La leyenda ha hecho cierto que, en gran parte
el breve artículo hecho libro de Stéphane Hessel, “Indígnate”, ha sido
parte del combustible, junto al 20% de desempleo, que encendió las protestas que
han terminado en acampadas a través de toda España, desde el 15 de Mayo, por lo
cual fueron bautizadas 15M. Efectivamente, incendia el corazón leer a este
ex-diplomático de 93 años, ex-resistente antinazi, ex-prisionero
huido de la muerte en los campos de concentración y nada menos que coautor de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos
. Su vitalidad, esperanza, optimismo en el largo plazo
pero genuina indignación en lo inmediato, ante la traición y olvido de los
gobiernos a las promesas de los derechos humanos, contagia su pasión y avergüenza
el acomodo de todo ciudadano con menos años y luchas que su autor. En fin, el
estado de las cosas en economía no es un fenómeno de la naturaleza, sino que es
finalmente un resultado de la “gestión” humana de la política de estos años, que se puede y se
debe cambiar: ¡Tenemos derecho a exigir cambios y no estamos obligados a tener
alternativas!
Una paradoja casi humorística
es que, a la pasada, Ed. Planeta se esté forrando con este súper ventas de 20 páginas. Aquí pueden descargar la versión gratuita y compartirla:

¡INDIGNAOS! de Stéphane Hessel

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Texto online:

conspiraciones. Después de 93
años, estoy cerca del final. El final para mi ya no está muy lejos.
Pero todavía permítanme recordar a otros que actuaron basados en mi
compromiso político. Fueron los años de resistencia a la ocupación Nazi
— y el programa de derechos sociales elaborado hace 66 años atrás por
el Consejo Nacional de la Resistencia.

Es a Jean Moulin
[miembro asesinado del Consejo] a quien le debemos como parte de este
Consejo, la unidad de todos los elementos de la Francia ocupada — los
movimientos, los partidos, los sindicatos — para proclamar su
membresía en la Francia combatiente, y le debemos esto al único líder
que lo reconoció, el general Charles de Gaulle. Desde Londres donde me
uní a de Gaulle en Marzo de 1941, aprendí que este Consejo había
completado un programa lo adoptó el 15 de Marzo de 1944, que ofrece
para la Francia liberada un grupo de principios y valores en los que
descansaría la moderna democracia de nuestro país.

Estos
principios y valores los necesitamos más que nunca. Es hasta que
nosotras lo veamos, todas juntas, que nuestra sociedad se vuelva una de
la que estemos orgullosos, no esta sociedad de inmigrantes sin papeles
— expulsiones, sospechas respecto a los inmigrantes. No esta sociedad
donde se cuestiona la seguridad social y los planes de pensiones y
salud nacionales. No esta sociedad donde los medios masivos están en
manos de los ricos. Son cosas en las que nos habríamos negado a ceder
si fuesemos los herederos verdaderos del Consejo Nacional de la
Resistencia.

Desde 1945, después de un horroroso drama [La 2ª
Guerra] hubo una ambiciosa resurrección de la sociedad a la que el
mismo remanente del contingente del Consejo de la Resistencia se
dedicó. Recordemosles mientrsa creaban un programa de salud nacional y
de pensiones tal como la Resistencia quería, como su programa
estipulaba, “un plan completo de salud nacional y seguridad social,
apuntado a asegurar a todos los ciudadanos y ciudadanas los medios de
subsistencia cuando sea que estén incapacitados para encontrar un
trabajo; una jubilación que permita a los viejos trabajadores terminar
sus días con dignidad.

Las fuentes de energía, electricidad, y
gas, minas, los grandes bancos, fueron nacionalizados. Ahora esto fue
como el programa recomendaba: “… el retorno a la nación de los
monopoilizados medios de producción, frutos del trabajo común, fuentes
de energía, riqueza de las minas, de compañías de seguros y de los
grandes bancos; la institución de una verdadera democracia económica y
social involucra la salida de los grandes feudos económicos y
financieros de la dirección de la economía.”

El interés
general debe dominar sobre los intereses especiales. El hombre justo
cree que la riqueza creada en la esfera del trabajo debe dominar sobre
el poder del dinero.

La Resistencia propuso, “una organización
racional de la economía asegurando la subordinación de los intereses
especiales a los intereses generales, y la emancipación de los
“esclavos” de la dictadura profesional que fue instituída en los
estados facistas,” que había usado el gobierno interino [por dos años
después de la guerra] de la república como un agente.

