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Inversión

Noticias Septiembre 10, 2007

Cultura de empresas Web 2.0

Encontré en el blog de Fernando Flores la presentación de Juan Freire "El blog como motor de la transformación en comunicación", en torno de las empresas en la Web 2.0, en el encuentro Renacer ´07 en Barcelona con video incluído. El resumen de sus puntos focaliza los desafíos en la cultura de las compañías. Incluyo un segundo esquema en torno de las empresas financieras aparecido en el blog del Banco Sabadell:

"El blog como motor de la transformación en comunicación“

Por Juan Freire Renacer ´07 de Barcelona


  • "La revolución ya no es lo digital: es lo 2.0. Pero incluso el blog está ya un poco anticuado. La exploración de las cosas que están todavía en la frontera, por ahí viene el futuro“. Por ejemplo: "Si Second Life es sólo una segunda vida, fracasará".

  • El impacto de lo 2.0 en las organizaciones será:

1. De estructuras jerárquicas a plataformas alimentadas en red.
2. De marketing basado en la persuasión a la conversación con los clientes.
3. De la gestión del conocimiento a la gestión de redes y comunidades.

  • "Las organizaciones tendrán que hacerse resilentes: flexibles y adaptativas, y pasar de la visión cortoplacista a la del largo plazo".

  • "La educación ha de cambiar radicalmente y adaptarse a la nueva realidad 2.0 o habrá una crisis profunda en el sistema".

Web 2.0 – Amenazas y oportunidades para las entidades financieras

 

Amenazas

  • Crecimiento del número de usuarios que consumen contenidos a través de lectores de feeds, impactando en los esquemas existentes de publicidad on-line

  • Nuevos modelos de negocio basados en la creación de comunidades, que pueden desintermediar a las entidades financieras (ej: Prosper)

  • Mercados secundarios con nuevas reglas económicas y de relación entre consumidores (ej: Second Life)

  • Creación de comunidades de consumidores, que pueden generar opinión sobre productos y servicios (ej: Blog IKEA Sucks!)

 

Oportunidades

  • Mejora de la usabilidad y rapidez de las aplicaciones web (AJAX)

  • Integración de múltiples servicios web, para ofrecer una mejor experiencia (Mash-up’s)

  • Capacidad de ofrecer servicios no interactivos a clientes, mediante webservices

  • Uso de blogs para mejorar los procesos de comunicación internos y de relación con clientes

  • Plataforma de servicios para empresas (ej: BS Factura)

  • Comunidades para segmentos jóvenes

Chris Skinner:

"As the Web 2.0 age dawns, banks must wake up to the fact that the successful companies of the future will not have customers, they will have participants, and that rather than having a business, they will have a community"

Noticias Septiembre 9, 2007

Los cambios de los hijos del mercado

Quepasa. En este artículo, el equipo de TheLab Y&R -la unidad de Brand Consulting de Young & Rubicam- junto a Carlos Catalán, sociólogo de la Universidad Adolfo Ibáñez, elaboraron para Qué Pasa las diez claves que a su juicio permiten entender cómo ha cambiado, en las últimas décadas el consumidor, el personaje estrella de la economía nacional.

Los ’60 y ’70 estuvieron decididamente marcados por la coexistencia de dos visiones irreconciliables del mundo. Unos buscaban entregar el rol central de la economía a la empresa privada y el mercado, mientras otros promovían la propiedad pública de los medios de producción y exaltaban el rol del Estado en la asignación de los recursos.

Durante los ’80 presenciamos el retiro del Estado y el desembarco del mercado. Las reformas iniciadas durante el régimen militar, paulatinamente, cambiaron el modelo de sociedad: se abrió la economía, se ordenaron las finanzas públicas, se privatizó la gran mayoría de las empresas estatales y se dio origen a una nueva institucionalidad laboral y de administración de los fondos de pensiones.

Durante los ’90 recuperamos la democracia y se legitimó la nueva forma de sociedad. Los gobiernos de la Concertación mantuvieron inalterables las bases del modelo de mercado y además agregaron la estabilidad institucional necesaria para finalmente alcanzar el crecimiento sostenido. El período de alto crecimiento vivido entre 1988 y 1997 -la llamada sociedad del 7%- y el período de expansión económica moderada que hemos vivido a partir de finales de los ’90, trajo como consecuencia que finalmente el consumidor salga de los libros de texto y entre en escena. El consumidor es hijo del mercado, del crecimiento económico, del mejoramiento sostenido de las condiciones de vida y, por ende, de la década del ’90.

1. El fin de la familia Zuko

Frente a un escenario de franca disminución del número de matrimonios al año y de aumento tanto del número de separaciones como de la jefatura de hogar femenina, tal parece ser que la gente de marketing debe revisar seriamente su arquetipo de la familia feliz, idealizada en tantos comerciales, con padres sonrientes, hartos niños y la mascota. Si además se insiste en retratar al chileno medio como un hombre rubio de ojos azules, más que dar un cierto carácter “aspiracional” a sus marcas, se corre el serio riesgo de no identificar e, incluso, ahuyentar al consumidor.

Los cambios recién descritos de la estructura familiar se insertan dentro de una profunda transformación de nuestra anatomía sociodemográfica. Según el censo 2002, la población de Chile llegó a 15.116.435 personas, de las cuales 50,7% son mujeres y el 49,3% son hombres. Con la caída del promedio de crecimiento anual de 1,6% (decenio 1982-1992) a 1,2% (1992-2002), hoy Chile presenta la tercera menor tasa de crecimiento demográfico de América Latina, detrás de Uruguay y Argentina. También nos pusimos más viejos: mientras en 1992, la población menor de 15 años representaba el 29,4% del total, en el 2002 ésta cae al 25,7%. En tanto, las personas de 60 años o más aumentaron de 9,8% a 11,4% en el período intercensal.

2. la mujer como protagonista

Las mujeres han estado al centro de las grandes transformaciones de las últimas décadas. Su progresiva incorporación al mundo público (económico, social, político) ha generado cambios importantes en la sociedad chilena, en los patrones de consumo y en la importancia que este segmento tiene para el mundo del marketing.

Las mujeres se tomaron el timón. Controlan la natalidad, deciden cuándo tener hijos y cuántos tener. La estructura familiar y el tamaño de las familias cambiaron significativamente en muy pocos años. Su ingreso progresivo al mundo del trabajo, sus mayores niveles de autonomía y las relaciones más igualitarias con el hombre son parte de la búsqueda que impulsan. La elección de Michelle Bachelet se instaló como símbolo de la conquista: mujeres con bandas presidenciales salieron a celebrar como si el triunfo hubiera sido propio.

Muchos las consideran como el grupo de los millones de dólares y el más codiciado por las empresas en Chile. Hay una conciencia colectiva en el mundo de los negocios sobre su protagonismo en las decisiones de compra. Se dice que son responsables del 85% de las decisiones de consumo en el hogar. En un estudio de Cadem (2005) se plantea que el 69% de las compras son realizadas por las mujeres y sólo el 20% restante está a cargo de cónyuges o parejas.

Su poder en el mundo del consumo las ha puesto en el centro de las comunicaciones y la publicidad: todos quieren seducirlas, conocerlas y empatizar con ellas. La mujeres en múltiples roles, su falta de tiempo, la posibilidad de darse un gusto, ser independiente y autónoma, pero también no perder la esencia de ser mujer, han invadido el discurso publicitario.

3. exitosos y reformadores

También ha cambiado la forma como vemos y enfrentamos la vida cotidiana. Comprender cuáles son las necesidades y expectativas prioritarias en Chile permite entender los cambios en las demandas y comportamientos de consumo.

El cambio más importante ha sido el explosivo crecimiento de un grupo que llamamos exitosos: del 17% al 28% del total de la población. Hemos visto crecer el país, hemos protagonizado la modernización de la infraestructura con importantes carreteras, extensiones del Metro, expansión de centros comerciales, grandes hipermercados. Chile “se agrandó” y fue sede de la APEC. Massú y González fueron campeones olímpicos y se nos hinchó el pecho.

Ser más exitosos significa que sentimos el liderazgo del país. También que tenemos ciertos niveles de confianza que nos permiten sentir algún control sobre el futuro y creer en proyecciones favorables. Pero el crecimiento de los exitosos también habla de las grandes expectativas: esperamos más y esperamos lo mejor. Hemos comenzado a desarrollar una cultura de defensa de nuestros derechos, como ciudadanos y consumidores. El aumento de los reclamos en el Sernac, la irrupción de los programas de denuncia, la protesta por los derechos de los subcontratistas, las manifestaciones de la CUT y, por último, la demanda de los ciudadanos hacia el Transantiago muestran los efectos del cambio. Hemos crecido, somos exitosos, pero todos quieren tener acceso y derecho a ese éxito y a las cosas bien hechas.

Una transformación más lenta pero sostenida en el tiempo es el aumento de los reformadores. Esta evolución refleja un giro hacia mayores niveles de apertura y tolerancia. Somos católicos pero menos que antes. Somos más tolerantes hacia temas como el divorcio (hoy ya es una opción legal). Aceptamos en mayor medida la homosexualidad, escogimos a una mujer como presidenta y así suma y sigue. Hablamos de una sociedad más altruista en lo social, menos impresionable por el estatus y de mayor aprecio por lo estético. Más libre de restricciones y con mayor foco en el crecimiento personal.

4. templos del consumo

Chile es país de propietarios. El 80% de la población tiene casa propia. La importancia del hogar se ha sentido. El mejoramiento del hogar ha tomado protagonismo. Es el segundo gasto prioritario de las familias chilenas después los gastos básicos y la compra de vestuario y calzado. La decoración del hogar se ha ido democratizando: “Quiero mi casa, pero la quiero linda”. Casa&Ideas, Homecenter, Easy, las secciones de hogar de grandes tiendas y supermercados se han adaptado para responder a esta demanda.
El hogar es el refugio, reflejo de la identidad, pero también el hogar es el destino más importante de todos los chilenos en una cultura poco marcada por la sociabilidad y la vida fuera de la casa. Este espacio no sólo es el lugar de descanso sino de entretención. El consumo cultural se ha instalado en los hogares chilenos y el equipamiento de tecnología (en particular de DVD) refuerza esta tendencia.

