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Noticias Agosto 23, 2008

La receta del genio puntocom

Alec Oxenford 1.jpg

emol. Dentro del Olimpo digital, Alec Oxenford es uno de los nombres latinos más fuertes. Argentino,
creador de DeRemate.com, ha sido clasificado una y otra vez como líder de esta
nueva generación empresarial. Su historia es la de hacerse la América, pero
también la de reinventarse después del éxito y ser protagonista, con una
empresa totalmente global, del segundo auge de internet.

-Sólo tengo 37.5 de fiebre -dice Alec
Oxenford, algo ojeroso, algo cansado. Está llegando a su cuartel general, en
pleno Palermo bonaerense, donde funciona OLX, una oficina transparente en la que
predominan el blanco, naranjo, lila y verde en murallas, cojines, mugs de café.
Hasta en la Fanta sobre la mesa y en el termo del mate: verde cata. Está claro
que los colores del futuro son fosforescentes.
OLX es la empresa actual de este gurú tecnológico
argentino, que se dedica a los avisos clasificados virtuales en 52 países y 12
idiomas, desde China hasta Moscú, pasando por Latinoamérica. Antes, Oxenford se
hizo famoso al crear, a los 29 años, DeRemate.com, la que luego vendió a la
americana Ebay. Una epopeya digital. Por Paula Escobar Echeverría



Pero hoy no es la fiebre puntocom la que lo
aqueja, sino una infección que pescó en Brasil, a donde fue hace unos días a
hacer negocios. Ya ha bajado cuatro kilos y dice que se siente más débil, pero
nunca tanto como para no venir a trabajar.

De negro y zapatillas, a sus 39 años es uno de
los mayores referentes de Latinoamérica, no sólo por sus glorias pasadas, sino
también porque fue capaz de sobrevivir a la venta que lo hizo millonario
(“el precio de venta es confidencial, sorry”, dice él) y encontrar
una nueva ocupación para no quedar rico y cesante a los 30, que es como muchos
sueños digitales terminan convirtiéndose en pesadillas reales. Muy reales.

De niño era asmático, y eso significaba que
era malo para los deportes. Alec compensó esa “falla” con los
primeros lugares en sus estudios, incluso en Administración de Empresas en la
U. Católica de Argentina. Pero para él, el camino no fue fácil. Su padre, sus
abuelos, todos empresarios, lo criaron en la vieja escuela del esfuerzo y de
lograr las cosas por uno mismo. A pesar de venir de una familia con dinero,
todo se lo “tenía que ganar”. Así se lo inculcó, sobre todo, su
abuelo paterno:

-Él era cero inteligencia emocional. Su
mandato de vida era: uno está acá para aportar valor, hacer cosas por los
demás, ser eficiente, trabajar toda la vida. E irse con la misión cumplida. Un
tipo muy inteligente, justo, pero cuando a veces eres muy justo eres duro. Me
marcó bastante.

-¿Su padre lo crió igual?

-Igual: nunca me dio nada, cero: ni trabajo ni
nada. Mi padre siempre nos mandó el mensaje de que hay que hacer las cosas por
uno mismo. Y no depender de otros. Con mis hermanos a veces no entendíamos
esto, pero después, con el tiempo, uno va comprendiendo que es lo que él
recibió. Y creyó que esa era la mejor educación que podía darnos.

-¿Usted tiene dos hijos, de 6 y 8 años,
¿planea hacer lo mismo con ellos?

-Menos duro. La generación de mi padre quería
que sus hijos los respetaran, y yo quiero que me quieran. Eso cambia todo.
Siempre les digo que los quiero cuando se van a acostar.

Secuestro doble

Por el lado de la madre, el abuelo también fue
un personaje marcador. No sólo por la empresa, sino porque lo secuestraron. Y
no sólo a él: lo mismo le sucedió al hermano de su padre. Dos secuestros en una
misma familia, y que no estaban relacionados. Alec aprendió así los posibles
costos del poder y del dinero, el temido lado B.

“A mi tío lo mataron, y a mi abuelo no,
pero quedó mal. Terminó hundiéndose, nunca se pudo recuperar, lo trataron muy mal.
Era el año 77, dictadura militar. Al tío lo secuestró la policía, al abuelo un
grupo terrorista contrario al régimen. Los dos bandos. Fue por plata en ambos
casos. Fue un momento muy malo. Yo, de chico, pensé que eventualmente iba a
hacer algo con esto… Luego nos fuimos a vivir a Brasil, por seguridad”.

El lapso brasilero duró unos años: allí hizo
su escuela y volvieron a las raíces. Alec decidió seguir los pasos de su padre
y de sus dos abuelos empresarios, y se metió en el mundo de los negocios. Pero
su sello fue otro: saltó de las empresas tradicionales hacia la nueva frontera:
internet.

-No creo que sea mucha casualidad -dice
relajado y a media sonrisa.

Terminados sus estudios, emprendió rumbo a
Harvard a hacer un MBA. Fue una experiencia que en él marcaría un antes y un
después.