Una
verdadera democracia necesita una prensa independiente, y la
Resistencia lo sabía, lo demandaba, defendiendo “la libertad de prensa,
su honor y su independencia del Estado, el poder del dinero y la
influencia extranjera.” Esto es lo que alivió las restricciones a la
prensa desde 1944. Y la libertad de prensa está definitivamente en
peligro hoy.

La Resistenica solicitó una “real posibilidad
para que todos los niños y niñas franceses se beneficien de la más
avanzada educación” sin discriminación. Las reformas ofrecidas en el
2008 van contra este plan. Jóvenes profesores y profesoras, cuyas
acciones apoyo, llegaron al extremo de negarse a aplicarlas, y vieron
sus salarios reducidos como forma de castigo. Se indignaron,
“desobedecieron”, juzgando esas reformas demasiado alejadas del ideal
de una escuela democrática, muy al servicio de una sociedad de comercio
y no desarrollando la mente inventiva ni crítica suficiente.

Todas las fundaciones de la conquista social de la Resistencia están amenazadas hoy.

El motivo de la Resistencia: Indignación.

Alguno
se atreverá a decirnos que el Estado no puede afrontar los gastos de
estas medidas para ciudadanos nunca más. ¿Pero cómo puede existir hoy
una falta de fondos para apoyar y extender estas conquistas si la
producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde el periodo
de la Liberación cuando Europa estaba en ruinas? Al contrario, el
problema es el poder del dinero, tan opuesto por la Resistencia y el
gran hombre egoísta, con sus propios sirvientes en las altas esferas
del Estado.

Los bancos privatizados de nuevo, han probado
estar más preocupados de sus dividendos y de los altos sueldos de sus
líderes que del interés general. Esta disparidad entre los más pobres y
los más ricos nunca había sido tan grande, ni amasar fortunas y la
competición tan incentivado.

¡El motivo básico de la Resistencia fue la indignación!

Nosotros,
los veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas de
combate de la Francia Libre, llamamos a la generación joven a vivir,
transmitir, el legado de la Resistencia y sus ideales. Les decimos:
Tomen nuestro lugar, ¡Indígnense!

Los líderes políticos,
económicos e intelectuales y la sociedad no tienen que ceder ni
permitir la opresión de una dictadura internacional real o de los
mercados financieros que amenazan la paz y la democracia.

Deseo
para todas las personas, para cada una que tengan sus propios motivos
de indignación. Es invaluable. Cuando alguien te atropella como era
atropellado por el Nazismo, la gente se vuelve militante, fuerte y
comprometida. Ellos se unen a este momento histórico y los grandes
momentos de la historia deben continuar gracias a cada individuo. Y
este momento conduce a más justicia, más libertad, pero no a esa
libertad ilimitada del zorro en el gallinero. Los derechos contenidos
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 son
justamente eso, universales.

Si te encuentras con un desfavorecido, siente pena por él pero ayúdale a ganar sus derechos.

Dos visiones de la historia

Cuando
trato de entender qué causó el fascismo, lo que lo hizo que tantos
fueran dominados por Hitler y el régimen de Vichy, me digo a mi mismo
que los propietarios, con sus egoísmos estaban tremendamente asustados
con la revolución Bolchevique. Se les permitió liderar con sus miedos.

Pero
si, hoy como entonces una activa minoría se levanta, será suficiente;
debemos ser la levadura que hace que el pan suba. Ciertamente, la
experiencia de una persona muy vieja como yo, nacida en 1917, es
diferente a la experiencia de la gente joven de hoy en día. Yo a menudo
le pido a profesores la oportunidad de interactuar con sus estudiantes
y les digo: No tienen las mismas obvias razones para comprometerse.
Para nosotros resistir era no aceptar la ocupación alemana, vencer.
Esto fue relativamente sencillo. Simple como lo que siguió la
descolonización. Entonces vino la guerra en Argelia.

Era
necesario que Argelia fuese independiente, era obvio. En cuanto a
Stalin, aplaudimos la victoria del Ejército Rojo contra los Nazis en
1943. Pero ya sabíamos de las atrocidades stalinistas de 1935, e
incluso si era necesario mantener los oídos abiertos hacia el comunismo
para compensar el capitalismo estadounidense, la necesidad de oponernos
a esta insoportable forma de totalitarismo se había establecido como
una perogrullada. En mi larga vida presencié una sucesión de motivos
para indignarme.