También cambió el centro de consumo y de vida social. Eran otros los tiempos en que la Avenida Providencia, entre Pedro de Valdivia y Los Leones, se erguía como el más importante centro de consumo y vida social de los sectores altos y medios altos. Gracias al Parque Arauco y a Mall Plaza apareció una nueva definición para el lugar de encuentro, un nuevo y duro competidor para la tradicional plaza pública. Estos ahora son recintos climatizados, diseñados para vitrinear, consumir y sociabilizar durante el fin de semana.

5. mercado maduro, mercado comoditizado

Cuando a Horst Paulmann, presidente de Cencosud, le han preguntado por las adquisiciones o fusiones de sus archirrivales, invariablemente ha respondido con un escueto pero rotundo “mientras más competencia, mejor”. Es un hecho que al aumentar significativamente en tamaño (manteniendo o mejorando los niveles de eficiencia), es posible ofrecer mejores precios al cliente final. El problema es que con tanta competencia y concentración, todos tienden a ofrecer lo mismo: “Soy el mejor y el más barato”.

Un fenómeno que alcanza su máxima expresión en el retail local. Tiendas por departamento, supermercados, farmacias, mejoramiento del hogar y cadenas de comida rápida. Bancos, tarjetas de crédito y operadores de telecomunicaciones. Todos, utilizando los mismos recursos. Es cosa de observar con atención la tanda de comerciales del horario prime. Que el descuento, que la oferta, que la liquidación, que el 2 x 1. Vamos con los marcianos, patos y avestruces verdes. Vamos con mil y un rostro haciendo lo mismo, rostro que se cambia de canal y que trabaja para más de una marca (a veces en la misma tanda). Marcas que hacen lo mismo y en el mismo momento, alineados por el inamovible calendario del comercio. “Lo dice la gente, yo soy el más barato” (farmacias). “Compruébelo, compare el valor final del carro” (supermercados). “Llegaron los mejores uniformes a los menores precios” (tiendas por departamento). Todos centrados en el precio y en el crédito. Y si es con regalo, todos con regalo (y muchas veces, ¡hasta con el mismo regalo!).

¿Qué piensa la gente de todo esto? Que todos son iguales, nada más complicado que eso. ¿Qué significa esto para las marcas? Algo sí muy complicado: que han perdido diferenciación en cantidades industriales, algo directamente relacionado con el valor de dichas marcas, aquello que sostendrá su demanda en el tiempo.

¿Qué ocurriría si viniera un período de vacas flacas con su consecuente recorte en las inversiones publicitarias? ¿Seguirán contando esas marcas con la preferencia del público, si éstas no tienen la posibilidad de mantener en alto los indicadores de recordación, a punta de GRPs? No es claro.

6. El consumidor credit card

El consumidor de las últimas dos décadas está decididamente marcado por el crédito de consumo. En este sentido, los mayores ingresos, sumados a la mayor disponibilidad y utilización del crédito, ampliaron considerablemente su campo de acción. Se vino abajo cualquier atisbo de actitud puritana frente a la deuda y hoy muchos viven, cotidianamente, haciendo la bicicleta, decididamente encalillados o bien, derechamente, para pagar sus deudas.

Las financieras bajaron las exigencias, colocándolas al nivel del grupo D. Se instalaron diversos sistemas de acceso automático, como las líneas de crédito y las tarjetas de crédito. Las tarjetas de las tiendas por departamento ganaron la batalla frente a los bancos comerciales y la superposición del dinero plástico es cosa de todos los días.

7. Desleales

La transformación del modelo económico nos llevó a que finalmente la ecuación académica empresa-consumidor comience a cristalizar fuera de los textos de marketing. En los últimos 25 años, experimentamos un importante proceso de proliferación de alternativas de consumo. Si antes había dos o tres tipos de shampoo, ahora no sólo hay muchísimos más, sino que éstos se diferencian según las necesidades del cliente o de acuerdo al tipo de pelo del consumidor.

Esta diversidad se ve reflejada en las modificaciones de la canasta familiar del INE, que pasó de estudiar cinco grupos, 368 productos y 501 variedades en 1988, a ocho grupos, 482 productos y 1.195 variedades en 1998. Si a principios de los ’70 había 5.500 productos en un supermercado cualquiera, en los 2000 la cifra llegaba a 50 mil en un hipermercado.

La proliferación de alternativas de consumo y la masificación de los estímulos publicitarios han hecho que queden atrás los tiempos en que un padre de familia compraba un auto de marca Peugeot y en la medida que progresaba en la vida, lo renovaba por otro Peugeot más nuevo o más grande. Hoy nadie se cuestiona al minuto de cambiar de marcas. El consumidor de hoy es por definición, desleal.

8. Mas opciones, menos tiempo

Fragmentación de audiencias y contenidos, medios masivo-segmentados, diversificación de puntos de contacto, hypersegmentación, multiplicidad de roles y convergencia tecnológica. Existe una serie de conceptos que se repiten con frecuencia en seminarios de marketing y medios de comunicación y que dan cuenta de una realidad que anuncia fuertes cambios en los hábitos de consumo.
Cada día estamos más bombardeados de invitaciones a ver, leer, escuchar, experimentar, escribir, postear, probar, estudiar, llamar, viajar y, desde luego, comprar. Si el exceso de información agobia, imagínese el exceso de alternativas para usar las horas disponibles (y las no disponibles también).

Ante la oferta exponencial de consumo de tiempo que estamos viviendo, su demanda se mantiene incólumemente inelástica. Claro, el día sigue teniendo 24 horas. Esa paradoja (más opciones, menos tiempo) no pasa inadvertida para las personas. Si la disponibilidad de tiempo libre viene a la baja, imagine si además tiene más alternativas para gastarlo que las mentalmente recomendables.

Por eso no son pocos quienes intentan agregarle horas al día, tratando de hacer más elástica una demanda confinada a esas 24 horas. ¿Cómo? Consumiendo simultáneamente tiempo en más de un oferente. En simple castellano: navegar en internet y escuchar radio a la vez; ver televisión y chatear, muy común entre los adolescentes y algo enervante para muchos adultos.

Muchos consumidores en uno. Distintas personas en distintos momentos. Consumidores con distintas misiones, formas, lugares, necesidades, opciones. Como sea su cariño. Del value for money al value for time. En adelante, todos quienes entiendan esto tendrán las de ganar. La búsqueda de valor ya no se reduce al económico por lo que se está pagando (vale lo que cuesta): cada día será también más relevante el “vale lo que demora”.

9. McOndo: entre la necesidad y el deseo

Distinguir nuestra realidad actual desde una óptica macondiana, sólo cargada de realismo mágico a lo García Márquez, bien podría denotar un exceso de anclaje con nuestro pasado rural y tradicional. Quizás si la categoría McOndo -a lo Fuguet- logra captar nuestra particular combinación de características tradicionales con las intenciones de modernidad.

Inserto en medio de un decidido proceso de modernización, aún joven y a veces contradictorio, el consumidor chileno vive sus dinámicas de consumo entre la necesidad y el deseo, la racionalidad y la emoción, lo tangible y lo intangible, entre el shopping funcional y el shopping lúdico. Si bien la mayoría del consumo nacional está decididamente marcado por la orientación al bienestar familiar -a saber, mejorar los niveles de educación o el plan de salud o arreglar la casa-, no podemos desconocer que éstos también fueron los años que nos vieron, por primera vez, viajar a Miami, hacernos del ansiado auto propio y mejorar decididamente nuestras condiciones de vida.

10. De la Clase Media al D

Al hablar sobre los cambios del consumidor en las últimas décadas no se puede dejar fuera a la clase media. Es el grupo más grande de la población y con el cual la mayor parte de los chilenos se siente identificado porque representa a la clase que vive con el esfuerzo de su trabajo.

La clase media vivió la incorporación al mundo del consumo y de bienes a partir del acceso al crédito, y junto con esto experimentó con mayor rapidez e impacto el equipamiento de sus hogares. Los fenómenos de La Florida y Maipú llevaron a redefinir el entendimiento de la clase media desde un segmento aspiracional a un grupo con identidad propia. En la misma línea, “Faúndez”, que se convirtió en un ícono de la masificación de la telefonía móvil en Chile, representó a la clase media con identidad propia, pero incorporada a la modernidad.

En los últimos años no sólo la clase media sino el segmento D se han constituido en el sector emergente más relevante para el marketing. Representan el 35% de los chilenos y han sido históricamente los menos estudiados y más desconocidos en su rol como consumidores. Algunas características que determinan sus comportamientos de consumo son: la tensión y la demanda por compatibilizar lo tradicional y lo moderno (el mall vs. la feria / la cultura del crédito vs. el hábito de ahorro previo), la gestión del presupuesto obedece a una lógica grupal y no individual, muchos son consumidores finales y microempresarios.

Al menos por algunos años, antes que surjan otros segmentos emergentes (como los adultos mayores), en este grupo se concentrará el foco de observación e interés.

TheLab Y&R

Vicente Carrasco, Carlos Catalán, Juan Pablo Martínez y Carolina Altschwager (en la fotografía, de izquierda a derecha). Ellos pensaron y escribieron este artículo, después de darle no pocas vueltas al tema. Es su debut como columnistas en las páginas de Qué Pasa.
Carrasco, Martínez y Altschwager conforman TheLab Y&R, la unidad de Brand Consulting de Young and Rubicam Chile dedicada a la construcción y desarrollo de marcas. Actualmente TheLab Y&R es el centro de excelencia de Planning & Research de Y&R Latam y desde Chile se coordina la gestión regional del BAV (BrandAsset Valuator®).

TheLab Y&R está compuesto por un equipo multidisciplinario de 15 personas de perfiles profesionales complementarios y con nivel de excelencia en la región.

Carlos Catalán es máster en Sociología y director académico del Máster en Comportamiento del Consumidor de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Noticias Septiembre 9, 2007

Chile: los adolescentes se “empoderaron”

 

La Tercera. Encuesta "Perfil de los nuevos teens"

Encuesta sobre adolescentes: ellos se "empoderaron"

47% estima que la familia es lo más importante en su vida actual; 87% cree que puede influir para cambiar algo.