“Harvard me abrió los ojos, porque había
un montón de emprendedores, y me di cuenta de que no eran extraterrestres ni
superdotados. No había nada que me impidiera a mí hacer lo que hacían
ellos”.

Con algunos compañeros de Harvard formó en
1999 DeRemate, el portal que revolucionó el comercio online de Latinoamérica.
El día del anuncio, de hecho, acaparó la atención de la prensa, pues se trataba
del primer lanzamiento importante de una compañía de internet en nuestra región.
El éxito fue inmediato; la expansión, brutal. Pronto tendría ventas brutas por
150 millones de dólares y se convertiría en uno de los casos de negocios que
hasta hoy se estudia en Harvard.

-¿Cómo fue tener tanto éxito tan joven?

-Yo no sé si es por una cultura medio
puritana, pero la verdad es que nunca me sentí muy exitoso, de verdad. Nunca
festejamos nada… Fue a tal velocidad y a tanto esfuerzo, que yo estaba enfocado
siempre en cómo hacer para que no se rompa todo y seguir creciendo. Siempre
había un riesgo muy grande a la vuelta de la esquina. Tropecé varias veces, fue
terrible. Si hubiera sabido el esfuerzo que había que hacer, creo que no me
hubiera tirado. Por otro lado, nunca nada me gratificó tanto como DeRemate. No
es muy fácil tener la oportunidad de hacer algo así.

-¿Cuáles fueron los momentos malos? ¿Se
pelearon entre ustedes?

-Hubo momentos difíciles, muchos de vida o
muerte. Tuvimos que reestructurarnos, despedir gente. Y nos hemos peleado
también entre socios. Me da mucha lástima, la verdad. Yo siempre sentí DeRemate
y OLX como familia. Estas peleas que tuvimos es lo más duro que me ha pasado, y
ojalá lo hubiera podido procesar y tener clarísimo qué pasó. Sufrí; y cuando
vendimos, me deprimí mucho…

-¿Fue parte de las razones para vender?

-Fue muy difícil vender. Ahí me di cuenta de
la importancia de las decisiones y el tiempo. Las decisiones nunca son buenas o
malas, sino oportunas o inoportunas. Nada más. En otro momento no hubiera
vendido jamás, pero estaba tan agotado que me pareció una oportunidad. Parecía
un precio razonable. No sé si después hubiera sido cinco veces más alto, pero
sí sé que dos años antes hubiera sido un quinto. Era una manera elegante de
cambiar de aire; entonces lo hicimos.

-¿Cómo se sintió después?

-Después de hacerlo, con la plata en la cuenta
y sin DeRemate, sentí que me había vaciado por dentro. Estuve tres semanas
deprimido, mal; jamás me había pasado. Desde el día de la venta, nunca más pise
DeRemate; nunca más entre, no puedo, es demasiado fuerte. No me puedo concebir
desde afuera en DeRemate… el nombre, los colores, las oficinas, la gente: yo
decidí mucho de todo esto.

El futuro de internet

Por suerte –o coincidencia- otro amigo, un
francés de Princeton, Fabrice Grindo, estaba en las mismas en ese momento. Para
pensar y tomar un poco de perspectiva, decidieron hacer una expedición y
escalar en hielo, a Perito Moreno, Patagonia profunda. Alec nunca había
escalado, ni menos en hielo. “Queríamos hacer algo diferente”,
explica.

-¿No era mucho riesgo sólo para hacer
“algo diferente”?

-Bueno, yo hago esas cosas. Soy muy poco
deportista, pero tengo muchísima voluntad. Un día me desafiaron a que no podía
ir nadando desde Punta del Este a isla Gorriti. Lo hice. No me ahogué de
milagro… pero fui porque me desafiaron. Y esto del hielo fue así.

-¿Fácil de manipular?

-Sí, es muy fácil. Lo que no es tan fácil es
ganar la apuesta para el otro, porque yo no suelto. Les rompo los cálculos. Soy
como los perros con rabia: una vez que muerdo, me tienen que cortar la cabeza,
pero no suelto…

Ahí, entre hielos, el frío, el paisaje eterno
de la Patagonia, pudo procesar más y pensó que tenía menos de 40 y no estaba
jubilado, que tenía energía y ganas. Su amigo también.

Y crearon OLX, que lanzaron en marzo de 2006.
Hoy tiene gente de 17 nacionalidades trabajando aquí, cuenta. Están en 53
países. Argentina, de hecho, sólo representa el 4 por ciento de su negocio. Una
verdadera empresa global, pensada así desde el comienzo.

Alec, de hecho, es la quintaesencia de un
ciudadano global. Un día come en la calle en Beijing, al otro en su café
favorito de Palermo, otro en el avión nocturno a Nueva York. No sabe cuántos
viajes hace al año. El mundo es un pañuelo y hay caras conocidas y redes en
todas partes. Y, obvio, tiene su propio blog (www.alecoxenford.com) donde
postea casi a diario sus aventuras.

