrimiento se reparte en un largo
periodo. Probablemente, en años. Y para muchos tipos de startups, esa demora
podría ser fatal. Si trabajas en algo que es tan fuera de lo común que
posiblemente no se le ocurra a nadie más, entonces puedes tomarte tu tiempo.
Joshua Schachter construyó Deliciuos de a poco en forma paralela a su trabajo
en Wall Street. Lo logró porque nadie más se dio cuenta de que era una buena
idea. Pero si lo que desarrollabas era algo tan obviamente necesario como un
software para los negocios online y lo hacías más o menos al mismo tiempo que
Viaweb, y trabajabas en el proyecto en forma paralela mientras pasabas la mayor
parte de tu tiempo en un trabajo para tus clientes, entonces no estabas bien
posicionado.

Autofinanciarse
suena genial en principio, pero este terreno que parece fértil es uno del cual
pocos startups surgen con vida. El sólo hecho que los startups autofinanciados
tienden a ser famosos por ello ya debería llamar nuestra atención. Si
funcionara tan bien, sería la regla.

Autofinanciarse
puede ser más fácil, porque iniciar una empresa se convierte en algo más
económico. Pero no creo que alguna vez se llegue al punto en el cual la mayoría
de los startups sobrevivan sin el financiamiento externo. La tecnología tiende
a ser cada vez más económica, pero los costos de vida no.

El
resultado de todo esto es que puedes elegir cómo padecer el dolor: el dolor
breve, incisivo de recaudar dinero, o el dolor crónico de la consultoría. Para
una cantidad total dada de dolor, recaudar dinero es la mejor opción, porque la
tecnología nueva por lo general ahora tiene más valor que en un tiempo futuro.

Pero,
si bien para la mayor parte de los startups recaudar dinero sería el mal menor,
aún así es un gran mal – tan grande que puede matarte con facilidad. No sólo en
el sentido obvio que si fracasas en el momento de recaudar dinero es posible
que tengas que cerrar la empresa, sino porque el mismo proceso de recaudar de
fondos puede matarte.

Para
sobrevivirlo, debes establecer técnicas mayormente ortogonales a las que
utilizaste para convencer a los inversores, tal como los escaladores que deben
conocer las técnicas de supervivencia que en su mayoría son ortogonales a las
que se utilizan físicamente para subir y bajar montañas.

1.
Ten pocas expectativas.

El
motivo por el cual la recaudación de dinero destruye muchos startups no es sólo
el hecho de ser algo difícil, sino porque es mucho más difícil de lo que
esperaban. La desilusión es lo que mata. Y, cuantas menos expectativas tengas,
será más difícil que te desilusiones.

Los
fundadores de startups tienen la tendencia a ser optimistas. Esto puede
funcionar con la tecnología, al menos en algunas veces, pero es la forma
equivocada de lidiar con el proceso para recaudar fondos. Es mejor asumir que
los inversores siempre te defraudarán. Que los compradores también, cuando ahí
estamos. En YC uno de nuestros “mantra” subsidiarios es “los negocios no
salen”. No importa cual sea el negocio que esté dando vueltas, asume que no
saldrá. El poder previsor de esta regla sencilla es increíble.

Existirá
una tendencia, a medida que la negociación avanza, a empezar a creer que se
dará, y luego a depender de que salga el negocio. Debes resistirte a esto.
Átate al mástil. Esto es lo que te mata. Los negocios no tienen una trayectoria
como las demás interacciones entre los hombres, en donde los planes compartidos
se solidifican en forma lineal en el tiempo. En general, los negocios se caen
en el último minuto. Generalmente, la otra parte no piensa realmente qué es lo
que quiere sino hasta el último minuto. Entonces, no puedes usar como guía tu
intuición cotidiana de planes compartidos. Cuando se trata de negocios, debes
desconectarlos en forma consciente y ser un cínico patológico.

Esto
es más difícil de hacer que lo que parece. Es muy halagador cuando los
eminentes inversores parecen interesados en financiarte. Es fácil comenzar a
creer que recaudar dinero será rápido y directo. Pero cada vez es más difícil.

2.
Sigue trabajando en tu startup.

Parece
obvio decir que tienes seguir trabajando en tu startup mientras recaudas el
dinero. De hecho, esto es difícil de hacer. La mayoría de los startups no lo
logran.

Recaudar
dinero tiene una capacidad misteriosa para captar toda tu atención. Incluso si
sólo tienes una reunión por día con inversores, de alguna manera esa única
reunión consumirá todo tu día. No sólo implica el costo del tiempo de la
reunión en sí, sino también el tiempo que lleva ir hasta la reunión y volver, y
el tiempo de preparación anterior a la reunión y el tiempo de análisis
posterior.

La
mejor forma para sobrevivir a la distracción de las reuniones con los
inversores probablemente sea dividir las funciones: elegir a un fundador para
que trate con los inversores mientras que los demás mantienen la empresa en
funcionamiento. Esto funciona mejor cuando el startup tiene 3 fundadores que
cuando cuenta con 2, y mejor aún cuando el líder de la empresa no es además el
desarrollador líder. En el mejor de los casos, la empresa sigue funcionando a
media marcha.

Ese
es el mejor de los casos, no obstante. En más casos de los que uno se imagina
la empresa entra en un punto de parálisis mientras se recauda el dinero. Y eso
es peligroso por muchas razones. Recaudar el dinero siempre lleva más tiempo
del que te imaginabas. Lo que parece que será una interrupción de 2 semanas se
convierte en una interrupción de 4 meses. Esto puede ser muy desmoralizante. Y
peor aún, puede convertirte en algo menos atractivo para los inversores. Los
inversores buscan empresas dinámicas. Una empresa que en 4 meses no generó algo
nuevo, no parece ser dinámica, entonces, empiezan a perder interés. Raras veces
los inversores comprenden esto, pero mucho de lo que dicen de un startup
respecto del cual perdieron interés en realidad es el daño causado por su
propia indecisión.

La
solución: que el startup sea lo más importante, lo primero. Debes coordinar las
reuniones con los inversores en los momentos libres de tu cronograma de
desarrollo, en vez de hacer el desarrollo en los momentos libres entre las
reuniones con inversores. Si mantienes la empresa en movimiento – mediante el
lanzamiento de características nuevas, el aumento del tráfico, la realización
de negociaciones y acuerdos, y hacer que se escriba sobre ella – es más
probable que tales reuniones con los inversores sean productivas. No sólo
porque tu startup parecerá más vivo, sino también porque será mejor para tu
moral, que es una de las formas principales mediante las cuales te juzgan los
inversores.