¿Qué quedó tras la revuelta de los pingüinos? Definitivamente, que ha llegado savia nueva. Un sondeo revela que entre los legados se instaló una alta autoestima adolescente, derribando mitos como la apatía e incertidumbre con que se los tildaba. Los flamantes chilenos de 13 a 17 años creen en su protagonismo.

¿Qué creen ellos que ganaron con las luchas estudiantiles del año pasado? La mayoría de los adolescentes siente que desde entonces "a los jóvenes tienen que respetarnos" (35%); que "quedó claro que nos interesa el mundo en que vivimos" (23%); "que podemos cambiar el mundo" (21%) y, entre otras opiniones, "que somos capaces de dar batallas sociales" (14%).

Asimismo, creen en su capacidad de plantearse proyectos y sueños propios, de luchar por ellos y alcanzarlos, pero no dejan de mantener aspiraciones colectivas. Mirando hacia el futuro piensan que serán "un profesional exitoso" (92%); tendrán "un trabajo estable" (91%); "una familia bien constituida" (90%) y ganarán "mucho dinero" (69%), a la vez que trabajarán "por causas sociales" (71%) y "por el país" (54%).

Son las revelaciones de un sondeo hecho por el Centro de Encuestas de La Tercera y la revista Mujer, denominado "Perfil de los nuevos teens". Vistos los resultados, un experto es concluyente: "Son pragmáticos, ambiciosos, aspiracionales, dispuestos a sacrificarse para obtener sus metas. A lo mejor los adultos debiéramos aprender de ellos. Lo primero que salta a la vista es que a pesar de los prejuicios que tenemos sobre la juventud, los teens aparecen como jóvenes con ideas claras, aunque no son excesivamente idealistas". Eso afirma Patricio Gajardo, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central. Destaca, asimismo, el "profundo sentido social" de estos jóvenes, aunque lo asuman sólo como parte de su presente, porque en el futuro tienen otras aspiraciones que tienden más al individualismo que a la acción colectiva.

"Los jóvenes tienen una mirada más optimista que los adultos respecto al futuro, sobre todo en el aspecto económico, pues han crecido en un contexto de mayores libertades democráticas y en medio de un fuerte desarrollo de libre mercado, por tanto, están más acostumbrados a la flexibilidad. No le temen a un futuro con mayor incertidumbre como las generaciones más adultas", opina Daniela Trucco, socióloga y miembro del equipo de los Informes de Desarrollo Humamo del PNUD.

\ Optimistas…

Para la investigación fueron entrevistados 308 jóvenes de entre 13 y 17 años, de un conjunto de 49 ciudades con más de 40 mil habitantes, que corresponden el 80% de la población urbana del país. Las entrevistas se realizaron por teléfono entre los días 23 y 26 de agosto de 2007.

Según los resultados, los teens actuales creen principalmente en los afectos: para más del 90% la amistad y el amor están primero. Asimismo apuestan por la fidelidad y lealtad (85%), por un ideal (79%), Dios (85%) y la democracia (66%), mientras en último lugar de importancia en aquello que creen sitúan a la política (sólo 33%). Mayoritariamente se definen a sí mismos como solidarios, sociables y soñadores. Estos tres aspectos son mencionados más por mujeres. Los hombres se describen más tecnológicos, realistas e idealistas.

"Puros valores altruistas en adolescentes que, por otro lado, en otras respuestas dicen que lo más importante es el éxito personal y atributos individualistas… ¿Por qué? Porque tienen una alta estima de sí mismos. Se atribuyen cualidades que saben que son valorables. Son ubicados, saben lo que es bueno y malo. No quieren que les digan individualistas (sólo uno de cada diez se define a sí mismo como consumista o individualista), pero luego se proyectan mayoritariamente preocupados de su desarrollo personal antes que del resto o del mundo", comenta el sociólogo Juan Agustín Vilches.

Si se les pregunta por su principal aspiración, "tener una linda familia" es lo primero para ambos sexos (42%), seguido nuevamente de la idea de "ser un profesional exitoso" (42%). Llamativo es, no obstante, que "casarse" y "tener una buena pareja" ocupan los últimos lugares en orden de importancia.

La familia es lejos la institución más confiable para ellos. "Es lo más importante para los adolescentes. ¿Por qué? Porque son hijos de la cultura de los derechos de los niños, donde han sido puestos siempre en el primer lugar de las prioridades familiares, han sido niños privilegiados, los "tiranos" de este tiempo", dice Vilches.

Fruto del cuidado familiar excepcional que han recibido es probablemente el alto amor propio que exhiben. El sondeo muestra un entusiasmo generalizado de este segmento juvenil: 90% se declara optimista respecto de su vida actual y 84% dice sentirse feliz. Aunque, tal vez signo de los estresantes y exigentes tiempos que corren, ocho de cada diez adolescentes declaran que se sienten ansiosos, y uno de cada diez se reconoce deprimido. Signo de su alta autoestima es su concordancia con frases como "tengo confianza en el futuro" (69%); "me siento útil y necesario" (56%); "vivir es bonito" (43%); "me gusta la compañía de los demás" (48%). Todo esto mientras sólo el 17% asume la frase "a nadie le importa lo que pienso". Es que los teens están empoderados, y creen fundamentalmente en ellos y en su generación.

\ Meritocráticos…

¿Lo más importante en su vida actual? Nuevamente mencionan a la familia y enseguida los estudios. El sexo, las nuevas tecnologías, las relaciones amorosas o la amistad apenas consiguen adhesiones si se trata de escoger. ¿Lo que mejor los define? Ser exitosos, con un cuarto de menciones, y tener proyectos que desean realizar, con 19%, seguido por aspectos afectivos como ser buen amigo. "Los adolescentes actuales aparecen como más insertados en la sociedad meritocrática en la que se ha ido transformando Chile, y por tanto se atreven a ser más competitivos y audaces. Esto lo refuerza la amplia valoración que obtienen el esfuerzo y la confianza en sí mismo como factores para alcanzar el éxito en Chile, como también lo que se valora más socialmente que es el esfuerzo para surgir en la vida", comenta Patricio Gajardo.

Se trata de adolescentes que creen en sus propias capacidades, en que su futuro depende del esfuerzo personal y no de las redes, lo que queda claro cuando se les pregunta ¿qué consideran que es importante para el triunfo de un joven en el Chile actual? "Ser esforzado", "tener confianza en sí mismo", "ser inteligente", "lograr estudios superiores", son las respuestas mayoritarias. Pertenecer a una familia influyente o tener buenas relaciones y pitutos, apenas tiene adeptos (sólo 8% suman ambas). Daniela Trucco enfatiza en que "la transición cultural de Chile involucra cambios culturales profundos y acelerados, como el aumento de la individualización, tendencia que es todavía más acentuada en la etapa juvenil y se ve reflejada en la importancia que los adolescentes dan a las conquistas personales como ser un profesional exitoso, tener un trabajo estable o proyectos a realizar".

Por su parte, Patricio Gajardo reflexiona: "Estos adolescentes están mucho más que ‘ahí’, porque reconocen que van a ser valorados por su esfuerzo y capacidad. Esto me parece inédito, siempre se les percibía en otras encuestas con una postura más prescindente y un mayor nivel de incertidumbre sobre el futuro". Y añade que "resulta evidente que son hijos de su tiempo, tienen claro que deben ser ambiciosos si desean lograr sus objetivos, pero dichas aspiraciones no pasan por un ideal colectivo, sino más bien individual".

Estos jóvenes dicen usar su tiempo libre en actividades preponderantemente individuales. En orden de importancia, optan por salir con amigos, escuchar música, practicar deportes, chatear, navegar por internet, ver TV, pololear, jugar video games, participar en actividades sociales y en última instancia la lectura de libros.

En lo amoroso, tres de cada diez adolescentes señalan estar pololeando y 19% dice haber tenido relaciones sexuales. Aunque aquí la edad es determinante y el sondeo muestra cómo el sexo a los 13 años apenas tiene relevancia (0,2%), mientras en los mayores claramente tiene un espacio en sus vidas: el 27% de los que declaran tener o haber tenido relaciones sexuales lo hicieron a los 16 años y el 41% a los 17. Buena noticia resulta el amplio reconocimiento de uso del condón entre los que tienen vida sexual, pues 71% declara usarlo para protegerse de embarazo o enfermedades de transmisión sexual.

Lo que llama de manera alarmante la atención es la violencia que denuncian haber vivido a su corta edad: un altísimo porcentaje dice haber sido víctima de violencia intrafamiliar (23%) o insultos y amenazas por parte de amigos (22%) o violencia incluso de parte de la pareja (5%). Y el 39% ha sufrido asaltos y amenazas por desconocidos. No es de extrañarse que los temas sociales que más les preocupen sean entonces la violencia y la delincuencia (38% en total opina así). Aunque también están en sus preocupaciones sobre la sociedad temas muy candentes como el racismo, la falta de oportunidades y el deterioro del medio ambiente.

Además se identifican con los cambios de los nuevos tiempos. Notable es la cantidad de teens que no cree en el matrimonio (35%), aunque para la mayoría su sueño es casarse (65%). Muchos estiman que la mujer debe dedicar más tiempo a la vida familiar (46%), tal vez por lo poco que ven a sus madres que trabajan fuera del hogar, aunque la mayoría (79%) está de acuerdo o muy de acuerdo en que el trabajo de la mujer enriquece la vida familiar y de pareja.

En temas valóricos, un alto porcentaje sostiene que el aborto es una decisión personal (cuatro de cada diez están de acuerdo o muy de acuerdo, mientras seis de cada diez rechazan el aborto). Finalmente, el 55% está de acuerdo o muy de acuerdo en que los gays y lesbianas tienen derecho a casarse.