-¿No temió que le pasara como a tantos
millonarios jóvenes puntocom, que quedan jubilados tan jóvenes?

-Siempre sentí ese miedo. Pensé que nunca más
iba a hacer algo útil en la vida, que ya no había nada interesante. Pero con el
tiempo entendí que así como OLX en América Latina jamás va a tener la presencia
que tiene DeRemate, DeRemate jamás va a tener la prevalencia que tiene OLX en
China o India; son cosas diferentes.

-¿Cómo cree que internet va a seguir cambiando
la sociedad en los próximos años?

-Va a haber mucho más poder en la gente y esto
implica un cambio grande para la democracia, para los gobiernos, los países y
los estados. Algo que comenzó a pasar en los últimos 15 años es que los
habitantes del mundo saben lo parecidos que son. La gente del
“mainstream” del mundo usa las mismas cosas: Yahoo, Facebook, Google,
Youtube, usa MSN, mandan mails, bajan música y películas para entretenerse,
entonces cuando la gente termine de darse cuenta de lo parecida que es, esto va
a ayudar mucho a la tolerancia en el mundo.

-Para este mundo lleno de cambios y
reinvenciones, ¿en qué habilidades debiera formarse un profesional?

-Mira, lo más importante es que cada uno tenga
su propia “estrategia de empleabilidad”. Me explico: hay que ser
consciente que ser “empleable” es una responsabilidad de cada uno, y
esto es nuevo, porque antes uno entraba a una compañía y ella te entrenaba para
que fueras progresando a lo largo de tu carrera. El mundo hoy ya no es así:
cada persona debe preocuparse de ser atractivo para que las empresas lo
contraten. Se dio vuelta la carga de responsabilidad por la carrera de uno. Y
esto pasó por un motivo muy simple: las empresas hoy no saben qué tipo de
personas necesitarán en el futuro. Entonces, no te pueden ni asegurar ni
preparar.

-¿Qué formación es imprescindible?

-Idiomas, en el mundo del futuro no saber
inglés es ser como analfabeto. Tener experiencias internacionales; es decir,
poder moverse como pez en el agua en diferentes culturas. Estar con gente
joven. Adoptar rápido las nuevas tecnologías. Ser buen juez de gente: poder
atraer talento y poder evaluarlos bien en el tiempo. Poder resolver conflictos,
poder gestionar en medio del caos, no asustarse con la incertidumbre. Y dos
cosas más son esenciales: negociar y comunicar, porque la verdad es que en eso
uno se pasa el día.

-¿Cómo le gustaría cumplir los 50?

-¡No me gustaría, para nada! –dice riendo a carcajadas.

POLITICA Y LATINOAMERICA 2.0

-Su experiencia empresarial ¿cómo cambió su
visión de Latinoamérica?

-Vi con perspectiva. Yo quiero mucho a
Argentina, pero soy muy critico de ella. Hemos tenido 60 o 70 años de
decadencia muy marcada. Es el único caso del país que fue desarrollado y se
volvió subdesarrollado de vuelta, no hay ningún otro.

-¿Por qué cree que se perdió todo eso?

-Muy simple: incompetencia mezclada con
corrupción. Lo otro que es terrible –yo no sé si peor que los políticos- es que
tenemos una clase empresarial muy mediocre. No hemos tenido la suerte de tener
una clase de empresarios como la brasileña o la chilena, donde están
involucrados en el país. Tienen un compromiso y una visión de país y participan
de la democracia.

-¿Cuál es la responsabilidad de su generación
en el problema de Argentina hoy? ¿Por qué no se involucran más en política?

-Yo he probado dos veces involucrarme en
política. Una vez con Domingo Cavallo, cuando fundó Acción por la República. La
historia corta: fue un desastre. Y la segunda fue con Juan Carlos Blumberg
(líder anti delincuencia, tras el secuestro y asesinato de su propio hijo,
Axel), que es un líder social, y también salio pésimo. Fue una mezcla de
ignorancia y malas decisiones nuestras. Yo sabía que no era un entorno muy
limpio, pero nunca me imaginé que era tan poco limpio. Pero bueno, todo es
experiencia y aprendizaje. Pero a pesar de todo, creo que Argentina va a ir
madurando y yo me voy a meter de vuelta. La tercera es la vencida. Me
encantaría, creo que es gratificante y que hace falta.

-¿Cómo ve a Chile hoy?

-Creo que Chile viene muy bien, pero como ya
tiene acuerdos con tantos países, por ahí se le acabo la agenda… y tiene que
pensar en otras maneras de seguir profundizando su relación con el mundo. Yo me
enfocaría a construir cinco o seis multinacionales de escala global. Global
hasta China. Hay que transpirar, es muy difícil, pero si lo haces bien, la
escala que te va a dar es impresionante. Yo creo que Chile tiene esa
posibilidad, es un gran salto, pero se puede. Chile sigue siendo un país
ejemplo para Latinoamérica, pero tiene que tener objetivos más ambiciosos.

Paula Escobar Echeverría.