3.
Se conservador.

A
medida que la situación empeora, la estrategia óptima se hace más conservadora.
Cuando las cosas van bien puedes asumir riesgos; cuando las cosas van mal
querrás ir por lo seguro.

Recomiendo
que el tema de la recaudación de fondos siempre lo encares como si siempre
estuviera mal. El motivo es que entre tu capacidad para engañarte a ti mismo y
la naturaleza salvajemente inestable del sistema en el que te encuentras,
probablemente las cosas ya estén peor de lo que parecen o fácilmente podrían
estarlo.

Lo
que digo a la mayoría de los startups que financiamos es que si alguien
reconocido te ofrece financiamiento en términos razonables, acéptalo. Hubo
startups que no tuvieron en cuenta este consejo y les fue bien – startups que
ignoraron una buena oferta a la espera de una mejor, y de hecho consiguieron
una mejor. Pero en la misma situación, volvería a repetir el mismo consejo.
¿Quién sabe cuántas balas había en el revólver con el que jugaban a la Ruleta
Rusa?

Corolario:
si un inversor parece interesado, no lo dejes esperar. No puedes asumir que
alguien interesado en invertir conservará su interés. De hecho, ni siquiera puedes
saber (ni siquiera ellos pueden saber) si están realmente interesados sino
hasta que intentes convertir ese interés en dinero. Entonces, si tienes un
interesado muy entusiasmado, ciérralo ahora o dalo por perdido. Y salvo que ya
cuentes con el dinero necesario, tus opciones se reducen a: ciérralo ahora.

Los
startups no ganan por obtener grandes rondas de inversión, sino por hacer
grandes productos. Por ese motivo, termina de juntar el dinero y vuelve a tu
trabajo.

4.
Se flexible.

Hay
dos preguntas que los VC preguntan que no debes responder: “¿Con quién más has
hablado?” y “¿Cuánto buscas recaudar?”

Los
VC no esperan que respondas a la primera pregunta. Sólo la preguntan por si
acaso. Sí parecen esperar que respondas la segunda pregunta. Pero no creo que
tengas que decirles un número. No como forma de jugar con ellos, pero sino
porque no debes tener una suma fija que necesitas recaudar.

La
costumbre de que un startup que necesita un fondo fijo de financiamiento es una
costumbre obsoleta que quedó de los días en que los startups eran más costosos.
Una empresa que necesitaba construir una fábrica o contratar 50 personas
obviamente necesitaba recaudar cierto monto mínimo. Pero hoy en día son pocos
los startups de tecnología que se encuentran en esa situación.

Aconsejamos
a los startups que digan a los inversores que existen varios caminos que se
podrían tomar dependiendo de cuánto recauden. Tan poco como USD50.000 serían
suficientes para los gastos en comida y alquiler de un año de los fundadores.
Un par de cientos de miles les permitiría contar con una oficina y contratar
personas inteligentes que conocieron en la facultad. Un par de millones
realmente les permitiría hacer explotar la cosa. El mensaje (y no sólo el
mensaje, sino el hecho) debería ser: tendremos éxito, no importa cómo. Si
recaudamos más dinero, nos permitirá lograrlo más rápido.

Si
estás recaudando en una ronda de inversores ángeles, el tamaño de la ronda
hasta puede variar improvisadamente. De hecho, igual de bien estará hacer una
ronda pequeña inicialmente, y agrandarla según sea necesario, en lugar de
intentar crear una gran ronda y correr el riesgo de perder a los inversores que
ya tienes si no puedes juntar todo el dinero. Hasta puedes querer hacer un
“cierre en movimiento”, cuando la ronda no tiene un tamaño preestablecido, en
cambio buscas vender acciones a inversores de a uno a la vez a medida que dicen
que sí. Eso ayuda a evitar los puntos muertos, porque puedes comenzar tan
pronto como el primero esté dispuesto a comprar.

5.
Se independiente.

Un
startup con un par de fundadores de veinti tantos años tienen gastos tan bajos
que con sólo USD2.000 mensuales ya tendrían rentabilidad. Eso es insignificante
mientras los ingresos corporativos existen, pero el impacto en tu moral y en tu
posición de negociación es todo menos insignificante. En YC usamos la frase
“apenas rentable” para describir la situación en donde ganas sólo lo suficiente
como para pagar tus gastos. Una vez que pasas a la categoría de apenas
rentable, todo cambia. Es posible que todavía necesites algo de inversión para
lograr algo más importante, pero no la necesitas este mes.

Cuando
comienzas un startup no puedes planificar cuánto tiempo te tomará ser rentable.
Pero si te encuentras en una situación en donde un poquito más de esfuerzo en
las ventas te llevarían por encima del umbral de apenas rentable, hazlo.

A
los inversores les gusta cuando eres apenas rentable. Se ve que pensaste en
ganar dinero, en lugar de sólo trabajar en problemas técnicos divertidos; se ve
que tienes la disciplina para mantener tus gastos en un nivel bajo; pero, sobre
todo, significa que no los necesitas.

No
hay nada que a los inversores guste más que un startup que parece que va a
tener éxito incluso sin ellos. A los inversores les gusta cuando pueden contribuir
con un startup, pero no les gustan aquellos startups que se morirían sin esa
ayuda.

En
YC pasamos mucho tiempo intentando predecir cómo resultarán los startups que
financiamos, porque estamos intentando aprender cómo elegir a los
ganadores.  Hasta el momento hemos observado la trayectoria de tantos
startups que ya somos mejores al momento de predecir. Y cuando hablamos de
startups que creemos que tendrán éxito, nos encontramos a nosotros mismos
diciendo cosas como “Oh, estos jóvenes pueden cuidarse a sí mismos. Estarán
bien.” Y no frases como “estos jóvenes son realmente inteligentes” o “esos
jóvenes trabajan sobre una gran idea”. [6] Cuando hacemos predicciones respecto
de buenos resultados de startups, las características que surgen en la
fundamentación son su resistencia, su adaptabilidad, su determinación. Eso
significa que en la medida en que estemos en lo correcto, esas son las
cualidades que necesitas para ganar.

Los
inversores lo saben, al menos inconscientemente. El motivo por el cual les
gusta que no los necesites no sólo es que les gusta lo que no pueden tener,
sino porque esa es la cualidad que hace que los fundadores tengan éxito.