\ Socialistas, anarquistas, nazistas…

No los representa alguna organización política; sólo un 12% señala estar identificado con una organización social conocida. Sin embargo, llama la atención que el 15% dice identificarse con el socialismo y el 9% con el ecologismo. Marxismo, nazismo-fascismo y anarquismo, posturas radicales, consiguen cada una porcentajes de adhesión de alrededor del 5%. Lo que es bastante. Y ¡sorpresa!: la mitad de los teens manifiesta disposición a seguir la ideología que los interpreta a través de una organización. Pero al 88% no lo identifica ninguna de las organizaciones políticas o sociales que conocen. Es que para ellos la familia es la única institución social confiable, mientras las menos confiables son los sindicatos, las empresas, el gobierno (o los políticos). La Iglesia (10%, pese a que la mayoría, el 63%, se define como católico y 28% seguidor del cristianismo), las instituciones educacionales (7%) y Carabineros (7%) reciben muy bajas adhesiones. "No valoran la política, en especial a los políticos, pero tampoco se aprecia un cuestionamiento crítico, y menos de rebeldía crónica hacia la sociedad en la que viven. El desprecio a la política parece provenir de lo que ven como imagen de los políticos y de sus actividades. De ahí que la percepción de que los jóvenes no se inscriben o no les interesa participar en política se debe a una clara conciencia de que sus logros no pasan necesariamente por proyectos colectivos, sino que dependen más que nada del esfuerzo individual", dice Gajardo.

Para un 17% de los adolescentes la religión le es algo ajeno: se declaran indiferentes, ateos o agnósticos ante ella. "Para ser tan pequeños es significativo el porcentaje. En general, las definiciones sobre la fe suceden cuando son más grandes", estima Juan Agustín Vilches.

Por eso, fuera de los estudios no realizan más actividades sistemáticas que hacer deportes (49%) y alguna actividad artística (9%), mientras en organizaciones colectivas, de tipo solidario o ecologista o estudiantil sólo participa en total el 9%. Sólo el 1% dice estar en alguna organización política. "A través de la encuesta se puede observar el bajo interés que demuestran los jóvenes por las instituciones tradicionales de participación. Sin embargo, ellos igual valoran su integración y aporte social", comenta Daniela Trucco. Da como ejemplo que un porcentaje importante de los adolescentes valora socialmente el estar comprometido con un ideal o proyecto social o ser parte de un voluntariado. Otro porcentaje importante legitima el voluntariado y la participación en organizaciones solidarias como la manera de enfrentar problemas sociales. "Ello podría indicar que hacen falta nuevas posibilidades de integración y participación de los jóvenes", precisa.

Explica que el movimiento estudiantil del año pasado demostró que los jóvenes no sufren de apatía o falta de interés, sino que quizás los canales de participación tradicionales no satisfacen sus necesidades e intereses. "Los resultados de este estudio demuestran claramente, además, la demanda de los jóvenes por ser considerados por los adultos", puntualiza.

Sin embargo, desde su propia individualidad la inmensa mayoría (87%) cree que puede cambiar algo más allá de su vida personal, aunque estiman que se los impide el que los adultos "los subestiman" (39%) o "no los consideran" 14%) o "nos han estigmatizado con el ‘no estoy ni ahí’" (11%) o "a los jóvenes no nos creen" (11%). "Desean ser escuchados por los adultos, pero si tuvieran una visión crítica plantearían el cambio social como un objetivo y meta de sus vidas, lo que no es así", estima Gajardo.

¿Qué modificarían del país? En orden de importancia para ellos: la política y los políticos, luego las leyes y la justicia, la violencia y delincuencia, el gobierno, la desigualdad de ingresos y la pobreza.

¿Alguna posibilidad de liderazgo social en este contexto de descreencias tan extendido de nuestros adolescentes? Cuatro de cada diez jóvenes señala no tener ninguno, quedando en evidencia la carencia de líderes. Sin embargo, al observar las respuestas abiertas, por lejos la Presidenta Bachelet (14 puntos sobre la segunda mención espontánea que ellos hacen, que es Sebastián Piñera, que sólo cuenta con 4% de adhesiones) representa el único liderazgo destacable por los teens. Pese a todo, hay un reconocimiento hacia ella que nadie asoma en igualar, probablemente basado en una identificación con su condición de mujer Presidenta, la primera en nuestra historia.

Finalmente, ante la pregunta ¿qué forma de participación cree que los identifica o consideran legítima?, los teens de Chile no dudan: en primer lugar, la manifestación pacífica y en la calle (28%), y un 7% está de acuerdo con participar incluso de manifestaciones violentas, mientras que un 12% prefiere "organizarse eventualmente para denunciar un problema puntual".

El perfil de los nuevos teens es inequívoco: se saben poderosos, pese a su edad, y están dispuestos a defender sus derechos y aspiraciones en la calle. Ni señas de la etiqueta que antes se les puso y que decía "No estoy ni ahí". \\

 

 

 

 

 

 

 

 


Noticias Septiembre 9, 2007

La revolución del retail en Chile

Quépasa. Es la industria que más se desarrolló en Chile en las últimas tres décadas. Esta es la historia del boom narrada por sus propios protagonistas. (ver también Revista Capital: La Industria Retail en Chile 2010)

Horst Paulmann

 

Fue una decisión de última hora la que hizo que el Jumbo naciera como hipermercado. Cuando Horst Paulmann Kemna, presidente de Cencosud, decidió crear el primer local de la cadena, inicialmente pensó en construir un híbrido entre bodega mayorista y negocio detallista. Corría 1976 y su idea era que en los 5 mil metros cuadrados que poseía en Avenida Kennedy, en Las Condes, convivieran ambos mundos de tal forma que los clientes pudieran elegir entre llevarse una unidad o una caja de productos. Paulmann creía que las dueñas de casa se asociarían informalmente para comprar al por mayor y luego repartirse los productos con el fin de ahorrar.

Finalmente fue su gerente general de la época, Óscar Anwandter Quentin, quien lo convenció de dedicarse sólo a las ventas al detalle. Cuando el 9 de septiembre de 1976 abrió el local, aún podían verse los grandes estantes de fierro repletos de cajas apiladas. Construido en acero y cemento, se situaba en el mismo sitio donde hoy está el mall Alto Las Condes, un terreno que entonces era parte de una viña.

El Jumbo estaba en la periferia de la ciudad. No había recorridos de micros que pararan ahí. Los clientes llegaban en auto y los trabajadores debían acudir en los buses de la empresa Ettel, contratados especialmente para ello.

Al principio, el mercado fue lapidario: el negocio sería un fracaso. Por su lejanía y su concepto de ofrecer tanta cosa en un mismo lugar. Al chileno no le gustaba “la frialdad” de esos largos pasillos, argumentaban. Al chileno le encantaba conversar con su almacenero de siempre, agregaban. Jumbo era el primer hipermercado en el país, casi calcado a los que Paulmann había visto en sus múltiples viajes a Europa: enormes superficies enclavadas al costado de una carretera, sólo a un par de kilómetros del centro de la ciudad.

Pero un elefante en la puerta del local, el organista Rolando Urbina tocando de lunes a viernes las canciones de moda, una oferta de productos importados nunca vista en Santiago y la promesa de ofrecer sólo productos de calidad más que de bajos precios, catapultaron al Jumbo. En la Navidad de 1976 el whisky marca Premium -de origen argentino- fue uno de los productos más vendidos. Los reponedores no alcanzaban a apilar las botellas, cuando éstas ya se habían agotado. Casi el 10% de toda la oferta del local provenía del exterior, algo impensable para ese tiempo, cuando el país venía recién saliendo de una historia de proteccionismo.
El local se llenaba los fines de semana porque su lejanía y novedades lo convirtieron casi en un paseo familiar, esgrimen ejecutivos que trabajaron ahí en esa época. Para equilibrar la carga de público, Paulmann recurrió otra vez a una de sus habituales fuentes de inspiración: las revistas especializadas, entre ellas la alemana Lebesmittelzeitung. Ahí se comentaba que el mismo problema había sido resuelto en Europa creando “los días de”; es decir ofreciendo descuentos por categoría cada día de la semana.

También entonces debutaron los puntos. En Europa se les llamaba pasaportes. En el Jumbo, rústicos carnés de cartulina otorgaban la calidad de socio. Anotaciones a lápiz indicaban la frecuencia de compra de un cliente, que al cabo de unos meses podía acceder a descuentos.

En 1979, Paulmann abrió el segundo local. Eligió la esquina de Bilbao y Latadía, también en Las Condes. Eran los antiguos terrenos de la terminal de ETC, la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, que cerraba sus puertas.

Durante la crisis de 1982, Paulmann decidió no seguir invirtiendo hasta que todo se normalizara. Fue un período extremadamente difícil, porque se congelaron los sueldos y la caída en las ventas golpeó fuerte al elefante que se había especializado en ofrecer exquisiteces.

El origen de la fortuna

Paulmann escogió como símbolo de su empresa al animal más grande de cuatro patas. Le puso Jumbo porque así se llamaba una cadena de supermercados portuguesa que operaba también en Brasil y porque Jumbo era un elefante africano del tamaño de un mamut que vivió en el zoológico de Londres en el siglo XIX y cuyo nombre se usaba en Europa para describir a las cosas de proporciones gigantescas. El primer supermercado costó casi US$ 1 millón y la mascota -un elefante pequeño y sonriente- la dibujó Anwandter.

El mismo día en que comenzó a buscar personal para su primer supermercado, Paulmann habló a sus futuros colaboradores del Jumbo. Atrás quedaba Las Brisas, la cadena que formó junto a su hermano Jurgen, en 1961. Tras la separación de ambos, Jurgen se quedó con Las Brisas y Horst en Santiago, ciudad a la que llegó precisamente para buscar una mejor forma de abastecer al negocio familiar a través de un centro de distribución propio que se llamaba Adesu (abastecedora de supermercados).

En 1974, influenciado por sus visitas al extranjero y la lectura sagrada de publicaciones especializadas, Paulmann creó “P y P, pasando y pasando”, un autoservicio para los pequeños comerciantes, donde lo mínimo que se podía comprar era una caja de algún producto. El local situado en Santa Rosa 3570 sólo recibía pagos en efectivo. Es ahí donde cercanos al empresario fijan el origen de su fortuna: compraba grandes volúmenes con buenos descuentos y como la inflación en esos años estaba fuera de control ganaba algo adicional gracias a la subida de precios.