Estas razones nacieron menos de una emoción
que de un compromiso deliberado. Como estudiante de una escuela normal
[una escuela de magisterio] fui muy influenciado por Sartre, un
compañero de estudios. Su “La náusea” [Una novela], “El Muro” [Un
drama] y “El Ser y la Nada” [un ensayo] fueron muy importantes en el
entrenamiento de mi pensamiento. Sartre nos enseñó “Ustedes son
responsables como individuos”. Ese fue un mensaje libertario. La
responsabilidad de una persona no puede ser asignada por el poder o una
autoridad. Al contrario, es necesario estar involucrado en el nombre de
la responsabilidad de uno como ser humano.

Cuando entré en la
French Ècole Normale Superieure, en la calle Ulm en París en 1939,
entré como un ferviente adherente del filósofo Hegel, y adherí al
pensamiento de Maurice Merleau-Ponty. Su enseñanza explora la
experiencia concreta, la del cuerpo y sus relaciones con los sentidos,
una gran sensación singular enfrentada con una pluralidad de
sensaciones. Pero mi optimismo natural que busca que todo lo deseable
sea posible, me llevó más bien a Hegel. El Hegelismo interpreta la
larga historia de la humanidad como teniendo un significado: Es la
libertad del hombre progresando paso a paso. La historia se hace de
sucesivos choques y la toma en consideración de los desafíos. La
historia de las sociedades y por lo tanto, de los avances, y al final
el hombre ha alcanzado su plena libertad, tenemos en el estado
democrático su forma ideal.

Este es ciertamente otro
entendimiento de la historia. Dice que el progreso está hecho de
“libertad”, luchando por “siempre más”; esto puede ser como si
viviésemos en un huracán devastador. Así es como se lo representaba a
un amigo de mi padre, el hombre que compartió conmigo un esfuerzo por
traducir al alemán “En busca del tiempo perdido” [novela] de Marcel
Proust.

Él era el filósofo alemán Walter Benjamin. Había
elaborado una visión pesimista de una pintura de Paul Klee, un pintor
suizo, el “Angelus Novus”, donde la cara del ángel abre los brazos para
contener y empujar una tempestad, que él identifica con el progreso.
Para Benjamin, que se suicidaría en Septiembre de 1940 para escapar del
Nazismo, el sentido de la historia es la progresiva dominación de un
desastre tras otro.

Indiferencia: La peor de las actitudes.

Es
verdad que las razones para estar indignadas pueden verse hoy menos
claramente relacionadas o el mundo se ha vuelto demasiado complejo.
¿Quién está haciendo el ordenamiento, quién lo decide? No es siempre
sencillo diferenciar entre todas las corrientes que nos gobiernan. No
estamos lidiando con una pequeña elite cuyas actividades pueden ser
fácilmente visibles. Este es un mundo vasto, en el cual tenemos una
sensación de interdependencia. Vivimos en una interconectividad como
nunca antes. Pero en este mundo todavía hay cosas intolerables. Para
verlas, es bueno y necesario mirar, buscar. Le digo a los jóvenes,
busquen poco y eso es lo que van a encontrar. La peor de las actitudes
es la indiferencia, decir “No puedo hacer nada contra eso. Ya me las
arreglaré para salir adelante.” Por incluirte a ti mismo en esto,
pierdes uno de los elementos que hacen al ser humano: la facultad de
indignarse y el compromiso que es una consecuencia de lo primero.

Ellos y ellas [las personas jóvenes] pueden desde ya identificar dos grandes desafíos nuevos:

1.
La gran brecha que existe entre los más pobres y los m?a ricos y que no
cesa de crecer. Es una innovación de los siglos 20 y 21. Los más pobres
en el mundo de hoy ganan apenas dos dólares al día. Las nuevas
generaciones no pueden dejar que esta brecha se vuelva mayor. Los
reportes oficiales por sí solos deberían provocar un compromiso.