Sam
Altam la tiene. Podrías lanzarlo con un paracaídas en una isla llena de caníbales
y volver en 5 años, y él será el rey. Si eres Sam Altman, no tienes que ser
rentable para transmitir a los inversores que tendrás éxito con o sin ellos.
(No lo fue, y lo hizo.) No todo el mundo tiene la capacidad de cerrar acuerdos
que tiene Sam. Yo no la tengo. Pero si no la tienes, puedes dejar que las
cifras hablen por vos.

6.
No te tomes los rechazos como algo personal.

Que
los inversores te rechacen puede hacer que empieces a dudar de tu persona.
Después de todo, tienen más experiencia que vos. Si creen que tu startup es
malo, es probable que estén en lo cierto ¿no es así?

Puede
ser que sí, como puede ser que no. La forma para manejar el rechazo es con
precisión. No deberías ignorar el rechazo simplemente. Puede querer decir algo.
Pero tampoco debe desmoralizarte en forma automática.

Para
comprender qué significa el rechazo, primero debes comprender cuán habitual es.
Estadísticamente, el VC promedio es una máquina de rechazar. David Hornik,
socio de August, me dijo:

•   
Las cifras en mi caso terminaron siendo algo así como 500 de 800 planes
recibidos y leídos, alrededor de 50
a
100 reuniones iniciales de 1 hora, alrededor de 200
empresas que me interesaron, alrededor de 5 en las que realmente me interesé e
hice mucho trabajo, 1 a
2 acuerdos celebrados en un año. La estadística está en tu contra. Puedes ser
un excelente emprendedor, que trabaja en algo interesante, etc., pero aún así
es muy poco probable que recibas el financiamiento.

Esto
no es tan así con los ángeles, pero los VC rechazan a casi todo el mundo. La
estructura de su negocio significa que un socio hace como máximo 2 nuevas
inversiones por año, sin importar cuántos buenos startups se le ofrezcan.

Sumado
a la probabilidad de ser terrible, el inversor promedio es, tal como ya dije,
malo juzgando startups. Es más difícil juzgar startups que cualquier otra cosa,
porque las excelentes ideas de startup tienen la tendencia a parecer estar mal.
Una buena idea de startup no sólo tiene que ser buena, sino también novedosa. Y
para ser buena y novedosa, la idea probablemente tiene que parecerle mala a la
mayoría, sino alguien ya la hubiera desarrollado y no sería novedosa.

Eso
hace que juzgar startups sea más difícil que la mayoría de las demás cosas que
uno juzga. Tienes que ser un opositor intelectual para ser un buen inversor en
startups. Ese es un problema para los VC, la mayoría de los cuales no son
especialmente imaginativos. La mayoría de los VC son hombres con dinero, no
personas que hacen cosas. Los ángeles son mejores al momento de apreciar ideas
novedosas, porque la mayoría fueron fundadores.

Entonces,
cuando te rechazan, utiliza la información que se te ofrece, y no de lo que no
es. Si un inversor te da motivos específicos para no invertir, mira tu startup
y pregúntate si están en lo cierto. Si hay problemas verdaderos, soluciónalos.
Pero no tomes su palabra simplemente. Se supone que eres experto en el campo;
tu eres quien decide.

A
pesar de que un rechazo no necesariamente dice algo sobre tu startup, sugiere
que puedes mejorar tu oferta. Descubre aquello que no funciona y cámbialo. No
pienses simplemente que los “inversores son estúpidos”. Por lo general lo son,
pero descubre con precisión dónde los pierdes.

No
dejes que los rechazos se apilen como una montaña deprimente y sin
diferenciación. Clasifícalos y analízalos, y en vez de pensar “no le gustamos a
nadie,” sabrás con precisión el tamaño del problema que enfrentas, y que hacer
al respecto.

7.
Se capaz de bajar al nivel de consultoría (si corresponde).

La
consultoría, como dije antes, es una forma peligrosa para financiar un startup.
Pero es mejor que morir. Es un poco como la respiración anaeróbica: no es la
solución óptima a largo plazo, pero puede salvarte de un peligro inmediato. Si
tienes problemas para recaudar dinero de los inversores, poder virar hacia la
consultoría puede ser la salvación.

Esto
funciona mejor para algunos startups más que otros. No hubiera sido una opción
natural para, por ejemplo, Google; pero si tu empresa se dedicaba a crear
software para la construcción de sitios Web, con gracia podías bajar un nivel
hacia la consultoría al utilizar ese software y dedicarte a construir sitios
para clientes con ese software.

Siempre
y cuando tengas cuidado de no quedar totalmente absorbido por la consultoría, y
hasta incluso puede tener sus ventajas. Comprenderías bien a tus usuarios si
estuvieras usando tu software para ellos. Además, como empresa de consultoría
podrías tener acceso a grandes usuarios que utilizarían tu software, usuarios
que no hubieras obtenido si fueras una empresa de productos.

En
Viaweb nos obligaron a operar como una empresa de consultoría inicialmente,
porque estábamos tan desesperados por obtener usuarios que nos ofrecimos para
construir sitios de comercio para ellos si aceptaban nuestra oferta. Pero nunca
cobramos por ese trabajo, porque no queríamos que nos trataran como consultores
en los hechos y que nos llamaran cada vez que querían cambiar algo en su sitio.
Sabíamos que teníamos que permanecer como empresa de productos, porque eso es
lo único que escala.

8.
Evita a los inversores sin experiencia.

A
pesar de que los inversores novatos parecen ser inocentes, pueden ser los más
peligrosos, porque están muy nerviosos. Especialmente en proporción a la suma
que invierten. Recaudar USD20.000 de un inversor ángel primerizo puede darte
tanto trabajo como recaudar USD2 millones de un fondo de VC.

Sus
abogados también suelen carecer de experiencia. Pero, mientras que los
inversores pueden admitir que no saben lo que hacen, sus abogados no pueden
hacerlo. Un startup YC negoció los términos para una ronda pequeña con un
ángel, sólo para recibir a cambio un acuerdo de 70 páginas de su abogado. Y
como el abogado no podía aceptar frente a su cliente que se había equivocado y,
en lugar de hacerlo, tenía que insistir con conservar todos los términos
draconianos incluidos en el contrato, por lo que el acuerdo se perdió.