A junio de 2007, Cencosud opera 118 supermercados con un total de 173.782 metros cuadrados de salas de venta. En su operación de hipermercados y supermercados en Chile, alcanza casi el 30% del mercado. Además posee 8 centros comerciales y 21 Easy. En marzo de 2005, Cencosud entró en el negocio de tiendas por departamentos a través de Paris donde maneja 25 tiendas.

El primer mall en una fábrica

En 1982, cuando los dos Jumbo de Las Condes estaban consolidados, Paulmann comenzó su incursión en Argentina. El primer local lo abrió en la zona de Lugano, en Buenos Aires. Dio con esa ubicación tras sobrevolar en helicóptero la metrópoli porteña. Compró el terreno a una fábrica de papeles que estaba en quiebra.

La mole de concreto que se erguía dentro del sitio impresionó al empresario, porque le daba la posibilidad de levantar ahí mismo el primer centro comercial. Sabía que en EE.UU. los malls eran grito y plata. Entonces encargó varios estudios y aunque al final hubo que derribar casi todo, nació Unicenter, el primer shopping center de Argentina.

La idea original siempre contempló que en el primer piso hubiera como tienda ancla un Jumbo. Hoy, Cencosud opera en Argentina 13 centros comerciales de los cuales nueve se encuentran en Buenos Aires. Además Jumbo tiene 15 hipermercados en Argentina, y Disco, adquirida en 2004, cuenta con 239 locales. Allá el grupo opera Easy, pionero en la industria de homecenters con 29 tiendas.

Hoy Argentina aporta la mitad de los ingresos del holding. Al segundo trimestre de este año la firma ganó $ 124.078 millones, 110% más que a igual período del año anterior, influenciado eso sí por la venta de su participación en Mall Plaza y por el joint venture con la francesa Casino Guichard-Perrachon firmado en mayo para desarrollar Easy en Colombia.

Claro que esos resultados responden a la decisión de Paulmann de profesionalizar la empresa. El 2000 el empresario vio claro que el crecimiento del negocio pasaba por su expansión y el apoyo de profesionales. Ese año se inscribió en el programa de empresas familiares de la Universidad de los Andes, junto a sus tres hijos: Peter, Manfred y Heike y el entonces director, Stefan Krausse.

La “modernización” de Paulmann había comenzado: se acercó a la banca para financiarse activamente, ya que hasta la fecha todos sus emprendimientos los solventaba con recursos propios; fichó al actual presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, Bruno Philippi, para que profesionalizara la empresa; e incorporó al gerente general corporativo, Laurence Golborne, ex gerente de administración y finanzas de Gener.

En 2004, Paulmann decidió abrir su negocio a la Bolsa. Hoy la empresa vale más de US$ 8 mil millones.

Que nadie se adelante

Según cercanos y ex ejecutivos una de las razones que mueven a Paulmann -amén de su olfato- es el temor a que otro competidor se le adelante. Desde sus inicios, el empresario ha tomado decisiones y posiciones sobre esa base. Por ejemplo, en 1965 cuando con su hermano -ambos manejaban Las Brisas- comenzaron a abrir locales en otras ciudades del sur para evitar que los supermercados santiaguinos, como Almac, los pudieran aniquilar.

Lo mismo pasó en 1976 en Santiago, cuando la economía chilena repuntaba y surgían los grandes grupos económicos. Paulmann se enteró de que uno de los proyectos de Javier Vial era traer a Chile a las grandes cadenas de hipermercados que había conocido en España: por eso se apuró con el lanzamiento del Jumbo.

Su incursión a Argentina se debió a lo mismo. Como siempre estuvo al tanto de las tendencias del sector retail y de las conversaciones que diversos ejecutivos tenían, supo que Carrefour ya andaba mirando en Buenos Aires. Entonces, rápidamente, abrió su primer local en ese país.

A este mismo instinto se debe también que sea según ejecutivos del mercado inmobiliario, uno de los mayores dueños de sitios urbanos estratégicos en el país. Para evitar que otros le ganen los espacios. Fue lo que pasó con el ex terreno de CCU que tras comprarlo en 1988 lo mantuvo hasta marzo de este año cuando colocó la primera piedra del Costanera Center, al que además añadió la torre más alta del país.

Los Solari…

Llegar a ocho locales les costó 82 años; alcanzar las 144 tiendas, apenas la mitad. Estos son los episodios desconocidos de la biografía de una firma que de sastrería mutó, a partir de los 90, en uno de los cinco retailers más grandes del continente.

“Vista como quiera, pero vista en Falabella… en sus ocho locales de Ahumada, la calle de Falabella”. Con esta publicidad, en 1971, la compañía del napolitano Salvatore Falabella daba cuenta de un sostenido crecimiento. Llegar a ese número de locales le tomó 82 años. Fueron décadas de experimentación y de darse el tiempo para transformar la pequeña sastrería de ropa masculina fundada en 1889 en una multitienda que hoy suma 144 locales, presencia en Argentina, Perú y Colombia y un valor superior a los US$ 14.000 millones.

Los hijos del fundador -Arnaldo y Roberto Falabella Finizzio- asumieron las riendas de la sastrería en los años 20 y 30, en una época en que la consigna era mantener la imagen. El periodista Trancedo Pinochet escribía en esos años que “el apellido era importante, pero más lo era la fortuna. Un joven nace en cuna de bronce; crece y estudia en los Padres Franceses o en el Instituto Inglés…pero lo más importante es que su ropa la hacía Pujol, Pineaud, Lerveu y en Chile la buena categoría está en las casas Russo y Falabella”.

El glamour de Falabella fue in crescendo. En 1970 se había convertido en el punto obligado de una parte de la elite santiaguina. En su ADN rezaba la consigna: “Sin necesidad de salir del país usted encuentra la última expresión de la moda mundial con auténticos modelos de Paris, Londres y Nueva York”.

Trajes a $ 350

Fue la dupla Alberto Solari-Jorge Mellafe la que comenzó a cranear la transformación de Falabella, y que se coronó a partir de los años ’90 con la diversificación de negocios, la entrada en los centros comerciales, las alianzas con nuevos socios y la internacionalización.

Alberto Solari -casado con Eliana Falabella Peragallo, nieta del fundador e hija de Arnaldo Falabella- se convirtió en el heredero natural. Entró al negocio en 1936.

“Arnaldo estuvo siempre a cargo de la empresa. Tuvo seis hijos, cuatro mujeres y dos hombres. A uno de los varones le interesaba mucho ingresar a la firma, pero murió joven. El otro se encargó de la parte industrial y jamás se dedicó a la tienda”, recuerda un ex ejecutivo.

Entonces, Arnaldo cifró sus esperanzas en su yerno Alberto. Le traspasó conocimientos y poco a poco el joven junto al gerente comercial, Jorge Mellafe, empezó a incorporar nuevos productos (ropa de mujer y niños) y puntos de venta, transformando a la entonces sastrería en una tienda de vestuario.

Camisas, sombreros y zapatos eran parte de la nueva oferta. Eso sí: siempre para caballeros. Hasta que en 1940 la sección mujer -cuya ropa importada se vendía en el entrepiso- fue grito y plata. “Se dieron cuenta entonces del gran negocio que tenían entre manos y levantaron una segunda tienda de alta costura para la mujer”, relata un conocedor de la firma. Este cambio fue esencial porque, de paso, también implicó entrar en la confección. “En la sastrería se tomaban 1.200 medidas al mes. Había seis cortadores y seis ayudantes que luego mandaban a producir las prendas a los pantaloneros, vestoneros y chalequeros”, dice Antonio Mir, un ex ejecutivo que trabajó en la firma entre los ’40 y ’90. En esos años un traje podía costar $ 350 (el sueldo básico de un empleado era de $ 465).

El restaurante

El buen posicionamiento de la marca llevó a la dupla Solari-Mellafe a levantar un restaurante en calle Ahumada y con el mismo nombre: Falabella.

Situado en las cercanías del pasaje Matte, el local -que funcionó por casi 15 años- se transformó durante la UP en el centro de operaciones de la firma, hasta que cerró en 1975. “Al salón de té y restaurante le iba bastante bien. Para el golpe de 1973 ese local nos sirvió de refugio porque las tiendas no se pudieron abrir”, recuerda Antonio Mir. Esta dupla también acercó la empresa a la comunidad. En 1969 apadrinaron una escuela de escasos recursos, política que ha continuado: 35 colegios y 19.000 alumnos.

Vergüenza por el crédito

Mir fue uno de los primeros ejecutivos en trabajar en la sección créditos. Anotaba a mano las compras, que se pactaban a 10 letras por un traje o a cinco por otro producto. Aún recuerda la vergüenza que el trámite le daba a la gente: “Teníamos un papel muy hermoso para envolver los trajes. Pero la gente pedía expresamente que, por favor, pusieran el papel al revés porque no querían salir a la calle con ese paquete”, recuerda entre risas.

Igual sistema se aplicaba a las grandes empresas. Vendedores recorrían hospitales, la Contraloría y otras instituciones para ofrecer los productos. Estos se descontaban por planilla.

Cuarenta años después nació la tarjeta CMR (Crédito Multi-Rotativo), de la mano de Juan Cúneo, que con más de cuatro millones de clientes se convirtió en el motor de la firma. El hijo de Marietta Solari -hermana del presidente de Falabella- y de Ernesto Cúneo trabajaba desde 1954 en la tienda. “Entró muy joven… ya iba cuando estudiaba en la universidad”, recuerda un cercano al empresario. Harto le costó convencer a la plana mayor de la tienda sobre la conveniencia de aplicar este sistema. “No nos gustaba el sistema porque hasta antes teníamos un sueldo fijo y una comisión por la venta a letras; con la CMR esa comisión se iba a la tarjeta y no a nuestro bolsillo”, cuenta un ex ejecutivo.

Santiago no es Chile

Ya a fines de los ’60 la sastrería se había convertido en una tienda por departamentos, al incorporar los productos para el hogar con cinco locales repartidos en distintos puntos de la calle Ahumada.