2.
Derechos humanos y estado del planeta: Tuve la oportunidad después de
la Liberación de participar en la escritura de la Declaración UNiversal
de los Derechos Humanos, adoptada por la Organización de las Naciones
Unidas, el 10 de Diciembre de 1948 en París en el Palacio de Chaillot.
Fue como secretario privado principal de Henry Laugier, el Secretario
General adjunto de la ONU, y como secretario de la Comisión sobre
Derechos Humanos que yo con otros participamos en la redacción de esta
declaración. No sabría cómo olvidar el rol en su elaboración de René
Cassin, quien fue comisionado nacional de justicia y educación en el
gobierno de la Francia Libre en Londres en 1941 y ganó el Premio Nobel
en 1968, ni el de Pierre Mendès-France en el Consejo Económico y Social
a quien le enviábamos los borradores que producíamos antes de ser
considerados por el Tercer Comité (Social, Humanitario y Cultural) de
la Asamblea General. Fue ratificado por los 54 estados miembros en
sesión de las Naciones Unidas y yo lo certifiqué como secretario.

Es
a René Cassin a quien le debemos el concepto de “derechos universales”
en vez de “derechos internacionales” como lo planteaban nuestros amigos
estadounidenses y británicos. Esto [universal en vez de internacional]
fue clave porque, al final de la Segunda Guerra mundial, lo que estaba
en juego era lo que iba a ser emancipado de las amenazas del
totalitarismo que había pesado sobre la humanidad.

Para llegar
a ser emancipado era necesario obtener de los estados miembros de la
ONU una promesa de respetar estos derechos universales. Esto fue una
forma de tratar de burlar el argumento de “soberanía total” que cada
nación enfatiza mientras se dedica a provocar violaciones contra la
humanidad en su propio suelo. Tal sería el caso de Hitler quien se
sentía con un poder supremo y autorizó a provocar un genocidio. Esta
declaración universal le debe mucho a la repulsión universal hacia el
Nazismo, el fascismo y el totalitarismo — y le debe un montón, en
nuestras mentes al espíritu de la Resistencia.

Tenía la
sensación de que era necesario moverse rápidamente para no ser
engañados por la hipocresía que había en la composición de la ONU,
algunos que reclamaban que esos valores ya estaban ganados no tenían
intención alguna de promoverlos fielmente — afirmaban que nosotros
tratábamos de imponerles valores en la declaración.

No puedo
resistirme al deseo de citar el artículo 15 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos (1948): “Toda persona tiene el derecho a una
nacionalidad.” El artículo 22 dice: “Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el
esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los
derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su
dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.” Y si bien esta
afirmación tiene un alcance declarativo y no legal, ha jugado un papel
muy importante desde 1948. Esto llevó al pueblo colonizado a pelear por
su independencia; esto sembró en sus mentes una batalla por la libertad.

Noto
con satisfacción que en el curso de las últimas décadas ha habido un
aumento en las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y en
movimientos sociales como ATTAC (Asociación por una Tasa a las
Transacciones financieras especulativas y la Acción Ciudadana) o como
la FIDH (Federación Internacional de Derechos Humanos) y Amnistía
Internacional que son activos y competitivos. Es obvio que para ser
efectivos hoy es necesario actuar en red, usar todos los medios de
comunicación modernos.

A la gente joven le digo: Miren
alrededor, encontrarán temas que justifiquen su indignación — hechos
acerca del tratamiento de inmigrantes, de inmigrantes “ilegales”, de
gitanos. Encontrarán situaciones concretas que les llevan a fortalecer
su acción ciudadana. ¡Busquen y encontrarán!

Mi indignación por lo que ocurre en Palestina.

Hoy
mi mayor indignación tiene que ver con Palestina, la Franja de Gaza y
Cisjordania. Este conflicto es indignante. Es absolutamente esencial
leer el reporte de Richard Goldstone, de Septiembre del 2009, en Gaza,
en que un juez sudafricano y judío que afirmaba aun ser un sionista,
acusó al ejército israelí de haber cometido “actos comparables a
crímenes de guerra y quizás en determinadas circunstancias, crímenes
contra la humanidad” durante su “Operación Plomo Fundido” que duró 3
semanas.

Volví a Gaza en 2009 cuando pude entrar con mi esposa
gracias a nuestros pasaportes diplomáticos, para estudiar de primera
mano lo que el reporte decía. La gente que nos acompañaba no fue
autorizada a entrar en la franja. Allí y en Cisjordania. También
visitamos el refugio de palestinos establecido por la UNRWA desde 1948,
donde más de 3 millones de palestinos fueron expulsados desde sus
tierras en Israel, esperando todavía un cada vez más problemático
retorno.