Por
supuesto, alguien tiene que tomar el dinero de los inversores novatos, o nunca
hubiera habido inversores con experiencia. Pero si lo haces, entonces (a)
dirige el proceso tu mismo, con inclusión del suministro de los papeles de
trabajo, o (b) utilízalos para completar una ronda más grande liderada por otra
persona únicamente.

9.
Debes saber dónde estás parado.

Lo
más peligroso de los inversores es su indecisión. El peor escenario es el no
que se toma su tiempo, el no que resulta después de meses de reuniones. Los
rechazos de los inversores son como los defectos de diseño: inevitables, pero
mucho menos costosos si los descubres a tiempo.

Entonces,
mientras hablas con los inversores, permanentemente busca signos que te
indiquen tu situación. ¿Cuál es la probabilidad de que te ofrezcan una planilla
de términos de acuerdo? ¿De qué tienes que convencerlos primero? No
necesariamente siempre debes hacer estas preguntas abiertamente –eso puede ser
molesto- pero debes estar recabando datos al respecto en todo momento.

Los
inversores tienden a resistirse al compromiso, salvo en la medida en que los
fuerces a asumirlo. Recabar la máxima cantidad información posible y tomar la
menor cantidad de decisiones posible es en su interés. La mejor forma de
forzarlos a actuar es, por supuesto, inversores competidores. Pero, también
puedes aplicar algo de presión si diriges la conversación: preguntándoles
cuáles son las cuestiones específicas que necesitan se les responda para que
puedan tomar su decisión, y luego responderlas. Si pasas a través de muchos
obstáculos y siguen surgiendo nuevos, asume que en último instancia van a irse.

Tienes
que tener disciplina al recabar datos sobre las intenciones de los inversores.
De no ser así, su deseo de engañarte se combinará con tu propio deseo de ser
engañado para generar impresiones totalmente imprecisas.

Usa
la información para evaluar tu estrategia. Probablemente hables con varios inversores.
Concéntrate en los que es más probable que acepten. El valor de un inversor
potencial es una combinación de lo bueno que sería si dijera que sí, y cuál es
la probabilidad de que digan que sí. Coloca el mayor peso en el segundo factor.
En parte porque la cualidad más importante que un inversor tiene para ofrecer
sencillamente es la de invertir. Pero también porque, como ya dije antes, el
punto más importante en la opinión que los inversores se formen de tu persona
es la opinión que los demás inversores tengan de vos. Si hablas con varios
inversores y logras que uno de ellos pase el umbral de decir que sí, eso hará
que los demás estén mucho más interesados. Entonces, no sacrificas los
inversores poco entusiastas si te concentras en los más entusiasmados;
convencer a los inversores entusiasmados es la mejor forma para convencer a los
más tibios.

Futuro

Espero
que las cosas no siempre sean tan complicadas. Espero que a medida que los
startups sean más económicos y que aumente la cantidad de inversores, recaudar
dinero, si bien no sea cosa fácil, al menos sea un proceso más directo.

Entretanto,
la fragilidad del proceso de recaudación de fondos ofrece una gran oportunidad.
La mayoría de los inversores no tienen idea de lo peligrosos que son. Les
sorprendería escuchar que recaudar dinero de ellos es algo que se debe
considerar una amenaza contra la supervivencia de la empresa. Ellos piensan que
sólo necesitan un poco más de información para decidirse. No se dan cuenta de
que hay otros 10 inversores que también quieren un poco más de información, y
que el proceso de hablar con ellos puede hacer que un startup se paralice
durante varios meses.

Dado
que los inversores no comprenden el costo que implica negociar con ellos, ellos
no de dan cuenta cuánto espacio hay para que un potencial competidor ofrezca
algo mejor que ellos. Por experiencia se cuánto más rápido puede decidirse un
inversor, porque hemos bajado nuestro propio tiempo a 20 minutos (5 minutos de
lectura de una solicitud más una entrevista de 10 minutos más 5 minutos de
conversación). Si estuvieras invirtiendo más dinero te gustaría tomarte más
tiempo, por supuesto. Pero si en 20 minutos podemos decidirnos, ¿nos llevaría
más que un par de días?

Oportunidades
como estas no permanecen sin explotar para siempre, incluso en una industria
tan conservadora como la de los capitales de riesgo. Entonces, o los inversores
existentes comenzarán a decidirse más rápido o surgirán nuevos inversores que
lo hagan.

Entretanto,
los fundadores deben tratar el tema de recaudar dinero como un proceso
peligroso. Afortunadamente, yo puedo solucionar el peligro más grande en este
mismo momento. El peligro más grande es la sorpresa. Es que los startups
subestimen la dificultad que implica el recaudar dinero – que atravesarán todos
los pasos iniciales, pero cuando se trata de recaudar dinero se sorprenderán
con lo difícil que es, se desmoralizarán, y se darán por vencidos. Entonces,
les anticipo: recaudar dinero es difícil.

Me hubiera venido muy bien leer los consejos de Paul hace 10 años!

 

Noticias Septiembre 21, 2008

Facebook, desnudar la privacidad

 

emol. Las redes sociales son el nuevo auge en internet, y Facebook es
su modelo del minuto. La realidad nacional supera cifras de nuestros vecinos. En
marzo de 2004, en una revista interna de la Universidad de Harvard -The Harvard
Crimson-, un artículo reseñaba el revuelo provocado por una nueva herramienta
en internet creada por un par de estudiantes para ser utilizada por la
comunidad universitaria. El artículo se llamaba “Sociología de
thefacebook.com” y comenzaba con una queja porla manera en que la academia
iba detrás de los tiempos, escribiendo sobre los fenómenos que planteaban las
nuevas tecnologías con años de desfase: “Por ejemplo, los investigadores
de las redes sociales aún estudian el fervor por los salas de chat en internet,
aun cuando la mayoría ya dejó de usarlas”. Hace cinco años thefacebook.com
era un fenómeno universitario creado por un estudiante. Un fenómeno que era
descrito por uno de los profesores del campus como “una comunidad online
más”. Tres años después Mark Zuckerberg, el estudiante y creador del sitio
corregía a su profesor en una entrevista concedida a la revista Time:
“Nosotros no nos consideramos una comunidad, no estamos tratando de
construir una comunidad, no estamos tratando de crear nuevas conexiones”,
explicaba poniendo énfasis en que se trataba de poner en contacto virtual a
gente que ya se conocía en el mundo real. Zuckerberg ya era una celebridad
mundial con Facebook (ahora sin “the”). Por Óscar Contardo



Gazeta social

En tres años, el sitio en internet había pasado de ser un asunto de estudiantes
a ser una moda global que producía millones de dólares al ritmo de millones de
usuarios (ver gráfico) que sucumbían a la idea de levantar su propio sitio
online, distinto a un blog, diferente a MySpace o a Fotolog que mantenía al
tanto a sus conexiones de lo que hacía, desde lo más trivial a lo menos
conveniente con aquellos que consideraban sus amigos: “Creímos que si
éramos capaces de hacer un modelo de esas conexiones, podíamos crear un
conjunto de aplicaciones a través de las cuales la gente podía compartir
información, fotografías, videos o eventos”, explicaba Zuckerberg a la
revista Time. Compartir y mantener al tanto de una manera nueva.