Por esos años Reinaldo Solari, hermano del entonces gerente general y que llegó desde Iquique a los 15 años, había emprendido su propio negocio: la fábrica de ropa femenina Mavesa y una tienda Falabella en Concepción. “Al parecer pagaba un royalty”, recuerda un ejecutivo. Esa expansión permitió a la firma hacerse eco de la frase “Santiago no es Chile”.

Venden los Falabella

Al morir Arnaldo Falabella le dejó a su yerno Alberto un porcentaje de la empresa, donde además estaban las cuatro hermanas Falabella Peragallo. Pero en los años ’80 los hijos de éstas -a excepción de los descendientes de Eliana Falabella- salieron del negocio. Entonces los hermanos Solari compraron ese porcentaje. Años antes un estadounidense, casado en segundas nupcias con Silvia Falabella Peragallo, quiso comprar la participación de esta familia. Pero se dio cuenta que no era capaz de manejar el negocio y desistió.

Una vez que entraron los Solari, el negocio sólo creció. La tienda salió de la tradicional calle Ahumada para instalarse en el mall Parque Arauco (1983), de donde la cadena estadounidense Sears se retiraba debido a sus malos resultados.

En esa época una reorganización interna de la sociedad, empujada por la misma familia controladora, posibilitó a Juan Cúneo sumarse al pacto de accionistas de la firma. Tomó la gerencia general, con el compromiso de modernizarla. Los Solari mantuvieron la propiedad de Falabella con características de empresa familiar por varias generaciones. La profesionalización y adaptación de sus estructuras administrativas a sus niveles de crecimiento llevaron a que el clan ejerciera cargos a nivel del directorio. Paralelamente comenzó a fraguarse la idea de crecer vía apertura de la empresa en Bolsa. En 1996 se colocaron 100 millones de acciones, equivalente al 5% de la propiedad. La recaudación fue de US$ 80 millones. Por primera vez se daba un incentivo a los empleados para comprar títulos. En total, 2.743 trabajadores se convirtieron en accionistas.

Mall, internacionalización

La apuesta de instalarse en el mall Plaza Vespucio en La Florida, a principios de los ’90, le abrió a Falabella un nuevo negocio: el inmobiliario.

De los 226 mil metros cuadrados de superficie destinados en el año 2000 han aumentado a 593.000 hasta hoy. De la mano del grupo Plaza, el mayor operador de centros comerciales del país, la multitienda expandió su influencia a todo Santiago y regiones, consolidando además la mayor base de clientes del sector retail de Chile.

En 1993 comenzó su internacionalización con la entrada a Argentina mediante la apertura de una tienda en Mendoza. Le siguieron luego locales en Rosario, Córdoba, San Juan y Buenos Aires.

Dos años después la firma llegó a Perú mediante la adquisición de Saga, cadena que ya contaba con dos tiendas en Lima.

En 2003 se fusionó a Sodimac y hace unos meses anunció su histórica unión a D&S, la mayor cadena supermercadista del país.

La máxima de Alberto Solari

Marcelo Calderón -creador de Johnson’s y pieza clave en el desarrollo de Ripley, la competencia de Falabella- conoció a Alberto

Solari. Cuenta que este último le confesó su máxima: “Marcelo, se puede hacer cualquier negocio, pero lo importante es rodearse de buenos ejecutivos”.

Muchos ex ejecutivos coinciden además en el rol fundamental de Jorge Mellafe. “Era un comerciante nato”, recuerda Antonio Mir. El ejecutivo se retiró del día a día en los años 80 y pasó a ser director y asesor. Su puesto lo ocupó Juan Cúneo mientras que Reinaldo Solari asumió la presidencia tras fallecer su hermano. Esta dupla fue la que consolidó la firma en los ’90 y 2000 y la convirtió en uno de los cinco retailers más importantes de la región.

Los Ibáñez…

A los 10 años. Nicolás Ibáñez entró como empaquetador a Almac, la cadena que su padre había fundado en 1957 y que luego derivó en D&S. He aquí su versión de un crecimiento fulminante.

Fue en Estados Unidos, mientras trabajaba como vendedor para McCormick -la empresa de especias más grande del mundo-, que Manuel Ibáñez Ojeda conoció los supermercados. Se topó con uno y entró. Vio que la mercadería estaba preenvasada, que había letreros con los precios, carritos para transportar los productos y que se pagaba a la salida, en efectivo. Le pareció muy novedoso para la época y completamente revolucionario para el comercio en Chile. De vuelta en el país, Ibáñez tenía una idea fija, cuenta hoy su hijo Nicolás: “Eso es lo que hay que hacer aquí”.

Así fue como el patriarca de D&S se lanzó a desarrollar el concepto en Chile e implementó, en la década del 50, el primer local de autoservicio, en calle Estado 42. Sólo tenía 6 metros de ancho y 20 metros de fondo. Su eslogan era “sírvase usted mismo, pague a la salida”. Estos locales eran conocidos como los “superettes” y se caracterizaban por ser pequeños, operar sin vendedores, con una oferta de 400 productos, dos cajeras y donde el cliente podía utilizar carritos y canastos.

Los resultados fueron mejores de lo esperado. Entonces Ibáñez apostó por el primer supermercado. Comenzó arrendando un galpón en plena Avenida Providencia. Como en Chile no existía este tipo de comercio, la autoridad no quería darle patente para operar. Finalmente consiguió una de garaje para arreglar automóviles y así pudo partir. Era el 27 de abril de 1957 y el supermercado se situaba entre las calles Ricardo Lyon y Pedro de Valdivia y sólo tenía 4 cajas. Se llamó Almac Supermarkets (el nombre surgía tras cortar la palabra almacén). El mobiliario se fabricó imitando lo que se usaba en Estados Unidos. El país estaba cerrado a las importaciones, así que todo se hizo en Chile, con bastante dificultad. Además, crearon una central de envasado y comenzaron con la venta de legumbres. “Introdujimos las envasadas: porotos, lentejas, garbanzos y arroz. Para llamar la atención de los clientes, diseñamos envases de papel cuadriculado, verdes, cafés, rojos y blancos. Eran de un kilo y cada uno representaba un producto. Fue muy novedoso”, recuerda Eduardo Díaz, ex ejecutivo de la empresa entre los años ’50 y ’70.

La otra tarea relevante fue educar a los clientes.”A los hombres les daba un poco de vergüenza ocupar el carro porque era como llevar un coche para niños”, señala Díaz. Sin embargo, la fuerte epidemia de gripe que afectó al país por esos años los obligó a ir al supermercado. “Los hombres estuvieron obligados a ir de compras, pues la dueña de casa estaba enferma”, comenta un cercano a Manuel Ibáñez.

Su hijo Nicolás recuerda que desde pequeño siempre estuvo vinculado a la compañía. “Tenía 10 años y trabajaba los fines de semana. Partí como empaquetador. Llevaba las cosas a los autos de los clientes y me daban una propina. Mi hermano Felipe y yo provenimos de la cultura de empezar a trabajar lo antes posible. Incluso, cuando íbamos de vacaciones al campo, trabajábamos como peones. Yo fui ayudante de tractorista”, comenta entre risas.

Luego de la apertura del primer Almac en Providencia, siguió el local de Bilbao, quince meses después. Más tarde le tocó el turno al de Irarrázaval esquina Suecia. El cuarto fue el de Vitacura N°4100 y el quinto estuvo ubicado en Américo Vespucio con Latadía. Habían pasado 10 años desde la puesta en marcha del primer local y recién en ese momento la compañía empezó a ver números azules. “Fue sangre, sudor y lágrimas”, recuerda Nicolás Ibáñez. Al cabo de unos años, operaban 32 Almac.

Súper rodantes

Cuando asumió la Unidad Popular la compañía debió enfrentar un duro escenario. “Durante esta época se pusieron en marcha los llamados supermercados rodantes, que eran camiones que recorrían los barrios. Todo esto para superar la crisis”, comenta un cercano al clan.

En esos años, Manuel Ibáñez decidió enviar a su mujer y a sus hijos a Inglaterra. “Yo me fui a los 13 años a ese país”, dice Nicolás Ibáñez. “Terminé mi educación secundaria y entré a la universidad allá. Pero luego volví a Chile y estudié Ingeniería Comercial en la Escuela de Negocios de Valparaíso, hoy Universidad Adolfo Ibáñez”, agrega.

En 1977 Felipe Ibáñez entró a Almac. Un ex ejecutivo recuerda, a modo de anécdota, que “había intenciones de comprar el terreno situado en Avenida Las Condes con Estoril. Sin embargo, había que calcular cuántos autos pasaban por ahí. ¿Quién fue el encargado de hacerlo? Bueno, a Felipe Ibáñez le encomendaron la tarea de contarlos”.

Más tarde vino la incursión en Parque Arauco. Entusiasmados con el nuevo concepto de centros comerciales que aparecía en el mercado, el clan tomó la representación de la multitienda Gala Sears y se instaló en el mall, donde también inauguró un Almac. La apuesta no fructificó y cedieron, posteriormente, el espacio a sus actuales socios, las familias Cúneo y Solari, quienes instalaron Falabella.

A inicios de los ’80, Nicolás Ibáñez ingresó a la compañía. Para este ejecutivo el período más difícil que le tocó fue la crisis económica de 1982. “La supervivencia de la compañía estaba comprometida”, enfatiza. En respuesta a este panorama, los Ibáñez desarrollaron el formato económico Ekono. Nicolás había visto el concepto en uno de sus tantos viajes a Estados Unidos. “El diseño, los colores, los locales, los uniformes, el layout de la mercadería, incluso las góndolas son una copia fiel de una compañía que se llamaba Food 4 Less en Arkansas”, comenta.

De Estados Unidos provino también el nombre de Presto, la tarjeta de crédito de la firma. Ibáñez vio cómo en la amplia comunidad italiana residente de ese país se usaban con frecuencia el vocablo presto, que significa rápido.

La inquietud de Nicolás Ibáñez de crear adicionalmente otros formatos para el mercado lo llevó a desarrollar, años más tarde, el proyecto D&S (Distribución y Servicio). “Para ello era necesario crear un área de distribución separada de la comercial. Nace D&S para abastecer a Ekono, sin dejar de abastecer también a Almac. Así yo me trasladé a D&S para hacerme cargo de la distribución y Felipe se enfocó en Ekono”, dice Nicolás Ibáñez.

