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Noticias Octubre 14, 2006

Sueña la Alhambra – Enrique Morente

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Esta es una entrada que escribí sobre Sueña la Alhambra, que recuerdo ahora que el Maestro Enrique Morente murió a los 67 años.

Hace algo más de un año escribí sobre Enrique Morente y su disco Lorca, que para mi es el que más me ha conmovido de los trabajos que conozco de flamenco desde que me adentré en esa cultura, asistiendo a conciertos, visitando tablaos y fiestas populares, con algunas lecturas y haciéndome de una colección inicial de cds. Hay cosas preciosas y originales de Camarón (especie de Gardel del flamenco), de la familia Carmona (habichuelas y ketamas), fusiones de la familia Amador o Chano Domínguez, con su piano, Remedios Amaya ha hecho lo propio con su recuperación hacia el flamenco.

En muchas de estas creaciones aparece Carles Benavent, el bajista catalán que acompañó a Camaron y en las innovaciones setenteras de inigualable Paco de Lucía. Pero Morente tiene una profundidad de raíz flamenca pero también de remembranzas clásicas, en que une poesía, una voz poderosa, ritmo de distancias insolubles armonizados con cohesión mágica, e invitados de maravillas, como las Voces Húngaras en Lorca, y ahora en su último trabajo Sueña la Alambra, Pat Metheny, la Camerata Libertango y su hija Estrella Morente, pura magia de voz, interpretación y preciosura mediterránea. La verdad es que el disco nuevo no cala a la primera, es algo intelectual, pero una vez rumiado, sentido, comienza a emerger la magia de este brujo creador granadino (te viene el duende decía una amiga extremeña), quizás el más clásico innovador del flamenco. 

Donde habite el olvido
Luis Cernuda
Donde habita el olvido,
En los vasos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
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Noticias Agosto 6, 2005

La leyenda del tiempo – Enrique Morente

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Esta entrada la escribí hace 5 años. La recuerdo ahora que murió a los 67 años el maestro Enrique Morente (Videos):

Lo primero que recuerdo de aire flamenco fue el concierto de Paco de Lucía en San Francisco con John McLaughlin y Al Di Meola. Entonces, me costó asumir el flamenco cantado, salvo esas variedades fiesteras como Gipsy King o Azucar Moreno o los creativos y fusionados Ketama.
Todo cambió en España, cuando asistí a los primeros tablaos en que una gitana se tiraba una canción de la Rocío Jurado en versión capela y ponía los pelos de punta, o en una capilla medieval de piedra en Extremadura me emocionaba con los cantes más puros del flamenco, muchos de ellos a puro eco de la inglesia. En eso estaba cuando llegó a mis manos, vía una buena amiga de Badajoz, el disco que más me ha impresionado del flamenco, de voz de Enrique Morente, un “granaíno” de los más clásicos del flamenco moderno. La obra se llama Lorca y está basada en una serie de poemas de Federico García Lorca. Es una mezcla de aires de los más diversos, a veces me recuerda Brasil, pero también trae el coro de Voces Húngaras. Aquí quiero destacar La Leyenda del Tiempo.
Hay otra versión de este poema, de Camarón de la Isla, que marcó toda una revolución en el flamenco. Camarón es todo un innovador en su arte, como lo propio es Morente y el mismo Lorca, pero camarón también es como un Gardel. Hizo famoso en el mundo el flamenco y se convirtió en un mito al morir demasiado joven. Hay muchos que dicen que Camarón “canta cada día mejor”. Podemos hablar mucho más de flamenco y todas sus aristas, como podemos ver condesado en estas líneas, ya lo haremos. Por ahora, quería ofrecerles este poema La leyenda del tiempo…

LA LEYENDA DEL TIEMPO

El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

El tiempo va sobre el sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Sobre la misma columna,
abrazados sueño y tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!