Como nunca antes y gracias al desarrollo de un sistema llamado news feed, el
usuario podía enterarse de los últimos acontecimientos de su lista de
contactos. Si un amigo cambiaba de su perfil su condición de “casado”
o “en una relación” de inmediato el sistema avisaba al resto del
grupo con un ícono de corazón destrozado “tal como en una gazeta social
del siglo XVII” comentaba el New York Times en septiembre de 2006. El news
feed debió hacerse opcional después de los reclamos organizados de usuarios que
veían cómo peleas, rumores y chismes alimentaban el cotilleo de su lista de
amigos. Pese a que muchos pensaron que el news feed -el sistema que pone al
tanto automáticamente de las últimas noticias al resto del grupo de amigos de
un usuario- haría fracasar a Facebook (bajo el supuesto de una alarma por la
privacidad), el sitio no ha dejado de crecer incrementando la importancia de
las herramientas que informan sobre el estado de los asuntos privados. Una de
las más usuales son las pequeñas frases que alertan: “estoy con
gripe”; “voy a dormir”; “de vuelta de vacaciones”. Se
trata de una suerte de haikus cotidianos que tienen su máxima expresión en otra
herramienta -distinta de Facebook- llamada Twitter, un sitio que envía mensajes
instantáneos de 140 caracteres como máximo a las conexiones de un usuario. Un
estado de “conciencia ambiental” del prójimo en red pocas veces
experimentada en la vida real que parece más normal en la medida de que el trabajo
esté más vinculado al computador y la edad del usuario no supere las tres
décadas. En ese rango etario está Tomás Pollak, periodista, profesor de medios
digitales y desarrollador de proyectos internet que pese a todo se resiste a
abrir su cuenta de Facebook, a no ser que le encuentre un provecho específico.

Pollak explica que Facebook no fue el primero en llegar al “ecosistema de
las redes sociales en internet”. “De hecho, hay otros como Hi5 y
Myspace que partieron antes, o fenómenos puntuales como Orkut en Brasil que es
más popular que Facebook en ese país. Creo que Facebook llegó en el momento
preciso ofreciendo lo adecuado para el usuario común y de manera fácil. Eso es
lo que lo ha hecho tener tanto éxito en Chile”. Pollak agrega que la gente
se aburrió del mensaje constante que afirmaba que la única manera de participar
en la web estaba en los blogs, es decir, en escribir. “Hubo mucha gente
que creó blogs y lo dejó, pero que quería estar presente en internet. Entonces
apareció Facebook y les simplificó el esquema”.

La velocidad de crecimiento no sólo deja atrás los intentos de análisis.
También supera el zumbido de quejas sobre el sistema, una de las más comunes es
la imposibilidad de desertar de Facebook una vez que se ha abierto la cuenta.
“Es como el Hotel California: uno puede registrarse en cualquier momento,
pero es casi imposible hacer el check out”, ironizaba un artículo del New
York Times publicado en febrero y titulado “¿Cuán pegajosa es la membresía
en Facebook? Sólo trate de liberarse”. Críticas más o menos feroces,
incluyendo la ya clásica teoría de la conspiración que vincula el sistema a la
CIA, Facebook no para de crecer y lo hará hasta ser reemplazado por algún otro
ingenio. El crítico cultural norteamericano Mark Dery (ver recuadro) cree que
no hay mucho de qué sorprenderse en su éxito:

“Facebook es un epifenómeno de la red. Con esto quiero decir que si la red
es una tecnología para conectar, por lo tanto hay una cierta lógica darwinista
-¿lamarckiana?- en su evolución a ser una red de redes sociales. Para ponerlo
en términos tecno-animistas, su “personalidad” se inclina a conectar
cosas. Esa es la lógica del hiperlink y de los motores de búsqueda. Por eso no
es sorprendente que una máquina de conexiones como la web, que impulsa a que
las comunidades se ensamblen y agrupen en torno a creencias compartidas, eleve
el surgimiento de herramientas como Facebook y Myspace”.

En eso debe estar pensando Google que prepara su propia red social, pero no una
competencia a Facebook, sino una que abarque todas las redes sociales de
internet. “El proyecto se llama Open Social y pretende armar un ecosistema
de todas las otras redes sociales que existen y unificarlas”, explica
Pollak.

blogs.elmercurio.com/cultura

Google intentó competirle a Facebook creando Orkut, una red social que fracasó
en todo el mundo menos en Brasil, donde es popular.


La multitud como talismán de nuestro tiempo


El norteamericano Mark Dery es crítico cultural y autor de “Velocidad de
Escape”
(Siruela) y “The pyrotechnic Insanitarium”. Dery ha
centrado su trabajo intelectual en las nuevas tecnologías y sus significados
sociales.

-¿Podemos describir a Facebook como un nuevo eslabón en la cadena de los
antiguos chat room como IRC, o servicios de mensajería como ICQ y Messenger?

“Bien, IRC era más bien una tecnología de transmisión uno-a-uno, mientras
que Facebook es una tecnología de transmisión de uno-a-muchos de largo alcance.
Hablando en términos evolucionistas el ancestro inmediato de IRC fueron las
radios de banda ciudadana. Facebook echa abajo las barreras de los chat rooms
de los noventa”.

-A principios de los 90 la mayoría de las fantasías tecnológicas se vinculaban
a robots y velocidad en el transporte. ¿Cuál cree usted que es el nuevo ícono?