La idea de crear Lider nació en España. Felipe y Nicolás Ibáñez conocieron en ese país los locales de la francesa Carrefour y en vez de esperar a que la gala se instalara en Chile, decidieron adelantarse: en 1995 abrieron el primer hipermercado económico, en General Velásquez con Alameda.

A junio de este año, la compañía es la principal cadena de supermercados en Chile, con una participación de mercado de 34%, ventas por US$ 1.600 millones y ganancias de US$ 40,4 millones. D&S cuenta en la actualidad con más de 120 locales y maneja 9 centros comerciales. En mayo, anunció su fusión con Falabella para crear el segundo mayor retailer de América Latina con ventas combinadas anuales por más de US$ 7.500 millones. El proceso está en etapa de aprobación por parte del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia.

Los Calderón…

La llegada de Ripley al Parque Arauco marcó un antes y un después en las multitiendas. Marcelo Calderón tuvo mucho que decir en ese salto desde el centro a la zona oriente.

Corría 1995 y el comercio recibía expectante la llegada de la norteamericana JC Penny a Alto Las Condes, el mall de Horst Paulmann. Eran las 10 de la mañana del segundo domingo en el que operaba la tienda en Chile y Marcelo Calderón esperaba ansioso que abrieran. Apenas subieron la cortina, Calderón entró. En medio del tráfago, accidentalmente se encontró con uno de sus colaboradores en Johnson’s, empresa de la cual es dueño. Aunque este último estaba de paseo, Calderón lo invitó a recorrer la tienda juntos. Estuvieron hasta las dos de la tarde mirando con atención qué productos se podían replicar para Johnson’s y también para Ripley, multitienda que controlaba junto a su hermano Alberto.

Luego de haber devorado la tienda, Calderón quiso conocer la bodega. Junto a su gerente se hicieron pasar por personal de JC Penny. Fueron tan convincentes que les permitieron el ingreso a las instalaciones. Impactado quedó por el sistema de códigos de barras, la clasificación de la mercadería y la tecnología de punta. Entonces se vio tentado por la idea de hacer algo similar en sus compañías. Como dicen sus más cercanos, Marcelo Calderón “lo copia todo”. Para él esto no es un problema. Incluso, ha comentado a sus colaboradores que “copiar es un arte que no toda persona sabe hacer bien”.

Arribo a Parque Arauco

Años antes, los Calderón estuvieron a punto de poner un pie en Alto Las Condes. Fue Marcelo quien le golpeó la puerta a Horst Paulmann para llegar con Ripley a su centro comercial. Pero, cuentan cercanos a la multitienda, que Paulmann le dijo que no, porque Ripley no estaba dentro del perfil que quería imprimirle al mall.

Sin embargo, a poco andar el empresario germano cambió de opinión: le dijo a Calderón que aceptaba su propuesta, pero con la condición de que debía eliminar el nombre Ripley. Calderón no quiso. Paulmann lo llamó nuevamente y le comunicó que se podía instalar en Alto Las Condes pero que tenía que poner US$ 1 millón por derecho a llave. Antes de que Calderón alcanzara a comunicarle su decisión, Thomas Fürst, vinculado a Parque Arauco, lo invitó a que se uniera al proyecto. Sí le precisó que no tenía capital para edificar la tienda, así que Ripley debía hacerlo y luego se les descontaría de los arriendos futuros.

La llegada de Ripley a Parque Arauco en 1993 es uno de los grandes hitos en la historia de la compañía y también en la industria. La tienda de 12 mil metros cuadrados, el posicionamiento que lograron darle y el surtido de productos importados que tenían, marcaron un antes y un después. Lejos quedaba la imagen de la tienda de 120 metros cuadrados que surgió en el centro de Santiago en 1964 y que se abastecía localmente.

Liderada por la nueva generación de la familia, Lázaro y Andrés Calderón, hijos de Alberto, el foco estuvo en el crecimiento. En 1997, la compañía se internacionalizó, aterrizando en Lima: hoy cuenta con nueve multitiendas en ese mercado. En 2002 apostaron por el área financiera y crearon Banco Ripley con colocaciones por $ 217.102 millones a la fecha. Sin embargo, el gran salto vino el 2005 cuando se abrieron a la Bolsa. El 14 de julio de ese año los Calderón traspasaron el 15% de la empresa, recaudando US$ 219 millones. Actualmente la compañía está valorizada en US$ 2.400 millones.

Lázaro y Andrés

La apertura de la tienda en Parque Arauco coincidió con un cambio generacional importante dentro de la compañía. Antes de ese hito, Antonio Napolitano, conocedor del negocio porque había sido el jefe de local de la Casa Versalles -pionera en el rubro de las tiendas por departamento en Chile-, era el gerente comercial de Ripley y brazo derecho de Alberto Calderón. Tenía a su cargo la formación de Lázaro y Andrés, quienes trabajaban como product manager trainee para Ripley. A causa de una enfermedad fulminante, Napolitano falleció y Lázaro y Andrés debieron asumir la gerencia comercial.

Ellos decidieron cambiarle el rostro a Ripley y sacudirle la fama de tienda de bajos ingresos y apostar por un concepto de lujo con ropa importada. Con éxitos y fracasos. Aún recuerdan en la firma a Aquanstum, una famosa marca de impermeables inglesa, los que terminaron vendiendo bajo el costo porque en Chile aún no había público para ello.

Los primeros años fueron de mucha inversión y sólo pérdida para la compañía. La tienda de Kennedy era un lujo para la época. Tenía escaleras mecánicas de 1,10 metros de ancho, mientras que las de Falabella y Paris no superaban los 80 centímetros. Utilizaba un sistema de luz natural y Rubén Campos diseñó los uniformes de los empleados.

La competencia reaccionó remodelando, pero la valla era alta, pues las tiendas hasta ese momento no sobrepasaban los ocho mil metros cuadrados.

Importación china

Lázaro y Andrés comenzaron, en los años 90, con la importación de productos desde China. Un día, el primero llegó a las oficinas de Johnson’s -en Ñuble 1034- a visitar a su tío Marcelo. Llevaba puesto un terno que se había comprado en China. Su tío lo miró de pies a cabeza y le dijo: “¡Cómo puedes andar tan mal vestido!”. Lázaro le contestó: “¿Tío, cuánto cree usted que me costó?” y Marcelo le dijo “no lo sé”.

Entonces Lázaro le comentó que lo había comprado en Oriente y que el precio era irrisorio. Y aprovechó de advertirle que debían comenzar a importar porque de lo contrario la competencia lo haría. Marcelo contestó que no estaba entre sus planes porque esto implicaba cerrar sus fábricas, la que tenía en la calle Víctor Manuel y la que había comprado en 1979, y a través de las cuales abastecía a Johnson’s y a Ripley, con un producción de hasta 1.800 ternos diarios.

El tiempo le dio la razón a Lázaro. Casi todas las fábricas cerraron por el boom de la importación de vestuario. Sin embargo, no se desligó del negocio, pues le apasiona la confección. En cada inicio de temporada compra colecciones de la competencia y las desmenuza en su taller para conocer a fondo cómo las hicieron.

Sus más cercanos dicen que lo tiene en la sangre. De hecho su padre, Lázaro Calderón, partió con un pequeño local en San Felipe donde vendía telas y retazos. A Marcelo se le ocurrió ingresar al rubro confecciones, luego de haber incursionado sin mucho éxito en la venta de zapatos y de bebidas en las afueras del Estadio Nacional. Entonces mandó a coser pantalones a una costurera y los vendió puerta a puerta. Al cabo de unos meses tenía una red de costureras. Luego se trasladó a Santiago, a los 23 años, e instaló un taller y un local en la calle Víctor Manuel. La empresa se llamaba Calderón Confecciones y la marca de la ropa era Johnson’s (por el ex presidente Lyndon Johnson). Luego abrió tres locales de 50 metros cuadrados cada uno en el centro de Santiago. Les puso Bond (en honor a James Bond), Harry (por Harry el Sucio) y Ripley (por el programa de TV, Ripley: aunque usted no lo crea). Finalmente se quedó sólo con este último por la alta audiencia que tenía la serie de TV en Chile.

Era 1974 y Calderón ya promocionaba sus marcas. Mario Kreutzberger, “Don Francisco”, era el conductor de Sábados Gigantes, el programa más visto de la TV local por esos años. Él exhibía la etiqueta de su chaqueta Johnson’s ante miles de televidentes.
En esa fecha, Calderón tenía 180 empleados. Esos mismos trabajadores le tendieron una mano para que la empresa no fuera intervenida en el gobierno de la UP. “Ripley y Ladrillos Princesa no se pudieron intervenir porque los sindicatos solicitaron al gobierno que no lo hiciera”, cuenta un cercano. Otro período difícil fue la crisis de 1982. Calderón decidió no despedir a la gente, pero sí bajar los sueldos en dos oportunidades y congelar la planta. En ese período el comercio sufrió. Ripley sorteó mejor la crisis pues tenía muchos clientes y diversificados. Sin embargo, Johnsons’s se vio impactado. “La mayor parte de sus ventas eran al por mayor, a locales familiares y éstos no le pagaron pues no tenían cómo”, dice un ex ejecutivo.

Esto llevó a que Johnsons’s abriera locales de venta directamente y partiera a regiones. Su primer local fue en Rancagua, mientras que el primer local de Ripley fuera de Santiago fue en Concepción. Luego vendría la llegada de Ripley a Parque Arauco. Y el salto fulminante.


Noticias Septiembre 8, 2007

Chris Anderson: internet en los negocios

¿Cuánto impactará internet en los negocios?

Qué Pasa. Chris Anderson, editor de la revista Wired y autor del best seller Long Tail, delinea aquí el futuro de la red.