En cuanto a Gaza, esto es como una cárcel sin techo
para un millón y medio de palestinos. Una prisión donde la gente se
organiza para sobrevivir. A pesar de la destrucción material como la
del Hospital de la Media Luna Roja por la Operación Plomo Fundido, esta
el comportamiento de sus habitantes, su patriotismo, su amor por el mar
y las playas, su constante preocupación por el bienestar de sus niños,
que son innumerables y alegres, que permanecen en mi memoria. Estábamos
impresionados con cuán ingeniosamente ellos enfrentaban todas las
carencias que les han sido impuestas. Les vimos hacer ladrillos, por
falta de cemento, para reconstruir las miles de casas destruídas por
los tanques. Ellos nos confirmaron que hubieron 1.400 muertos —
incluyendo mujeres, niños y ancianos en el campo palestino — durante
esta “Operación Plomo Fundido” llevada a cabo por el ejército israelí,
comparada con tan sólo 50 personas heridas en el lado israelí. Comparto
las conclusiones del juez sudafricano. Que estos judíos puedan, ellos
mismos, perpetrar crímenes de guerra es insoportable. Ay, la historia
no nos da ejemplos suficientes de gente que extrae lecciones desde su
propia historia.

¿Terrorismo o exasperación?

Sé que
Hamas [partido de los luchadores de la libertad palestinos], que ha
ganado las últimas elecciones legislativas, puede no ayudarlos que
cohetes sean lanzados sobre ciudades israelíes en respuesta a la
situación de aislamiento y bloqueo en que los gazanos viven. Pienso
naturalmente que el terrorismo es inaceptable; pero es neceario admitir
(desde la experiencia en Francia) que cuando el pueblo está ocupado por
fuerzas inmensamente superiores a ellos mismos, la reacción popular no
puede ser totalmente pacífica.

¿Le es útil a Hamas lanzar cohetes hacia Sdérot [pueblo israelí al otro lado de la frontera con la franja de Gaza]?

La
respuesta es no. Esto no sirve a sus propósitos pero ello puede
explicar esto como una muestra de la exasperación de los gazanos. Bajo
la noción de exasperación, es necesario entender la violencia como la
lamentable conclusión de situaciones inaceptables a las cuales han sido
sometidos.

Por lo tanto, ellos pueden llamarlo, terrorismo
como una forma de exasperación. Y este llamado “terrorismo” es un
nombre inapropiado. Uno no debería tener que recurrir a esta
exasperación, pero hay que tener esperanza. La exasperación es una
negación de la esperanza. Es comprensible, diría que es casi natural,
pero aún es inaceptable. Porque esto no permite a adquirir resultados
que la esperanza posiblemente puede eventualmente producir.

No violencia: El caminio que debemos aprender a seguir.

Estoy
persuadido a que el futuro le pertenece a los no violentos, la
reconciliación de diferentes culturas. Es por esta vía que la humanidad
entrará a su siguiente etapa. Pero en esto estoy de acuerdo con Sartre:
No podemos excusar a los terroristas que lanzan bombas, pero podemos
entenderlos. Sartre escribió en 1947: “Reconozco que la violencia en
cualquier forma que pueda manifestarse es un revés. Pero es un revés
inevitable porque estamos en un mundo de violencia. Y si bien es cierto
que el riesgo de recurrir a la violencia es permanente, es también
cierto que es el medio seguro para hacerla detenerse.”

A esto
añadiría que la no-violencia es una segura forma de hacer que la
violencia se detenga. Uno no puede tolerar el terrorismo, usando a
Sartre o en el nombre de este principio, durante la guerra de Argelia
ni durante los juegos olímpicos de Munich en 1972, en el intento de
asesinato contra los atletas israelíes. El terrorismo no es productivo
y Sartre mismo se preguntaría al final de su vida sobre el sentido de
la violencia y dudar de su razón de ser.

Sin embargo,
proclamar “la violencia no es efectiva” es más imporante que saber si
uno debe condenar o no a quienes se dedican a esto. El terrorismo no es
efectivo. En la noción de la efectividad, una esperanza no sangrienta
es necesaria. Si hay una esperanza violenta, está en el poema de
William Appollinaire “la esperanza es violenta” y no en la política.

Sartre,
en Marzo de 1980, a tres semanas de su muerte declaró: “Es necesario
tratar de explicar por qué el mundo de hoy, que es horrible, es sólo un
instante en un largo desarrollo histórico, que la esperanza siempre ha
sido una de las fuerzas dominantes en revoluciones e insurrecciones y
cómo todavía siento esperanza como mi concepción de futuro.