“La multitud es el talismán de nuestros tiempos. La colmena, el nido de
termitas o el arrecife de coral: colonias de organismos que se ensamblan a sí
mismos en estructuras. La naturaleza es la nueva cultura, lo que no es algo muy
nuevo. En la década de los 90 Kevin Kelly predicó el evangelio de las redes
descentralizadas versus el paradigma del control jerárquico. Ahora el aire se
ha hecho espeso con la circulación de ideas como la “sabiduría de las
multitudes” y el “periodismo ciudadano” de los blogs. La multitud
ha evolucionado desde la temible turba de fines del siglo XIX demonizada por el
sicólogo social francés Gustav Le Bon en “La psychologie des foules”
hacia la “masa inteligente” del libro de James Surowiecki
“Wisdom of crowds” (La sabiduría de las multitudes).

-¿Está la tecnología de la información cada vez más relacionada con asuntos
“inútiles” o con la mera entretención más que con información
relevante?

“No. Si bien es cierto que hay montones de información clamando por
nuestra atención, también lo es que nunca antes existió un acceso tan grande a
“información útil o relevante” como en la actualidad. Por un lado
nuestras vidas son un libro abierto y la usurpación de identidad es una amenaza
constante; pero del otro lado del regateo orwelliano y a pesar de la administración
Bush y su manía por atentar contra la libertad de información y promover el
secretismo (manías que ha dejado a Nixon como modelo de transparencia), la red
de internet hace posible que ciudadanos comunes penetren en los santuarios del
poder como nunca antes pudieron hacerlo. Entonces para aquellos adictos a
saberlo todo ésta es una edad de oro. En los 60 J.G. Ballard, el autor de
ciencia ficción, dijo que le gustaría saber qué fue lo que pidió de comer cada
condenado a muerte para su última cena. La web ha escuchado sus plegarias”.

Noticias Septiembre 21, 2008

El Futuro del Teléfono Móvil

Googleblog. Internet ha tenido un enorme impacto en la vida de las personas en todo el mundo en los diez años transcurridos desde la fundación de Google. Se han transformado la política, el entretenimiento, la cultura, los negocios, la atención de la salud, el medio ambiente y casi todos los temas que se pueda imaginar. ¿En qué consiste esta fundamental evolución de la tecnología? ¿cómo la vamos a adaptar, y (más importante) cómo nosotros mismos nos vamos a adaptar a esa evolución? Le pedimos a diez de nuestros mejores expertos en esta cuestión, durante el mes de septiembre (nuestro mes de celebración del 10 º aniversario) que nos ofrezcan sus respuestas. Como la famosa observación que hizo el científico de computación Alan Kay, “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”, por lo que estaremos haciendo nuestro mejor esfuerzo para hacer valer las palabras de nuestros expertos. – los editores de la serie son Karen Wickre y Alan Eagle.


En la actualidad hay unos 3,2 mil millones de teléfonos móviles abonados, y ese número se espera que crezca por lo menos en mil millones más durante los próximos años. En la actualidad, hay más teléfonos móviles que automóviles (unos 800 millones de vehículos matriculados en el mundo) y tarjetas de crédito (sólo el 1,4 mil millones). Si bien, tomó 100 años para los teléfonos fijos su propagación a más del 80% de los países del mundo, su descendiente inalámbrico lo hizo en 16 años. Y ahora los adolescentes utilizan menos los relojes porque usan sus teléfonos para llegar a tiempo a su lugar (en algún lugar Chester Gould se pregunta cómo se llegó a esto). Por lo tanto, es seguro decir que el teléfono móvil puede ser el más prolífico de los productos de consumo jamás inventado.

Sin embargo, aún no se asume que estos dispositivos móviles son ubicuos. El teléfono que usted tiene en su bolsillo o cartera es, probablemente, diez veces más potente que el PC que tenía en su escritorio sólo 8 o 9 años atrás (y estamos suponiendo que tendría un PC, porque la mayoría de los usuarios de móviles no lo tienen). Tienen tal gama de sensores como para hacer un aterrizaje de Marte orgulloso: un reloj, un sensor de potencia (¿cómo es que baja la batería?), un termómetro (para que cargue las pilas de a poco, a bajas temperaturas), un medidor de luz (para determinar la retroiluminación de pantalla). Otros más sofisticados cuentan con sensores de ubicación, acelerómetro (detecta vector y la velocidad de movimiento), y hasta una brújula en los más avanzados. Y lo más importante, por su propia naturaleza, nos tienen siempre conectados.

Proyectando estas tendencias otros diez años, llevaremos un aparato conectado 24×7 (todas las horas de todos los días) (un estudio reciente de los clientes de móvil chinos evidenció que la mayoría duerme a no más de un metro de sus teléfonos), muy poderoso, conectado en todo momento y rico en sensores. Entonces, ¿Qué haremos con el teléfono que aún no hacemos? Aquí hay algunas posibilidades:

Alertas inteligentes: el teléfono inteligente está pendiente de su situación y le alerta cuando algo necesita su atención. Esto ya está ocurriendo hoy en día, con mensajes de textos de eBay para enviarle una oferta de su interés o los servicios de alerta (como Google News) que ofrecen noticias, deportes, acciones o cambios. En el futuro, estas aplicaciones serán más inteligentes, monitorearán pacientemente sus preferencias personalizadas (que se almacenan en la nube de redes) y sólo entregarán la información que usted desea. Un escenario muy útil: el teléfono sabe que usted está saliendo a una cena en el centro de la ciudad y le avisa de las condiciones de tránsito o los mejores lugares para estacionar.

Realidad aumentada: El teléfono utiliza su arsenal de sensores para entender su situación y proporcionar información que pueda ser útil. Por ejemplo, ¿quiere realmente saber el precio del perrito en el escaparate? El teléfono, con GPS y brújula, sabe lo que usted está viendo, se podría decir, incluso antes que usted pregunte. Además, ¿qué raza es y la mejor manera de entrenarlo?

Crowd sourcing se hace central: su teléfono es su omnipresente micrófono para el mundo, una forma de publicar imágenes, mensajes de correo electrónico, textos, twitters y entradas en el blog. Cuando todo el mundo está haciendo lo mismo, tienes un mundo donde la gente de todos los rincones del planeta están cubriendo sus experiencias en tiempo real. Esa enorme cantidad de contenido se archiv, ordena, y vuelve a desplegarse a otras personas en nuevas e interesantes maneras. Pregunte a la web sobre los sitios más interesantes en los alrededores, y su teléfono le mostrará imágenes y comentarios que han publicado otras personas sobre los lugares de interés cercanos. ¿Le gusta lo que ve? Le enviarán instrucciones de cómo llegar a esos lugares.