Por Josefina Ríos

A fines de 2004, Chris Anderson (46), editor general de Wired, la mejor revista tecnológica del mundo, escribió un revolucionario artículo sobre un nuevo modelo de negocios que está surgiendo en internet. Lo bautizó como long tail -"cola larga"- y en palabras de Anderson la tesis da cuenta de la vida más allá de los éxitos o hits. "El efecto 'long tail' es lo que sucede con nuestra cultura y economía cuando cambiamos desde una orientación a los mercados de masa hacia una enfocada a un millón de mercados de nichos", subraya. Esto sucede principalmente porque el mundo virtual es un espacio ilimitado donde todo cabe y no existen los límites espaciales y geográficos.

La teoría tuvo un eco profundo que se cristalizó en un blog de discusión permanente y, posteriormente, en 2006, en un libro titulado "The long tail: why the future of business is selling less of more". El texto hoy es un best seller y lectura obligada para los amantes de internet y empresarios que encuentran ahí la clave para enfrentar la economía del siglo XXI.

En esta entrevista, Chris Anderson explica a Qué Pasa la revolución que se vive en la web y lo que se debe esperar de ella. Además, adelanta el contenido de Free, su nueva apuesta editorial para 2009.

-Internet ha sido un factor clave en el desarrollo de lo que usted denominó como "long tail", ¿cómo cree que la web influirá en el comercio y el marketing durante las próximas décadas?

-La razón por la que internet se ha transformado en un factor clave es porque es un espacio de mercado con infinitas estanterías. Es el primer mercado en la historia en donde hay lugar para todo. Lo que esencialmente cambia en la estrategia de marketing es que ahora estamos frente a un mercado condicionado por el poder del "boca a boca" y con los consumidores comunicándose activamente unos con otros. Es lo que llamamos un mercado "puerto a puerto". Entonces pienso que el marketing objetivo deberá alentar a los consumidores para que ellos marketeen los productos más que las empresas marketear los contenidos hacia los clientes.

-¿En qué etapa de desarrollo del modelo "long tail" nos encontramos?

-Recién empezando. Estamos viendo nacer una generación que creció con internet funcionando en pleno, gente que está acostumbrada a tener todo disponible y encontrar todo lo que ellos quieran. Esas personas tienen menos de 25 años, pero cuando dicha generación crezca, pienso que podremos ver que ese comportamiento dominará la cultura.

-¿Cuánto tiempo cree que tardará este movimiento en consolidarse?

-Es un proceso gradual. Hoy, por ejemplo, en la industria musical la "long tail" ya ganó. YouTube también está transformando la televisión y los blogs hacen lo mismo con los medios de comunicación tradicionales.

-La "long tail" está íntimamente ligada con la industria del entretenimiento y el tiempo libre, pero ¿puede transformarse en un punto clave en el comercio de otros bienes más sofisticados, como el sector inmobiliario o el área de servicios?

-En el tema de los servicios es fácil, pues todo puede ser un servicio. En este sentido, Google es el paradigma de la "long tail". Tiene un área de "long tail" de avisaje, también en los autoeditores a través de todos los blogs que se encuentran en él. En el caso de bienes materiales, puedes observar ejemplos de "long tail" donde no esperarías encontrar. Por ejemplo, en Estados Unidos el principal fabricante de cervezas es Anheuser Busch. Ellos tienen una nueva división llamada Long Tail Libations -Alcoholes "long tail"-, que es la aplicación de este modelo en las cervezas: producen cervezas de nicho, artesanales, macrobióticas y hasta una antialérgica, sin gluten y hecha de soya. Y bueno, resulta que hay demanda para todas ellas.

-¿Entonces la "long tail" también podrá aplicarse a los negocios offline?

-Claro. Sí es menos revolucionario fuera de internet, porque esos mercados tienen estanterías limitadas. Pero estamos empezando a ver el florecimiento de micromercados en todas partes. Por ejemplo, la comida orgánica solía ser de nicho y hoy existe una demanda por ella en todo el planeta. Miremos el caso del café: hoy existen más de 19 mil variedades. Lo mismo hemos visto con las aguas minerales y con el chocolate.

-Siguiendo esta lógica, sin embargo, la economía de nichos está relacionada con una economía elitista más que a una democratizadora como se la asoció en un comienzo.

-Bueno cuando hablamos de chocolate o cerveza tienes razón. Pero, ¿qué pasa con la música? La música "long tail" que se encuentra en internet es gratis, los videos de YouTube son gratis. De hecho, mi próximo libro se llamará "Free" (gratis). Cuando miras lo que la "cola larga" ha hecho con la cultura te das cuenta de que es inmensamente igualitaria y poco elitista. El modelo antiguo sí lo era, porque sólo los best sellers estaban disponibles para los consumidores. Ahora todo está al alcance de todos e incluso muchos de los productos son gratuitos.

El mundo "gratis"

-¿Qué nuevo fenómeno analizará en "Free"?

-El libro lo entregaré gratuitamente por internet y está pensado para 2009, así es que aún falta un buen tiempo. Fundamentalmente trata sobre el modelo de negocios que internet creó y está masificando: hacer dinero a través de la gratuidad. Skype entrega telefonía gratuita, YouTube ofrece videos gratis, Yahoo da el servicio de e-mail y bodegaje de correo también sin costos. Todo es gratis en internet y pese a eso la web se ha convertido en el más poderoso conductor de la economía en el planeta. Esto es una paradoja fascinante. El libro se pasea por esta historia, mostrando casos y ejemplos, y proyectando hacia el futuro, sobre todo en países como China, donde ya no puedes vender contenidos porque la piratería ha hecho imposible comercializar música o DVD. Sin embargo, los artistas siguen ganando dinero gracias a la venta de su imagen y también por las taquillas de los conciertos. La industria de la música es un clásico para estudiar: vender música está hacia la baja, pero las utilidades por los conciertos suben. Puedes duplicar un CD, pero no la presencia física del artista.

-¿Cree que con la consolidación de internet y los mercados de nicho, en el futuro desaparecerá la cultura popular, compartida por la gente a través de la TV, la música y los libros?

-No, ése es un clásico malentendido. La "long tail" no significa el fin de la cultura popular y definitivamente seguirán existiendo los mercados de masas. Lo que pasa es que ya no habrá un monopolio de los blockbusters y los best sellers: tendrán que convivir con los nichos.

-En este esquema queda poco espacio para las economías de escala, ¿qué pasará con los productores?

-Las economías de escala son geniales y si se puede levantar más blockbuster, ¡por favor háganlo! El problema es que eso es muy difícil. Yo estoy en el negocio de los blockbusters: diariamente trabajo para Conde Nast -el mayor conglomerado de revistas de Estados Unidos, entre las cuales se cuenta Wired-, y lo que tratamos de hacer es producir hits. Pero sucede que cada vez es más imposible predecir si un producto se convertirá en hit o no. Entonces, en vez de jugarte todas tus cartas en bienes o contenidos que se benefician de las economías de escala, también puedes tratar de apuntar a mercados más acotados, donde los blockbuster no son tan importantes.

-¿Internet vino a consolidar la idea del capitalismo abierto donde todos realmente participan de la economía?

-Internet es el paradigma del acceso abierto al mercado. Todo el mundo puede participar, ya sean amateurs o profesionales, individuos o compañías. Es el espacio de mercado más democrático en toda la historia.

-Los buscadores cada vez toman más importancia en internet. ¿Cómo se puede garantizar que los filtros son lo suficientemente democráticos y abiertos y no un tipo de guía para llegar a los productos y contenidos que las empresas quieren vender a los consumidores?

-Si entiendes los mecanismos de Google y otros buscadores te das cuenta de que lo que miden es el poder del boca a boca; es decir nos miden a nosotros. Una compañía puede tratar de influir, pero es muy difícil que lo logre, porque los mecanismos son muy buenos en medir el sentir de la gente, ya que cualquier persona puede crear un hipervínculo y Google lo que hace es medir estos hipervínculos y ésa es la fuerza democrática más importante de la historia: son votos individuales de gente común. Tu puedes comprar avisaje en Google, pero aparecerás en los centros de sponsors, no en el centro orgánico de búsqueda.

-Los "agregadores" son otra parte importante de la teoría. Hoy en día existe un grupo bastante concentrado de éstos, ¿puede este grupo garantizar una oferta realmente diversa y abierta de productos?

-Eso es verdad. Google, Amazon y compañía dominan el espacio. Pero creo que las cosas cambiarán. Por ejemplo, antes de Google existían otros motores de búsqueda y hoy existen muchos sitios donde compartir videos además de YouTube. Yo estoy en Silicon Valley donde al menos ya existen 100 competidores de YouTube… y éste tiene exactamente 14 meses de vida.

-¿Qué diferencias atisba en la evolución de internet en los países o mercados desarrollados y en aquellos en vías de desarrollo?

-Obviamente para ver la "long tail" trabajando en plenitud necesitas computadores, internet y acceso a banda ancha para la mayoría de la población. Pero hay un montón de economías en vías de desarrollo, como China, que tienen un acceso a internet bastante grande y puedes ver el fenómeno en forma dramática allá. Si funciona en China, pienso que puede funcionar en cualquier economía en desarrollo en el futuro cercano. Existe, además, otro aspecto del que no hemos hablado y que no es del lado del consumidor, sino del oferente. Podemos hablar, por ejemplo, de que los brasileños hoy tienen mayor acceso a mayor cantidad información sobre su cultura. Pero ¿qué hay del mundo que gracias a internet logra acceder a la cultura de los brasileños? Hay todo un mercado que se abre. Esto es lo que llamamos la diáspora del cricket: es el deporte más practicado en India y Pakistán. Sin embargo, en EE.UU., donde viven más de 25 millones de indios, el cricket no es televisado, porque la TV estadounidense se orienta hacia una economía de hits. Como vemos hay demanda para todo tipo de oferta, quizás no concentrada en un lugar, pero sí la hay. Vislumbro un mercado global para la cultura y eso es genial, porque podemos elegir lo que necesitamos y no tenemos por qué limitarnos a lo que la gente que nos rodea quiere que queramos.

-¿Qué pasará con internet en los próximos 10 años?

-Me temo que esa respuesta da para todo un nuevo libro. La respuesta simple, en todo caso, es "más de lo mismo": rapidez, más ubicuidad, más inalámbrico, etc.

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