Es
necesario entender que la violencia se opone a la esperanza. Es
necesario preferir la esperanza, esperanza por sobre la violencia. La
no-violencia es el camino que debemos aprender a seguir. También los
opresores.

Es necesario llegar a negociaciones para quitar la
opresión; esto es lo que permitirá no tener más violencia terrorista.
Por lo tanto no debemos permitir que se acumule demasiado odio.

El
mensaje de Mandela y Martin Luther King encuentra toda su pertinencia
en el mundo que ha superado la confrontación de ideología [p.e.
Nazismo] y el totalitarismo conquistador [p.e. Hitler]. Esto es también
un mensaje de esperanza en la capacidad de las sociedades modernas de
sobreponerse a conflictos por medio del mutuo entendimiento y una
paciente vigilancia. Para alcanzar este punto es necesario basarse en
derechos, en vez de violaciones, quien sea el autor, debe causar
nuestra indignación. No hay que transar estos derechos.

Por una insurrección pacífica.

He
apreciado, y no soy el único, la reacción del gobierno israelí cuando
por la forma en que cada viernes los ciudadanos de Bil’in protestaban
sin usar piedras ni la fuerza hasta el muro de separación. Las
autoridades israelíes calificaron esto como un “terrorismo no
sangriento”. Esto es algo bueno… Es necesario ser israelí para
calificar la no violencia como terrorista. Es especialmente necesario
para ser incómodos [como le resultaba a los israelíes] por la eficacia
de la no-violencia, que se encuentra para provocar apoyo, entendimiento
— el apoyo de todas las personas que en el mundo son adversarias de la
opresión.

El pensamiento productivista, impulsado por
Occidente condujo al mundo a una crisis de la que debe salir a través
de una radical ruptura con el concepto de “crecer” no solo en el campo
financiero sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología.
Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la
justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental)
prevalezcan. Porque son los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos
pueden poner fin a la aventura humana en el planeta, que puede llegar a
ser inhabitable para los humanos.

Pero sigue siendo cierto que
el progreso más importante fue hecho después de 1948 [año de la
fundación de la ONU y la declaración de los Derechos Humanos]:
descolonización, el fin del apartheid, la destrucción del imperio
soviético, la caída del muro de Berlín. Por otro lado, los diez
primeros años del siglo XXI fueron un periodo de degeneración. Esta
degeneración es explicada en parte por la presidencia de George Bush,
los eventos del 11 de Septiembre y desastrosas consecuencias que
involucran a los Estados Unidos, tales como la intervención militar en
Iraq.

Tenemos esta crisis económica, pero todavía no iniciamos
una nueva política de desarrollo. Del mismo modo, la cumbre de
Copenhagen contra el cambio climático no produjo una política real para
la preservación del planeta.

Estamos en el umbral entre el
terror de la primera década y las posibilidades de las décadas que
siguen. Pero es encesario tener esperanza, es siempre necesario. La
década anterior, la de los noventa, ha sido un tiempo de gran progreso.
Las Naciones Unidas tuvieron la sabiduría de llamar a conferencias como
la de Río sobre medio ambiente, en 1992, y la de Beijing sobre la mujer
en 1995. En Septiembre del 2000, por iniciativa del secretario general
de la ONU, Kofi Annan, los 191 miembros adoptaron una declaración con
“8 objetivos del milenio para el desarrollo” de la que notablemente
prometieron reducir la pobreza en el mundo a la mitad para el 2015.

Mi
pesar está en que ni Obama ni la UE se han comprometido a lo que
debiera ser su aportación por una fase constructiva, basada en valores
fundamentales.

Conclusión.

¿Cómo concluir este
llamado a la indignación? Diciendo todavía lo que, en ocasión del
sexagésimo aniversario del programa del Consejo Nacional de la
Resistencia dijimos el 8 de Marzo del 2004 — somos veteranos de los
movimientos de resistencia y fuerzas de combate de la Francia Libre
(1940-1945) — que ciertamente “El nazismo fue derrotado, gracias al
sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y a las
Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no ha
desaparecido y nuestra ira contra la injusticia sigue intacta”. No,
esta amenaza no ha desaparecido por completo. Convoquemos una verdadera
insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no
propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean
el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la
cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos
contra todos.”

A todas las personas que harán el siglo XXI, les decimos con afecto:

CREAR ES RESISTIR; RESISTIR ES CREAR.