Sensores en todos los lugares: el teléfono sabrá mucho sobre el mundo que a usted le rodea. Si combina esta inteligencia y la nube de datos proveniente de todos los otros teléfonos, conseguirá una increíble fotografía de lo que está sucediendo en el mundo ahora mismo. Las actualizaciones del informe del tiempo no se hará sobre la base de cientos de sensores, sino de cientos de millones de sensores en los móviles de las personas. Los informes de tráfico no se basarán en helicópteros ni sensores de carretera, sino en la densidad, velocidad y dirección de los teléfonos (y personas) atascados en el tráfico.

Herramienta para el desarrollo: su teléfono puede ser algo más que algo útil, puede ser su sustento. Ya, esto es cierto para personas en muchas partes del mundo: en el sur de la India, los pescadores utilizan mensajes de texto para encontrar los mejores mercados para su pesca diarias, en el sur de África, los agricultores del azúcar pueden recibir mensajes de texto para informarles sobre cuánto regar sus cultivos, y en todo el África subsahariana los empresarios con teléfonos móviles pueden convertirse en operadores de telefonía, para mantener comunicadas a sus aldeas. Estas innovaciones no harán sino aumentar en el futuro, con los teléfonos móviles convertidos en el eje de mayor desarrollo económico.

El futuro a prueba de dispositivos: el teléfono móvil es abierto, igual como la Internet, por lo que será fácil para los desarrolladores crear o mejorar aplicaciones y contenidos. Aquienes les interesa obtener instalado automáticamente en su teléfono. Digamos que usted tiene una pieza de software en el teléfono para mejorar la administración de energía (y por lo tanto la duración de la batería). Digamos que un desarrollador hace una mejora para el software. La actualización se instala automáticamente en el teléfono, sin que usted deba mover un dedo. El teléfono realmente mejora con el tiempo.

Software más seguro a través de la confianza y comprobación: El teléfono proporcionará las herramientas y la información que le ayuden a decidir lo que hay que descargar, lo que hay que ver, y lo que hay que compartir. La confianza es la moneda más importante en el mundo siempre conectado, su teléfono le ayudará mantener el control de su información. Usted puede elegir compartir nada en absoluto (el modo por defecto) o simplemente compartir ciertas cosas con ciertas personas -su círculo de amigos de confianza y de la familia. Podrá tomar estas decisiones sobre la base de la información que tiene de los servicios y proveedores de software, y la calificación colectiva de la comunidad. Su teléfono es su cámara de confianza: sabe mucho acerca de usted, y no revelará nada sin que usted lo acepte.
Traducción: traductor Google y mía
Recomendado por Pol Navarro
Noticias Septiembre 18, 2008

El joven que hizo la luz en África

elpais. En Malawi, (google.maps) sobrevivir
es ya una hazaña, pero William Kankwamba no es de los que se resignan. Ha
construido un sueño: un molino que da luz a su pueblo. Apenas hay fotos de él,
pero en África se ha convertido en un héroe. Kasungu (Malawi), el futuro es muy
oscuro. Los niños tienen escrito el destino en la frente: trabajar la tierra,
como sus padres y como los padres de sus padres… Con suerte, si la sequía no
les aniquila el maíz, los granos de soja o el tabaco, comerán. Si no, se verán
obligados a reducir las raciones a una al día y… de forma escasa. Pero hay
jóvenes que no parecen dispuestos a resignarse a ese incierto porvenir. Como
William Kankwamba, nacido en 1987, el chico que en mitad de esa oscuridad
perpetua quiso emular al gran Thomas Edison e hizo la luz en su pueblo para
asombro de los suyos. Lo consiguió casi solo, sin haber visto en su vida un
iPod y sin saber lo que era navegar por Internet. Con la imaginación, el sueño
y el arrojo que le llevó a construir un invento propio: el molino rudimentario
que le ha convertido en el héroe de su barrio y ahora de todo un continente. Por Jesús Ruiz Mantilla

Malawi en YouTube

En una de esas cosechas mal dadas, su madre estaba muy
preocupada por él. “Como no engorde, va a llegar una ráfaga de viento y va
a borrar a William de la tierra”, pensaba la mujer. Aunque muy mal tienen
que darse las cosas en Malawi para que al menos no te falte una ración de nsima
en la mesa, esa mezcla cocinada de agua y maíz que basta a la mayoría de
sus conciudadanos para ir tirando.

Con eso le sobró al joven e inquieto Kankwamba para revolucionar
su pueblo. Fue un arranque de rabiosa curiosidad e inconformismo lo que le
empujó. Como les suele ocurrir a todos los constructores de sueños. Estaba
harto de que en su país no prendieran más que desgracias relacionadas con el
hambre y el sida, que afecta a más de un millón de habitantes y ha acabado con
la vida de cientos de miles.

No se resignaba, a sus 14 años, a heredar la vida de su padre,
que debía mantenerle a él y a sus seis hermanas con los cultivos y la ayuda de
unas cabras y unos pollos; pendiente siempre de los partes meteorológicos y la
subida del precio de los fertilizantes. William necesitaba hacer algo grande.
No en el sentido de los mandatarios de su castigada tierra, que acudían a su
comarca en busca de votos con los métodos más rastreros.

Habían salido de una época de terror con un tirano como Kamuzu
Banda, que amedrentó Malawi entre 1963 y 1997. Pero a éste le sucedieron otros
mucho menos sangrientos pero igual de populistas. Como Bakili Mulufi, quien en
plena campaña prometió zapatos para todos. Cuando ganó y le pidieron cuentas
respondió: “¿Cómo pensabais que iba a saber el pie que calzáis cada
uno?”.

En ese sentido, William Kankwamba no quería destacar. Deseaba
hacer algo más útil. Encontró el camino en la biblioteca de la escuela de
Kanchocolo, como cuenta él mismo en un libro que está terminando con su
experiencia y que se titula El niño que utilizó el viento. Por suerte,
el suyo no era uno de tantos colegios cerrados en Malawi por ausencia de
profesorado. El sida, por ejemplo, ha matado ya a 80.000 maestros y muchos
centros han tenido que cerrar por ello.

La bibliotecaria puso en sus manos algo que cambiaría su vida:
un manual práctico que se titulaba Using energy. En él se explicaba el
funcionamiento de un invento del que William nunca había oído hablar: los
molinos de viento. Su primera impresión al ver las fotografías fue
completamente quijotesca: “Esas altas torres blancas, que giraban como
ventiladores gigantes”. Además, en ese libro descubrió una verdad
reveladora: “La energía nos rodea todos los días. A veces, lo único que
necesitamos es reconvertirla en algo que nos resulte útil…”.

SÓLO AQUELLA AFIRMACIÓN, tan tajante como sugerente, le
disparó. Además, según pudo leer, aquellos molinos proporcionaban luz y agua en
abundancia sin parar por países de Europa y Oriente Próximo, mientras que en
Malawi casi todo el mundo se acuesta cuando anochece. La razón es bien simple:
para muchos no existe más luz que la que proporcionan las lámparas de
queroseno. Y eso cuando uno se lo puede permitir, porque el combustible suele
estar por las nubes.

El molino podía convertirse sencillamente en la vida. Otra vida.
Pero por el momento no pasaba de ser más que un sueño. Un sueño que sacaría a
su pueblo de la pobreza, que multiplicaría su producción, que les haría la
existencia más fácil. Un molino era un tesoro. Un molino era la libertad.
Dispondrían de luz eléctrica y, lo que es más importante, proporcionaría agua y
riego para hacer más llevaderas las épocas de sequía. Así que William, sin
dudarlo, decidió algo tan lógico como delirante: construir uno.

Su inglés era rudimentario, así que se buscó un diccionario con
el que traducir aquel libro y otro titulado Explaining Physics sin
perder detalle. Cuando bebió toda la teoría empezó con sus experimentos. Hubo
varios intentos. Lo primero que hizo fue pensar en lo que necesitaba: hélices
que fabricó con PVC, un motor que las hiciera rotar, ruedas y algo que se
pareciera a un generador.

Cuando se puso manos a la obra, la familia y los vecinos
comenzaron a curiosear. “¿Qué juguete estás montando, William?”, le
preguntaban. Por más que les explicó lo que eran los molinos, pocos alcanzaban
a entender. Pero fue su madre quien menos comprendía aquella obsesión de su
hijo. Más cuando aquello para esta mujer era malgastar su tiempo y echar por
tierra sus estudios.

Lo más difícil de construir fue el motor. Lo sacó de una radio a
la que enchufó unos cables en el lugar de las pilas. Cuando lo tuvo instalado,
su amigo Geoffrey, que había sido su cómplice en todo el proceso, le preguntó:
“¿Y ahora qué hacemos?”. La respuesta era fácil. “Esperar a que
sople el viento”, contestó William.

NO TARDÓ MUCHO EOLO EN APARECER. Y poco después de que
las hélices se pusieran en marcha sonó la música. Del aparato de radio
surgieron las voces de los Black Missionaries. (en YouTube) Era un paso. No necesitarían
gastar más pilas. Aquel primer experimento le dio moral para seguir con su gran
proyecto y disminuyó la desconfianza en la familia. Puede que el pequeño
William no estuviera perdiendo tanto el tiempo como creía su madre.

Ya no pensaban los chicos de su clase que se hubiese colgado
fumando chamba, ni siquiera cuando le veían rastrear en la basura
desechos que reciclar para su milagro. Resultaba crucial darse prisa. El país
comenzaba a reencontrarse con plagas de viejos fantasmas conocidos: el cólera,
la malaria y el hambre acechaban.

Tenía en su poder casi todo. Pero le faltaba algo básico. Una
rueda. Casualmente, su padre guardaba una que con el tiempo podía convertirse
en el proyecto de una bicicleta. Estaba apoyada en la pared de su casa.
Esperaba tiempos mejores, aquellos en los que pudiera repararse para
convertirse en un medio de transporte. Pero el tiempo pasaba y pasaba, y aquella
rueda no se movía. Su mera existencia carecía, pues, de sentido.

William, en cambio, tenía grandes planes para ella. Se la pidió
a su padre y la pregunta fue obvia: “¿Para qué la quieres?”, le dijo.
“Para conseguir electricidad”, respondió el chico. “Vas a
romperla y algún día la voy a necesitar”, le respondió su padre. Le costó
convencerle, pero finalmente lo logró. “Si te la cargas, echarás a perder
una bicicleta”, le advirtió. Pero había que arriesgarse.

Faltaba la dinamo. Y en eso apareció su amigo Gilbert. No se
habían visto en algún tiempo. Hacía días que no jugaban al fútbol con sus
amigos. Estaban ocupados ayudando a sus familias a conseguir comida sin tiempo
para divertirse con nada. Pero Gilbert era el más rico de la zona. Además,
creía tanto en el experimento de William que le prestó 200 kwacha para comprar
lo que necesitaba.

Con todo dispuesto, William construyó su artilugio en el campo.
Sus hermanos, sus primos, sus amigos se reunieron a darle ánimo con un deseo:
que aquel físico inventor autodidacto acertara y algún día apagaran la luz para
dormir. Reforzó con clavos la estructura de madera de bambú. Colocó la dinamo y
la rueda. Enchufó los cables a los motores rudimentarios. Movió las hélices
y… todo se iluminó.

No tardó cada habitante del pueblo en conocer la hazaña. Aquel
“helicóptero que hacía luz”, decían. El invento fue creciendo,
William acabó hasta cargando los teléfonos móviles de todo el mundo que se lo
pedía, y la fama de este chico de 19 años se expandió como el halo de luz que había
creado. Los periódicos empezaron a curiosear. Primero, el Daily Times
local; después, la prensa internacional. Todos relataban la historia de un
muchacho genial que consiguió el avance tecnológico más asombroso entre los
suyos.

Ahora ha viajado a Estados Unidos y termina su libro con la
ayuda del escritor Bryan Mealer. Su inglés es más que aceptable y hoy está
becado para comenzar este mes de septiembre un curso en la African Leadership
Academy de Suráfrica
, una escuela para mentes brillantes del continente que han
impulsado, entre otros, Nelson Mandela y Wangari Maathai, la keniana que
también ganó el Nobel de la Paz.

No ha parado de explicar su experiencia ante todo
tipo de expertos. Enseguida le buscaron de sesudos foros internacionales para
que explicara su invento. Se fue a Tanzania, por ejemplo, a una reunión del
Technology, Entertainment and Design (TED), donde dejó a los expertos más
infalibles alucinados. Le preguntaron: “¿Conoces Internet?”.
Respondió: “No”. ¿Para qué lo iba a necesitar? Él solamente quería
construir un molino.